En Coconut Island,
cuando el sol se mece en las hamacas de las palmas
Miss Christine Braughtigam,
hija de una isleña negra
y de un viejo pirata de Holanda,
se da un baño de mar en la inmensidad de las aguas...
Su cuerpo alegre y esbelto, como el de un junco ahumado
se irisa en las aguas de plata
entre peces de esmalte y pulpos pequeños.
Envuelta en su maillot de fuego
Christine Braughtigam se sumerge en las aguas
¡y es entonces una brasa que se apaga!
Desde sus frescos observatorios de cocoteros
una mancha de pájaro isleños
lanza su S.O.S. de sorpresa,
porque pudiera una ola traicionera
de blanca gola con jubón celeste verde
llevarse a la perla de canela.
En la isla donde los cocoteros se mueven pausadamente
esmaltando el cielo de pensamientos alegres,
Christine busca la caricia del mar afuera.
¡Quién colmara urgencias de su sangre negra!
Desazón de los rubios y pequeños grumetes
que al maniobrar en las aguas de su vientre
despegaban de aquel muelle negro y celeste,
tristes, tristes, tristes
¡Ay, tristes para siempre!
Fuera del agua ella es como un violinista
sin violín y sin arco ante el público.
Las rocas lloran lágrimas saladas,
se varan las algas en las arenas lisas
y se dicen siento mucho los peces lúbricos.
Fuera del agua Miss Braughtigam es incompleta,
porque su elemento es este solo mar de Coconut Island.
Miss Braughtigam se acuna en las aguas;
duerme a la música maternal de las palmas.
En Coconut Island,
cuando el sol se mece en sus hamacas verdes,
Miss Christine Braughtigam,
hija de una isleña negra
y de un viejo pirata de Holanda,
entra a sus verdes potreros atlánticos
a pastorear su rebaño de pulpos y de peces.
Coconut Island,
donde aburro mi destierro frente al Mar Atlántico
mientras arden dátiles y bananos
y cantan los negros sus canciones esclavas,
indiferentes,
entre los cañaverales vibrantes
y el sordo rumor de las aguas.
Manolo Cuadra (Nicaragua, 1907-1957)
Jardín cercado **
Al fuego de mi amor estás vedada
Por los lebreles del cercado ajeno.
Rosa para mi mano no cortada.
Nunca te sorberé, dulce veneno.
Fórmula jamás cristalizada
En concreto sentido y goce pleno.
Alto muro te tiene reservada:
Tu sien palpita bien junto a otro seno.
Un hado adverso, por mi mal, lo quiso.
Ciudadela sin puente levadizo.
Barco sin pasarela, desolado.
Cuando en asirte, estúpido, me empeño,
Vuelas alta de mí, hecha de sueño,
Y estás cerca de mí, jardín cercado.
Manolo Cuadra (Nicaragua, 1907-1957)
PERFIL ***
Yo soy triste como un policía
de esos que florecen en las esquinas,
con un frío glacial en el estómago
y una gran nostalgia en las pupilas.
Pero yo olvidé la clava
y me puse el alma en la mano.
A mis pobres nervios enfermaron
tantas babosadas municipales
calles inexpresivas
como películas americanas.
(Los peluqueros no tienen alma
proclama mi barba sucia).
Yo soy triste como un policía
de esos que florecen en las esquinas,
con un frío glacial en el estómago
y una gran nostalgia en las pupilas.
Pero yo olvidé el silbato
y me puse el alma en los labios.
Manolo Cuadra (Nicaragua, 1907-1957)

3 Comments:
El gran Manolo era llamado el Poeta del pueblo.
Se quitaba su camisa por dársela a otro.
Hola Manolo!
Veo que parece que lo conociste, de ser así, no estaría mal que escribieras un artículo sobre este gran poeta nicaragüense.
Encontré algunos de sus poemas en el Internet y desde empezar a leerlos conecte con el poeta.
Lamentablemente se encuentra el olvido como muchos otros de nuestros mejores poetas.
Un abrazo. Daniel
Maravilloso poeta, olvidado, que triste, pues ahora los jóvenes no leemos más.😟
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