Friday, December 18, 2009



(Fotografía Pascual Borzelli Iglesias)

Ensayo: EXAMEN DE ALÍ CHUMACERO


Por Marco Antonio Campos


Alí Chumacero ha sido uno de los poetas más extraña e injustamente relegados en los últimos años. He explicado alguna vez motivos de ese probable destierro del que el mismo Chumacero es un poco culpable: no dicta conferencias, no da lecturas, no concede entrevistas, no cae en cualquier tipo de propaganda que quizás ayude a la proyección personal pero en nada a la obra. Hay otras causas de ese alejamiento pero debemos buscarlas dentro de su misma poesía. La primera de ellas es que ésta no se da a la primera lectura y para comprenderla o valorarla –hasta donde es posible comprender y valorar la poesía-, exige esmeradas relecturas. Sólo así, entiendo, podemos más o menos desentrañar matices, ambigüedades, sugerencias, insinuaciones, reticencias: ese follaje de significaciones que un poeta hermético suele ofrecer al lector, si por hermético no entendemos verdadero. Su lenguaje, de tan concentrado, hace que en muchos poemas no sólo cada verso sino aun cada vocablo tenga función dentro del discurso, siendo prácticamente imposible, sin su deterioro o anulación, eliminarlos. A otros poetas podemos arrancarle versos, fragmentos y aun poemas y creer que hacemos bien o ganan con eso. Llevarlo a cabo con Chumacero es agresión directa porque el verso se incrusta exactamente en el poema. Podrá gustarse o no de su poesía, podrán chocar o no los versos, pero sus detractores, si los hay, no pueden herirle con dos acusaciones: negligencia e inutilidad. En el prólogo a Poesía en movimiento, Octavio Paz esgrimía: “Concentrada, reconcentrada, encerrada en un lenguaje de escamas y suntuosas opacidades, rotas aquí y allá por centelleos, la poesía de Chumacero es una liturgia de los misterios cotidianos: el velorio, el salón de baile, la alcoba de los amantes, el cuarto del solitario. Sitios públicos, sitios secretos, lugares de la infamia o de la consagración”. Cierto, pero esos “lugares de la infamia o de la consagración” sólo aparecen en su último libro (Palabras en reposo). En ese sentido, en el de resumir a otros poetas, más que descubridor o iniciador; Chumacero es una culminación. Tablada o el mismo Paz abrieron o abren caminos que poetas de nuestra lengua o de otras lenguas han aprovechado o aprovecharán: su obra es abierta. En cambio la poesía de Chumacero se enconcha, se retrae, se cierra. Eso probablemente sea otra causa del alejamiento de las mesas de trabajo de los lectores de las nuevas generaciones, que de cualquier forma se distinguen por otras virtudes, pero no por su afición a las dificultades de la lectura. No importa, insisto: Alí Chumacero, y qué bueno, es de los poetas que pueden prescindir de lectores y críticos circunstanciales.

Xavier Villaurrutia, siempre fino, siempre preciso anotaba en su prólogo a la poesía de Efrén Rebolledo sobre la necesidad de seleccionar a ciertos poetas mexicanos que, de esa forma, ganarían en la consideración del lector, y citaba a Díaz Mirón, Othón, Nervo, Tablada. Asimismo añadía que, por “la brevedad y concentración de su obra, Ramón López Velarde es un poeta que resiste a la lectura de sus poesías completas o casi completas”. Este sería el caso de Chumacero, que, salvo pocos poemas de Páramo de sueños (quizá los más villaurrutianos) y menos de Imágenes desterradas, se trata de una obra que podríamos compararla con un diamante: casi no es posible quebrarla, y si se hace, parece quebrarse toda ella. Su avara obra, reunida en tres pequeños libros, es un solo poema, y da, como pocas obras de nuestros poetas, una visión de unidad: imagen de arco iris en un fondo de oscuridad.
Chumacero publica su primer libro, Páramo de sueños, en 1944, a la edad de 26 años, pero como recuerda José Emilio Pacheco, un buen número de esos poemas se usaron como suplemento en el número que cierra el primer año de Tierra Nueva, la revista fundada por José Luis Martínez, Jorge González Durán, Leopoldo Zea y el mismo Alí. Páramo de sueños mostrará raíces y persistencias de lo que será su trabajo poético: el amor, al muerte, el sueño, la soledad, la sombra, el espejo, el otro, si bien en su último libro rompe con algunos de estos temas, o en su defecto, los trata de otra forma.

Aun si Páramo de sueños es un saldo de cuentas con sus acreedores (Rilke, Villaurrutia, Gorostiza, Cernuda, clásicos españoles) se observa una voz, si no nueva, por lo menos distinta: una voz a menudo desolada, que no hablará, salvo en momentos excepcionales, de alegrías de la vida. Se ha subrayado (Chumacero mismo lo reconoce) la influencia de Villaurrutia en su poesía, en especial en Páramo de sueños. Sí. Además de la referencia concreta en versos evidentes o en algunos juegos de palabras, hay dos peculiaridades de la lírica villaurrutiana que Chumacero aprende y aprovecha: por un lado, la concentración, y por el otro, la flexibilidad del verso. Ya he dicho cómo se manifiesta esa concentración verbal que nos impide prescindir no sólo de versos sino aun de palabras; a su vez, la flexibilidad se manifiesta sobre todo en esa suerte de acordeón, esa manera de encabalgar, es decir, esa manera de detener y recortar las imágenes hasta petrificarlas y verlas. Podríamos hallar otros nexos, como por ejemplo la desolación de ambas obras poéticas, pero eso es accidente humano, coincidencia o confluencia temáticas, y no influencia directa o indirecta. Para valerme de una visualidad siempre de moda, la poesía de Villaurrutia, o al menos la mayor parte, es nocturna; la de Chumacero, crepuscular. Villaurrutia parece mirar todo el tiempo en el bosque los oscuros árboles del sueño, de la muerte y del amor sombrío y naturaleza y objetos se oscurecen por obra y gracia de su pluma: habla de la rosa, pero de “la rosa del humo, la rosa de ceniza, la negra rosa de carbón diamante” y el mar es un mar “sin viento, ni cielo, sin olas, desolado”. Chumacero también, pero entre los árboles del bosque está la iluminadora presencia o el recuerdo de la mujer, si bien (observa José Emilio Pacheco valiéndose de versos del mismo Alí) “en el cuerpo de la ‘funesta amante’ ya se respira el sabor del sepulcro”. Quizás una imagen que nos ayude a definir en buena medida la lírica de Alí sea el significativo título de una sección de Páramo de sueños y de uno de sus mejores poemas: “Amor entre ruinas”: el sol en medio de la devastación. En este libro, Alí explora lo que es para él nuestra condición: la vida es juego de espejos, sueño, ilusión, polvo, desamparo, soledad. En una tradición como la mexicana, llena de obras desoladas, la de Chumacero es una de las más.

El amor es parte esencial en la obra de Alí, y en él descubre el dolor, la tristeza, la máscara de la muerte, instantes refulgentes, y sobre todo, vaya lo adversativo, conoce la salvación. La gran, quizá la única justificación parece hallarla en el cuerpo abierto de la mujer. En Páramo de sueños (1944) pero más en Imágenes desterradas (1948), el amor es el vértice, y en momentos, el vórtice. En el antedicho poema “Amor entre ruinas” la fervorosa amante acaba siendo y reconociéndose imagen de la muerte: es vino de túmulo, sabor precipitado en ala, aliento mudo. En los siguientes versos (los dos últimos tienen resonancias clásicas de los siglos de oro españoles) podríamos ver ese instante efímero y escaldante donde se encuentran y se rompen para siempre el amor y la muerte:
...desnuda y silenciosa caes
con lentitud de aroma en la penumbra,
hecha rumor del tacto
bajo la sábana que como lluvia
transformada en rocío desciende sobre el pétalo
y nos erige, diáfanos,
ya para siempre espuma, aliento derrotado,
más rescoldo que cauce o alarido,
más ceniza que humo,
más sombra, más desnudos.
En mi concepto el mejor Chumacero no está en los sonetos ni en los poemas cortos, sino en los poemas de mediana extensión y más que nada en los largos, si bien estos últimos se cuentan con los dedos de la mano: “Amor entre ruinas”, “El responso del peregrino” y “La noche del suicida”. Casi me atrevo a afirmar que mientras perviva la sensibilidad poética de las generaciones, uno de los poemas que no perderá del corazón del hombre y conservaré en el aire el vuelo, será el segundo. En el Responso encontramos dentro de una triste atmósfera religiosa la presencia profana de la mujer. Aquí es donde mejor se explicaría la síntesis de erotismo y profanación de que Paz hablaba. Pero esta profanación se dibuja sobre una suerte de paisaje, israelí o cristiano, con recreaciones bíblicas y referencias griegas y católicas. El hombre ha sido, es y será polvo y la vida es sólo vanidad de vanidades, y donde vemos con ojos pasmados y enamorados el claroscuro de la mujer. No sé si Chumacero sea siquiera religioso, pero es evidente el nexo en su visión del mundo y del hombre con la de la Biblia. Además de la música que puebla algunos de sus poemas, las Sagradas Escrituras le sirven de puente de reflexión o recurso estético. Quizá nos ayuden dos citas de sus versos para relacionar y ejemplificar su percepción de nuestra condición humana. En la primera habla de: “...la desolada tierra de mi carne,/ donde la libertad del hombre es sombra/ y los muertos entierran a sus muertos”; en la otra: “...convencido/ de existir en la vida de mi piel/ habitando el sepulcro de mi cuerpo”.

Como grabaron inolvidablemente en sus versos Santa Teresa y San Juan de la Cruz, el hombre vive muriéndose en el cuerpo, enterrado en la “carne triste”, “llorando sobre un cadáver condenado a muerte”; Chumacero (sería la distinción), sólo se aparta de esta condenación en el encuentro con el cuerpo femenino, donde importa al poseerlo más el gozo y no la reproducción, el instante iluminador y no el acto mecánico y casi obligatorio. Pero Chumacero no se halla en el primer día de la Creación descubriendo con ojos azorados las maravillas del jardín. No. Él está a diario en el día de la Caída: cuando el hombre ha conocido el pecado y se sabe irremisiblemente condenado al sufrimiento y a la muerte.

Si bien, como dije, sus mejores poemas son los largos, Chumacero destaca asimismo en poemas de mediana extensión perpetrando delgadas estructuras musicales. Para reunir en una imagen auditiva la musicalidad de su poesía podemos decir que la lectura de sus poemas nos hace pensar que asistimos a un concierto sin grandes disonancias y contrastes, y donde la melodía, profunda y melancólica, proyecta a nuestra mente imágenes sombrías con penetrantes destellos esporádicos.

Debo añadir al menos dos cosas en cuanto a la temática de su último (gran) libro, Palabras en reposo (1956), que rompen con los libros anteriores. Ya he hecho notar una al referirme a la cita de Paz sobre los sitios públicos y secretos que enunciaba. La otra es sobre las personas que habitan el libro y cohabitan en él, y quienes son, si no marginales, sí asociales, o bien los que son señalados, en voz baja o a sus espaldas, por una sociedad represiva y severa: el hijo natural, el viudo, el solterón, la adúltera, el solitario, el perezoso, y aun, después de la muerte, el suicida y la virgen fallecida. En el dibujo cotidiano que traza Chumacero de estos seres parece reconocer espejos donde se reflejan desolaciones semejantes. Esto podría hacernos creer que Palabras en reposo es su libro menos personal. Hasta cierto punto. Si bien es donde menos habla de sí mismo, o lo que suponemos los lectores que es él mismo, no por ello se aleja de sus obsesiones: están allí, pero en figuras de otros. Es el yo social multiplicado de Chumacero, o mejor dicho, el yo que se identifica con personajes señalados con ceniza por la sociedad.

La poeta costarricense Eunice Odio refería que en sus “dos primeros libros el poeta anduvo en el alma del hombre; en el último ha ido a vivir con él, a verlo en sus menesteres más sórdidos y humildes, más heroicos y decisivos. Antes Alí era el poeta, y el poeta apartado de todos, que parecía no tener puntos de contacto con el ir y venir; ahora va y viene, pero, como es natural, cada uno de sus gestos está apoyado y determinado por movimientos internos”. Como dice la misma Eunice, en este libro Chumacero “ha salido a la calle” y ha enterrado casi del todo la abstracción.
Después de Palabras en reposo Chumacero ha callado, y quizá para siempre. Qué lástima. De cualquier manera, su pequeña obra será reliquia de la poesía mexicana del siglo XX. Al recordarlo, generaciones venideras tal vez citarán como despedida y epitafio los dos últimos versos de su último poema:
El huracán cesó y en torno de la estrella
Recuerda en mí la soledad su nombre.


1979

Tuesday, December 15, 2009


Semana dedicada al poeta mexicano,
ALÍ CHUMACERO

(México, 1918)






Pequeña Antología

(Selección: Mario Meléndez, poeta en residencia del Wrong Side)


A una flor inmensa

Cae la rosa, cae
atravesando el agua,
lenta por el cristal de sombra
en que su tallo ahoga;
desciende imperceptible,
clara, ingrávida, pura
y las olas la cubren, la desnudan,
la vuelven a su aroma,
hácenla navegante por la savia
que de la tierra nace
y asciende temblorosa,
desborda la ternura de su tacto
en verde prisionero,
y al fin revienta en flor
como el esclavo que de noche sueña
en una luz que rompa
los orígenes de su sueño,
como el desnudo ciervo, cuando la fuente brota,
que moja con su vaho la corriente
destrozando su imagen.

Cae más aún, cae
más allá de su savia,
sobre la losa del sepulcro,
en la mirada de un canario herido
que atreve el último aletazo
para internarse mudo entre las sombras.
Cae sobre mi mano
inclinándose más y más al tacto,
cede a su suavidad de sábana mortuoria
y como un pálido recuerdo
o ángel desalado
pierde una estela de su aroma,
deja una huella pie que no se posa
y yeso que se apaga en el silencio.


Poema de amorosa raíz

Antes que el viento fuera mar volcado,
que la noche se unciera su vestido de luto
y que estrellas y luna fincaran sobre el cielo
la albura de sus cuerpos

Antes que luz, que sombra y que montaña
miraran levantarse las almas de sus cúspides;
primero que algo fuera flotando bajo el aire;
tiempo antes que el principio.

Cuando aún no nacía la esperanza
ni vagaban los ángeles en su firme blancura;
cuando el agua no estaba ni en la ciencia de Dios;
antes, antes, muy antes.

Cuando aún no había flores en las sendas
porque las sendas no eran ni las flores estaban;
cuando azul no era el cielo ni rojas las hormigas,
ya éramos tú y yo.

El orbe de la danza

Mueve los aires, torna en fuego
su propia mansedumbre: el frío
va al asombro y el resplandor
a música es llevado. Nadie
respira, nadie piensa y sólo
el ondear de las miradas
luce como una cabellera.
En la sala solloza el mármol
su orden recobrado, gime
el río de ceniza y cubre
rostros y trajes y humedad.
Cuerpo de acontecer o cima
en movimiento, su epitafio
impera en la penumbra y deja
desplomes, olas que no turban.
Muertas de oprobio, en el espacio
dormitan las familias, tristes
como el tahúr aprisionado,
y añora la mujer adúltera
la caridad de ajena sábana.
Bajo la luz, la bailarina
sueña con desaparecer.

Vencidos

Igual que roca o rosa, renacemos
y somos como aroma o sueño tumultuoso
en incesante amor por nuestro duelo;
fugitivos sin fin que el rostro guardan,
mudos cadáveres precipitados
a una impasible tempestad;
y morimos en nuestras propias manos,
sin saber de agonías,
caídos descuidados al abismo,
a través de catástrofes en nuestro corazón dormidas,
así tan simplemente, que al mirar un espejo
hallamos dentro sombras silenciosas
o una paloma destrozada.
Porque nada delata que existamos
en esta soledad del pensamiento,
y el olvido desciende hacia la tierra
como un equívoco de Dios,
dormida imagen donde en sueños
se martiriza por saberse bello;
porque es inútil la embriaguez
que nos cubre de olvidos contra el mundo
cuando es la lentitud
y el sentirse arrojados sobre el lecho,
como el cesar y el impedir,
lo que alimenta nuestro amor
y el incansable continuar entre los hombres,
del dolor de la carne enamorados.
Igual que rosa o roca:
crueles cadáveres sin agonía.


Espejo y agua

Tu alma en mí dejó su fría imagen,
sólo recuerdo de lo que vivías,
y si al espejo miro y me reflejo
allí encuentro tus ojos, tu silencio de cera
con un reposo de apagado aliento,
como si descendiendo arenas
o un tropel de recuerdos
sobre mi piel, con sosegado paso
hacia el cristal cayeran.
¿No caen hojas como frases muertas,
y mis ojos en ti no fueron rosas
ahogadas en tu aroma?

Si al agua miras, mira
mi corazón ornado de sepulcros
bajo las olas que lo mueven,
crecido entre las ruinas de tu nombre,
entre perderse en muerte o florecer
como una eterna espera o el lamento
de un Adán impasible que soñaba
contigo y tu mentido Paraíso.
Porque al mirarte contra el agua, miras
mi pensamiento en tu alma suspendido.

Diálogo con un retrato

Surges amarga, pensativa,
profunda tal un mar amurallado;
reposas como imagen hecha hielo
en el cristal que te aprisiona
y te adivino en duelo,
sostenida bajo un mortal cansancio
o bajo un sueño en sombra, congelada.
En vano te defiendes
cuando tus ojos alzas y me miras
a través de un desierto de ceniza,
porque en ti nada existe que delate
si por tu cuerpo corre luz
o un efluvio de rosas,
sino temor y sombra, la caída
de una ola transformada
en un simple rocío sobre el cuerpo.
Y es verdad: a pesar de ti desciendes
y no existe recuerdo que al mundo te devuelva,
ni quien escuche el lánguido sonar de tus latidos.
Eres como una imagen sin espejo
flotando prisionera de ti misma,
crecida en las tinieblas de una interminable noche,
y te deslíes en suspiros, en humedad y lágrimas
y en un soñar ternuras y silencio.
Sólo mi corazón te precipita
como el viento a la flor o a la mirada,
reduciéndote a voz aún no erigida,
disuelta entre la lengua y el deseo.
De allí has de brotar hecha ceniza,
hecha amargura y pensamiento,
creada nuevamente de tus ruinas, de tu temor y espanto.
Y desde allí dirás que amor te crea,
que crece con terror de ejércitos luchando,
como un espejo donde el tiempo muere
convertido en estatua y en vacío.
Porque ¿quién eres tú sino la imagen
de todo lo que nutre mi silencio,
y mi temor de ser sólo una imagen?

Mi amante

Desnuda, mi funesta amante
de piel vencida y casta como deshabitada,
sacudes sobre el lecho voces
y ternuras contrarias a mis manos,
y un crepúsculo escucho entre tu cuerpo
cuando al caer en ti agonizo
en un nacer marchito, sin el duelo
comparable al temor de tu agonía.

Contigo transparento la caída
de un alud o huracán de rosas:
suspiros de manzanas en tumulto
diciéndome que el hombre está vencido,
confuso en amarguras y vacías miradas.
En ti respondo al mundo, y en tu cuerpo
respiro ese sabor de los sepulcros;
una noche no más, y tu mirada
persiste, implora y vence entre mis ojos,
decidida a una lucha prolongada
donde el recuerdo se convierte
en esa área languidez del pensamiento,
como materia de tus ojos mismos.

Lloras a veces arrojando
fúnebres aguas de perfume ciego,
como si desprendida de una antigua idea
vinieras hasta mí, tan clara
como un ángel dormido en el espacio,
a dejar evidencia, luz y vida;
y en tus lágrimas miro surgir tu suave piel
como si en ellas prolongaras
o hicieras más probable tu existencia,
derramando el aroma de tu sueño
sobre esta soledad de tu desnudo.

Monólogo del viudo

Abro la puerta, vuelvo a la misericordia
de mi casa donde el rumor defiende
la penumbra y el hijo que no fue
sabe a naufragio, a ola o fervoroso lienzo
que en ácidos estíos
el rostro desvanece. Arcaico reposar
de dioses muertos llena las estancias,
y bajo el aire aspira la conciencia
la ráfaga que ayer mi frente aún buscaba
en el descenso turbio.
No podría nombrar sábanas, cirios, humo
ni la humildad y compasión y calma
a orillas de la tarde, no podría
decir “sus manos”, “mi tristeza”, “nuestra tierra”
porque todo en su nombre
de heridas se ilumina. Como señal de espuma
o epitafio, cortinas, lecho, alfombras
y destrucción hacia el desdén transcurren
mientras vence la cal que a su desnudo niega
la sombra del espacio.
Ahora empieza el tiempo, el agrio sonreír
del huésped que en insomnio, al desvelar
su ira, canta en la ciudad impura
el calcinado son y al labio purifican
fuegos de incertidumbre
que fluyen sin respuesta. Astro o delfín, allá
bajo la onda el pie desaparece,
y túnicas tornadas en emblemas
hunden su ardiente procesión y con ceniza
la frente me señalan.

Responso del peregrino

I

Yo, pecador, a orillas de tus ojos
miro nacer la tempestad.

Sumiso dardo, voz en la espesura,
incrédulo desciendo al manantial de gracia;
en tu solar olvida el corazón
su falso testimonio, la serpiente de luz
y aciago fallecer, relámpago vencido
en la límpida zona de laúdes
que a mi maldad despliega tu ternura.

Elegida entre todas las mujeres,
al ángelus te anuncias pastora de esplendores
y la alondra de Heráclito se agosta
cuando a tu piel acerca su denuedo.

Oh, cítara del alma, armónica al pesar,
al luto hermana: aíslas en tu efigie
el vértigo camino de Damasco
y sobre el aire dejas la orla del perdón,
como si ungida de piedad sintieras
el aura de mi paso desolado.

María te designo, paloma que insinúa
páramos amorosos y esperanzas,
reina de erguidas arpas y de soberbios nardos;
te miro y el silencio atónito presiente
pudor y languidez, la corona de mirto
llevada a la ribera donde mis pies reposan,
donde te nombro y en la voz flameas
como viento imprevisto que incendiara
la melodía de tu nombre y fuese,
sílaba a sílaba, erigiendo en olas
el muro de mi salvación.

Hablo y en la palabra permaneces.
No turbo, si te invoco,
el tranquilo fluir de tu mirada;
bajo la insomne nave tomas el cuerpo emblema
del ser incomparable, la obediencia fugaz
al eco de tu infancia milagrosa,
cuando, juntas las manos sobre el pecho,
limpia de infamia y destrucción
de ti ascendía al mundo la imagen del laurel.

Petrificada estrella, temerosa
frente a la virgen tempestad.

II

Aunque a cuchillo caigan nuestros hijos
e impávida del rostro airado baje a ellos
la furia del escarnio; aunque la ira
en signo de expiación señale el fiel de la balanza
y encima de su voz suspenda
el filo de la espada incandescente,
prolonga de tu barro mi linaje
-contrita descendencia secuestrada
en la fúnebre Pathmos, isla mía-
mientras mi lengua en su aflicción te nombra
la primogénita del alma.

Ofensa y bienestar serán la compañía
de nuestro persistir sentados a la mesa,
plática y plática en los labios niños.
Mas un día el murmullo cederá
al arcángel que todo inmoviliza;
un hálito de sueño llenará las alcobas
y cerca del café la espumeante sábana
dirá con su oleaje: "Aquí reposa
en paz quien bien moría".

(Bajo la inerme noche, nada
dominará el turbio fragor
de las beatas, como acordes:
"Ruega por él, ruega por él...")

En ti mis ojos dejarán su mundo,
a tu llorar confiados:
llamas, ceniza, música y un mar embravecido
al fin recobrarán su aureola,
y con tu mano arrojarás la tierra,
polvo eres triunfal sobre el despojo ciego,
júbilo ni penumbra, mudo frente al amor.

Óleo en los labios llevarás mi angustia
como a Edipo su báculo filial lo conducía
por la invencible noche;
hermosa cruzarás mi derrotado himno
y no podré invocarte, no podré
ni contemplar el duelo de tu rostro,
purísima y transida, arca, paloma, lápida y laurel.
Regresarás a casa, y si alguien te pregunta,
nada responderás: sólo tus ojos
reflejarán la tempestad.

III

Ruega por mí y mi impía estirpe, ruega
a la hora solemne de la hora
el día de estupor en Josafat,
cuando el juicio de Dios levante su dominio
sobre el gélido valle y lo ilumine
de soledad y mármoles aullantes.

Tiempo de recordar las noches y los días,
la distensión del alma: todo petrificado
en su orfandad, cordero fidelísimo
e inmóvil en su cima, transcurriendo
por un inerte imperio de sollozos,
lejos de vanidad de vanidades:

Acaso entonces alce la nostalgia
horror y olvidos, porque acaso
el reino de la dicha sólo sea
tocar, oír, oler, gustar y ver
el despeño de la esperanza.

Sola comprenderás mi fe desvanecida,
el pavor de mirar siempre el vacío
y gemirás amarga cuando sientas que eres
cristiana sepultura de mi desolación.

Fiesta de Pascua, en el desierto inmenso
añorarás la tempestad.

Mujer ante el espejo

Deja la sombra, advierte la humareda
velando el oleaje de los años: fervor y compasión
desde el abismo alternan castidades segadas
y el perenne danzar de Salomé.

Tu sonreír la escoria desafía, por un instante alienta
escamas que prolongan el destellar del pelo
y alzan la imagen de la juventud,
en tanto el tiempo tórnase en espacio, tardío atardecer
suspenso entre el rumor de la corriente impura.

Tú que labraste anónimo laurel
y por las noches el amor trocabas en pálida sentencia,
avivas el fulgor que a la serpiente engaña
cuando cruza la ola del sonido.

Levanta del recuerdo aquel vacío cuando a ojos cerrados,
sin odio ni embriaguez, te recostabas, fría
como el asombro, a renacer clamores
y jardines recientes, procediendo la única tormenta
que aniquila en el valle mortal los infortunios.

Llora si quieres, cúbrete de escarnio
al contemplar en humillada piel el esplendor que iba,
de calle en calle, hendiendo un vendaval de tigre
a veces por el vino restañado.

En épocas de crimen, los placeres de ti se desprendían
como pueblos y arenas, comarcas y naufragios,
y tus cabellos eran desnudez;
pero cierra los párpados y deja al tiempo agonizar
porque la estatua al fin presiente se derrumbe.

Elegía del marino

Los cuerpos se recuerdan en el tuyo:
su delicia, su amor o sufrimiento.
Si noche fuera amar, ya tu mirada
en incesante oscuridad me anega.
Pasan las sombras, voces que a mi oído
dijeron lo que ahora resucitas,
y en tus labios los nombres nuevamente
vuelven a ser memoria de otros nombres.
El otoño, la rosa y las violetas
nacen de ti, movidos por un viento
cuyo origen viniera de otros labios
aún entre los míos.
Un aire triste arrastra las imágenes
que de tu cuerpo surgen
como hálito de una sepultura:
mármol y resplandor casi desiertos,
olvidada su danza entre la noche.
Mas el tiempo disipa nuestras sombras,
y habré de ser el hombre sin retorno,
amante de un cadáver en la memoria vivo.
Entonces te hallaré de nuevo en otros cuerpos.

Salón de baile

Música y noche arden renovando el espacio, inundan
sobre el cieno las áridas pupilas, relámpagos caídos
al bronce que precede la cima del letargo.

De orilla a orilla flota la penumbra
siempre reconocible, aquella que veían y hoy miramos
y habrán de contemplar en el dintel
donde una estrella elude la catástrofe, airosa
ante el insomnio donde nacen la música y la noche
como si un viento o la canción dejaran restos de su humedad.

Puesta la boca sobre el polvo por si hay esperanza
o por si acaso, en el placer la arcilla anima la memoria
y la conservación violenta de la especie.

Porque amados del himno y las tinieblas, aprendiendo a morir,
los cuerpos desafían el sosiego;
descienden sierpes, águilas retornan con áspero sopor,
y en lucha contra nadie tejen la sábana que aguarda
como la faz al golpear un paño oscuro
hace permanecer el miedo en una fatiga inagotable.

Sudores y rumor desvían las imágenes,
asedian la avidez frente al girar del vino que refleja
la turba de mujeres cantando bajo el sótano.

A lo humo reducido, los ojos de la esclava,
alud que en vano ruega, ahí holgará la estirpe confundida
por bárbaros naufragios, desoyendo
la espuma de la afrenta, el turbio eco al compartir
con islas que desolan armonías
la sofocante forma del lecho vencedor.

Desde su estanque taciturno increpan los borrachos
el bello acontecer de la ceniza, y luego entre las mesas
la tiranía agolpa un muro de puñales.

Sobre la roca inerte se disipa el nombre que grabó
la cautelosa bestia: asolada la máscara
en la sombra, tranquilo escombro que antes del desplome
ignora la espesura colmada de la herrumbre,
en su orfandad exige, implora, accede
al signo de la vid propicia a la simiente.

Cuando cede la música al fervor de la apariencia, grises
como las sílabas que olvida el coro,
casi predestinados se encaminan los rostros a lo eterno.
Vuelve la espada a su lugar, arrastra
hacia el asombro de Caín el dócil resplandor
del movimiento, impulsos y distancia mezclan la misma ola
y sólo en su heredad persisten los borrachos,
vulnerables columnas que prefieren
del silencio elegido la sapiencia de la desesperanza.

Los ojos verdes

Solemnidad de tigre incierto, ahí en sus ojos
vaga la tentación y un náufrago
se duerme sobre jades pretéritos que aguardan
el día inesperado del asombro
en épocas holladas por las caballerías.

Ira del rostro la violencia
es río que despeña en la quietud el valle,
azoro donde el tiempo se abandona
a una corriente análoga a lo inmóvil, bañada
en el reposo al repetir
la misma frase desde la sílaba primera.

Sólo el sonar bajo del agua insiste
con incesante brío, y el huracán acampa
en la demora, desterrado
que a la distancia deja un mundo de fatiga.

Si acaso comprendiéramos, epílogo
sería el pensamiento o música profana,
acorde que interrumpe ocios
Como la uva aloja en vértigo el color
y la penumbra alienta a la mirada.

Vayamos con unción a la taberna donde
aroma el humo que precede,
bajemos al prostíbulo a olvidar esperando:
porque al fin contemplamos la belleza.

Debate del cuerpo

Lamento que entre tumbas se consume
como época de sombra en una desatada tempestad,
mi corazón esparce su evidencia,
su dura flor de roca desolada
y al desbordarse forma
un cálido latir sobre la piel;
golpean más allá del cuerpo sus defendidos límites
prolongando su extrema vigilancia
contra un mundo al fin eco de mi sueño.

En ceniza y olvido ha de morir,
mas hoy insiste aquí como quien baña
con un lenguaje mudo sus palabras,
surgido de una voz que interminable se repite
acaso en sombra madurando,
a través de su luz dormida sobre los sentidos
para crear un mundo de armonía,
como un deshecho aliento que retoma a su origen
y vuelve a ser imagen de su fuente.

Y soy yo mismo su violento impulso
al anegarme entre mi propia carne,
viviendo en ella defendido,
cómplice de mi ser que contra el tiempo me levanta
con su voraz sentir la vida dentro,
y me abandona a cóleras y miedos,
me hunde en témpanos de espadas,
cuando al mover sus aguas con mis labios,
en lucha contra mi recuerdo,
frente a formas ajenas a mi imagen,
como un abismo ya sin nada cercano al corazón,
en ella me refugio, convencido
de que existo en la vida de mi piel,
habitando el sepulcro de mi cuerpo.

Aquí me encuentro oscuro e incorpóreo,
sin un viento que cambie mi identidad continua,
y luego me someto a su olvidado duelo
de lágrimas calladas,
como nace un olvido de otro olvido
y una roca es igual a su dureza.
Habito mi probable noche, mi laurel de adversario
sobre la arena trémulo abatido,
y viajo por mi cuerpo
en testimonio de que no existe un espejo
o simple fuente contra mí rebelde,
porque soy mi enemigo sentenciado,
mi propia víctima, la orilla
saciada entre sus límites, en un constante incesto
o presagio de mar que no requiere playa.






























(Fotografía Pascual Borzelli Iglesias)


Alí Chumacero (Acaponeta, Nayarit, México, 1918). Estudió preparatoria en Guadalajara y muy joven se trasladó a la ciudad de México, donde en 1940, fundó la revistaTierra nueva. Entre sus obras destacan: Imágenes desterradas, Palabras en reposo y Páramo de sueños. Por su trabajo literario ha recibido los siguientes reconocimientos: "Xavier Villaurrutia", "Alfonso Reyes", "Nacional de Lingüística y Literatura", "Amado Nervo", "Nayarid", y el "Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines-Gatine Lapointe" en 2003. Se han publicado varias recopilaciones de su obra, así como una recopilación de ensayos: Los momentos críticos (1987). Sus poemas han sido traducidos a varios idiomas y difundidos en innumerables antologías por toda hispanoamérica. Sin duda, es uno de los poetas más trascendentes de la poesía mexicana en la segunda mitad del siglo XX.


Ilustración: http://www.vbz.es/vbz.htm

Dominicano gana premio de poesía en Roma

Roma, (EFE).- El dominicano Fausto Antonio Leonardo Henríquez es el ganador del XXIX Premio Mundial Federico Rielo de Poesía Mística, concedido hoy en Roma, por su poemario "Gemidos del ciervo herido".

Según el jurado del galardón, dotado con 7.000 euros, una medalla conmemorativa y la publicación de la obra, este conjunto de poemas expresa, "con dominio y destreza" literaria, "la superación, la esperanza y el gozo de lo divino en lo humano, y de lo humano en lo divino".

Leonardo Henríquez, nacido en la República Dominicana en 1966, aunque afincado en Valencia (España), es sacerdote misionero de la Congregación de la Misión de San Vicente de Paul, además de miembro del Movimiento Literario Interiorista.

En declaraciones a Efe, el poeta aseguró que el momento en el que le fue comunicada la concesión del premio a su obra poética fue "muy grato".

Explicó que esta serie de poemas es "fruto de unos cinco o seis años de trabajo" y de distintas "etapas y vivencias de vida interior".

En él "convergen la vida cotidiana, la vida de oración y la vida sacerdotal", dijo Leonardo Henríquez, quien leyó dos de sus composiciones tras la entrega del premio: "Dios creador" y "Súplica al Nazareno".

El jurado también ha concedido una mención de honor al poeta camerunés Guy Merlin Nana Tadoun, por su poemario "Diálogo en voz baja".

Se trata de una distinción extraordinaria que, según especificó el presidente de la Fundación Fernando Rielo, Jesús Fernández Hernández, sólo se ha concedido en cinco ocasiones desde 1981, el primer año en que se concedió este galardón, al que se pueden presentar obras escritas en español y en inglés.

El camerunés "impresionó" a los miembros del jurado no sólo por su valía literaria y por el hecho de que el español no sea la lengua materna del autor, sino por "su compromiso con la africanidad y también con la españolidad", aseguró Fernández Hernández.

La ceremonia de entrega tuvo lugar en la Embajada española cerca de la Santa Sede, en coincidencia con la onomástica de San Juan de la Cruz, patrono de los poetas en lengua española, y estuvo presidida por el prefecto de la Congregación para el Culto Divino, el cardenal Antonio Cañizares Llovera, quien afirmó que "también en el siglo XXI cabe la poesía mística".

Cañizares ensalzó la figura del poeta y religioso español e indicó que, "en la noche oscura del ateísmo de nuestro tiempo, San Juan de la Cruz nos convoca a la experiencia de Dios".

Al premio se han presentado 207 autores procedentes de veinte países distintos, de los que fueron seleccionados doce finalistas.

Además de Leonardo Henríquez y de Nana Tadoun, optaban al galardón cinco poetas españoles, dos mexicanos, un cubano, un chileno y un estadounidense.


Fuente: Agencia EFE

Monday, December 14, 2009


Entrevista a la poetisa Roxana Miranda Rupailaf

“La dictadura se acabó para los chilenos, pero no para los mapuches”


Mario Casasús

En entrevista con Clarín.cl Roxana Miranda Rupailaf (1982), confiesa: ““No escribo poesía en mapuchezungun, es más, a mí me correspondería escribir chezungun que es la variante williche; he tomado cursos de idioma ahora de grande, pero es complicado, porque para escribir tengo que sentir las emociones en esa lengua y sólo las siento desde la imposibilidad del español. El tema de la traducción es más que nada un espejo de lo que pude ser, lo que me quitaron y anularon, y su resultado. Lo que no soy está primero, primero va el mapuchezungun en mi libro porque es mi pasado, mi memoria, mis ancestros”

Autora de: Las tentaciones de Eva (2003); Seducción de los venenos (Lom, 2008) e Invocación al Shumpall (Santa Muerte Cartonera, 2009); catedrática en la Universidad de Los Lagos (Osorno) y estudiante en el magíster de Literatura Hispanoamericana Contemporánea de la Universidad Austral (Valdivia); Roxana Miranda Rupailaf, ha participado en las antologías: 20 poetas mapuche contemporáneos (Chile, 2003); Hilando en la memoria (Chile, 2006); Antología mapuche trilingüe (Australia, 2007) y La memoria iluminada (España, 2007), entre otras compilaciones.

Roxana Miranda Rupailaf es la poeta mapuche con mayor proyección internacional y ante el terrorismo de Estado que sufre su comunidad, responsabiliza: “La dictadura se acabó para los chilenos pero no para los mapuches. El señor Juan Agustín Figueroa es uno de los responsables de la tergiversación de nuestra imagen, de que la mitad de los chilenos piensen que somos una molestia, unos delincuentes. Por supuesto, la Fundación Neruda es un escudo, pues no creo que el señor Figueroa haya leído el Canto General (1950); y si lo hizo, entonces no lo comprendió. Nosotros como pueblo no necesitamos de la Fundación Neruda”

MC.-En tu poema -Yo pecadora- decís: “maté una flor por la espalda/y le disparé a la cigüeña/Confieso/que me comí todas las manzanas” ¿Por qué conjugas lo religioso con la naturaleza?, ¿fuiste católica?, ¿la ruptura es fuente de poesía?

RM.-Tiene que ver con que crecí en Lafquenmapu, San Juan de la Costa una comunidad williche mapuche ubicada cerca de Osorno, Décima Región. En este sector la Iglesia Católica es bien importante y consiguió cierto sincretismo con la cultura williche al incorporarla a las festividades religiosas marianas. Asimismo, los gnillatunes del sector incorporan la imagen de la virgen en el altar del ritual, así como otros elementos que no pertenecían en principio a la cultura. Consideremos que, además, las imágenes en algunas comunidades tienen rostros indígenas siendo judeo-cristianas; como no existían ilustraciones entonces los hermanos se las imaginaban y las dibujaban y/o esculpían. Los abuelos por parte materna y con los que crecí, Luisa Hualaman y Armando Rupailaf, eran y son bien creyentes entonces me llevaban a todas las festividades religiosas que por parte de la iglesia existieran. A un gnillatun nunca fui de niña pese a que a mi abuela, sí, en alguna oportunidad quiso ir conmigo pero me advertían: “tienes que bailar día y noche, sin dormir, y si no bailas te pegan con varillas”, me conformaba con escuchar los cantos y la música a lo lejos, por supuesto que de grande comprendí que me perdí de mucho por un miedo inculcado.

“Mis abuelos no terminaron la enseñanza básica entonces la literatura que existía en el hogar era bien escasa. Los textos que yo leía y con los cuáles aprendí el ejercicio fueron textos de catecismo, biblias, cancioneros religiosos. Me gustaba leer y de vez en cuando en la ciudad de Osorno conseguía revistas de niños, historietas, esas cosas. Pero entonces también aparece una profesora y me dice que me conforme con la Biblia que allí podía encontrar poemas, cuentos, parábolas, todos los subgéneros de la literatura. Quizás es ahí donde comienzo a ver todo lo religioso como una ficción y no como parte de nuestra realidad.

“La naturaleza es la infancia, las primeras visiones de mi vida no se relacionaban con lo urbano y no he podido desligarme de la lluvia aún habitando otros lugares, la lluvia y el mar nunca han dejado de habitarme. La asociación estriba en que todo lo religioso tiene un origen natural y los castigos comunitarios en todas las religiones se han manifestado también a través de la naturaleza. Nunca hemos podido explicarnos del todo como es que fue creado el mundo en sus detalles más hermosos y es eso los que nos hace creer en seres superiores, en algo divino que va más allá de nuestra capacidad de imaginar, la no explicación nos lleva a creer en lo desconocido y la fe hace que nuestras historias sean íntimamente reales y no leyenda, mito, cuento.

“No soy católica, sí, lo fui, nunca de un modo completo, siempre una mezcla. Respeto mucho las religiones y a las personas que creen en ellas. Recuerdo una clase en Alemania de una curso que se titulaba “Historia de la Iglesia Católica en América Latina” y mostraban fotos de cultos marianos en Perú, en México, en Brasil, en distintas partes y entonces los comentarios de los estudiantes tenían relación con lo ridículo que encontraban que un grupo de gente ande en peregrinaciones detrás de una virgen por horas, ó lo extraño que les resultaba ver a la gente bailando y bebiendo durante un funeral. Yo me sentí mal porque de algún modo se burlaban de algo que sí mis abuelos practican, y que yo también hice en su momento y que en ciertas comunidades o grupos aún se sigue realizando.

“Lo que no justifico, es la invasión intencionada y calculada de una religión para la eliminación mediante cierto falseo ideológico o por la fuerza sobre otra; sobre todo cuando esa religión es una religión originaria como, sí, es la mapuche. Yo en las “Tentaciones de Eva” trabajo sobre el discurso judeo- cristiano como una forma de desmontar la culpa que sobre las mujeres coloca este discurso. Culpa con la cual crecí y que forma parte de las mujeres de mi familia. Uno no se atrevía a mirar hacia atrás por la culpa, el pecado y la condena que prometía la religión católica, esto provocaba que la gente comenzara a valorar menos su cultura, cuestionará su fe y sus creencias. La ruptura siempre es darse cuenta de algo que no anda bien y eso a mí ver es un buen punto de partida para comenzar a escribir”

MC.-¿Escribes poesía en mapuchezungun?, lo pregunto porque Víctor Cifuentes ha traducido tus poemas para la antología “La Memoria Iluminada” y el reciente libro que editó Lom.

RM.-No escribo poesía en mapuchezungun, es más, a mí me correspondería escribir chezungun que es la variante williche, pero mis abuelos no sabían hablar. La que sí, sabía era mi bisabuela, ella murió en 1997. San Juan de la Costa fue una de las zonas más evangelizadas quedan muy pocos hablantes. A excepción de ciertas familias que tienen un gran conocimiento y han revitalizado la cultura como los Rumian, Catrilef, Antriao y Gualaman, entre otros. He tomado cursos de idioma ahora de grande, pero es complicado plantearse una escritura desde una lengua que conoces tan poco y dentro de la cual no logras imaginarte por completo, al menos para mí es complejo, porque para escribir tengo que sentir las emociones en esa lengua y sólo las siento desde la imposibilidad del español. El tema de la traducción es más que nada un espejo de lo que pude ser, lo que me quitaron y anularon, y su resultado. Lo que no soy está primero, primero va el mapuchezungun en mi libro porque es mi pasado, mi memoria, mis ancestros. El orden intercalado no fue pensado, siempre queda la traducción a un lado de la página y el original al otro. En el caso de la “Seducción de los Venenos” está todo mezclado lo cual dificulta la lectura del orden lineal del libro, la unidad. Pero me parece aún más evidente lo que quiero mostrar, quien lea mi libro, se da cuenta de la traducción y hasta molesta si no la entiende.

MC.-Ahora que mencionas tu libro Seducción de los Venenos (2009), lo inicias con el mismo poema compilado en La Memoria Iluminada: “Se cumple la profecía/ y derramo la tinta por los ojos/ Escribo sin aliento/ distrayéndome” ¿Por qué relacionas la sensualidad al escribir con semejante angustia?

RM.-Pienso que la angustia también forma parte de la sensualidad quizás en su matiz más intenso. No se puede ser suficientemente intenso si no se ha explorado en cada una de las emociones. La sensualidad a la cual hago referencia es una sensualidad que se entrega y da mucho de sí. En este aspecto, por ejemplo, a mí me deslumbra la poesía mística que tiene mucho de divino y de mandato. Ahora, relacionar el erotismo con los relatos de nuestros pueblos originarios creo que es un trabajo que me apetece.

MC.-El poema Evas comienza: “Hágase la tierra/ le pondremos viento en el ombligo/ y mar entre las piernas” y en Serpientes de Sal: “Come la manzana mi querida/ Suelta baba-rojo/ en las dos llamas/ Muérdete a la carne/ y haz el jugo espeso/ mezclándolo con sal” ¿Por qué regresas a las Tentaciones de Eva?

RM.-No creo que sea un regreso, esos poemas debieron ser parte de Las tentaciones de Eva (2003), pasa que es mi primer poemario del cual no me arrepiento de nada. Es un libro hecho con temor. No quería colocar allí demasiados poemas. Es un tanteo. Yo tenía muchos poemas en la misma línea pero decido seleccionar lo más representativo. Después, con el tiempo, sentí que me quedaron varios textos que no calzaban en ningún otro libro y de los cuales seguramente me iba a alejar más en el transcurso. Eso por una parte, por otra, está la intencionalidad del libro “Seducción de los venenos” que se divide en tres capítulos: Serpientes de Sal, Serpientes de Tierra y Serpientes de Agua.

Yo quería hacer un guiño con este libro a mis vidas pasadas, de alguna forma la Serpiente de Tierra y la Serpiente de Agua son también Tren Tren Vilu y Kai Kai Vilu las serpientes del diluvio y la armonía en la cultura mapuche. No es que hablé en concreto de ellas pasa que trato hablar desde las psicologías de las figuras que estoy hilvanando en mi texto. En este sentido, la Serpiente de Sal viene a ser la interferencia y el inicio, la culpa a la cual estamos condenados. La Serpiente de Sal no es negada, pero sí interpreto sus voces, sus mujeres y sus discursos. Sí, regreso a las Tentaciones de Eva pero no de la misma forma porque nunca se regresa al mismo lugar del modo en que se partió.

MC.- Dalila, María Magdalena, Viajes de la esposa de Lot, Eva, son títulos de poemas, ¿cómo es vista la mujer mapuche en la postmodernidad chilensis?, ¿el canon católico las juzga de forma retrógrada?

RM.-Es complicada esta pregunta. Yo creo que somos una amenaza, el Gobierno se ha encargado de favorecer muchos proyectos e iniciativas indígenas. Y esto para parte de los artistas no indígenas es visto como favorable. Ya quisieran muchos tener apellido indígena para postular a proyectos. Yo creo que es otro tipo de discriminación pensar que no tenemos talento y que conseguimos beneficios sólo por una sangre apellidada.

“La mujer mapuche ha cambiado mucho, y creo que entre nosotros, y de acuerdo al territorio que habitamos nos vemos culturalmente distintos. Los mapuche de Temuco, no son lo mismo que los huilliche de San Juan de la Costa existen diferencias. No en lo político, si no en lo cultural. Los Huilliche perdimos más historia, más tradiciones y estamos más mezclados con el “yugo católico”. Quizás la palabra ni siquiera sea pérdida es simplemente una historia y una memoria distinta. No se ha estudiado mucho el mundo Huilliche. O sea, hasta los rituales son distintos. No existe un traductor huilliche, ni un poeta en doble registro, ni un historiador. Intentos, sí, los hay y eso es positivo, recién estamos comenzando a mirarnos la cara en el río y no en los espejos.

“Dudo que en esta postmodernidad se vea a la mujer mapuche en todos sus matices se crea un estereotipo y se nos exige ser mapuche hoy , y sin embargo, no se reconoce toda la anestesia, desmemoria, y poca inserción y valoración que tuvo nuestra cultura en la formación educativa durante décadas. En Chile no hay una educación intercultural a nivel nacional, y por otra parte, se prioriza la no discriminación. La mujer mapuche actualmente está en el rescate de sus tradiciones han surgido muchas organizaciones de mujeres mapuche últimamente. Existe más información acerca del conflicto político mapuche también. Hoy la mujer tiene más opinión que antes y está participando en todas las áreas artísticas, políticas y sociales. Creo que nosotros nos vemos más liberados de la culpa y el yugo católico pero los otros no, la culpa para los medios y para quienes no saben nada de los pueblos indígenas y no les ha interesado saber tampoco, siempre la van a tener los indígenas”

MC.-Recientemente el poeta José Emilio Pacheco dijo: “La nostalgia es la waltdisneyzación del pasado. Es muy distinta la memoria que no idealiza ni disfraza” (La Jornada 08.05.2009), ¿existe nostalgia o memoria mapuche?

RM.-Existe memoria mapuche y eso ha sido primordial para mantener una estructura política y religiosa. No estamos idealizando. Tal vez, hubo un proceso de nostalgia pero ya fue superado, creo que el análisis de todos los discursos sobre la nostalgia es lo que provoca inicialmente las bases para la construcción de una memoria. Lo que digo es que cualquier nostalgia o idealización contiene un germen de verdad también. En las artes mapuches en general comenzamos a producir discursos sobre los objetos que producimos y no a dar cuenta de la nostalgia, esa es una etapa que ya pasó. Publicaciones como las de Bengoa, Chihuailaf, Huenún, Pinda, Huinao, Millahueique y Colipan, entre otros; indican que se con fluctúa mucho más el pasado, existe un trabajo por la recuperación de nuestros relatos orales, nuestra historia y la problematización y reflexión en torno a estos mismos hace que avancemos hacia una memoria mapuche. Una memoria que es capaz de mirarse y valorarse a sí misma.

MC.- Por fin llegaron tus oleajes a México, la editorial Santa Muerte Cartonera publicó: Invocación al Shumpall (2009) ¿Por qué recurres a la mitología mapuche del señor Shumpall?, ¿por qué los femeninos y marinos epígrafes de Alfonsina Storni, Gabriela Mistral y Gioconda Belli?

RM.-“Invocación al Shumpall” es un libro que, si bien se centra en un relato oral mapuche también es una historia personal. Es el descubrimiento del oleaje y de un mundo marino que me deslumbra. Debo aceptar la curiosidad que me producen los relatos orales y la influencia de Bernardo Colipan en esta tarea. Es un libro que se armó a base de relatos orales todos centrados en el Shumpall que es un hombre encantado que habita en el mar y que al tercer oleaje se rapta a las mujeres indígenas. Recogí diversas versiones que me fueron entregando claves del libro. Así, no sólo mi trabajo es escritura, si no, a la vez, es investigación, rescate e interpretación.

“Lo que saqué en México es un avance de un libro más amplio, y es curioso que en esta selección hayan quedado sólo mujeres en mis epígrafes. La verdad es que son escritoras que a mí me fascinan y con las cuales siento cercanía de temas. Gabriela Mistral creo que atraviesa toda mi poética, pues nunca he dejado de leerla ni creo que lo haga de ella me quedo sobre todo con la ritualidad. Alfonsina Storni me fascina, intuyo enfermedades, trizaduras cada vez que la leo. De Gioconda Belli la sensualidad y el erotismo, la escuché leer en el 2003 en Alemania y me fascinó”

MC.- ¿Qué tipo de experiencias rescatas de tu trabajo como editora, profesora y organizadora de festivales poéticos?, ¿resulta complicado llevar la poesía del sur al extranjerizante Santiago de Chile?

RM.-Como editora rescato principalmente la posibilidad que me da de leer a poetas jóvenes y conocer su escritura y darla a conocer también a otros. De ser profesora me quedo con la libertad que se tiene dentro de la sala de clases para enseñar temas de diversa índole, me da la oportunidad de construir mi propio material didáctico y de interactuar con personas y aprender también de sus experiencias. La organización de Festivales, si bien, ha resultado un tema complicado siempre, entrega la posibilidad de conocer gente, llevarla al sur a lugares que quizás nunca han ido en su vida a que conozcan poetas y paisajes del sur. Hablo del sur en general porque hemos organizado lecturas en Valdivia, Osorno y Puerto Montt.

Este año pretendemos llegar a la isla de Chiloé. La idea ha sido esa sacar a los poetas de su contexto y colocarlos en otros, esto trae muchos problemas porque los poetas locales reclaman su espacio también y no siempre se puede invitar a todo el mundo, se ve como una invasión. Se lleva gente del norte y centro de Chile al sur, leen en conjunto con poetas relevantes y emergentes del sur. Y eso da la posibilidad de que la gente intercambie libros y que los que organizan festivales en Santiago o en algún otro punto inviten a los escritores del sur. Así, conocí a Héctor Hernández, Oscar Saavedra y Marcela Saldaño. Bueno tanta gente, los menciono a ellos porque son grandes amigos míos, que también se han dedicado a organizar festivales de poesía.

MC.- Participaste en la antología a los presos políticos en Turquía (2005), adheriste a la Carta de intelectuales y artistas mapuches que denunciaron la muerte del pibe Matías Catrileo. Sabiendo de tu conciencia política y sensibilidad poética, ¿qué has escrito por la libertad de los presos políticos mapuches?

RM.-Sinceramente nada, parece que solamente he tenido la posibilidad de adherirme a iniciativas de otros. Y digo la posibilidad porque el talento para escribir narrativa no creo poseerlo. Si escribiera algo tendría que ser muy trabajado y sentirme segura, digo formal y estéticamente. Me siento novata para eso. Espero tener la experiencia suficiente algún día. Mientras pueda apoyar la causa mapuche, la indígena, y cualquier otra que me parezca justa, lo voy a hacer.

MC.- Finalmente, en privado hemos conversado El juicio a Pascual Pichún y cómo se empaña la poesía de Neruda con la actual administración de Juan Agustín Figueroa. En calidad de poeta mapuche, ¿qué opinión tienes del ideólogo de la Ley Antiterrorista y su Fundación Neruda?

RM.-Me parece lamentable primero porque valoro el trabajo de Neruda y estoy segura que no apoyaría esta administración tan capitalista y manipuladora. Con toda la conciencia del mundo indígena, social y política que tenía Neruda jamás hubiese involucrado y comprometido su obra con una administración que atenta contra el patrimonio territorial y cultural de nuestro pueblo. Es impensable que alguien que cree saber mucho de cultura se dedique a comprar y a usurpar, en todo el sentido de la palabra, territorios ancestrales, teniendo el conocimiento de esto porque no estamos hablando de personas inocentes. Más grave aún es que no conforme con esto se dedique a perseguir y enjuiciar a un Lonko -y con esto a una comunidad completa- de acuerdo a sus leyes.

“La verdad es que es incomprensible e imperdonable, es una humillación a nuestro pueblo; y esa era su intención mostrar por todos los medios de la mentira lo terroristas que son los mapuche. Aplicar una Ley Antiterrorista injusta propia de la dictadura con la que se supone no estuvo de acuerdo, sin embargo, los medios represores son los mismos. La dictadura se acabó para los chilenos, pero no para los mapuches. El señor Juan Agustín Figueroa es uno de los responsables de la tergiversación de nuestra imagen, de que la mitad de los chilenos piensen que somos una molestia, unos delincuentes. Por supuesto, la Fundación Neruda es un escudo, pues no creo que el señor Figueroa haya leído el Canto General (1950); y si lo hizo, entonces no lo comprendió. Nosotros como pueblo no necesitamos de la Fundación Neruda.

“Y no es una opinión que vaya contra los galardonados, se sabe que estas cosas se aceptan por necesidad. Se ha dicho mucho sobre Jaime Huenún por haber aceptado el “Premio Neruda 2003” pero poco se ha indagado en su discurso y en su poética, que nada tienen que ver con Figueroa. Me alegra que alguien con la conciencia indígena que él tiene haya sido merecedor de este premio. Lo que no me satisface son las personas que no tienen idea de quién reciben el premio, ni cuál es el problema indígena en Chile. Personas que no son capaces de crear un discurso que se contraponga al aparato ideológico que sostiene la Fundación Neruda”.


Friday, December 11, 2009






















Nación e Identidad:
Cinco voces mapuches de frente al horizonte.


Yo, Pecadora

Confieso que le he robado el alma al corazón de Cristo,
que maté a una flor por la espalda
y le disparé a la cigüeña.
Confieso
que me comí todas las manzanas
y que suspiro tres veces
al encenderse la luna.
Que le mentí a la inocencia
y golpeé a la ternura.
Confieso que he deseado a mis prójimos
y que tengo pensamientos impuros
.. .. .. .. . con un santito.
Confieso que me vendí por dinero.
Que no soy yo
y que he pecado de pensamiento,
palabra y omisión
y confieso, que no me arrepiento.


de “ Las tentaciones de Eva”


De aguas y barbecho

Antes que la sequía lo consuma
el barro ha de volverte de lo mismo
( Miguel Hernández)

I

Viajas en mis venas,
retuerces de placer al hueso,
zapateas el estómago
mientras te sacas el sombrero,
y me saluda tu alma
con sus cuatro dientes.
El viento te abraza.
La luna lanza gritos de histeria.
Tres Marías atónitas
y unas cuantas fans ardiendo la noche
en el cielo.
Desnudo
mi deseo se vuelve eufórico
y enronquece en sus ganas.
Desnudo
con tus frutos
te vienes y me tientas.

II

Sacudir
nos vieron.
Entrar y salir
del fruto
derramado.
Partido en lo rojo y lo carnoso.
Revuelto en tierra y en hoja lo comimos.
Hasta la médula de pepa
soltó el jugo.
Expulsarnos han,
mas la maravilla nos irá por dentro
sellando
la humedad
del vacío descubierto.

III

Soy la maldita:
la que puso manzana en tu boca,
la que dio de la misma a los otros
condenándolos
bajo el sol a doblar la espalda.
La que te besa en la boca cuando te traiciona.
Mientras tú,
en esta historia te lavas las manos.

IV

La de los ojos cerrados
y la manzana atorada en la garganta.
Voluntariamente
Abandona
el prometido paraíso
por la blanca fugacidad de los inviernos


***

Lázara despierto en otras bocas
y en otras voces
abro la luz
que para ti apago.

Lázara,
la única vida
que por precaución no despertaremos
será tu alma.


****

Hágase la tierra
le pondremos viento en el ombligo
y mar entre las piernas.

Hágase la luz y las estrellas.
en sueños celestes trasnocharé para no ser vista.

Háganse los peces, los animales, las aves.
Multiplíquense y habiten el reino de mis caderas.


Háganse las flores y los frutos
para simular la fiesta.

Hágase el hombre del barro de mi garganta
que de la saliva salga a cantar.

Hágase la mujer a mi imagen
con la divina dulzura del lenguaje.



VIAJES DE LA ESPOSA DE LOT


Arribo

Yo atravesé el océano
Para inundarte el alma.

Sal de sales
Yo no miré hacia atrás.


Regreso

Warum fragts Du wegen mich?

No ves que todas las veces
me volteó a mirarte
y me deshago en sales
al ver el incendio
en el que no fui consumida.

Warum fragts Du wegen mich?
Por qué preguntas tú por mí?



***

Serpientes me salen de los vientres.

Nueve meses las albergo
y tres son los que demoro
en sacarles el ritmo,
en cortarlas
de mis piernas.
En salírseme serpientes
con mis tripas atadas a los ojos.

Tanta sangre y grito
para que salgan a arrastrar su cuerpo blanco.

Frías mis serpientes
enrolladas adentro de mi cuerpo.

Silencio en que me crecen.


***

A tu cuerpo helado meto el dedo.
Lengua tibia pongo a la serpiente
hipnotizada
que cayó en la red de los cabellos.

Sudado pasas
por donde el ojo
mantiene lunas deformes.

Oigo a tus venenos deslizarse
por el agua.

Sospecho por las agitaciones
que te vienes en mitad muerto
dispuesto a darme heridas
que conduzcan a lo negro.


***

“Sangre resbalada gime
muda canción de serpiente”
(García Lorca)


Me enrollo en mis pieles
me abrazo la cola
en los rincones.
Me trago mi lengua.
De todos los venenos
arde el vientre.


***

Me meto a tus ojos sin amarte.
Me tiendo en tus círculos.
Pongo el dedo
en la lágrima.
Me abrazo a tus esferas sin amarte
y espero a que me cubras con tus párpados.

A ver si de tanto
dormirme adentro de tus ojos
me convenzo.


***

Dalila después de envolverse
los senos con tu pelo
clava el puñal en el centro
de la sangre.
Te envuelve con la sábana,
te corta a tijerazos
y huye
satisfecha,
tal vez, por la victoria
de ser ella quien abandona la cama.


***

Me caigo a los abismos,
silenciosa.

Me abro todas las heridas
y me unto los dedos
para ver si por milagro
emergen mariposas.


***

Lázara despierto en otras bocas
y en otras voces
abro la luz
que para ti apago.

Lázara,
la única vida
que por precaución no despertaremos
será tu alma.


***

Reventada
en calles zigzagueantes
se explota los ojos con el líquido.
Respira lo verde
hasta gritar.
Abraza cualquier
música
en cualquier hombre.

Todo le produce mariposas
hasta que estas se desangran en estómago
y se vuelven de un solo color
en un encierro doloroso
de vuelos sin salida.


***

Se cumple la profecía
y derramo la tinta por los ojos.
escribo sin aliento
distrayéndome
en las vacas que atraviesan este puente,
en donde ya no se oyen mugidos,
sino gritos,
de una lanza clavada a la costilla
que señala con sangre
las muertes
que seguirme.

Escribo masacrándome,
mostrando,
abriendo llagas en que llorar
y golpear en tantos pechos.

Plegaria en los murmullos.
Escribo con velas en los ojos.


***

Muéstrame tus hijos.

Los he escuchado gritar contra mi vientre.

Sobre el agua corren con el sol metido en la palabra.

Arderlos quiero,
sentirlos.

Viajar aire en la espalda.
Saltar tus hijos en lo verde.


***

Ese cable que une los espacios,
tiembla
con el éxtasis de la pájara
anidada bajo las alas del amante acróbata.

Lindo el espectáculo del vuelo:
aleteo orgásmico del aire sobre un hilo.

Vértigo de ser uno en la mitad del cielo.


***

Entre los ríos
tú asomas la cabeza.
Gritas en mi grito de inundarnos.
Empujo hasta la plenitud
del verte.

Parado ahí
y ensangrentado.

Dispuesto a correr fuera de mí
y en dirección contraria.


***

No vale la pena
rasguñar los espejos
y cortarme el cabello para olvidar.

Quizás debiera tenderme
sola entre la nube
y crear ese espacio
que me falta
en medio del respiro.

Sentarme entre las rosas sin llorar.




Roxana Miranda Rupailaf nació en Osorno, Chile, en 1982. Su poesía explora temas relativos a una cierta ontología de lo femenino asociada a la sexualidad, el cuerpo, en un diálogo polémico con las imágenes y alegorías heredadas de los grandes relatos judeo-cristianos. Su conciencia de género, además, está informada por una conciencia de etnicidad, dada su condición de poeta mapuche-huilliche.

(Sergio Mansilla Torres. "Poetas Sur-Patagonia: Roxana Miranda Rupailaf." Buque de Arte. Ed. Sergio Mansilla. Osorno, Chile : Editorial Poetas Antiimperialistas de América. 25 de diciembre de 2005.)


HOMBRE HECHO DE TRIGO


Hombre hecho de trigo
Dejo mi alma en tu cuerpo
Eres flecha en mi pecho
Río claro en mi vientre
Brisa suave en verano
Frío hiriente en invierno
Sabe a humo tu boca
Yo te bebo y te bebo
Beso eterno y caliente
Vibraciones de sangre
Un volcán abrazando
Beso a beso meciendo
Ola a ola alcanzando
Cóncavo es mi deseo
Tu convexo y ardiente
Palpitante ceguera
Como brote naciente
Tierra y mar se asemejan
Playa arena abrazados
Nuestros cuerpos desnudos
Alga y roca cansados
Infinitos momentos
Humedad perfumada
Que parece venir
De hondor de la tierra
Entre flores trenzada
Fértil fruto y semilla
Hombre hecho de trigo
Con vigor de agua y tierra
Que despierta o dormida
Siempre sueño contigo
Hombre senda segura
Yo conozco tus pasos
Si tan sólo en pensarlos
Se contrae mi centro
Si no estás yo te invento
Y de seguro te cuajas
Tu silueta tu sombra
Tu tibieza me abraza
Que me quemo en tu flama
Y tu caudal me arrebata
A flotar en tu nube
O a morir en tu cama
Como ciega recorro
De tu pelo a tus plantas
Y es dulce dolor
Que entre el éxtasis danza
Un gemido un suspiro
Es un gajo de amor
Hombre brote de trigo
Hombre fruto y semilla
Déjame ser tu tierra
Tú serás mi gavilla.


SUEÑOS DE MUJER

Sueño que vengo naciendo
Desnuda de entre la nada,
Cobija sólo tengo
La neblina en la mañana.
Tenue me cubre, me inunda,
Y un rayo de sol se posa entre mi ropa soñada,
Y de mi cuello me pende
Un trozo de luna y plata.
Al mediodía me sueño con largo vestido blanco
Hecho de nube de octubre
¡ay, Dios! Y no he de mancharlo.
Y floto entre el infinito, Por no querer ensuciarlo.
Por la tarde ¡Dios bendito!
Sueño entre una llamarada
De nube de fuego y viento, De placer y tibieza.
¡Ay no me quiten la tarde,
ni mediodía ni noche,
si en madrugada despierto recordando algún dolor,
querré yo seguir soñando,
porque soñar es mejor.


ESPERO LA LLEGADA DE UN GRAN ESPÍRITU

He bajado del sueño.
Aclara la noche
los árboles se trenzan
las aguas se detienen en el musgo
las estrellas brillan como antes
el lucero de la mañana
nos envía nueva vida
y los ríos vuelven como lágrimas
de otros ríos.


Faumelisa Manquepillán de origen mapuche-williche, es poeta, artesana en piedra, madera y textil. El año 2000, publica en edición bilingüe el libro Sueños de mujer; Pewma zomo y aparece en el libro de ensayo, poesía y documentación Futawillimapu. Ha participado en varias ferias de Artesanía: la más importante fue su exhibición Artesanía y cultura mapuche el año 2001 en Washington, EE.UU. En la actualidad trabaja en su taller de Artesanía en la comunidad indígena de Pukiñe, en Lanco. También fue antologada en 20 poetas mapuche contemporáneos.



Baile sagrado
(Inéditos)

El mar ha vuelto
elevándose grueso
sobre el solitario cerro tren-tren
y sobre las piedras
va dejando su palabra

Bailan las culebras,
allá arriba
esperando a la luna,

Bailan las olas allá abajo,
esperando el rocío de kai-kai.

Y el sol cae pesado
sobre su espalda

Tras la hilera de las piedras
kalfukura sueña


Lluvia

Bajó como pétalos de flores
gota a gota
y cayó sobre mi cabeza
luego se escurrió
cerca de mi corazón
refrescando mis venas sedientas.


Estoy

Estoy suspendido en el aire
como el canto de los pájaros
como el olor de las flores
que llena los espacios.
Voy como agua
por este río de vida
hacia el gran mar de lo que
no tiene nombre.

Yo soy la visión
de los antiguos espíritus
que durmieron en estas pampas.
Soy el sueño de mi abuelo
que se durmió pensando
que algún día regresaría
a esta tierra amada.

Él se fue de viaje
más allá
del horizonte de los sueños.


*

A pie
a la caída del sol
me descolgué
por la tierra de los árboles
quinquen
y el miedo de mi sombra se durmió
abrazado por el canto del estero.



Extiende su manta
la madrugada sobre el lago
un viento suave
me despierta
weyeltue
gritan los pájaros al amanecer
weyeltue
y mis sueños galopan
tras las montañas
Bajan gritando

Bajan gritando
ellos sobre los campos
silbando por los esteros
corro a ver a mi gente
a mi sangre
pero ya están tendidos
sobre el suelo
sobre ellos pasan los huincas
hiriendo de muerte la tierra
dividiendo mi corazón

Entré en busca de mi calor
A mi casa ardiendo
Brotó el estero de mis lágrimas lloviendo sobre mis pies
Ustedes ¿entienden mis lágrimas?
Escuchen al aire explicarlas

Están pasando los años,
Están pasando los nidos
Sobre el fuego
Está pasando la tierra
Y ya me estoy perdiendo entre las palabras
Escuchen hablar a mis lágrimas


Leonel Lienlaf, poeta indígena mapuche, reside en Temuco, Chile, donde nació en 1971. Para Leonel Lienlaf “la poesía es la hazaña y el sentimiento de su raza, puestos en su lengua natal, el mapudungún, es decir, poesía cantada”. Ha publicado, entre otros libros de poemas, Se ha despertado el ave de mi corazón, en 1990.


LAMGEN

Aquellos ojos del color del color, a una
altura azul,
cunden copihues, humo de agua,
con tanto encanto blanco en el espíritu.

¿Había viento a aquellas horas o
eran abejas borrachas
trayendo miel y sangre
al panal de mi cráneo?

Porque el agua es hermosa
y el cielo es hermoso
y ambos son buenos amigos -dijo-

Porque la luz es la cruz de la estrella
y mis pechos la cruz de la luz...

Porque en silencio sabemos lo que somos,
a una altura azul:
el águila y el cisne,
el venado y el puma,
montañas de carne y hueso,
cementerio de la eternidad.


LIBRO

Sólo puedo leer tu cara, huenún jaime luis,
sietemesino feo, sólo
puedo leer tu mitad hijo,
tu mitad hueso y calavera encarnada
tu débil número negativo
hecho de cuarteada eternidad
y carne.

Sólo puedo leer tu mitad
padre, hermano, aquel
que diariamente sale a conseguir
una mísera ración de estrellas, exiguo alimento
de palabras que no saben todavía ni
siquiera balbucear.

Sólo puedo leer al lado de Otro,
sólo junto a los conjuntos rotos de tu madre,
sólo solitario pero nunca solo,
mal ladrón de la blancura de las Páginas.

Sólo puedo leerte juntando las letras
al pie de un título de un poema de Tu Fu.

Sólo puedo tu raíz falsa, huenún
jaime luis, hombre
o duende porfiado o malo de la cabeza,
sólo puedo leer la mitad
del aire que te hace viejo,
la otra mitad la ganas
con el sudor de tus ojos
y aquello
no tiene explicación en mi
alfabeto.


CEREMONIA DEL AMOR


Los árboles anoche amáronse indios: mañío e ulmo, pellín e hualle
tineo e lingue nudo a nudo amáronse
amantísimos, peumos
bronceáronse cortezas, coigües mucho
besáronse raíces e barbas e renuevos, hasta el amor
despertar de las aves ya arrulladas
por las plumas de sus propios
mesmos amores trinantes.

Mesmamente los mugrones huincas
entierráronse amantes, e las aguas cholas
abrieron sus vertientes alumbrando, a sorbos
nombrándose, a solas diciéndose: aguas buenas, aguas
lindas, ay pero violadas somos aguas
Rahue, plorosas Pilmaiquén, floridas e parteras e aún
felices
las arroyos que atraviesan como liebres
los montes e los cerros.

E torcazos el mesmo amor pronto ayuntáronse,
los Inallao manantiales
verdes, las Huaiquipán bravas
mieles, los Llanquilef veloces
ojos, los Relequeo pechos
zorzales, las Huilitraro quillay pelos tordos,
los Paillamanque raulíes nuevos.

Huilliche amor, anoche amaron más
a plena chola arboladura,
a granado cielo indio perpetuo
amáronse, amontañados
como aguas potras e como anchimallén encendidos, al alba oloroso
amáronse, endulzándose
el germen lo mesmo
que vasijas repletas de muday.


CISNES DE RAUQUEMO


Buscábamos hierbas medicinales en la pampa
(limpiaplata y poleo, yerbabuena y llantén).
El sol era violeta, se escarchaban los pastos.
Bajaba el Rahue oscuro, ya sin lumbre de peces.

Oímos mugir vacas perdidas en la Vega,
y el ruido de un tractor camino a Cancha Larga.
Llegamos hasta el río y pedimos balseo,
un bote se acercó silencioso a nosotros.

Nos hablaron bajito y nos dieron garrotes,
y unos tragos de pisco para aguantar el frío.
Nadamos muy ligero para no acalambrarnos.
La neblina cerraba la vista de la orilla.

En medio del junquillo dos cuerpos de agua dulce,
blancos como dos lunas en la noche del agua,
doblaron sus dos cuellos de limpia plata rotos,
esquivando sin fuerza los golpes y el torrente.

Cada uno tomó un ave de la cola o las patas
y remontó hacia el bote oculto entre los árboles.
Los hombres encendieron sus linternas de caza
y arrojaron en saco las presas malheridas.

Nos marchamos borrachos, emplumados de muerte,
cantando unas rancheras y orinando en el viento.
En mitad de la pampa nos quedamos dormidos,
cubriéndonos de escarcha, de hierba y maleficios.


Cantos

Un notro es la mañana
donde habitan
los tordos.

Árboles fantasmas
en tu sombra
hay.

Honda vuela el agua
sobre el sol y el bosque.
Negra golondrina,
sales de mi sueño
y entras en la tierra
sin voltear.

Mariposas
en el cardo
que todos evitan.
Fuegos de montaña,
cenizas del sol.

Mediodía en mi
provincia.

Escribo mi poema
en las hospederías del bosque.

Los pájaros vuelan
y borran con sus cantos
lo que escribo.

Purrún*

Yo la miro
danza
canelo florecido lleva en sus manos
danza
sus pequeños pies llenos de tierra
danza
flores de ulmo y miel en su cabellos
danza
ríe y danza
bebe su muday
Yo la miro
yo no danzo
y el polvo que levanta el baile
me oculta
ante sus ojos

*Danza mapuche

Llamekan**

Sangre de golondrina, sangre
de mariposa
tenemos.
Los muchachos saben, los
hombres saben
y nos miran.
Escondidas en los bosques nos quedamos,
mojando la tierra,
mojando los arrayanes
y los helechos.
Sangre de golondrina,
sangre de cisne hembra
en los juncos y los arroyos.
Mujeres, niñas del sol,
escóndanse de los muchachos.
Mujeres, niñas del sol,
escóndanse de los muchachos.

**Canción antigua de las mujeres


Jaime Luis Huenún (* 1967, Valdivia, Chile - ) es un escritor mapuche-huilliche chileno. Sus obras han recibido muchas distinciones y premios y se ha incluido en varias antologías. En 1996 y 1997, obtuvo financiamiento por medio del Fondo para el desarrollo de las Artes y cultura (Fondart) de Chile para un proyecto de escritura, denominado Ceremonias. Obtuvo el “Premio Nacional de Poesía: El joven Neruda” en 1999.Ha publicado dos libros, Ceremonias en 1999 y Puerto Trakl en 2002. Con esta última obra, obtuvo el premio de poesía Pablo Neruda, en 2003. En 2003, edita la antología Epu mari ülkatufe ta fachantü, 20 poetas mapuches contemporáneos.


LA LLAVE QUE NADIE HA PERDIDO


La poesía no sirve para nada, me dicen
Y en el bosque los árboles se acarician
con sus raíces azules y agitan sus ramas
el aire, saludando con pájaros la Cruz del Sur
La poesía es el hondo susurro de los asesinados
el rumor de hojas en el otoño, la tristeza
por el muchacho que conserva la lengua
pero ha perdido el alma
La poesía, la poesía, es un gesto, el paisaje
tus ojos y mis ojos muchacha, oídos corazón
la misma música. Y no digo más, porque
nadie encontrará la llave que nadie ha perdido
Y poesía es el canto de mis antepasados
el día de invierno que arde y apaga
esta melancolía tan personal


EN MIS SUEÑOS

Lejos de mi tierra añoro
cuando en mis sueños
me abrazan las altas cumbres
de mis montañas.
No es tan ancho el mar
hermanas, hermanos
y de pie estoy sobre estas aguas,
les digo.
Envíenme vuestro caballo
azul, galopando volveré
De lejos vengo, pero mi
corazón resplandece
De ustedes soy hijo, pues
Así hablaré a nuestra Gente
Amada.


KALLFUMALEN


Estás lejos, y eres la visión la sombra
que veo como a las ramas de un árbol
en una noche de invierno
Los treiles me están diciendo que vuelves
Espero mientras respiro el olor de la
vela recién apagada
Si vienes, me digo
te ofreceré, al salir el sol, mis cantos
y metawes
te daré un vestido hermoso
recogeré para ti flores de las que crecen
junto al agua
Pero eres la visión la sombra, y estoy solo:
los treiles se van perseguidos por granizos
en vano las ramas del árbol intentan
espantar al invierno
y en mi garganta se quedaron las palabras
que nunca dije.


EN ESTE SUELO HABITAN LAS ESTRELLAS

En este suelo habitan las estrellas
En este cielo canta el agua
de la imaginación
Más allá de las nubes que surgen
de estas aguas y estos suelos
nos sueñan los antepasados
Su espíritu -- dicen-- es la luna llena


LAS LLUVIAS TENSAN OTRA VEZ LAS CUERDAS


Las lluvias tensan las cuerdas de su brisa
y, arriba, es el coro que lanza el sonido
de la fertilidad
Muchos animales hubo --va diciendo
montes, largos, aves, buenas palabras
Avanzo con los ojos cerrados:
Veo, en mí, al anciano
que esperando el regreso de las mariposas
habita los días de su infancia
No me preguntes la edad, me dice
y estaré contento
¿para qué pronunciar lo que no existe?
en la energía de la memoria la tierra vive
y en ella la sangre de los antepasados
¿comprenderás, comprenderás por qué --dice
aún deseo soñar en este valle?

EL HABLA DE LOS RÍOS

Brillando mientras el dulce olor
de canelos y laureles
subía hacia los cielos
los padres de mis padres miraban
la Cruz de Sur.

SUEÑOS DE AGUA TURBIA

Mas en mi alma --en mi sueño-- la música
de la confusión
agita sus alas y no veo a mis hijas
ni a mi mujer
ni a mis padres. Y el tiempo los lugares
son el Metro de Santiago de Chile
con puertas que vertiginosas se cierran
se cierran
(y los amigos que debían estar
el rumor de los bosques que se fueron):

PORQUE SOY LA FUERZA DE LO INNOMBRADO

He soñado en la luna creciente
dice
y he trabajado los campos
Antes que las palabras
y que las flores fui
(y más lejos)
Para mis hijas construyo
la casa de plata
mientras con el cabello al
viento
cabalgo sobre el arco iris
Soy el agua que corre
Dormido va el mar en mí
y despierta la montaña
Porque soy la fuerza de lo
innmombrado, dice
corona del sol: tu canto.

(De El Invierno Su Imagen y Otros Poemas Azules)


GRAN TIGRE NAHUELBUTA

Me encuentro lejos de mis padres
y de mis hijas
y no sé aún cuando volveré
por eso mis pensamientos
hacia ellos van
tristes, pero claros como rayos
de luna nueva
De mis ojos ya brotaron
lágrimas abundantes
y cordilleras y cantos vienen
al horizonte de mi memoria
Por nuestra gente estás ahí
hablando en esa tierra lejana
En el largo del sueño, me está
diciendo
el resollar del tigre azul.


Elicura Chihuailaf Nahuelpán, es poeta, escritor y traductor chileno de ascendencia mapuche, nacido en Quechurehue, Novena Región, a setenta y cinco kilómetros al sur oriente de Temuco, en 1952. Es uno de los más connotados escritores mapuches y su obra es principalmente bilingüe, en mapudungun y español.



Ilustración: http://www.vbz.es/vbz.htm
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