Volver.
sin otro pasajero
que su sombra
craqueando por el viento
igual a liquen grisáceo
sobre la soledad de un sauce…
Llorar para distinguir en la orfandad
la barca que nos llevará
al puerto exánime
donde sólo la música del descuido
como una nube de Glisofato
nos llama a vida.
Volver, -dijo Cernuda-.
¿Acaso existe otra mentira…?
Daniel Montoly//2005
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