ENTREVISTA DEL WRONG SIDE
A LA POETA Y EDITORA MEXICANA Livia Díaz.
Tomando en cuenta lo díficil que es acercarnos a un concepto que defina la poesía, ¿Qué es la poesía para Livia Díaz?
Antes
que nada gracias Daniel Montoly por esta entrevista. Te quiero contar
que la poesía por mucho tiempo fue mi vaso comunicante en exclusiva. Un
amigo dice que poetizo y debería ser más objetiva. Una escritora dice
que hay que ser más subjetivos para no enloquecer ante la realidad.
Yo
sé que he dicho cosas importantes, pero sólo con el tiempo y la lectura
los encontraré. Por ello creo que debo seguir escribiendo, cuando la
poesía llegue y tenga un tema, y en esa medida, como si fuera una
escultora, seguiré tallando y estudiando y puliendo.
¿Crees que la poesía está llamada a cumplir un determinado rol dentro de la cultura humana?
Han
dicho que en principio la expresión o palabra se llamó “poesía”. Yo veo
poesía en nuestros cantos naturales. A mis hijos les canté canciones
que hacía arrullándolos, canciones expresamente hechas para ellos, de
forma automática, por amor y porque podía. En esa época, cuando estaban
pequeños aún no pensaba en la poesía, aunque escribí muchos poemas a los
once años después de leer “El Chanfalla.”
Para mí la cultura es
además personal. De adolescente leíamos y cantábamos todo el tiempo con
mis amigas. Pasábamos horas copiando poemas y escribiendo, intentábamos
destacar en todas las cosas. Teníamos un grupo muy competitivo en la
escuela secundaria 26. Así que si fue mi cultura un lugar en el que
estuve rodeada de poesía.
En la primaria Luis Vives, en la clase
de inglés, aprendíamos traduciendo canciones de Los Beatles, Peter Paul
and Mary y Pete Seger, eso no lo tuvieron otros niños de mi edad porque
los rodeaban elementos distintos, personas distintas.
En la
casa y las de mis tíos se puede decir que tuve acceso libre a
bibliotecas y discotecas inmensas y me la pasaba revisando todo tipo de
publicaciones, desde las enciclopedias especializadas hasta La Familia
Burrón los domingos en el “Ovaciones”, pasando por la Picardía Mexicana y
los libros de León Tolstoi, y que escuché todo tipo de música en
grabaciones y en vivo.
Había poesía también en los cantos en las
piñatas, las posadas, la navidad y en otros momentos. Los juegos
infantiles, las oraciones, en fin que está muy presente en toda la vida
humana, así que no solo está llamada a cumplir el rol, lo cumple y es
infinita.
Durante los años sesentas, setentas y mediado de los
ochenta vimos la preponderancia de las mujeres poetas en la poesía
latinoamericana con voces sobresalientes como la nicaraguense, Gioconda
Belli, Claribel Alegría, la cubana Lina de Feria, la dominicana, Angela
Hernández entre otras cuya poesía aborda el tema de lo femenino
epicentro del discurso poético pero ahora notamos un descaimiento de lo
concerniente a la condición social de la mujer como eje central del
quehacer de la obra.
¿Cuál crees tú son las razones que han constribuido a ello?
Lo
sobresaliente es que hay editores ocupándose de eso y que hay internet.
Es un soporte en el que podemos escribir todo lo que nos da la gana y
hacerlo público aunque nadie nos pague nada por eso. Es decir, a la
gente ya no se le cobra por leer. Para mí la poesía dejó de ser el negocio de unos pocos. En
mi camino encontré lo que dices, poetizas de los 70’s que hicieron
autoediciones como Eugenia Martínez “La Malagueña” a quien conocí y
entrevisté en Poza Rica y quien escribió un libro “para la mujer”. Allí
dedica muchos poemas a intentar hacer conciencia sobre la condición de
opresión y discriminación, y les pide a ellas que se superen a sí mismas
para que se liberen. Les explica que no está del todo bien que ames a
tu yugo.
También encontré poetizas que consideran que la poesía
femenina es el foro de expresión y liberación y se cumple cuando se
plasma erotismo.
Desagraciadamente hay otras que se molestan
por ambas cosas pero van al poema no para expresarse ni para cambiar el
mundo, sino como adoratorio a Dios convertido en hombre, y al verso como
templo que hay que adornar con guirnaldas.
La gente lee lo que le gusta. Si
es como creo, y que la poetiza tiene una vida muy difícil, además de
ser mujer y artista tiene {ya muchas contradicciones que le pesan
encima}, y si es rebelde y no lee y no estudia, peor.
Si pretendíamos una vida aprincesada quisiéramos ser Carilda Oliver Labra.
Para
mí la mujer de hoy es revolucionaria y quiere tomar un fusil a un lado
de Gioconda Belli, ir a la universidad como Lina de Feria o que se
cumplan todas las cosas en ella como Ángela Fernández.
Desde luego que, por poca modestia, nos creemos Claribel Alegría. Pero
cada una es única. Ahora no necesitamos morir como Matilde Alba Swan,
la primera abogada de Buenos Aires, para que se nos considere
“ciudadano”, e ilustre, un siglo después.
Tengo muy claro
después de conocer a otras de mi edad más o menos que, así como Matilde
nos abrió el camino, nosotras les abrimos la puerta a otras que
comenzaron a caminar.En todo caso esperaría que la mujer de hoy y
del futuro no abandone a su comunidad humana y se sepa colectiva,
porque como nos ha demostrado Pina Saucedo, cada mujer que hace algo por
otra mujer suma y crea redes.
Háblanos un poco de la poesía actual mexicana.
Hace
no mucho me di cuenta de que muchas estamos haciendo artesanías y
juguetes, y otras obras manuales y plásticas porque ya trascendimos el
papel, y que necesitamos otras expresiones que no tienen palabras sino
formas.
También mujeres creando mecanismos informáticos para
hacer poesía automatizada, también logaritmos que provoquen un tema.
Juegos temáticos y de audio formando libros en formas y técnicas
innovadoras y orientando a la mecánica de la robotización de la
comunicación con poesía.
Es decir, sabedoras de la poesía, ahora
van buscando transmitirla. ¿No te parece algo increíble? A veces me
despierto y comienzo a informarme de lo acontecido en el mundo en tiempo
real. Entonces parece que mi vida se va cumpliendo a cada instante y si
eso nos pasa a muchas mujeres puedo pensar en que el pasado dejará de
ser un lastre y el futuro algo incierto.
Como somos muchas cosas
además de almas, esto parece ir transcurriendo muy lentamente en
nuestro cuerpo y los de los demás, entonces tenemos que tener una mente
mucho más equilibrada. Por ejemplo he visto y escuchado y leído a una
poetiza española que se llama Miriam Magrelli compilar el lenguaje de su
cultura que no está en los libros, así como lo hacen poetas mexicanas
hablantes de español y de otras lenguas.
Tenemos muchas
influencias que nos vienen de siglos, al ser y al hacer y otras que nos
están intentando llegar y que atentan contra una creación libre. La
comunicación ha encontrado en la literatura su caldo de cultivo. Esto
viene de la política.
Pienso que nuestro deber imperativo es
estar pendientes y estudiar mucho para anticiparnos, para saber cómo
está parando nuestro trabajo y no dejarlo en manos de la ludoterapia, la
resilencia, la excelencia, entre otras artimañas del capitalismo
salvaje.
No digo que sean malas o buenas estas cosas. Cada una
tiene sus propios criterios para cambiar a las personas pero sí digo que
tienen pocos modos de cambiar al mundo a través de la literatura. Es
decir que, en esta invasión sí levantemos la pluma como un fusil.
Nada
menos ayer publicó México un premio de novela en estos tenores. Lo
único que me dejan claro es que estamos en una era “digital” en la que
dominamos al instrumento pero se nos sigue culpando o responsabilizando
del deterioro o prosperidad de las cosas materiales sobre el planeta
para subordinarnos a ello.
Así que si te haces cómplice una
esperaría que al menos sepas lo que hiciste, y que no quieras engañarte
ni engañar a los demás. Que si haces un poema “motivacional” o una
novela “Llip” no le llames Literatura.
Y ojo yo no veo mal a
quienes hacen eso. Encontré un propósito del poeta hacer poemas por
encargo y que es inherente a la persona querer hacerse cargo y ayudar.
Pero creo que a nuestra cultura nada de bueno le trae el engaño y la
estupidez.
Sólo la honestidad salvará a la literatura de caer por completo en las garras de la usura.
Que
dejen los libros para sus descendientes y que no paguen sus campañas
con recursos públicos. Además, siempre pueden hacer memes o twitts para
llegar a comunicarse. Claro que para eso necesitarán poetas.
Te
conozco como una excelente editora y correctora de estilo. ¿Te dedicas a
ello de manera profesional y de ser así ofreces tu servicio a los
jóvenes poetas que buscan publicar sus obras?
Comencé en el
milenio con Bastian Bonserio en narrativa, tenía un personaje al que me
gustó decirle el “Ché Tangazo”. Era tan poderoso ese personaje que me
quitó el sueño. Pensaba en ello todo el tiempo. Lo imaginé en ícono como
un moderno Popeye de Madrin. Allí fue cuando me gustó eso de revisar
textos y corregir y reeditar.
Luego Lina Zerón me dio unas
chambitas. Esa confianza de hacer las cosas y además con paga, me
edificó y me apuntaló. Leer y corregir me vitamina. Con su bondad me dio
a conocer un camino que no conocía. Editar y corregir es entrar a otro
planeta con muchas dimensiones. A veces lo hago cuando estoy leyendo de
algunos amigos. Parece que sus letras me están diciendo por dónde o qué
caminos van a ir mejor, y se los paso, claro que si hay mucha confianza,
que no se ofendan o lo tiran al bote. Pero si es de uno que ya se murió
me aguanto porque el que publica manda y su edición es ley.
¿Podrías compartir con los lectores y lectoras del Wrong Side algún verso de tu poeta favorito que te haya impactado?
Hay
varios. El principal es de Víctor Eduardo García Robles y dice: “Yo te
conozco como si fuera mi oficio”. Es un verso que me irrita y me
estremece. Que quisiera que conozca el mundo entero. Ahora yo te
pregunto: ¿Conoces a alguien de esta manera?
Hay otros versos y
conjuntos de versos en la obra de Charles Baudelaire que me
sorprendieron, claro que es difícil decir si son originales o traición
del traductor. Me encantó el cómo, en “El madrigal triste”, el poeta le
dice a su amada en tres formas distintas las cosas y que van elevando el
nivel, para ese efecto… las cosas entonces, es decir las palabras
ocurren en mi cuerpo.
También me gustan de Miguel Hernández.
Yo creo que todos quisiéramos haber escrito sus poemas. Hay unos chavos
de Uruguay que se llaman “La trampa” que los volvieron rock. Me encanta
escucharlos.
Así como pienso que todos quisiéramos ser
Hernández, tener la simpatía de Walt Whitman, el sazón de Buesa, el
desparpajo de Guillén, el ritmo de Lorca y la certidumbre de Neruda.
A
veces hay que ser demasiado lúcido, demasiado Vallejo y amordazarse
como Huidobro para no abolir a una cultura como hizo Gabriel García
Márquez cuando omitió el gerundio.
Si no te gusta leer, si te da
flojera o no puedes, hay muchos videos y grabaciones y de sus charlas
también conferencias en la red. Hay que verlos y oírlos para aprender y
saber.
Pero en fin. Amigo: Gracias por escucharnos y por este
espacio en el que nos permites conocernos y a quienes nos lean, espero
que nos comenten y compartan sus pensamientos y que quieran mucho este
blog, tanto o más que yo.
Poemas
Escribiendo en modo sapiens
Livia Díaz
Castañas
a Daniel Montoly
l
La edad del poema
llegó
al final.
ll
Ella
era lavandera.
lll
Salió de prisa
su manto.
lV
Su palabra
se cumple.
V
Columpia
el andén.
VI
Tréboles
por si acaso.
VII
Tengo un gato
encerrado.
VII
Reír
Morir
Caminar.
VIII
.
…
…..
lX
pronóstico de madre:
Algún día
serás libro.
X
Las algas
al fin
el mar
el mar.
Viento Shoa … para la coexistencia
Inspirados en Auschwitz
Livia Díaz
l
Busqué tu ropa en una vitrina
y encontré tu aroma
Soy una perseguida de la apeste
de las lámparas contra la tela
me asumo sobreviviente
me talo periódico de difusión externa
como estereotipos al amanecer
tomo forma de pluma y escribo
me dieron viento Shoa en Auschwitz
bebí lágrimas acuosas y saladas
me encendieron los ojos de la resistencia
las púas ensangrentadas en afiches amarillos
fui carne roja
en el asador del miedo
tedio y destrucción.
ll
Estar allí y no querer la muerte
Esperar viento sobre las vías
Escuchar el silbato del tren con esperanza
Suspirar polvo en olas salvajes
Recibir el sol sobre el pasto y de pies
Caminar sin moverse un segundo mirando la barda
Mirar la barda sin barrotes ni acero
Livia Díaz, poeta y periodista de oficio; radica en Xalapa, Veracruz.
Ha participado en antologías colectivas, encuentros de escritores e
impartido talleres. Es mediadora de lectura voluntaria. Dirige Editora
Huasteca.
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