José Lezama Lima, en el siglo XX cubano
''A todo sobreviví y he de sobrevivir también a la muerte", dijo una vez Lezama.por
Mercedes Santos Moray
(AIN).- Tres décadas han transcurrido desde la desaparición física de José Lezama Lima, acaecida el nueve de agosto de 1976 en La Habana. Sin embargo, su obra se ha expandido y como nunca antes ha ganado también en reconocimiento a escala planetaria, convirtiéndose junto a Alejo Carpentier, en la dupla de autores que cuentan con mayor número de ediciones en diversas lenguas.
Son también ―por sus sendas novelas Paradiso y El siglo de las luces― los dos únicos cubanos que ingresaron en la selecta nómina de los cien escritores con las obras más trascendentes de la pasada centuria.
Cuando irrumpe Lezama y después toda la llamada generación de Orígenes, resumidos en aquel volumen excepcional Diez poetas cubanos 1937-1947, ocurre una renovación de códigos en el lenguaje poético dentro del panorama de la literatura cubana.
Lezama Lima y sus camaradas rompen con la tradición, en medio de un contexto de frustración política, para producir una nueva mirada que hará de la poesía un medio no sólo de expresión sino de conocimiento, para crear lo que el autor de Paradiso llamó, en su coloquio con el poeta español Juan Ramón Jiménez durante la estancia del célebre andaluz en La Habana, "una Teleología Insular".

No era su proyección ni la poesía pura, ni tampoco el registro social tan cultivado por la generación del 30. Se trazaban los senderos de una nueva sensibilidad que llegaría, gracias al cultivo del idioma, al corpus de la metapoesía, en su indagación sobre las verdades del ser humano.
Como él lo afirmara: "en la raíz de aquel grupo de pintores, músicos, escritores, estaba implícito en todos la tendencia a la universalidad de la cultura, a la búsqueda de nuestro paisaje (no se puede olvidar que esa fue una época de gran pesimismo) y yo me creí obligado a levantar el mito de la insularidad...".
José Lezama Lima y Orígenes contribuyeron también al rescate de la identidad nacional, no por la vía de la acción ni de la praxis política, sino por la exploración y creación en el horizonte de la cultura.
El lenguaje para ellos fue un método de conocimiento, deseosos de aprehender las esencias de la realidad, aunque en la escritura lezamiana su abundancia verbal lo llevará al terreno de lo hermético en su diálogo con los lectores y también con la crítica, que los llegó a calificar de "trascendentalistas", no sólo por sus ideas cristianas, sino por la sustancia misma de su poética.
Más de Lezama en La Ventana: Paradiso, 40 años Lezama imán La salud de los muertos Lezama y Piñera, diálogo difícil y entrañable Cómo murió Lezama Lima Lezama con son... y sabe sabrosoTomado de: La Ventana, portal informativo de La Casa de Las Américas
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