Tuesday, February 28, 2012


VOCES DEL SIGLO XXI



André Cruchaga.
(Chalatenango, El Salvador 1957)


ESCOMBROS



Matar a un enemigo no es difícil; matar
A un robot es matarse, bien pensado, a sí mismo.
GABRIEL CELAYA


Cada vez este País es menos cierto. El terror y la impunidad
no tienen nombre, tampoco son necesarios los milagros para salir
de estas aguas de alcantarilla.
Sólo la sal depredadora brilla en las axilas; aquí perdió
la dialéctica su propia placenta.
Arde la sangre con sus flechas fantasiosas, el magma del huracán,
el ventarrón mudo de la agonía, el disfraz alumbrando el subsuelo.
No hay lugar seguro para restañar los sueños, ni limpiar
la respiración en medio de oleajes sinuosos;
sólo hay tiempo y espacio para exaltar las Sumas tribulaciones
en este campo soterrado de huesos;
—no hay otro espejo, que el poyetón siniestro del hollín
con sus tapiales oscuros: aquí la cárcel es la ciudad o como si lo fuera,
en el misal de la ceniza, en las aguas del desorden.
(De pronto uno quiere renunciar a este País donde huyen
los pájaros, a esta naturaleza fúnebre del polvo; aquí arde
el aliento de la escoria en cada acera, en las calles desordenadas
de la bisutería, en la fiebre del engaño.
Cada cuchillo procrea lágrimas y futuro: tocamos el filo en cada
zapato; en cada conciencia, el miedo es otra ubre en sigilo.)

Vivimos encerrados en el resuello de las migajas: migajas de todo;
no puedo amar a un País que sólo deja desposarte con la miseria,
con la destrucción del ala,
con la expropiación de la propia conciencia.
A diario servimos la neblina en la mesa: rezamos para alimentarnos
de fantasmas; en el ocaso, la luz se convierte en blasfemia;
en la oscuridad intensa, la boca respira las cruces del día.
en la ley no caben los descalzos, ni el cadáver que construye
a diario el vejamen, ni el castillo pintado de arco iris por los niños,
ni el ojo que puede ver más lejos ciertos laberintos.
(Las falacias nos sirven de sombrilla y los aplausos, de piñata:
hemos caído en los tatuajes del disfraz,
en la pelota dominical de las diversiones. El oficio es sajar la Esperanza,
hasta que la extenuación sea la tierra contundente de la miseria.
No puedo amar a un País que hace del alfabeto un balbuceo,
un circo, una pocilga, un largo callejón de ruinas.)

Detrás de cada cuerpo hay músicas siniestras, entumecidos bosques,
Un País cercenado, entrañas putrefactas, costillas delirantes,
Amaneceres en pozos macabros, bartolinas donde el fuego
No da tregua, muertos cansados de morir en las pezuñas,
Aguas lentas mordidas por el semen de los perros, estiércol que invade
La memoria: todo está aquí en esta locura de País que tenemos,
Menos por supuesto, la alegría firme de la risa, menos la ventana,
Sino el escalofrío que repta por los poros…

Barataria, 23.I.2011



EPITAFIOS PARA LA CLARIDAD



Dejo en la memoria, las últimas monedas de las sombras. El arado
astral de las guitarras, la acera de la lengua con sus arduas faenas;
dejo para los arcángeles, esta eternidad incompleta,
el mar menor de los pañuelos, el césped ácido de la saliva,
la tasa quebrada de los olores, las aguas del odio que cerraron
mi horizonte, la suma de todo ello hundiendo mi hálito.
Dejo que el silencio que hable con la espesura del tabanco,
A fin de cuentas he aguantado la coz de tantas bestias:
—la enajenación insaciable, la adusta boca ensayando su entumecida
Sal entre las sombras del guarumo.
Aguardo la noche frente a las ventanas: aquí la muerte crecida
de la Esperanza, el frío de los martillos,
el incendio de los murmullos, las ramas socavadas del camino.
Ya no ando a prisa aunque el ansia me desvele:
la brecha es amarilla, negra, intensa como los grises de la voz.
En el ensueño el olor a los crepúsculos: la ramazón de la lluvia,
los lugares que un día celebraron mi corazón,
el retorno al arbitrio del paisaje, ahora desde lo oscuro de la cueva,
desde el grito exhalado del lamento.
La credulidad dejó de ser una vasija transparente, en donde ahora,
sólo cabe el refugio caído de las miradas.
(Dejo cada soledad en mis libros. Dejo el seno que me prodigo
de albas y puertas, el lecho anunciado de las semillas,
las llaves vegetales del viento en el río blanco de los ojos;
dejo al perro que sacuda sus pulgas con su lengua de sombrilla,
con su parpadeo de ojos contemplativos;
dejo, al margen de las paradojas, las telarañas como obra de arte
dentro de mis poemas extraviados en los poros secos de las paredes;
dejo la risa absurda de los balbuceos, los centelleos
de las arrugas, mi boca precipitada en el desamparo;
dejo que otros gocen de su propia máscara: evoco otros tiempos
de caminante solitario, de curiosos trenes y barcos en mis pupilas;
dejo los huesos ahogados en mi garganta, la alteración
de las esferas, la raíz de la carne empujando la cuchara
de los azúcares fermentados en la respiración, a ratos, inclemente.
Dejo el yagual del pellejo en el fluir de los zapatos,
en el hemistiquio alterado de los semáforos, en la muerte verdadera
que cae en mis ojos, sin otro ahora ni mañana;
dejo la desaparición forzada de mi conciencia, la mortalidad
mutable de mi presente, todos los días cíclicos del trompo
en el polvo dispersado de los exorcismos: lo demás, es el delirio
del zodíaco al momento de ponerme mi mortaja;
dejo pues, la piedra en el poema: la luz desgarrada transcurre
en el pecho; la claridad, sólo fue un lugar común y corriente
donde las moscas saciaron su apetito. Sé que el tránsito
es necesario como ese ritmo consonante del agua en el cántaro.)


Barataria, 11.I.2011

MONÓLOGO EN EL INSOMNIO



Escucho entre mi sangre y oigo el vasto
rumor del mundo,…
JUAN GIL-ALBERT



(Ah, doliente vuelo de querencias despobladas: amargos cauces
del gusano en la sangre, batallas de quemante sollozo,
ser la ceniza en estos fuegos recónditos, sombra del hartazgo,
duradera muerte en mi aliento, ciego apego a la hoguera;
ser el estrecho cauce de la lengua, la cuita dolorosa del sueño,
el alimento fúnebre de la carcoma.
Camino junto al desdén del ansia, junto a la luz doliente
de las cuatro paredes del vuelo: llevo sin merecer esta herida
que me ha nacido de tanto aspirar el desvelo;
en el insomnio toda mi sed se ha vuelto postrera, toda mi sed
ante la ausencia de las palabras; el limo de la lengua gime
dolorido, tierra adentro, donde se oculta la espina.
Me subyugan todas las abejas bajadas del árbol de la noche,
la resequedad plena en mi olfato, la dulzura menguada
a falta de ternura: atravieso los ríos invisibles del olfato,
cada campanazo, amedrenta, este gusano que llevo dentro,
la voz rugosa de las piedras, la porfía del arcano hacia el abandono.
¿En qué sosiego puedo advertir estos arcanos, sin escupitajos,
después de bajar sin compañía a la perennidad,
al centro de mi cuerpo soterrado en los abanicos del crepúsculo?
El follaje de la noche tiene arenas movedizas, ayeres
de hojarasca, equipajes que siempre amarró la sal con nudo ciego,
ternuras que nunca adiviné con mis ojos ciegos.
Cuando miro el sueño que pasa a oscuras junto al olvido,
toda fugacidad se vuelve eterna reverencia en mi aliento;
cuando la brisa llega, cegada por mis quemaduras diarias,
la espina salta del costado, el polvo del letargo se hace cierto.
Ahora me rindo al alado mutismo de mi insomnio:
a oscuras la memoria trasegando silogismos, desatinos doctrinales
de mis pesadillas, faena que vuelve sumisa mi porfía.
A oscuras llego a la sangre sumergida de los pájaros;
es tanto el desvelo, que se vuelven cárcel mis fantasmas.
A oscuras este gemido de la pena, barcos y trenes destrozados,
la claridad enterrada de mis sueños,
esta tortura que hace más grande la herida, prolongada
bufanda del escombro, atroz rincón de mis anhelos.
Casi a la medianoche, no conservo nada de este mundo: se ha ido
toda luz; y aparece, siempre, el afán de la herrumbre,
las Siete Cabritas a cuentagotas, la espiga muerta de la respiración.
Nada es más cierto que la semilla plantada de esta herida;
¡cuánto latido aletargado en los párpados, cuánto frío,
cuánta lengua en derredor de mi hospedaje, dientes oscuros
del alfabeto, mi propio firmamento.
Mi propia sed torva, a oscuras como un grito ensangrentado!)


Barataria, 04.VIII.2011




EL OFICIO DE LAS PALABRAS



Ahora decido recrear el cuerpo de la vida
sin que dejen de oírse en el tedio de las tardes
las extrañas palabras de este siglo.
LOURDES GONZÁLEZ


Ninguna palabra deja de ser tal en el círculo de los siglos;
todas son vísceras, cabalgaduras, batallas de cuerpo y lecho.
A veces son esa noche habitada por el búho y los murciélagos,
a veces oscuras como el horizonte que se pierde en la maleza:
—sin duda tienen demasiadas alas para mi sed desnuda:
lunas y universos comestibles.
No hay caminos que prescindan de su aroma,
ni semanas sin escupitajos, ni paredes sin olvidos.
Si bien son innecesarias en la cama, abundan en el mercado,
asomando su boca de orquesta.
Para este mundo de pólvora y sollozos, vale su húmeda cobija,
los pájaros descalzos sobre la hierba,
el mapa azul de la sonrisa con su volcán de azúcar.
Existo y luego las perpetúo en cada página que se derrite
en mis pupilas; descienden a mis manos con su camisa redonda;
hilan los tranvías del humo hasta socavar la tristeza.
—¿cuánto pesaban en la valija de Vallejo,
en el Ciudadano del olvido de Huidobro, en La espada encendida,
de Neruda, en los Mal de amores de Óscar Hahn?
¿Cuánto pesaban en los Diálogos de Platón, o en Sócrates, Heráclito,
En descartes, Goethe, Góngora, Quevedo,
el abismo con rostro de árbol, los discursos ciegos de los objetos,
el hombre arrastrando las palabras imprescindibles,
—las de siempre, sin titubeos, soportando la luz del agua?
Hay palabras comestibles: primero se balbucea la escritura;
Hay palabras que es preciso tirarlas en paracaídas;
Otras habrá que ingerirlas como el aceite de bacalao,
Y otras, no menos importantes, se hornean en el tintero del infinito.
Hay palabras para todos los gustos:
depende un poco de las fragancias que estén en la balanza;
sin duda hay palabras cursi: inodoras e incoloras,
y hay intermedios para evitar los tropezones en ayunas
y la mala digestión.
con mi miopía, me propuse usar las de los pájaros. A ellos les debo
el monólogo con las estrellas, los días de madrugada,
el aire fresco que se amontona en mis grietas.
Descarto las palabras suspicaces por aquello de una indigestión:
a veces sólo son sombra o espejo de mi rostro;
hay momentos que se convierten en exilio de los sueños…

Barataria, 21.XII.2010


SOMBRA MARGINAL



Cada sombra pone su eternidad en el templo de los cirios.
Lo que descubro alrededor del aroma, es la valija de viaje
que los relojes murmuran en el alma;
tengo la costumbre de ver mis ansias en el éter, dentro de la rama
de incienso de nuestros brazos extendidos.
En la ribera del riachuelo de la saliva, los recuerdos corroen
mi memoria, —no tengo escudo para evitar el dolor, sino esta hora
de ojeras en los ojos, este tiempo que engusana la herida;
es como haber enguantado de podredumbre en las raíces del abismo,
es como estar sumergido en los automatismos
propios de la pesadumbre, hacia el mismo sitio de los párpados.

Alrededor anidan brebajes amargos: cascos y herraduras muerden
el aliento, luego la llovizna con adobes sentenciosos,
oscuros minutos en los clavos de la puerta,
hogueras que hacen sangrar el resuello, la lección del espejo,
los difusos jardines en la orfebrería de tantas promesas.
Hay pañuelos en todo este ventarrón fúnebre que sobrevive
a la respiración, por alguna razón el hollín está presente
en los días que caducan, pero también en los días aun no deshojados,
—están aquí, las noches y los días,
aquel espejo de soledad que bebió salmuera de esquirlas,
la sombra marginal que recrea los meridianos terrestres, el aliento
acaso el alma herida en la noche, la sed que libró batallas
en la garganta, la llama del césped mordiendo las enredaderas.

La gesta ante la sombra no caduca: toda ausencia es una sombra
que duerme en el fondo del alma, enjambres de esperma
repiten la leyenda, el galope de siempre del goteo;
el brocal del pecho sostiene la piedra intemporal del rostro,
permea la sal de las fronteras de la claridad, reverberan las jarcias
de la noche con los desechos de la muerte.

Estoy en medio del terror de los caminos, al costado arde la luna
con las semanas sin domingos, con ese quizá que permite
el alfabeto, con el azogue acomodado en los pensamientos;
repentinamente, las ventanas, también se vuelven sombras, siglos
de vacíos en el rostro. He sido, parte de esa hondonada presentida,
parte del gris de los tabancos, —levito así, en la respiración
de las palabras, en las aguas florecidas de la tristeza, en la manía
de las lámparas que queman el paisaje.

Guardo toda la nostalgia en las raíces de los pinos. —Nosotros,
los que atravesamos los puntos cardinales de las piedras,
somos ahora, el íngrimo frescor del paisaje, el desuso de la alcoba,
la naturaleza muerta en el estanque del asombro.

Baratària, 02.I.2012


AQUÍ, EL ROSTRO EN EL AULLIDO



Aquí, el rostro en el aullido, pocas esperanzas y muchos exterminios: sombras como cascos, húmedas telarañas enredadas en las manos, olvidos que el hambre ha ido mordiendo hasta el punto de borrar toda reminiscencia, trinos cuya avidez hace cárcavas, transparencias rotas en el paladar, entrañables litorales donde no se pueden izar barriletes, ni jugar a las canículas del estertor. Junto a estas vértebras de la congoja, sucesión de cuerpos desahuciados en los rieles salados de trenes que hunden las aguas y los fósforos que encienden el rocío. Cerramos los paréntesis sin haber hecho posible tantos invernaderos de panes y peces: le dimos a la demagogia un lugar preeminente y socavamos ojos y pecho y el hervor de los candiles y la dirección exacta de muslos; y sin embargo, la querencia está en el mismo lugar, ¿podrá salvarnos el pozo de los deseos, el delirio del bolsillo, la habitación de siempre, la ventana desde donde se alza el paraguas de las estaciones? De seguro, detrás de esta opresión, hay paisajes que se pueden aprender con el silabario de los poros.

Barataria, 26.XI.2011





ALEGORÍA



De aquel idioma y de mis pasos por la tierra dicha no existe
imagen que esté hoy extinguida.
Los veleros tocan a las puertas
del aire donde persisto.
RAFAEL CADENAS



Saludo las mañanas desde dentro, cuando la guitarra del gallo emerge del patio con puertas y ventanas. Saludo ese blanco de los sueños haciéndose luz, recobrando los aleros del día; salvo la deshora, las faenas encienden los andamios del sabor, —vos y yo, apegados al fogón tibio del pecho, con las palabras necesarias para no curvar la boca, ni el pecho, ni la giba de la noche anterior. Son innumerables los párpados de los aleros; ayer nos hizo callar el luto, hoy crece el viento como una hilera de pájaros, desde los pies hasta las sienes: desde la casa a las aceras nos abriga la rama del pecho, la entraña íntima del aliento con su vívida flama. (Los viajantes siempre guardamos la almohada en la memoria; en la marcha abrimos las manos del entusiasmo, digamos que descubrimos el presente de las lámparas, la obra del apetito a profundidad.) En el fondo, escrutamos las palabras, el precio que tiene la piel para los almácigos, el fieltro de las luciérnagas en la conciencia. Digamos que un día puede hacer la diferencia: hoy todo es posible en los brazos.















André Cruchaga
. Nació en Nueva Concepción, Chalatenango (El Salvador), en 1957. Tiene una licenciatura en Ciencias de la Educación. Además de profesor de humanidades, ha desempeñado la función de docente en Educación Básica y Superior. Parte de su obra poética ha sido traducida al francés por Danièlle Trottier y Valèrie St-Germain; al Idioma vasco (Euskera), Miren Eukene Lizeaga; al griego, por lia Karavia; al holandés por Michel Krott.; al rumano por Liliana Popescu y Andrei Lagna; al catalán por Pere Bessó. Jurado de Poesía de la XVI Bienal Literaria "José Antonio Ramos Sucre", Venezuela, junio de 2007. Buena parte de su obra se encuentra publicada en diferentes revistas electrónicas y en papel de Argentina, Chile, España, Grecia, Estados Unidos, Canadá, Colombia, México, Perú, Italia, Holanda, Rumania y Cuba. Ha participado en diferentes eventos literarios en su país; así también, ha recibido varias distinciones por su obra literaria. Entre sus libros editados podemos mencionar además: “Alegoría de la palabra” (1992), “Visión de la muerte” (1994), “Enigma del tiempo” (1996); “Roja vigilia” (1997) “Rumor de pájaros” (2002), “Oscuridad sin fecha/Data gabeko iluntasuna” (2006); “Pie en tierra” (2007), “Caminos cerrados”, (México, 2009), “Viajar de la ceniza/ Voyage à travers les cendres”, (El Salvador, 2010); “Sublimació de la nit/ Sublimación de la noche”, (El Salvador, 2010); “Poeta en Barataria”, (La Habana, Cuba, 2010); Balcón del vértigo, (El Salvador, 2011); Blasfèmia del subsòl/Blasfemia del subsuelo, (El Salvador, en prensa), entre otros.


• Antologías:
Novísima poesía salvadoreña. Revista Presencia, año III, No.12, 1991.
Poesía a mano. 1ª. Edición, Editorial Universitaria, Universidad de El Salvador, 1997.
100 escritores salvadoreños. 1ª. Edición, Editorial Clásicos Roxsil, El Salvador, 1997.
Antología de una década. 1ª, edición, Casa de la Cultura de Zacatecoluca, CONCULTURA, El Salvador, 1998.
• Antología "Paseo en verso", Editorial Pasos en la Azotea, Querétaro, México, marzo de 2005.
Canto a un prisionero. (Homenaje a los presos políticos en Turquía. Editorial Poetas Antiimperialistas de América, Ottawa, 2005. ISBN 1-894879-10-4.
IX y X Antología de la Nueva Poesía Hispanoamericana, 1ª. Edición, Editorial Lord Byron, Perú, 2005.
Muestra poética, Revista Baquiana, Anuario V, 2003-2004, Miami, Florida, Estados Unidos, 2004.
Rolando, La vida. Antología poética, San Salvador, El Salvador, julio 2005.
Poemas sueltos (Revista Generación Abierta, Año 15, No.43 Editada por el poeta Luis Raúl Calvo, Buenos Aires, Argentina, 2006.
Mínima Antología (Tres poetas salvadoreños), Revista Poda, No.3 Editada en Venezuela por el poeta Ramón Ordaz, 2006.
III Antología de Poesía, entre Eros y Tánatos. Asociación de Escritores de Mérida Fondo Cultural “Ramón Palomares”, Venezuela, 2006. ISBN: 980-6679-15-6.
• Leyva, José Ángel. [Director-compilador], Revista Alforja No. 43, Revista de Poesía, México, abril de 2007.
• Poumier, María. Poetas por El Salvador, Antología. Editorial Delgado de la Universidad “José Matías Delgado”, El Salvador, 2008.
Los Siete pecados capitales: la lujuria. (Antología preparada por Carlos López). 1ª. Edición, Alforja, México, 2008.
Poemas al viento, (Antología preparada por José Ángel Leyva). 1ª. Edición, La cabra ediciones, Alforja, México, 2008.
• Vargas Méndez, Jorge y J.A.Morasan. Literatura Salvadoreña 1960-2000. Imprenta Criterio, San Salvador, El Salvador, 2008.
• Godoy Durán, Enrique [Compilador]. Breve Antología de Poesía del Mundo. Guatemala, 2009.
Revista AMNIOS, Año 2009, No.1 Editada por el Ministerio de Cultura de Cuba. La revista está dirigida por los poetas Alpidio Alonso y Roberto Manzano, La Habana, Cuba, 2009.
Revista ALKAID, No. 11, Revista multitemática, Valladolid, España, abril de 2011, dirigida por Pilar Iglesias de la Torre.
Mas, José. Antología de poesía erótica. Cátedra, Madrid, 2011.


Nota del autor del blog: Las obras visuals que acompañan esta breve antología poética del poeta salvadoreño, Andre Cruchaga son del artista visual chileno, Roberto Matta. Fueron reproducidas de diversas fuentes del Internet.

Friday, February 24, 2012

- UN RESUMEN DEL DISCURSO DE LA FALACIA-


HISTORIAS DE FALACIA es una novela creada sobre la sugerencia de Milan Kundera de que una novela podría ser finalmente el examen de una palabra.

En el libro “El arte de la novela” de Milán Kundera he encontrado una sugerencia sobre la novela que no solo me parece válida sino que además me gusta. Kundera sugiere que la novela podría ser la investigación, el examen, el análisis de una palabra (con las armas de la novela, que son distintas de las del tratado sociológico, filosófico o político, naturalmente ).

Yo he tomado pues la palabra FALACIA y la he considerado a través de cuatro historias, unidas temática y argumentalmente (no son cuatro cuentos).
Allí están: La Historia de un Hombre que cree adivinar el pensamiento de otros, La Historia de una princesa y un Conde que en pleno siglo XXI creen que la monarquía es la salvación del mundo. La historia de un Sátiro que ejerce su violencia sexual en estos años y la historia de un grupo de actores que pone en práctica la idea de que el arte no es mera representación y termina configurando el Teatro de la muerte.

La palabra FALACIA hace parte del CAOS en la medida en que hace parte de un terreno inexplorado o poco explorado. No obstante en un mundo donde los valores están en duda LA FALACIA se torna primordial. Nos hemos acostumbrado a recibir alguna FALACIA como respuesta a los grandes problemas que hoy nos afectan. Los banqueros que ocasionaron la crisis reclaman el dinero del Estado y recortes para la gente común, para salir de la crisis. Se declaran guerras en represalia a armas atómicas que no existen. Se hace la más cruel guerra sucia a nombre de la democracia. A Africa se la ha llevado a la destrucción en defensa de la civilización. De ahí las palabras de Pedro Cortés, un personaje de la novela que afirma que “La FALACIA domina el mundo”. De ahí también el carácter provocador y de FALACIA de este personaje que justifica la violencia y el crimen (Como hace mucha gente, me temo) mediante razonamientos falaces.

Desde otro punto de vista HISTORIAS DE FALACIA es también un reto imaginativo. De manera que personajes tan aparentemente lejanos como los sátiros de la mitología griega, cobran actualidad y se vuelven decisivos en la solución de problemas de la vida de un personaje contemporáneo. También es una manera de llamar la atención de que el pensamiento que ha guiado a los pueblos no ha sido siempre el mismo y de que había motivaciones profundas en el pueblo que creo dioses y semidioses que representaban las pasiones y problemas a los que las personas se enfrentaban. De todas formas, en un mundo (el de hoy) que ha asistido a un profundo desarrollo tecnológico, poco o nada se ha avanzado en otros niveles que competen a la felicidad de las personas. Antes al contrario, lo que alumbra nuestro acercamiento actual a algunos temas es la violencia o el prejuicio.

LAS BACANTES de Eurípides se levantaron como un punto esencial en un cruce de mundos... Pero lo que las BACANTES cuestiona de nosotros seres del siglo XXI, se refiere a partes esenciales del espíritu humano. De allí la contraposición implícita que hay en la novela , entre un mundo perfectamente ordenado y reglamentado (cómo el de las ciudades de los países nórdicos) y el aliento, si se quiere bestial, del sexo y de la fiesta. Helsinki representa para mi una ciudad avanzada en aspectos sociales, pero cuyos habitantes – me temo – viven pendientes – o añorantes – de la locura del carnaval.

En HISTORIAS DE FALACIA también será posible encontrar una interpretación de la idea aristotélica del arte imitativo. No podía ser de otra manera: LAS BACANTES se levantaron en el momento en que las ideas e interpretaciones sobre el carácter del arte, eran muy vigentes. EL TEATRO DE LA MUERTE, cuyo trasfondo teórico parece sustentarse en el libro, es una reedición más de los argumentos que concernían a la discusión sobre el carácter del arte. Lo que el libro parece preguntarse es : Qué sucedería si en lugar de un arte imitativo ponemos en práctica un arte basado en la idea de la reedición real de las tragedias?

Aunque estas ideas no están sustentadas con la gravedad que aparentemente tienen, si no que hacen parte de un juego creativo, la ambigüedad de la novela. El juego y el fuego en que se cocinó HISTORIAS DE FALACIA. Que ha de ser el juego y el fuego en el que cada lector independiente, realice su propia recreación.


Gustavo Consuegra Solórzano
Helsinki, Diciembre de 2011

PD/ El libro se consigue en Amazon


http://www.amazon.com/Historias-Falacia-Spanish-Consuegra-Solórzano/dp/8415092741/ref=sr_1_3?ie=UTF8&qid=1311586930&sr=8-3

Thursday, February 23, 2012

VOCES DEL SIGLO XXI


Henry A. Petrie
((Managua, Nicaragua 1961)




ARTE: GONZALO



Intemporal

Recordé episodios en tentáculos de realidad,
junto al respirar de un cuerpo en reposo.

Ayer sostuve una batalla de sensaciones;
Hoy soporto la marea compulsiva;
Mañana, con la complicidad de la noche,
pulularé contornos de devenir andado.

Me asedia el tiempo y sus vaivenes,
demonio constante indagando punto débil
por donde introducir impune su daga.

No busco pétalos de rosas en los caminos,
cuando con espinas he trascendido
y de mi sangre he bebido el vino que calma

esta inquietud en estado intemporal.

(Del poemario inédito Desafuero)




ARTE: GONZALO




La vida es así...

La vida es así, como somos,
instantes fugaces en el tiempo,
fallecimientos alegóricos, expectantes,
vuelos apacibles y abruptos.

La vida es así, como somos,
en el enfurecido fuego del amor
y la callada inquietud del agua;
caricias en pieles llagadas,
besos en almas divagantes.

La vida es así, como me ves,
ido en la luz interior
de un universo que no ha sido
aquí.

(Del poemario inédito Desafuero)






Atmósfera roja y crepúsculo azul

Atmósfera roja, densa,
rojo agrio, de fuego,
reino de furia y odio
consume la vida.

Crepúsculo azul, amante,
poético, idealista,
también de fuego
y agua,
creador de cielos.

La guerra en mercados
con estridentes armas:
plásticas monedas
despojan almas
cual carnes leprosas.

Hay un hueco oculto,
una semilla sideral flotante
y un génesis en el cenit.

Pintarán como dioses
los prismas aliados,
la nueva Era trae
espíritus en acuarelas
cercanos al cinturón
de la luz.

(Del poemario inédito Desafuero)



Danza de los encantos

Bebo el jugo de una tarde ansiosa
con nuevos sueños y el rumbo de la magia...

Escalamiento de espíritus, vibraciones penetrantes.
Vuelo elástico hacia el infinito, virando cuando voltea,
voltea rotando, y en oposición empuja, corta e irrumpe,
los opuestos se desplazan y prolongan, cada paso enseña
la estación vital, el lenguaje que conecta lo humano,
naturaleza en movimiento. Armonía.

Del cuerpo la arcilla elocuente, correlación continua
de peso, tiempo y espacio, repeticiones constantes
y elevación a punta de fuerza, pelvis potentes
en ejecuciones coordinadas, exactitud de brújula,
el ideal.

Avance, avance, a veces cortante... suave,
dejándose ir... rapidez y ritmo,
geográfico el recorrido con brazos y piernas
como compás y artefacto, el sonido
entre ondulaciones de almas apareadas.

El ritmo esculpe luz,
el cuerpo habla de su verdadero rostro.

¿Lo desconocido, lo nuevo?
Pensar danzando, encontrar el paso adecuado
para asaltar escenarios en contrastes y contramarchas.

De los poros el agua que acaricia la piel,
de la densidad a la estela liviana:
un barco invisible que habita el ser.

Los encantos juegan y danzan,
invitan como niños traviesos. No hay paraísos,
sólo plácidos lugares, nobles corazones;
primigenios que no temen el pecado original,
mas en la carne se posa el espíritu.

El amor indeciso, valiente, conjugado y traicionado,
también encanto ofrece, regateando,
vacilando, y cuando se cree seguro, se rompe
como cristal de lujo en casa ajena.

Nada es más auténtico que la niñez.

¡Ay, la idea! Encanto preciado que juega a fuego.
Se atreve tocar tronos, usurpar privacidades,
mas quién es aquél que no ha profanado.

Nada, sin embargo, es original.

Como danzaron los dioses después del inicio,
cuando nacimos del fuego, ese punto universo,
así la danza juntando partículas viajeras y esparcidas;
la danza que en mágico vibrar ocurre y se escurre
marcando pasos, compás del movimiento,
sonrisas que develan contorsiones.

¿Quién osa rehusar,
cuando estrellas, soles, planetas;
universos, estelas e infinitos
se mueven y buscan inciertos
el punto de la estática definitiva?

El cuerpo expide su alarido;
la sangre, vibrante y rítmica, corre al fuego.
Transpiración diluviana y poros dilatados.

Remanso con tono nocturno y sabor añejo,
sexo en puntillas con olor delirante;
suena la vida, revive el ardor. La danza.

(Del poemario inédito Desafuero)


Amor original

Lo amó en penumbra, siguiendo sus pasos muchas veces con fuego, entregada a la incitación de las noches, libre y afirmada. En las oraciones lo suspendía con su desnudez, cuerpo de pan diluyéndolo entre sus piernas, abierta, tragándolo en quejidos que rompen el silencio, y los peces en su vientre acuático como espíritu caminante, aferrado a sus embates, salvándose, salvándose el hombre, aunque su sangre fuera hecha vino y su muerte semilla, vigoroso embrión, palabra navegante de tiempos, en la cruz de su amor, goteante preñez... Y se hizo mujer, madre aguardando al hijo del amante hijo del dios, hecho de luz y sangre en santo espíritu, con amor original.

(Del poemario inédito Desafuero)


Pervivir

Trasgredo y destruyo realidades, invento otras con pretensiones amables, y al cabo de sus vueltas de esquinas, se tornan tan crueles como las despreciadas. No hay asientos sólidos ni papeles irrompibles, sólo imágenes juguetonas, quizá de letras, aferradas a ilusiones que se degradan.
Dentro, profundo, de este corazón y mente rebeldes, están mis jardines inocentes, cohabitando con laberintos de zonas ocultas. Se extravían los rostros de múltiples amores, mas el revoloteo del colibrí perseverante, ama libando el néctar de su historia.
Ante el mundo enjaulado, mi rechazo. Entre multitudes, yo, sin banderas ni pancartas, sin deidad ni fetiche, rondando paraísos contaminados e infiernos tras pulcritudes. Busco la fisura inadvertida, con ímpetu de convulsión acribillando normas, invocando libertad. Todo régimen moral me sabe a fraude.
No es enojo ni pesimismo, al escribir. Tan extraño así, que estoy liviano, con ponderado entusiasmo, vital. Me desafuero al encuentro de tantos Yo, sabiendo de la unidad en los nosotros, porque hay mucho de nosotros en otros, y cómo negar que somos tantos del todo, expresivo.
Al navegar, soy. Descubro, aprendo y mi hambre se acrecienta, entonces aspiro más, se clava incisiva la inquietud, lejos del orden de las cosas, y hurgo como arqueólogo, quizá buscando huellas olvidadas, memorias dormidas o veladas, por todos los dioses del miedo.
Oigo el rumor de la mar, anunciándome el sollozo de amores reprimidos, y de otros tantos inventados, como cuentos de abuela, soplo y olvido, al dejar de ser aves, o no soñar más. Siento ausencia y frío de quien promete, necesitando. Frente a la posibilidad de cada amor, entregarlo en vuelo alto y libre, con vista al horizonte, será el gusto. Respiro sueños exiliados, en hogares que no son más que eso.

(Del poemario inédito Desafuero)


©Henry A. Petrie



Henry A. Petrie. 18 de mayo de 1961. Managua, Nicaragua. Poeta, narrador y ensayista. Entre sus más recientes obras publicadas: ¡Cómo va creer! (Cuentos, 2010; Ediciones Pensar); Urbanidad marginal (Poesía, 2010; Ediciones 400 Elefantes y Foro Nicaragüense de Cultura); Fritongo Morongo (Novela corta, 2007; Ediciones 400 Elefantes y Foro Nicaragüense de Cultura); ¡Tómame! Y te contaré (Cuentos, 2005; Ediciones Horizonte de Palabras); Inevitablemente humano (Novela-Ensayo, 2001; Editorial CAMINO), entre otras. Coordinador del Programa Promoción de la Literatura Nicaragüense, que impulsa el Foro Nicaragüense de Cultural.


http://www.foronicaraguensedecultura.org/



Ilustraciones: http://www.vbz.es/vbz.htm

Tuesday, February 21, 2012

Humberto Vinueza: la poética del “urbanícola”


Entrevista al merecedor del Premio de Poesía José Lezama Lima, otorgado con carácter honorífico por la Casa de las Américas en enero pasado: “ni siquiera de manera remota imaginé alguna vez recibir el premio más importante de poesía en América Latina”

El pasado 26 de enero, como parte de la jornada de clausura del Premio Literario Casa de las Américas, se anunció que el Premio de Poesía José Lezama Lima le correspondía esta vez al escritor ecuatoriano Humberto Vinueza, por su Obra cierta. Nacido en Guayaquil, en 1942, perteneció en la década de los sesenta al grupo de vanguardia cultural Tzántzicos. Ente sus libros de poesía se encuentran Un gallinazo cantor bajo un sol de a perro (1970), Poeta tu palabra (1989), Alias Lumbre de Acertijo (1990) y Tiempos Mayores (2001). En 1991 recibió el Premio Nacional de Poesía Jorge Carrera Andrade, por su volumen del año anterior.

Apenas unos minutos después del anuncio del Premio conferido por la Casa, Vinueza accedió a un diálogo virtual con La Ventana. Los días transcurridos desde entonces muestran la serenidad con que el escritor asume cada ejercicio de escritura, aun cuando se trate de un elemental intercambio de inquietudes e impresiones.

Obra cierta: casi cinco décadas de ciudad, naturaleza, geografía y amor

Pienso que el tratamiento de la naturaleza y del paisaje urbano en mi obra poética corresponde al de un urbanícola que aunque malcontento, no se siente excluido de la realidad, ni huye de ella hacia los artificios de la cultura y del arte. Son parte de mi ser la naturaleza y el paisaje citadino como un conjunto indisoluble, su esplendor laberíntico de pasajes y calles, de parques y jardines, de muchedumbres y de sin-lugares llenos de tráfico, ruidos, suciedad, inseguridad, etc.; sus espacios funcionales para el ritual religioso, el ocio colectivo, la manifestación política, el fútbol y aquellos destinados al aeropuerto, al comercio como los grandes multicentros o las explanadas de los mercados populares y, sobre todo, su abrupta topografía que revela la plenitud del presente de la imagen, el nudo o vértice hacia donde lo diverso converge o diverge. Todo esto ha incidido de modo muy diverso en mi imaginación poética: como referencia mimética o como experiencia cultural y simbólica.

La presencia de la casa como hogar, de las casas donde habité en la itinerancia de mi niñez, esa particular noción de lugar que en vez de ser un sitio preciso con estructura física indeleble, se convierte en territorio difuminado con tibieza de intimidad compartida y soledad, comunicación y silencio, orden y escape, ritualidad y humor, seducción a la presencia con la ausencia. Anudadas sensaciones estas que forman parte de la memoria y de la distancia reflexiva entre el mismo y el otro, entre la realidad y el juego de las fuerzas desconocidas que se ocultan detrás del lenguaje, como su doble o su parodia, y que provienen del intento de arraigo en un espacio que es mío de manera intransferible, que es propio de modo excluyente. En “Personas del yo”, digo: “la casa abre la puerta de sus sentidos// (…) el aroma del pan cunde hasta los confines/ de la intemperie de las ortopedias”.

En mi obra, las referencias miméticas al paisaje y la naturaleza son muy frecuentes, mientras que a las artísticas son menos: me refiero a aquellas que tienen relación con la naturaleza y que proceden del imaginario cultural. Además, en las más diversas modulaciones del tópico, de modo frecuente aparece el agua como un flujo imantado: nube, niebla, lluvia o nieve. Este símbolo recurrente emerge en ligazón con estados de ánimo o en alusiones al tiempo profundo, por ejemplo, en algunos poemas iniciales de los libros Cerámica en la niebla, Noticias del polen y La sagrada familia, etcétera.

El agua del río y del mar, como imagen misma del movimiento en la historia y el tiempo, está presente en poemas de la sección “Elmarelmar” del libro Constelación del instinto. El agua como sonido de la lengua, movimiento y transparencia cambiantes, murmullo silencioso de la conciencia, espejeo y reflejo del pensar, se convierte en imágenes que sirven de indicio de autorreflexión o metaficción y ocupan su lugar en libros como Personas del yo, Fuga de Energía, Tiempos Mayores, Constelación del instinto y Huso silábico.

Por último, los elementos del espacio de la ruralidad serrana elegidos para enmarcar la ficción poética aparecen frecuentemente en nociones de arriba y abajo, de atrás y adelante; cierto e indefinido de algo que está deslizado en la conciencia por el espejismo de la analogía; además, los indicios de íntimo y abierto a las formas y a las fuerzas del cosmos; los perfiles rectilíneos, quebrados o curvos en la fiesta de la pausada simetría de los viejos ritmos espaciales; adentro y afuera, punto y horizonte, anochecer y amanecer como cualidad del espacio y no del tiempo.

La frecuencia con que posiblemente aparecen, induciría a pensar que se trata de espacios donde los elementos de la semántica emocional crecen y se arraciman como emblemas.

Pese a que la metáfora es "un lenguaje cifrado", como usted le llama, ¿cree que ese recurso le permite algún tipo de conexión o diálogo con esos sectores marginados que también le han sido de interés?

Parto del principio referido a que la metáfora es uno de los recursos fundamentales de Obra Cierta y, en general de toda mi obra, y no es un desvío en relación con la norma ni manifestación de un sentido figurado, opuesto a la significación literal de los enunciados. La metáfora es un universal antropológico de la expresión; en otras palabras, el ser humano se expresa naturalmente mediante metáforas, pero el sentido de éstas varía en concordancia con la cultura.

La metáfora es un concepto que permite establecer jerarquías entre los elementos y organizar el mundo desde el punto de vista cognitivo. Pensamos y actuamos de acuerdo con las metáforas; por lo tanto, éstas no constituyen un mero asunto lingüístico. La metáfora posibilita diversificar el lenguaje, atrayendo metonimias, antonomasias, homologías, analogías, alegorías, intertextualidades, enigmas, parodias, hipérboles, ritmos, zigzagueos, silencios, hendeduras, entresijos, espejeos para poner en movimiento el propio ser. El poeta norteamericano Ezra Pound decía que la metáfora es el tinte del poeta.

En esta dirección de análisis, la semántica no puede entenderse como el campo de resolución de los problemas del sentido, pues la pregunta por el sentido deberá informar previamente cualquier posibilidad de categorización del campo semántico y de las formas que para éste se reclamen. Y mucho menos aún pueden la morfología o la sintaxis reclamar para sí constituirse en el ámbito determinante de los problemas planteados en niveles que integran planos fenoménicos de amplitud y complejidad mayores.

Cuando se alude al tipo de conexión o diálogo (del poeta) con sectores marginados, quizá indague por las condiciones de “legibilidad” de la metáfora, percibida en términos de entendible, comprensible, esto es: de aquello que se deja leer. Toda declaración de legibilidad, y por lo tanto también de ilegibilidad de un texto, es un hecho de consciencia social que instaura o confirma un conjunto de normas literarias.

Considero, sobre todo, que la legibilidad consiste en liberarse de dichas normas literarias. La liberación funda una legibilidad nueva en la cual la lectura se revela como un nuevo acto de enunciación, esto es, como una nueva escritura. Esta re-enunciación solo es posible si se entiende al texto como energía siempre puesta en acto que lo multiplica en su diversidad y a la vez lo protege de la repetición. Aprender a apreciar la poesía y aprender a aprender, consiste en apropiarse de una misma y única dimensión del ser: transformar en propio lo que estaba como ajeno.

Un premio Casa de las Américas, ¿cuánto significa para un autor consagrado?

En primer lugar, la designación de “autor consagrado”, en mi caso, es una exageración. Le manifiesto categóricamente que ni siquiera de manera remota me imaginé alguna vez recibir el premio más importante de poesía en América Latina. Ahora que esto ha ocurrido lo hago con severísima modestia. Es fácil constatar que desde la fecha de su vigencia han sido galardonados poetas importantes y con una trayectoria y un prestigio sólidos, como en los casos de Carlos Germán Belli, Oscar Hahn, Juan Manuel Roca, Raúl Zurita, Idea Villariño, Juan Bañuelos, Juan Gelman, José Watanabe, entre otros. No cabe duda que estos nombres son referenciales para la poesía latinoamericana de hoy.

De otro lado, el premio propicia una mayor difusión a libros galardonados año tras año. Es en este aspecto en el cual encuentro la verdadera importancia del premio: que Obra Cierta pueda llegar a más lectores.

Fuente: La Ventana
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