Las irreconocibles huellas de la nieve negra
sobre la avalancha,
se fueron haciendo palpables
con ojos fríos: Cenizas de sed
y olvido.
Las puertas saludaron el precipicio
con sus manos arrugadas:
Se aguaron los ojos del espejo.
Una mirada era una lápida;
la calma quedó grabada
en los dibujos policiales.
Las bocas
miraron en las horas espantosas.
Había soledad, temor y miedo
a la noche, colgando de cada diente.
Sonó una carcajada ácida.
Fueron cayendo hojas de pólvora
de los árboles urbanos.
Crecieron pétalos de paraísos
inversos en las avenidas drogadictas.
La nieve vino a regirse por ataúdes.
Quizá su pasión, su afán de yugos,
fue parte del macabro juego
en la rotación titular del día,
hubo un golpe. Silencio. Un hallazgo
de éxtasis, en horas obscenas para cadáveres.
©Daniel Montoly
NOTA DEL BLOG: La obra artistíca que ilustra este texto pertenece al artista, y poeta surrealista, bvz. Pueden encontrar otros trabajos suyos en su página web en el siguiente enlace:
http://www.vbz.es/vbz.htm
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