Friday, September 16, 2011

Darsi Fernández: “Gestionar cultura debe ser una vocación”



Entrevista a Darsi Fernández, gestora cultural y abogada cubana, especialista en derecho de autor, a propósito del Taller de Producción y Gestión Cultural que tendrá lugar en la Casa entre el 14 y el 16 de septiembre

por Marianela González

Un Taller de Producción y Gestión Cultural sesionará en la Casa de las Américas entre el 14 y el 16 de septiembre. Considerando las características de ambos perfiles en el entorno iberoamericano y especialmente en Cuba, convergirán en la sala Manuel Galich diferentes actores sociales, enrolados de una u otra forma en el desarrollo de proyectos musicales, escénicos o de tipo comunitario.

La gestión cultural, como especialización en el desarrollo de iniciativas que garanticen el acceso de toda la sociedad a los bienes comunes, ha derivado en los últimos años en un instrumento fundamental. Iberoamérica cuenta ya con numerosas asociaciones y redes de estos profesionales. Paralelamente, los centros académicos del mundo han ido perfilando su dimensión teórica. En Cuba, no obstante, constituye un tema poco abordado en toda su complejidad. Aun cuando proliferan experiencias prácticas, no abundan espacios que las conecten.

Como un primer intento por sistematizar vivencias y aproximaciones teóricas, en el 2010 tuvo lugar en la Casa un Taller de Producción Musical, en colaboración con la Oficina de Coordinación Instituto Cubano de la Música (ICM) – Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) en Cuba. El segundo encuentro, que sesionará la semana próxima, ha sido también coordinado por ambas instituciones.

Durante tres días, los panelistas y las personas inscritas podrán discutir sobre los retos que supone este ejercicio en las sociedades contemporáneas, las estrategias que garantizarían la formación profesional de gestores y productores culturales nuestro país, la inserción del gestor en el contexto de las Nuevas Tecnologías y sus relaciones con la política cultural.

A modo de preámbulo de lo que podrían ser esos tres días de Taller, la abogada y gestora cultural Darsi Fernández conversa con La Ventana.

¿Qué define a un gestor cultural? ¿Cómo se relaciona su trabajo con el del promotor o el del productor?

―Creo que lo define la vocación de gestionar o gestar cultura. Existen gestores culturales que provienen de la creación, o sea, artistas-gestores; funcionarios de instituciones culturales que son verdaderos gestores; y personas que no tienen formación artística ni la obligación de gestionar cultura, pero no pueden dejar de hacerlo.

»También existen personas en cargos o puestos de trabajo que deberían ser ocupados por gestores culturales. Es decir, personas que se dedican a administrar recursos para eventos culturales, a definir políticas, a organizar conciertos o curar exposiciones; pero que podrían dedicarse a cualquier otra cosa o que simplemente trabajan por ganar dinero. No quiero decir que esté mal, pero no definen esta profesión».

En los últimos años, el rol y los perfiles del gestor cultural han sido objeto de teorizaciones sistemáticas desde las academias. Sin embargo, estimo que su práctica es mucho más antigua. ¿Cómo cree que se concilian hoy ambas dimensiones: teoría y práctica?

―Efectivamente, la clasificación o semantización puede ser más o menos nueva y convencional. La actividad probablemente sea tan antigua como las primeras manifestaciones artísticas. Lo interesante es que esta es una materia en la que se ha teorizado relativamente tarde, a partir del concepto de Estudios Culturales o Socioculturales. Con anterioridad, puede que tuviera un carácter más espontáneo y empírico. Tal desarrollo significa que, de algún modo, la sociedad moderna valora el rol del gestor y la gestión cultural como una actividad. Solo se llega a teorizar en profundidad sobre algo, en la medida que adquiere relevancia ―en este caso― para el desarrollo de la cultura, de las industrias culturales, de la vida de los pueblos.

»La conciliación teoría-praxis es obvia, como en todas las esferas del conocimiento. Los gestores más preparados e informados gestionan mejor. Ellos están llamados también a engrosar, con su accionar y su experiencia, el corpus teórico de la profesión».

¿Cómo se inserta el rol del gestor cultural en una época tan determinada por las Nuevas Tecnologías de Información y Comunicación (TIC), las redes sociales, etc.?

―De eso hablaremos también en el Taller. La gestión cultural ha ampliado sus horizontes con el uso de las TIC. En muchos sentidos, se facilita la actividad con el uso adecuado de esas herramientas. Además, desde que existe la cultura digital, han ido surgiendo gestores culturales en ese entorno. Pero una de las características más interesantes de este trabajo y que a la vez complejiza su teorización, es que el gestor cultural puede ser alguien completamente desconectado del mundo virtual, un individuo que labora con la artesanía de una zona indígena del Amazonas.

»Naturalmente, es útil que el gestor cultural maneje el mayor número de herramientas de gestión posibles, pues las Nuevas Tecnologías están cambiando tanto los modos de creación, como los modos de consumo del arte y de la cultura».

Ha sido voluntad expresa en Cuba considerar la cultura no solo como las bellas artes ni como privilegio de una minoría, y materializar esa aspiración le ha otorgado un rol decisivo a las instituciones y organismos estatales. Sin embargo, en los últimos años se ha visto también la emergencia de otros sujetos sociales que intervienen en la gestión cultural de forma alternativa al Estado. En su criterio, ¿cómo se expresa en Cuba esta concurrencia?

―Creo que hace muchísimo tiempo también existen en Cuba personas con inmensa vocación y talento para la gestión cultural, sujetos que por una u otra razón no formaron parte del sistema institucional de la cultura. Recuerdo una época en que la sola mención de la figura del representante de un artista en una institución cultural provocaba urticaria, espanto, no se sabía cómo lidiar con la labor no institucionalizada, con necesidades del artista o de cualquiera de las etapas del proceso de creación, difusión y consumo de la cultura. Las propias instituciones no podían cubrirlas y, lógicamente, lo hacían otros.

»Se han ido puliendo esas relaciones, creo que todo el mundo va aprendiendo en el camino. Los gestores autónomos o no institucionalizados van haciendo más profesional su labor, las instituciones van aprendiendo que hay espacios de acción que ellas difícilmente pueden cubrir y que resulta incluso deseable que sean realizados por otras personas, fuera del marco estatal.

»Luego, en el fondo, se trata del mismo asunto que estamos intentando resolver como país, como sociedad: reconocer que el Estado no puede hacerlo todo ni conviene que lo haga, encontrar qué actividades es más conveniente que adopten otras fórmulas, etc. Existen muy pocas regulaciones en la cultura acerca del espacio de los gestores autónomos, de los proyectos que tienen iniciativas culturales; habrá que ir aprendiendo a relacionarse, sobre la base del respeto al trabajo honrado. Creo que convocatorias y eventos como este Taller, ayudarán a despejar el camino».

¿Cuán importante es para Cuba la conformación de una estructura que agrupe a los gestores culturales del país?

―Esta pregunta se adelanta a posibles propuestas que pueden salir del Taller y que, de hecho, fueron esbozadas en el que realizamos el año pasado sobre la producción musical. Considero que es imprescindible establecer una red, conocernos, interactuar, por muchas razones. Las experiencias de uno pueden ser útiles para los demás. Cuando se identifican problemas, es más fácil llegar a las soluciones de manera conjunta. La existencia de un cuerpo más o menos serio, quizá con algún tipo de código de ética o de principios de la profesión, avalaría la figura del gestor, profesionalizándola de alguna manera. Hay propuestas que podrían hacerse si las identificamos como necesidades; podemos ayudar a modificar legislaciones obsoletas, podemos hacer mucho todos juntos.

»En mi opinión, por ejemplo, es obvia la necesidad de una formación especializada para gestores culturales. Exceptuando algunas acciones del Centro de Superación para la Cultura y algunos talleres convocados por la UNEAC, no existen cursos de pregrado y postgrado que aporten currículos completos y herramientas actualizadas para formar administradores, gestores o promotores culturales. El Colegio de San Gerónimo de La Habana está realizando la segunda convocatoria de un Diplomado en Gestión del Patrimonio Musical, y ambas ediciones han tenido una gran demanda y aceptación».

Al Taller de Producción y Gestión Cultural que tendrá lugar en la Casa entre el 14 y el 16 de septiembre, le precede un Taller de Producción Musical. ¿Cómo pueden complementarse ambas experiencias y cuáles podrían ser los temas de mayor interés en esta ocasión?

―El Taller que hicimos en julio del año pasado es un antecedente directo de este. Ahora se pretende abrir un poco más, de manera que también incluya como mínimo a gestores de las artes escénicas. Es difícil acotar. Existe gestión cultural en todas las manifestaciones del arte y la cultura; también en los gestores del patrimonio cultural. La cultura se gestiona desde las instituciones, desde proyectos colectivos o personales, desde la actividad de un artista concreto. Por eso pretendemos ir precisando aspectos teóricos que puedan ser útiles a la mayoría: el uso de la Nuevas Tecnologías en la gestión cultural, las diferentes fórmulas de financiamiento que pueden utilizarse o el trabajo en comunidades que habitualmente tienen menos contacto con el arte ―por razones económicas y sociales― y que los gestores culturales que se respeten no deben ni pueden perder de vista.

»Ambos talleres se complementan perfectamente. El año pasado hablábamos más concretamente de cuáles son las fases de trabajo del productor de un evento: la preproducción, la producción, la postproducción, el trabajo con el sonido o las luces. Nos enfocamos en elementos más prácticos. Tiene en común con este, por ejemplo, que debatimos experiencias prácticas. En el primer Taller, se expusieron las diferentes formas en que varias instituciones y proyectos gestionan sus eventos: el Centro Pablo de la Torriente Brau; la Oficina del Historiador de la Ciudad, con el Festival de Música Antigua; PM, con el Festival Proposiciones; la Asociación Hermanos Saíz, con sus eventos de todo tipo a lo largo del país; Matraka, con el Festival Rotilla; Kewelta, como espacio de difusión; la Fábrica de Arte Cubano.

»Este año pretendemos que nos cuenten sus experiencias de gestión cultural la Compañía de Teatro El Público, la Agencia Cubana de Rock, PMM y La Colmenita. Habrá que seguir estudiando y conociéndonos todos: los que trabajan con el patrimonio, con el cine, con las artes plásticas, etc. Tenemos muchas cosas en común y muchas aristas que discutir, siempre con el ojo puesto en la conservación de nuestro patrimonio y las mejores vías para el desarrollo cultural de nuestro pueblo».

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