Saturday, May 6, 2006

Arte de hurtar, clásico portuguésdel siglo XVII, en español.


POR PRIMERA VEZ

Arte de hurtar, clásico portuguésdel siglo XVII, en español


POR MARTA ROJAS —especial para Granma Internacional—
UN cubano acaba de regalar a la lengua española una joya del barroco ensayístico del Siglo XVII con su traducción del portugués de un clásico, único: Arte de hurtar, que hasta ahora no se había traducido al castellano.


Virgilio López Lemus, poeta y autor de importantes ensayos literarios, fue el traductor de esta obra calificada de mordaz, erudita, sátira y, a la vez, lectura que se disfruta hasta el punto de invitar a ser retomada más de una vez. En el prólogo a Arte de hurtar, López Lemus se refiere a algo que el lector descubre cuando ha avanzado unos pocos capítulos, a la mágica descripción de la época en que se sitúa. Allí aparecen los ámbitos económico, jurídico y religioso de la manera más fluida y amena que seamos capaces de imaginar.


En el análisis previo al ensayo erudito, anota su traductor que el autor de la obra, fidelísimo católico, se excluye a sí mismo de todo acto delictivo; "es una suerte de juez-escritor, aunque, curiosamente se robe su propia autoría cuando no coloca su nombre en la página titular. Se ha robado su propio libro". Por esa circunstancia, durante cerca de 400 años se debate sobre quién escribió el ensayo, si el padre Antonio Vieira, o el padre Manuel da Costa, de la Compañía de Jesús, quien debió haber escamoteado su nombre en gesto de humildad. Virgilio López Lemus acota que las pesquisas en el siglo XX fijan a Antonio Sousa de Macedo como el autor legítimo.


López Lemus ratifica a Granma Internacional algo que anuncia en la obra: "Sea de Antonio, sea de Manuel, me gustaría que este libro circule en español". A continuación expresa que ofrece su versión desde el español tradicional de América.


El libro reúne costumbrismo, conductas sociales, jerarquías, genealogías y tratamientos diferenciados a los personajes. Se trata del primer gran clásico portugués, escrito en 1652, según se ha investigado. Algunos de los títulos de los capítulos son espectaculares y los hechos pueden encontrarse en la contemporaneidad. Por ejemplo: De los que son ladrones sin dejar que otros lo sean (VI) , Cómo se hurta haciendo merced y vendiendo misericordia (VIII), Cómo se puede hurtar al Rey veinte mil cruzados a título de servirle (X) o Donde se responde a los que llaman Visco al Fisco (XL); y así por el estilo hasta el capítulo LXX. La obra (427 páginas) está construida originalmente —lo cual se conserva— por capítulos independientes de modo que la lectura puede hacerse del mismo modo.


Virgilio López Lemus, doctor en Ciencias Filológicas y Licenciado en Lengua y Literatura Hispánica en la Universidad de La Habana, así como investigador titular del Instituto de Literatura y Lingüística, trabajó por más de diez años como editor de Teoría y Crítica Literaria en la Editorial Letras Cubanas. Estos avales se descubren en la proeza realizada desde el portugués antiguo (Siglo XVII) al español americano contemporáneo. El prólogo del traductor es en sí mismo un ensayo sobre el texto y su época, en el que no escapa análisis y comparaciones con la literatura escrita en castellano por aquellos tiempos.


Arte de hurtar fue presentado recientemente en la Biblioteca Nacional José Martí con la presencia de Abel Prieto, ministro de Cultura de Cuba, dada la importancia del acontecimiento cultural, literario y bibliográfico. La publicación de la obra —reconoce su traductor—, no hubiera sido posible sin la propuesta y contribución generosa del ensayista mexicano Fredo Arias de la Canal. La impresión del libro fue asumida por la editorial Pablo de la Torriente Brau, de la Unión de Periodistas de Cuba. La primera edición, casi completa, la adquirió la Biblioteca Nacional para su distribución por la red de bibliotecas del país.


COMO NO ESCAPA DE SER LADRON QUIEN SE PAGA POR SU MANO


A un ciego, de esos que piden por las puertas, le dieron en cierto lugar un racimo de uvas por limosna (... ) Después de cuatro idas y venidas, el ciego quiso probar si el mozo (su lazarillo) le guardaba fidelidad, y arrancó las uvas por pares. Viendo el mozo que su amo fallaba en el contrato, se calló y le jugó la estratagema de a tres. No esperó mucho el ciego, y al tercer convite le descargó un bastonazo en la cabeza. "¿Por qué me pega?". El amo le respondió: "Porque nosotros decidimos comernos equitativamente estas uvas, una a una, y tú te las comes de tres o cuatro". El mozo le preguntó: "¿Y quién le dijo a usted que yo cometí alevosía?" "Eso está claro —respondió el ciego— porque faltando yo primero a lo convenido, comiendo por pares, tú callaste, sin requerirme con justicia, y no eres tú tan santo que llevases en cuenta y en silencio mi sinrazón, sino cobrándote el doble calladamente".

Fuente: Granma Internacional.

www.granma.cu

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