(experiencial en cinco partes)
I
qué clase de presencia habita
el suelo níveo del cielo
¿a la más absoluta desolación corpórea
puede haberse dado Espacio semejante?
qué atisbo expresivo dará Nombre
a esta sorprendente superficie etérea
materia extraña, extremadamente bella,
constatación de que sobre ella ninguna fuerza domina
rebosante entidad de aire en plenitud
¿qué ejército de energía a su autoridad se entrega?
II
hamácate sobre el Océano
poblado de cruceros y plataformas
tiembla como una hoja impotente
sujeta a los caprichos del viento
atraviesa imposibles interminables distancias
sin que droga alguna o la bebida más fuerte
hagan efecto sobre tu sueño:
la noche de más negritud
el azul de mar oscuro más intenso
desde diezmilmetros: la inimaginable altura
¿cómo dormirte? ¿cómo sustraerte
al cruce del solsticio,
a la superación de las luces,
a violentar la ubicación de los husos horarios,
a adelantarse a la rotación del mundo
(que quiere girar a su ritmo y es violado
por las veloces veleidades de
contranatura adelantos)?
III
se apoyó sobre Portugal
una cuchilla, un azadón
la punta de uña del felino furioso
a punto de deglutir la Tierra
la pestaña naranja primero
luego blanca de la Luna
y yo la he visto
desde la arbitraria superioridad
del vuelo:
no se merece la pestaña de la Luna
que un espíritu común
situado injustamente más arriba que su majestad
de igual a igual la observe
IV
el Ala, anoche, disfrazada de plata,
conversó conmigo y con la Luna:
dijo alimentarse del aire helado, purísimo,
virgen de anhídridos a su paso
la vi de frente,
ofreciendo su forma ornitológica
hasta su vértice final,
del que pende una tanza
que lleva tintineando
ángeles, gasas de colores y palillos de música de bronce
(visiones díalogos sonidos
que sólo conocen los habitantes del cielo,
ocasionalmente humanos, y no todos)
apenas antes del alba es
todavía un pájaro negro amigo,
que se alza en vertiginosos giros
para meternos
voluptuosa
en el dibujo de un continente,
V
todavía apenas clarea
cuando la gran bola incandescente
asoma por debajo del vuelo
y a medida que asciende sobre ellos
se van incendiando
los algodonales
a veces las matas
son enormes lugares:
son picos, llanuras, valles,
poblaciones de copos numerosos,
dimensiones sin límites
ni mesura
luego las matas abren paso
a una levedad de nubes abstractas
(horizontales rayas paralelas,
flechas de aire gris o blanco)
mostrando el hueco inmenso
de un averno
por dónde el dios de luz
asciende
entonces el-dios-bola
quiere llegar al horizonte
y siempre aparecer como la estrella
dorada y protagonista
desde ese remoto a-llí-a-ba-jo
el mar espera verlo emerger rutilante
para volver a ser índigo su masa
en vez de la profundidad negra,
de la nocturna hondonada
ya está: asoma por completo,
nubes, mar y pájaro
son sustancia aurífera
yuxtapuesta a las sombras
aunque se acerca la promiscuidad
hacia donde descendemos.
©Gabriela Botbol
Nota: Hay un Poema Aeronáutico Parte II que fue publicado en la revista Absurda y Efímera
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