Thursday, January 22, 2009


Cerebros apócrifos en la red


Los plagios a poetas y escritores famosos, e incluso de canciones y hasta de conocimientos de diversas áreas cada vez son más frecuentes en Internet

por Amaury E. del valle

Gabriel García Márquez supuestamente se despidió de la vida y sus amigos en el año 2000, cuando en un texto circulado bajo su nombre por Internet, titulado La Marioneta, afirmaba: «Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta de trapo y me regalara un trozo de vida, aprovecharía ese tiempo lo más que pudiera». Según ese correo, que recorrió medio mundo cibernético y que todavía hoy se sigue recibiendo, al Premio Nobel de Literatura colombiano apenas le quedaban unas semanas de vida, pues le había sido diagnosticado cáncer terminal.

Sin embargo, solo se trataba de un enorme plagio que utilizaba como pretexto a una figura pública de las artes, y que en realidad, al decir del mismo García Márquez, casi lo mata de verdad... pero de la vergüenza.

«Lo que me puede matar es la vergüenza de que alguien crea que de verdad fui yo quien escribió una cosa tan cursi», afirmó Gabo en aquella ocasión, en un correo que desmintió la autoría del texto que le atribuían.

Después se supo que el autor real fue el ventrílocuo mexicano Johnny Welch, que lo puso en boca de su muñeco Don Mofles, y a quien García Márquez visitó en su casa en junio del año 2001 para hablar del poema que los había unido.

Ahora ha vuelto a salir el tema de las suplantaciones de texto y escritores a la palestra pública, pero esta vez con el nombre del desaparecido poeta chileno Pablo Neruda, de quien se dice en un correo que escribió un poema titulado Muere lentamente.


Neruda

«Muere lentamente quien no viaja, quien no lee, / quien no oye música, / quien no encuentra gracia en sí mismo. / Muere lentamente / quien destruye su amor propio, / quien no se deja ayudar...».

Así comienza ese poema, que de correo en correo cada vez se difunde más por la red de redes, como si fuera un escrito hecho por Neruda recién descubierto.

Si pudiera leerlo, quizá sería el mismo Nefatalí Ricardo Reyes, verdadero nombre del poeta chileno Neruda, quien moriría lentamente, y no de enfermedad y tristeza tras el golpe de estado de Pinochet en 1973.

Los versos, que se difundieron como felicitación de fin de año en muchos correos, al decir de un periodista español de la agencia EFE más bien parecen un intento de «quedar bien e infundir ánimo de cara a 2009», en un mundo sumido en la depresión económica y por ende psicológica.

Si así fuera, bienvenido el intento de animarnos, solo que el problema radica en que la creación no es del poeta chileno, como afirma el correo, desmentido que dio la Fundación Pablo Neruda, la cual ha recibido numerosas consultas sobre esta cuestión.

«Este poema y otros más, se encuentran circulando en Internet desde hace tiempo y no sabemos quién se los ha atribuido a Neruda, pero los nerudianos que hemos consultado no los conocen», afirmó a la prensa Adriana Valenzuela, bibliotecaria de la Fundación.

Según Valenzuela, este apócrifo escrito no es el único «falso Neruda» que existe, pues también se le atribuyen la autoría de los poemas Queda prohibido, que al parecer es de Alfredo Cuervo, escritor y periodista español, y de Nunca te quejes, cuyo autor ignora la Fundación.

Sobre el caso específico de Muere lentamente en la prensa brasileña en su momento fue aclarado que se trata de unas líneas esbozadas por Martha Medeiros, autora de numerosos libros y cronista del Jornal Zero Hora, quien nació en Porto Alegre, en 1961.

Y tuvo que ser la misma escritora quien explicara que esos versos coinciden con su texto A Morte Devagar, publicado el 1ro. de noviembre de 2000, víspera del Día de Difuntos, en el periódico con el que colabora y también en su libro Non-Stop, Crônicas do Cotidiano.

Lo peor es que el escándalo por el poema se volvió mayúsculo cuando un político italiano Clemente Mastella, líder de la Unión de Demócratas para Europa, leyó en el Senado el poema Muere lentamente al votar en contra de la moción de confianza solicitada por el entonces primer ministro Romano Prodi.

La prensa italiana hizo lo suyo con el pobre hombre, por no haberse detenido a investigar primero de quién era lo que estaba leyendo, y soltarlo en público sin más ni más, nada menos que delante de todo el Parlamento y en una sesión tan candente.

Plagios famosos

Neruda y García Márquez tampoco han sido los únicos con nombres plagiados en la red, pues abundan los escritos apócrifos de Lord Byron, Hemingway y hasta de José Martí.

Incluso el poeta argentino Jorge Luis Borges ha sufrido lo suyo, como sucedió con el caso del poema Instantes, que a pesar de ser desmentido una y otra vez por su viuda, María Kodama, sigue difundiéndose como suyo en la red de redes.

Aunque Kodama atribuyó el poema a la norteamericana Nadine Stair, existen otras versiones que hablan de la existencia de un texto similar titulado en inglés If I had My Life to Live over, firmado por el caricaturista americano Don Herold, en la revista Reader’s Digest de octubre de 1953.

El asunto de los plagios ha sido tan controvertido, que hasta hay quienes se han dedicado a investigarlo a profundidad como tema sociológico, como hizo el argentino Hernán Casciari en su blog personal.

El investigador colocó en la página web un texto diciéndoles a todos los que lo leyeran que lo reenviaran como si fuera del también argentino Ernesto Sábato, para medir el rebote que tenía.

Al final descubrió que después de tres o cuatro reenvíos de los correos nadie decía que era un texto apócrifo y simplemente daban por sentado que era un poema original de Sábato.

Cerebro apócrifo

Como fenómeno cada vez más en alza, Fernando Sáez, director ejecutivo de la Fundación Neruda, afirmó que en los últimos tiempos cualquiera le «cuelga» un poema a un famoso.

Parece ser que no hay quien detenga estas cadenas de plagios cuando comienzan, asegura Sáez, quien explicó a la prensa que solo sobre Muere lentamente existen más de 19 000 referencias en el buscador Google, atribuyéndoselo a Neruda.

Para este especialista, «el fenómeno Internet, tan positivo y estimulante en tantos aspectos y tan dudoso en el origen de mucha de su información —fechas, sucesos, biografías y obras— está viviendo el feliz desparpajo del descontrol que da igual empuje al conocimiento que a la chapucería».

Pero no se trata de algo exclusivo de la literatura. Mucho peor es la situación en otros campos culturales como la música, donde se suceden letras y canciones atribuidas a famosos; e incluso en imágenes de celebridades como Madonna, Britney Spears o Mariah Carey, que hasta han aparecido en películas pornográficas, sin que en realidad hayan tenido que ver con estas.

La fácil manipulación digital de imágenes y sonido, y la rápida difusión que ofrecen Internet y el correo electrónico, conjugadas con la malsana voluntad de algunos e incluso de quienes quieren hacer una simple broma, se conjugan a veces para crear materiales apócrifos en cualquier campo.

La situación se extendió más allá de las artes y se ha introducido en casi todos los campos del saber humano. Abundan «frases célebres» de personajes históricos que en realidad nunca las dijeron, o se atribuyen conocimientos, descubrimientos, hechos y declaraciones al ser menos insospechado.

El fenómeno del plagio no es nuevo, ni tampoco culpa de las nuevas tecnologías. Estas solo lo han vuelto más globalizado y le han dado impulso con la rapidez que hoy tiene la difusión de conocimientos. No se trata de negar —por supuesto— la utilidad práctica de Internet como fuente de información, pero tampoco reducir la búsqueda del conocimiento a un simple «googleo» para quedarnos con lo primero que aparezca.

Aprender, aun navegando por la red, también requiere de seriedad e investigación profunda para no errar o convertir en apócrifos nuestros conocimientos.


Tomado de Juventud Rebelde


Artículo reproducido de: LA VENTANA

0 Comments:

Post a Comment

Subscribe to Post Comments [Atom]

<< Home

Creative Commons License
Esta obra es publicada bajo una licencia Creative Commons.