Thursday, September 25, 2014


 ENTREVISTA DEL WRONG SIDE 
A LA POETA Y EDITORA MEXICANA  Livia Díaz.

Tomando en cuenta lo díficil que es acercarnos a un concepto que defina la poesía, ¿Qué es la poesía para Livia Díaz?  

Antes que nada gracias Daniel Montoly por esta entrevista. Te quiero contar que la poesía por mucho tiempo fue mi vaso comunicante en exclusiva. Un amigo dice que poetizo y debería ser más objetiva. Una escritora dice que hay que ser más subjetivos para no enloquecer ante la realidad.

Yo sé que he dicho cosas importantes, pero sólo con el tiempo y la lectura los encontraré. Por ello creo que debo seguir escribiendo, cuando la poesía llegue y tenga un tema, y en esa medida, como si fuera una escultora, seguiré tallando y estudiando y puliendo.

 ¿Crees que la poesía está llamada a cumplir un determinado rol dentro de la cultura humana?

Han dicho que en principio la expresión o palabra se llamó “poesía”. Yo veo poesía en nuestros cantos naturales. A mis hijos les canté canciones que hacía arrullándolos, canciones expresamente hechas para ellos, de forma automática, por amor y porque podía. En esa época, cuando estaban pequeños aún no pensaba en la poesía, aunque escribí muchos poemas a los once años después de leer “El Chanfalla.”

Para mí la cultura es además personal. De adolescente leíamos y cantábamos todo el tiempo con mis amigas. Pasábamos horas copiando poemas y escribiendo, intentábamos destacar en todas las cosas. Teníamos un grupo muy competitivo en la escuela secundaria 26. Así que si fue mi cultura un lugar en el que estuve rodeada de poesía.

En la primaria Luis Vives, en la clase de inglés, aprendíamos traduciendo canciones de Los Beatles, Peter Paul and Mary y Pete Seger, eso no lo tuvieron otros niños de mi edad porque los rodeaban elementos distintos, personas distintas.

En la casa y las de mis tíos se puede decir que tuve acceso libre a bibliotecas y discotecas inmensas y me la pasaba revisando todo tipo de publicaciones, desde las enciclopedias especializadas hasta La Familia Burrón los domingos en el “Ovaciones”, pasando por la Picardía Mexicana y los libros de León Tolstoi, y que escuché todo tipo de música en grabaciones y en vivo.

Había poesía también en los cantos en las piñatas, las posadas, la navidad y en otros momentos. Los juegos infantiles, las oraciones, en fin que está muy presente en toda la vida humana, así que no solo está llamada a cumplir el rol, lo cumple y es infinita.


 Durante los años sesentas, setentas y mediado de los ochenta vimos la preponderancia de las mujeres poetas en la poesía latinoamericana con voces sobresalientes como la nicaraguense, Gioconda Belli, Claribel Alegría, la cubana Lina de Feria, la dominicana, Angela Hernández entre otras cuya poesía aborda el tema de lo femenino epicentro del discurso poético pero ahora notamos un descaimiento de lo concerniente a la condición social de la mujer como eje central del quehacer de la obra.

¿Cuál crees tú son las razones que han constribuido a ello?


Lo sobresaliente es que hay editores ocupándose de eso y que hay internet. Es un soporte en el que podemos escribir todo lo que nos da la gana y hacerlo público aunque nadie nos pague nada por eso. Es decir, a la gente ya no se le cobra por leer. Para mí la poesía dejó de ser el negocio de unos pocos. En mi camino encontré lo que dices, poetizas de los 70’s que hicieron autoediciones como Eugenia Martínez “La Malagueña” a quien conocí y entrevisté en Poza Rica y quien escribió un libro “para la mujer”. Allí dedica muchos poemas a intentar hacer conciencia sobre la condición de opresión y discriminación, y les pide a ellas que se superen a sí mismas para que se liberen. Les explica que no está del todo bien que ames a tu yugo.

También encontré poetizas que consideran que la poesía femenina es el foro de expresión y liberación y se cumple cuando se plasma erotismo. 

Desagraciadamente hay otras que se molestan por ambas cosas pero van al poema no para expresarse ni para cambiar el mundo, sino como adoratorio a Dios convertido en hombre, y al verso como templo que hay que adornar con guirnaldas.

La gente lee lo que le gusta. Si es como creo, y que la poetiza tiene una vida muy difícil, además de ser mujer y artista tiene {ya muchas contradicciones que le pesan encima}, y si es rebelde y no lee y no estudia, peor.

Si pretendíamos una vida aprincesada quisiéramos ser Carilda Oliver Labra.

Para mí la mujer de hoy es revolucionaria y quiere tomar un fusil a un lado de Gioconda Belli, ir a la universidad como Lina de Feria o que se cumplan todas las cosas en ella como Ángela Fernández.

Desde luego que, por poca modestia, nos creemos Claribel Alegría. Pero cada una es única. Ahora no necesitamos morir como Matilde Alba Swan, la primera abogada de Buenos Aires, para que se nos considere “ciudadano”, e ilustre, un siglo después.

Tengo muy claro después de conocer a otras de mi edad más o menos que, así como Matilde nos abrió el camino, nosotras les abrimos la puerta a otras que comenzaron a caminar.En todo caso esperaría que la mujer de hoy y del futuro no abandone a su comunidad humana y se sepa colectiva, porque como nos ha demostrado Pina Saucedo, cada mujer que hace algo por otra mujer suma y crea redes.

 Háblanos un poco de la poesía actual mexicana.

 Hace no mucho me di cuenta de que muchas estamos haciendo artesanías y juguetes, y otras obras manuales y plásticas porque ya trascendimos el papel, y que necesitamos otras expresiones que no tienen palabras sino formas.

También mujeres creando mecanismos informáticos para hacer poesía automatizada, también logaritmos que provoquen un tema. Juegos temáticos y de audio formando libros en formas y técnicas innovadoras y orientando a la mecánica de la robotización de la comunicación con poesía.

 Es decir, sabedoras de la poesía, ahora van buscando transmitirla. ¿No te parece algo increíble? A veces me despierto y comienzo a informarme de lo acontecido en el mundo en tiempo real. Entonces parece que mi vida se va cumpliendo a cada instante y si eso nos pasa a muchas mujeres puedo pensar en que el pasado dejará de ser un lastre y el futuro algo incierto.

Como somos muchas cosas además de almas, esto parece ir transcurriendo muy lentamente en nuestro cuerpo y los de los demás, entonces tenemos que tener una mente mucho más equilibrada. Por ejemplo he visto y escuchado y leído a una poetiza española que se llama Miriam Magrelli compilar el lenguaje de su cultura que no está en los libros, así como lo hacen poetas mexicanas hablantes de español y de otras lenguas.

Tenemos muchas influencias que nos vienen de siglos, al ser y al hacer y otras que nos están intentando llegar y que atentan contra una creación libre. La comunicación ha encontrado en la literatura su caldo de cultivo. Esto viene de la política.

Pienso que nuestro deber imperativo es estar pendientes y estudiar mucho para anticiparnos, para saber cómo está parando nuestro trabajo y no dejarlo en manos de la ludoterapia, la resilencia, la excelencia, entre otras artimañas del capitalismo salvaje.

No digo que sean malas o buenas estas cosas. Cada una tiene sus propios criterios para cambiar a las personas pero sí digo que tienen pocos modos de cambiar al mundo a través de la literatura. Es decir que, en esta invasión sí levantemos la pluma como un fusil.

Nada menos ayer publicó México un premio de novela en estos tenores. Lo único que me dejan claro es que estamos en una era “digital” en la que dominamos al instrumento pero se nos sigue culpando o responsabilizando del deterioro o prosperidad de las cosas materiales sobre el planeta para subordinarnos a ello.
Así que si te haces cómplice una esperaría que al menos sepas lo que hiciste, y que no quieras engañarte ni engañar a los demás. Que si haces un poema “motivacional” o una novela “Llip” no le llames Literatura.
Y ojo yo no veo mal a quienes hacen eso. Encontré un propósito del poeta hacer poemas por encargo y que es inherente a la persona querer hacerse cargo y ayudar. Pero creo que a nuestra cultura nada de bueno le trae el engaño y la estupidez.

Sólo la honestidad salvará a la literatura de caer por completo en las garras de la usura.

Que dejen los libros para sus descendientes y que no paguen sus campañas con recursos públicos. Además, siempre pueden hacer memes o twitts para llegar a comunicarse. Claro que para eso necesitarán poetas.

 Te conozco como una excelente editora y correctora de estilo. ¿Te dedicas a ello de manera profesional y de ser así ofreces tu servicio a los jóvenes poetas que buscan publicar sus obras? 
 Comencé en el milenio con Bastian Bonserio en narrativa, tenía un personaje al que me gustó decirle el “Ché Tangazo”. Era tan poderoso ese personaje que me quitó el sueño. Pensaba en ello todo el tiempo. Lo imaginé en ícono como un moderno Popeye de Madrin. Allí fue cuando me gustó eso de revisar textos y corregir y reeditar.
Luego Lina Zerón me dio unas chambitas.  Esa confianza de hacer las cosas y además con paga, me edificó y me apuntaló. Leer y corregir me vitamina. Con su bondad me dio a conocer un camino que no conocía. Editar y corregir es entrar a otro planeta con muchas dimensiones. A veces lo hago cuando estoy leyendo de algunos amigos. Parece que sus letras me están diciendo por dónde o qué caminos van a ir mejor, y se los paso, claro que si hay mucha confianza, que no se ofendan o lo tiran al bote. Pero si es de uno que ya se murió me aguanto porque el que publica manda y su edición es ley.

¿Podrías compartir con los lectores y lectoras del Wrong Side algún verso de tu poeta favorito que te haya impactado?

Hay varios. El principal es de Víctor Eduardo García Robles y dice: “Yo te conozco como si fuera mi oficio”. Es un verso que me irrita y me estremece. Que quisiera que conozca el mundo entero. Ahora yo te pregunto: ¿Conoces a alguien de esta manera?

Hay otros versos y conjuntos de versos en la obra de Charles Baudelaire que me sorprendieron, claro que es difícil decir si son originales o traición del traductor. Me encantó el cómo, en “El madrigal triste”, el poeta le dice a su amada en tres formas distintas las cosas y que van elevando el nivel, para ese efecto… las cosas entonces, es decir las palabras ocurren en  mi  cuerpo.

También me gustan de Miguel Hernández. Yo creo que todos quisiéramos haber escrito sus poemas. Hay unos chavos de Uruguay que se llaman “La trampa” que los volvieron rock. Me encanta escucharlos.

Así como pienso que todos quisiéramos ser Hernández, tener la simpatía de Walt Whitman, el sazón de Buesa, el desparpajo de Guillén, el ritmo de Lorca y la certidumbre de Neruda.

A veces hay que ser demasiado lúcido, demasiado Vallejo y amordazarse como Huidobro para no abolir a una cultura como hizo Gabriel García Márquez cuando omitió el gerundio.

Si no te gusta leer, si te da flojera o no puedes, hay muchos videos y grabaciones y de sus charlas también conferencias en la red. Hay que verlos y oírlos para aprender y saber.

Pero en fin. Amigo: Gracias por escucharnos y por este espacio en el que nos permites conocernos y a quienes nos lean, espero que nos comenten y compartan sus pensamientos y que quieran mucho este blog, tanto o más que yo.

Poemas 
Escribiendo en modo sapiens
Livia Díaz

Castañas 


a Daniel Montoly

l
La edad del poema
llegó
al final.

ll
Ella
era lavandera.

lll
Salió de prisa
su manto.

lV

Su palabra
se cumple.

V
Columpia
el andén.

VI
Tréboles
por si acaso.

VII
Tengo un gato
encerrado.

VII
Reír
Morir
Caminar.

VIII
.

…..

lX
pronóstico de madre:
Algún día
serás libro.

X
Las algas
al fin

el mar

el mar.




Viento Shoa … para la coexistencia
Inspirados en Auschwitz


Livia Díaz

l
 Busqué tu ropa en una vitrina
y encontré tu aroma

Soy una perseguida de la apeste
de las lámparas contra la tela

me asumo sobreviviente
me talo periódico de difusión externa

como estereotipos al amanecer
tomo forma de pluma y escribo

me dieron viento Shoa en Auschwitz
bebí lágrimas acuosas y saladas

me encendieron los ojos de la resistencia
las púas ensangrentadas en afiches amarillos

fui carne roja
en el asador del miedo

tedio y destrucción.


ll
Estar allí y no querer la muerte
Esperar viento sobre las vías
Escuchar el silbato del tren con esperanza
Suspirar polvo en olas salvajes
Recibir el sol sobre el pasto y de pies
Caminar sin moverse un segundo mirando la barda
Mirar la barda sin barrotes ni acero



Livia Díaz, poeta y periodista de oficio; radica en Xalapa, Veracruz.  Ha participado en antologías colectivas, encuentros de escritores e impartido talleres.  Es mediadora de lectura voluntaria. Dirige Editora Huasteca.
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