Después de romper el áspero
castrante
hostil
cerrojo de las ataduras
apuñalé al pecado
cayendo agónicas
mis trabas y mis culpas
Dejé de pedir permiso para vivir
Disponiendo conocerte
abrí tus brazos en cruz
—cristo de mis pasiones—
y hundí el sabor
de mi presencia
en tus pies
en tu cuello
en la blanca playa de tu espalda
Recorriéndote fui creciendo
hoja de tu rama
rama de tu árbol
árbol de tu bosque
hoja loca al vaivén
de tu tronco elocuente
Empinando a la fiebre
mi despertar
caminé y rodé en tus cumbres
y tu sexo brotó
dejando su vasta lluvia
en mi rezumante tierra nueva.
PLEGARIA AL ORGASMO
Ajeno a mis pensamientos
huiste a un casto silencio
Hoy
que sedienta mi sangre te busca
ni a golpes ni a ruegos
te insinúas
enajenado prosigues
riguroso y oprimido y largamente oscuro
como pasillo de convento desolado
Tú
ángel de dura delicia
apático orgasmo rebelde
erizado temblor
pólvora vulnerable
regresa a mí
y aniquílame
TESTAMENTO
Porque fuiste reto desmedido
a esta alegría
que no me terminaba de nacer
y no teniendo a la vista
otra vida
sino la que desgastan
mis pasos y mis horas
te designo albacea
de mi último suspiro
EXPLORADORAS
Tus manos
siempre encuentran en mi piel
una senda inexplorada
para zarpar con rabiosa gana
a la apetecida boca
del relámpago carnal
tus manos
saben evadir la rutina
cuando las pienso
se humedece mi memoria
e impaciente las aguardo
ORGASMO I
Nerviosa la hora parpadea
ante el tiempo que se ahorca
me rodea me cava me lame
una dicha sin tamaño ni fondo
mis dedos agonizando
en tus costados
se pierden con el mundo
en un suspiro
ORGASMO III
Se calla la luz
el sonido se apaga
el aleteo de un grito
deja caer sus plumas
en nuestro lecho
tus ojos desplomándose
sobre mi cuerpo vencido
me están escoltando al delirio
LA INCÓGNITA
Sin patrimonio ni domicilio
descifro mi nombre
en el tropiezo de los mapas
El color de mi voz es un riesgo
y una espiral que me lanza
al suburbio de los proscritos
No consigo sanar mis distancias
Y aunque quisiera coger
el timón del olvido
he de seguir
bajo los puentes rotos
rescatando
adioses inservibles
única posesión de los vagamundos
LOS LAZOS
Hay en la calle
olor a vidrios rotos
y en el aire
embriaguez de quemadura
Te hundes
en el vientre de la casa
palpas sus llagadas paredes
-entrañas que sin pudor
te muestra la sala moribunda-
La enferma voz
de las bisagras
te habla
de los nudos ciegos
de las ausencias
y alucinado escarbas
por unas cenizas
enlazadas a tu nombre
BESO III
Caótico preludio
quemando voces
opacando voluntades
a la vez que dos lenguas en pacto
remueven hondo combate
DINA POSADA
El Salvador en 1946
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