Tu semblante era como el brillo denso, arrastrándose con el viento. Ese esplendor que reproduce la luz en las aguas del océano, cuando el sol casi muere como una otoñal esfinge hundiéndose en la arena… Y recuerdo que el adiós se hizo para camuflar nuestros deseos. Soñé que un pájaro amarillo se perdía en tu lengua, y ahora sus silbidos sacuden los rincones de ésta vieja canción que rehusábamos cantarle al cuerpo. Oírla de tu voz en lo más claro, espantando ese mundano temblor que tanto me apetece…
® Daniel Montoly
Nota del autor del blog: La ilustración es de Álvaro Antón, pueden encontrar otros trabajos suyos en el siguiente enlace: http://www.flickr.com/photos/albaralbardez/
2 Comments:
Themys Brito said...
¿Alguna vez ha visto una película por segunda vez y encuentra algo maravilloso que no se dio cuenta a la primera? Eso es lo que me ha pasado. Cada vez que la leo, veo una imagen más impresionante, especialmente al principio, con el brillo del agua. Se despiertan muchas cosas y muchos sentimientos con tan pocas palabras.
Al final, lo mundano nunca deja de apetecer.
Sí. Comprendo perfectamente la sensación que describes Thelmy porque me ha pasado muchas veces, especialmente con películas y narrativa de suspenso. Pero la poesía es mucho más sujetiva, lo que permite encontrar múltiples miradas con lecturas muy diferentes.
Este breve texto lo escribí una noche de ocio mientras pensaba en Santo Domingo y en el malecón bajo el influjo de la voz de Concha Buika. Las lágrimas se me querían convertir en ríos, pero hay que seguir e imaginar…
Abrazos con afectos y cariño.
Daniel
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