Ángeles de vientres grandes.
Obra: Lápiz. Ibai Antón
Y es vinagre maligno
lo que expelen
sus negros manantiales,
con sus pezuñas escarban
las vísceras oxidadas,
las aldeas de rocas elementales,
los páramos de malolientes
podredumbres.
Su dialecto macera;
huele a piel brocada
por martillos...
a dudosos humanos
que lavan bondades con escarnios
de feroces empellones,
con salvas pestilentes
que cuelgan
como babas mercenarias
de plumas amarillas.
Ángeles de conciencias sucias.
Ángeles de mordazas
en sus traspatios:
sus vientres se llenan
de lejanos inocentes...
¡Ángeles!
Ángeles astutamente humanos:
oscuros emisarios del demonio.
Daniel Montoly © 2002
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