(a solicitud del poeta Daniel Montoly).
EUNICE ODIO
Vecinos y amigos les extrañaba que tenían más de una semana sin verla, hasta que decidieron avisas a las autoridades y al forzar la puerta la encuentran sentada en su bañera; había muerto, según las investigaciones, diez días antes.
Escucharla fue un deslumbramiento, cuando en su variada Correspondencia con el también poeta y ensayista venezolano, describe anécdotas de la vida diaria y cotidiana que ella interpretaba como signos de una realidad otra donde lo místico tenía cabida y la percepción extrasensorial, se le manifestaba aún en los instantes en que guardaba verduras y hortalizas en su refrigerador. Como lectora de ese tiempo me encontraba sumergida en su mundo irreal y fantasmagórico donde descansa la fuerza de su poesía profunda y reveladora de una cultura universal.
Nace Eunice Odio en Costa Rica en 1922 y desaparece en medio de una gran soledad en el país de los aztecas. No ha sido sino hasta hoy cuando revisando mi biblioteca, me encuentro con los ojos verdísimos de Eunice en la portada de la Antología ya descrita. De pronto recuerdo la solicitud hecha el año anterior por Daniel Montoly y reviso algunas notas, entre ellas las de Carlos Zerner, quien consideraba a Eunice Odio, como: “la mejor poeta americana de este siglo”.
La Antología, (tan bien cuidada por Liscano) nos trae ilustraciones de fotos maravillosas, donde se destaca la belleza de una mujer que fue bella en exceso, pero en la que jamás lo físico pudo opacar la belleza espiritual que nos deja en su poesía, escritos y cartas. Hay muchas anotaciones sobre el tránsito de la escritora por este lado del cosmos: Los elementos terrestres, El tránsito del Fuego, Poemas publicados en Zona Franca, revista que dirigía Juan Liscano en Venezuela. Sólo deseo dejar una muestra de su poesía, que es extensa, con muchos versos cada poema y porque se trata de un blog para lectura rápida, los incluiré, lamentablemente en fragmentos.
De Argos del día Oculto:
Argos, Argos, escucha:
He venido a saber,
a preguntar de árbol a árbol entre los dioses.
Te pregunto por el amor, porque he dormido bajo tus ojos;
pregunto por el rumor del cuerpo abierto;
pregunto tras la puerta velada de par en par;
pregunto delante de ella en presencia mía…
¿Ves la hora que se fue sin tocarme la lengua,
ni la mar,
ni el abril que vendrá
conmigo reflejada entre sus ondas,
entre sus ojos…
EN EL BOSQUE (fragmento)
Se va, se irá, siempre se ha ido,
abandonando calles invencibles,
meses deshabitados,
casas cerradas por el tiempo verde.
Se irá, se fue,
haciendo compañía
a todo aquello que contiene el aire
de fronteras difusas,
y espumas prolongadas hasta el canto;
haciendo compañía
a todo lo que vive
llevado por el espacio.
Y abandonado por los frutos del mar, del sol, del viento.
Por lo que da la Tierra
girando sobre su éxtasis;
por lo que no se dijo jamás eternamente….
Ciudad Bolivar, Venezuela, madrugada del 4 de abril, 2007
Teresa Coraspe.
Teresa Coraspe.
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