Señores del sur
he comprometido mis raíces con ustedes
mi palabra llegará como un río
a recoger la tierra y su origen
Llámenme agricultor
cuando el trigo se despierte
cuando cruja la semilla
y el invierno se levante en una mano
Llámenme soldado
cuando el agua y la piedra se reúnan
entonces seré el puñal
que desgarre ceniza y envoltura
No digan al Maule como me llamo
me reconocerá por la voz
por los susurros que mis labios
llevarán hasta su lecho
No digan nada en Constitución
o en Pelluhue o en Chanco o en Curanipe
mi nombre fue encontrado en una ola
no es necesario que digan nada
Señores del sur
mi casa es mi mejor emblema
Pueden ver a través de las ventanas
o a través de mis ojos
lo que les tengo preparado
Abriré de una en una mis heridas
y escupiré poemas en vez de sangre
y a todos les diré mi nombre
Porque no quiero ver a Pedro
arrinconado en un museo
o a Manuel Francisco
retenido en una boca
Ellos sabían cantar
eran dos vientos de distinto oficio
dos gotas que el Maule
sacudió con violencia
Y yo ¿quién soy?
algo tengo de todos
cara de pan o de hormiga
muslos comprometidos
con el sabor de la tierra
hombros de padre
dientes de inquilino o de patrón
Soy una flor con espinas
y pétalos de mármol
un poema preparado
con la lluvia de cada día
Que salga el Guayasamín que cada uno tenemos
que salga el indio entre las piedras, médula a médula
el gran precipicio que somos, la gran llaga ecuatoriana
y lo que cae del ojo al cielo, y lo que arruga el aire
y lo que sale de nosotros mismos como una rosa deforme
y lo que araña más adentro que salga
que salga el trueno, la bocanada, el relámpago
la hebra furiosa y tuerta que mira sangrar el alma
y aquí, en esta jaula ardiente que es América de luto
están pendientes los nombres de aquellas manos clavadas
de aquellos pies desahuciados, de aquellos huesos de humo
de aquel sueño arrojado al gran ataúd del miedo
o simplemente del árbol con sus ramas infinitamente secas
Porque no estamos muertos, no estamos
y hay uno que ahora brinca por encima de los sables
y hay uno que bebe fuego y lleva alas de ceniza
y hay uno que agrieta el río con su cráneo universal
y hay uno que dice yo, yo soy el indio entre las piedras
y todo el horror humano se me apaga en el cuerpo
y tengo lágrimas y penas
y el corazón como una luna borracha
y el esqueleto dormido, y la mandíbula tiesa
y a mi oído brama el perro de las noches podridas
y a mi boca rueda el beso de la angustia que mata
Y yo pinto, yo pinto con mi voz y con mis uñas repletas
yo pinto con mi oxígeno la cicatriz del viento
raspo la puñalada maldita de los siglos
me sumerjo en el ácido mortal de las pupilas andinas
desnudo el recuerdo de la calavera sombría
y en mí sobreviven las tripas cortadas de cuajo
y cada grito soy yo, cada mejilla nacida del grito
cada suspiro fatal y su patria de aguja
cada mujer, cada hombre
cada animal volteado en la vértebra dramática
todos y cada uno de ellos
y en todas partes la vida como un sol amargo
y yo, hinchado de colores
cierro las alas y duermo sobre la tristeza
El gran poeta de las vanidades
se mira al espejo y dice
no hay otro mejor que yo
no hay otro más hermoso y delicado
más burlón, paradojal e irresistible
Y cuando voy por las calles
me persiguen y me piden autógrafos
se aglutinan en torno mío o se desmayan
porque soy más inmortal que las agujas
y en mi boca suspiran las estrellas
Así, cada montaña es un pelo en mi oreja
y cada nube una escalera de emergencia
donde subo y bajo como un mago
persiguiendo su conejo sin darle jamás alcance
No obstante los helicópteros me adoran
me adoran también las escolares que diviso de reojo
me adora el trapecista de un circo desahuciado
me adora la azafata de un vuelo imaginario
me adoran los enanos, los duendes, los fantasmas
y todos gritan "Ahí va Vicente, ahí va
con su cara encerrada en un sombrero
ahí va, el que se orina en los astros
el que respira copihues
y cambia de color hasta volverse inaguantable"
Y yo me río como un Buda chocho
cuando arrojan flores a mis pies
y me lleno de números telefónicos
y de mujeres que darían sus propios pechos
por rozar mi frente de amante multitudinario
o por mirar mis cabellos salidos de un arcoiris de fruta
Tengo unos cuantos lunares en francés
y un gato que me habla en un idioma póstumo
y un perro que me muerde y me lame las antenas
y un cilantro preguntando quién soy
y yo le digo "No me busques
no hagas caso de la rosa deshojada
tú tienes tu propia sabiduría
tu propio olor
tu apellido en la cazuela del domingo
y no necesitas ser tan hermoso
para que ellos te respeten
cuando con sólo probarte
tienes ganado el cielo
y un espacio en mi garganta"
Ahora me marcho en mi paracaídas
me marcho en mi aeronave de plumas anónimas
me marcho a pellizcarle las nalgas a un piano
a dormir una siesta en un ataúd de huevo
Hembra continental vestida para un viaje sin palabras
la sombra del espejo donde mueren las miradas
se parece a ti
tiene las mismas grietas esparcidas en un mar amargo
la misma historia adolorida en el balcón
donde la raza asoma
Oye a los jinetes adherirse al gran imán de los recuerdos
siente a la manada desgarrar las armaduras de los dioses
huele al primogénito del viento galopar de noche
mientras sangran a lo lejos las encías
y la muerte entra en la herida de la muerte
deshuesando el bien y el mal
Sube en el latido del cultrún
hasta donde el cóndor sacude su cabellera intratable
su túnica de plumas ancestrales
su vuelo matrimonial de alas sonámbulas
Y baila
baila junto a los hijos que no vendrán a consolarte
baila entre los guerreros que degollará el olvido
baila con tu pueblo el rito de la flecha sudorosa
el rito de la flecha sin piedad
el rito de la flecha sin sonrisa
el rito de la flecha humedecida
por el llanto de las calaveras
por el llanto de los coihues y de los sueños castrados
Y aún así
cuando la sangre mueva los pies
para hablar con los espíritus
y tú la veas venir hacia tu propia sangre
hacia tu propio pie
hacia tu propio origen
cuando el musgo tape las sobras
de la gran ira de Arauco
y los pájaros queden con la servilleta puesta
malhumorados por no haber llegado antes
cuando los ríos se ahoguen de ardor
y el queltehue amontone los gestos
del último de los caídos
lucha
lucha para que el pan se desmigue en tu mesa
lucha para que el maíz recupere su orgullo
lucha para que la flecha sonría de nuevo
para que el ciervo te enseñe a beber
para que el miedo no roa tu alma
Lucha hasta que el luto anestesie tu edad
porque estás destinada a hacerte llaga
y en ti mamarán las estrellas
Más allá de la guitarra
están las manos separadas de la patria
un sonido de alas que arde
y quema mis zapatos
una invitación a orinar sobre la tierra
con la semilla pura del canto
Más allá de la guitarra
la sangre dibuja una música violenta
y la cabeza del cantor se llena de agujeros
y de besos con olor a muerte
Más allá de la guitarra
los caminos lloran
la lluvia llora y cae de rodillas
porque el hijo de la tierra
no completará sus pasos
Más allá de la guitarra
más allá del estallido
que apagó los corazones
más allá de este poema
y con la herida inolvidable
de un tiempo inolvidable
los ojos buscan a Víctor
más allá de la guitarra
y de la patria
1
Los pobres veranean en un mar
que sólo ellos conocen
Allí instalan sus carpas
hechas de mimbre y celofán
y luego bajan a la orilla
para ver la llegada de los botes
curtidos de adioses
En la playa
la miseria se broncea boca abajo
el hambre toma sol en una roca
los niños hacen mediaguas en la arena
y las muchachas se pasean
con sus bikinis pasados de moda
Ellas tienden sus toallas de papel
y se recuestan a mirar el reventar de las olas
que les recuerda la forma de un pan
o una cebolla
Mar adentro nadan los sueños
Y ellas ven al vendedor de helados
acariciando sus pechos
o a ellas mismas en un viaje hacia la espuma
del que regresan con vestidos nuevos
y una sonrisa en el alma
2
Los pobres veranean en un mar
que sólo ellos conocen
Y cuando cae la tarde
y el horizonte se desviste frente a ellos
y las gaviotas se desclavan del aire
para volver a casa
y el crepúsculo es una olla común
llena de peces y colores
ellos encienden sus fogatas en la arena
y comienzan a cantar y a reír
y a respirar la breve historia de sus nombres
y beben vino y cerveza
y se emborrachan
abrazados a sus mejores recuerdos
Mar adentro nadan los sueños
Y ellos ven a sus hijos camino de la escuela
cargando libros y zapatos y juguetes
o a ellos mismos regresando del trabajo
con los bolsillos hinchados
y con un beso pintado en el alma
Y mientras ellos sueñan
el hambre apaga sus fogatas
y se echa a correr desnuda por la playa
con los huesos llenos de lágrimas
Mis funerales serán mañana
no te los pierdas
trae a los niños si quieres
habrá números para todos los gustos
habrá mimos y magos y payasos
y una cantante
como nunca has escuchado
Vendrá gente de todas partes
a celebrar este día
Los estudiantes llegarán
con sus globos azules
los pobladores alzarán sus banderas
a un lado de mi tumba
las hojas bailarán
al compás del viento
que también estará presente
en este sencillo homenaje
y una mujer desnuda
como nunca has visto antes
entrará en mi ataúd
y lo sellará por dentro
Qué más te puedo contar
Los vendedores gritarán sus ofertas
apostados en las cruces
y ofrecerán retratos míos
que no me favorecen
y también mis originales
que no son originales
sino copias que algún vivo
imitó con cuidado para enriquecerse
Te pido no compres nada
más bien disfruta el momento
porque a las quince en punto
un coro de grillos
dará inicio a la fiesta
Entonces
se apagará el cielo de golpe
cuando las nubes lo cubran
en señal de respeto
y las palomas dibujen mi nombre
en pleno vuelo
y las abejas llenen de miel
los recuerdos y las lágrimas
Y hacia el final del día
cuando todos estén cansados
y borrachos
un niño que no sabe leer
pedirá la palabra
y dirá el más bello discurso
que jamás has escuchado
Ya sabes
no faltes a esta cita
no hagas que me levante
de mi tumba
para tirarte las orejas
o que esconda para siempre
las llaves del cementerio
y no tengas a quien
llevarle flores
y sus perros lo siguen como el viento
(Leonel Lienlaf)
1
Hijo del más sangriento día
tu ardor ilumina la ruta donde pasas
tu cabellera de cruces se alarga
y se pierde en sí misma
y en ella cuelga la noche con dientes y cometas
en ella cuelgan las gotas de un amanecer distante
incierto y desbocado como un caballo ciego
trotando sin edad y sin memoria
secretamente adherido al resplandor de un beso
Secretamente hacinado entre sombras y estrellas
llegas de donde nadie ha venido jamás
jinete de la luz sin estandarte
recopilado en antologías futuras
en episodios por siglos malheridos
traes la evocadora acústica de los mares
el eco de un relámpago que roe la tiniebla
traes un millón de abejas atadas al cuello
imitando los gestos de un espejo sonámbulo
traes en tu corazón un bosque azul
una semilla para ser repartida
una trinchera donde aguardan los olvidados de siempre
Y pareciera que tu voz es brisa, lluvia, tempestad
lamento de volcán recién nacido
campana de una aurora preñada
más primitiva y más pura que el deseo y su ceniza
más aferrada a la tierra que a su propia vida
2
Vocero de los sueños
los pejerreyes no saben de ti
pero han navegado las aguas que riegan tu origen
han visto latir las aguas
y en ellas quieren morir
sin más adiós que un mediodía de escamas
sin más despedida que tu sangre río abajo
destiñéndolo todo
Porque a pesar de los ladridos del hambre
a pesar de las caricias del miedo
a pesar del trino manoseado del recuerdo
te sacudes las hormigas espolvoreándolas
más allá de la penumbra
te levantas como un viento acorralado
echando fuego y telarañas de luto
cicatrices de una guadaña ensañada
con los verdugos del alma
con aquéllos que reparten el dolor
y la miseria a bocanadas
contra ésos te levantas
sin espada y sin coraza
armado solamente de palomas
y murciélagos inéditos
de grillos que interpretan a capella
la eternidad de tu alegría
Difícilmente olvidarte porque la sangre no se olvida
no se olvida el volcán o el cuchillo de tu boca
o la barba desgarrada en el muro de los siglos
o el eructo de la tierra con su llanto de trinchera
y su color de mosca y su veneno anónimo
Difícilmente la orina del mar con sus alas marchitas
y el grito funerario del cielo y el ojo del relámpago
y la muerte de los muertos y la vida de los muertos
y el mantel del infinito a saltos
sobre los pechos del destino que devora, araña
rompe las cavidades del pubis y su recuerdo ardiente
de cada memoria fría, de cada aullido en llamas
terrible como la cópula de las entrañas
o el latido de un trueno enfermo
terrible en su plumaje de holocausto
en su piel de cataclismo
en su cintura trizada por la sed y el hambre
en los labios del otro, en los huesos del otro
en el gran animal que somos
mientras la panza gime y se retuerce de lombrices
y las arrugas crecen y los bigotes crecen
y crece también la muerte como una muchedumbre
la muerte diaria que nos acompaña, oscura, macabra
deforme en su legado de grietas, en su acento de oruga
en el perfil de las hogueras y de los hipos del universo
Difícilmente olvidarte en la cascada de los sueños
en el gran litoral del miedo o en la vendimia de mi alma
en el vuelo rasante de las letras y de las piedras humanas
en la anatomía del fuego y en las momias recientes
Difícilmente olvidarte cuando caen los bostezos
y la luna tiene un raro parecido al aire
que sofoca las arterias
y aparecen los ciegos y aparecen los ciegos
y aparecen los ciegos cantando con tu voz de bestia
con tus uñas ancladas, con tu eco de tren deshabitado
y con tu noche de alambre y de esqueleto sonámbulo
Porque difícilmente podremos olvidarte, difícilmente
aunque no traigas regalos, aunque te canses del viento
aunque se apaguen tus muelas, difícilmente en el rugido
de un viejo corazón o una camisa de fuerza, difícilmente
en el olor a pólvora de los sesos, en la saliva ausente
y en el verso degollado a la luz de los infiernos
Me sobra un muerto
me sobra
me sobra un muerto y no soy yo
quién es
y viene de la levadura y de los precipicios
me sobra un muerto
un muerto martillándome la piel
me sobra un muerto y no soy yo
porque estoy vivo y lo presiento
lo respiro
y cae de la manga de otro muerto
y cae y cruza mi camisa
y da la vuelta
y sigue y sigue en mi esqueleto
un muerto
un muerto en mi esqueleto
instalado de por vida
un muerto me sobra y no soy yo
y llora y grita y ríe con su carcajada demoniaca
un muerto
un muerto sagrado
un muerto en el gemido del espanto
un muerto derramado en mi garganta y en mi sed
con su ceniza de elefante
en el vinagre
en el aliño de los años
un muerto arañando los cristales
entre tábanos
y hormigas
y gusanos hambrientos
defecando un muerto sus palabras
o en la suma de las voluntades o en ninguna
o en la roca de las rocas
trapicado el invencible
el muerto agujereado por los otros
inmutable en el zarpazo
en la estocada del olvido
me sobra
me sobra un muerto y no soy yo
porque patea y raspa
engulle con su dentadura cavernaria
hasta rozar por fin la sal del universo
Abrígate, Gladys
que la muerte tiene los pies helados
y una lágrima en la sien
No bastarán tus rojos huesos para este viaje
ni la saliva de tu corazón
Date trato
que hay lombrices añorando tus entrañas
tus axilas luminosas
tus rodillas que adivinan el país de los enanos
Ve despacio
no te olvides de marchar entre las tumbas
no te canses
y ojo con las hormigas que te deprimen
con aquéllas que presienten tu color desde lejos
tu color sin maquillaje, tus encías de viento
tu cabello enjaulado que crece cuando ríes
compañera de las horas golpeadas
todo vale en esta noche sin orillas
donde la eternidad pasa descalza entre tus muertos
y tiene hambre de abrazarte
porque sabe que tus gestos resucitan
y se echan a volar sin despedirse
y se pierden en la patria de los sueños
y ya no vuelven
Qué harás ahora sin ti
sin tu esqueleto de pan mojado
sin tus pechos que ladran de orgullo
sin tus sábanas heridas
ahora que la ausencia se desviste para otros
qué harás bajo la tierra sin conocer a nadie
Abrígate, Gladys
y amarra bien tus cenizas por si te arrepientes
Cuando llegó el invierno a Chile
miles de pájaros volaron con la primera lluvia
estaban asustados entre la sombra y la muerte
y prefirieron emigrar con sus vidas hacia otras vidas
Tomaron el primer avión, desesperados
se arrojaron a los muelles persiguiendo barcos
cruzaron las montañas huyendo de las lanzas
y dejaron atrás la patria y a los herederos del hambre
Algunos no despegaron jamás
les arrancaron las alas en el intento y la lucha
desaparecieron con nombre y apellido
bajo los árboles de hierro
los encerraron en jaulas por especies
y cuando años después los encontraron
tenían la caricia del cuervo entre sus plumas
Los otros, los perseguidos
los pájaros del pueblo que lograron atravesar la muerte
debieron acostumbrarse a volar de otra manera
a sentir de otra manera, a respirar de otra manera
La tierra ajena los había recibido
la tierra amiga los invitaba a su mesa
a compartir el pan y sus dolores
Muchos incluso en la agonía
soñaron con ver la patria por última vez
pero la patria también agonizaba
había querido volar con sus alas rotas
Mi pueblo tiene frío cada día del año
tiene hambre y sed y juventud
Mi pueblo es un pedazo de madera
de cama que no alcanza para cuatro o para ocho
Mi pueblo tiene lluvia y viento
tiene caras dibujadas con ceniza
tiene manos que aplauden para no morirse
Mi pueblo no tiene nombre
no tiene edad ni edades
no tiene calles ni sonrisas
Mi pueblo no tiene Dios
la levadura y la sal vencieron a los santos
el agua de los grifos fue más pura que una iglesia
Mi pueblo es un resumen del amor cansado
es una biografía sin orillas ni rincones
un cadáver reciente
una copa que jamás será llenada
Mi pueblo tiene niños que parecen ancianos
y ancianos que se robaron los años
tiene mujeres con ojos apagados
y hombres cortados por la mitad
Mi pueblo tiene árboles sin troncos y sin hojas
tiene rosas que cambiaron su color
por un kilo de pan
Mi pueblo es una herida en el tiempo
una guitarra enferma y sorda y muda
una canción de nombres definitivamente tristes
definitivamente amargos
definitivamente olvidados en el gran sueño de la vida
Soy el objeto que soy
y a veces también soy otro y estoy lejos
sentado en agua y tierra
y en el eco de las lenguas ardientes
Y duermo, sí, duermo la colosal aventura
de la palabra humana acuchillada y ebria
sangrante en el recuerdo de los muertos
que parecieran venir de adentro
y sollozaran al verme escribir sus nombres
Y ahora, cuando sale de mi boca
esa tonada de lluvia y sol mojado
me recuesto por todas partes y respiro cicatrices
y recojo las migajas que le sobran a mi alma
y tengo frío
y me despierto en medio de las rosas
sin entender quien vive o ama todavía
Por eso es que mi ombligo no tiene edad
y sigo esperando el día de los besos perdidos
aún cuando mis uñas no tienen ganas
y mi cabeza está más triste y oscura que nunca
aún cuando mis sueños son anónimos
y mis huesos ya no encuentran
el murmullo de los siglos
Y vuelvo a deletrear cenizas
y vuelvo a perseguir mi sombra
y a este árbol que agoniza entre mis dedos
lo enterraré conmigo
y volaremos en espiral
como los dientes de algún resorte
y moriremos juntos, sin ataúd
como las cuerdas de una guitarra olvidada
y moriremos por siempre y será un premio
un premio a nuestros pies y a nuestra médula
un premio a nuestra antología de vidrio
Y lloraremos gusanos y lloraremos ratas
y lloraremos hormigas sin fecha y gatos de luto
y lloraremos sonrisas en los ojos ajenos
y negros bosques
donde una flor se arrancará los cabellos
Porque este cielo aún no me conoce
aún no oye el acorde que llevo en los sesos
no me conoce, y soy el objeto que soy
y a veces también soy otro y estoy lejos
y me extiendo por muros y calles
y pueblo estrellas
y dejo la luna en la mesa, sin avisar
y me emborracho a la salud de nadie
y me despierto en medio de las cruces
con una vigilia de araña
y con un beso dedicado a cada muerto
y a cada muerto un abrazo y un latido de tumba
y a cada muerto un suspiro
un trozo de mi antiguo corazón
que se derrama como un río de gemidos
Hay que ayudar a Tarzán a reconstruir la selva
Los animales también aportarán lo suyo
y un día no muy lejano veremos al mono feliz
colgado del árbol más hermoso
como en las tardes inolvidables del cine
y las revistas animadas. Qué tiempos aquéllos
Los elefantes estaban seguros que vivirían cien años
y el cocodrilo soñaba con ser el malo de la película
Pero el hombre llegó con una industria bajo el brazo
llegó derribando montañas, llegó a silenciar las cascadas
a derramar esquirlas y muerte
al paraíso sagrado de las moscas
avanzó con su tenaza cortando, hiriendo, acorralando
se abrió paso entre el follaje dejando la suave marca del acero
y la sonrisa de la pólvora, hizo camino de las flores
se aprovechó de la semilla, de la piedra, de la rama
rapó la mejilla del indio e instaló su reino aguas arriba
donde la luna de vez en cuando bajaba a beber
y a conversar con las cenizas
Todo se convirtió en ciudad o campo ajeno
todo se lo llevó el cemento
Y aparecieron razas nuevas y nuevas enfermedades
nuevas miserias que venían de rincones poderosos
con mucha sangre y páginas de odio
con muchos rifles y cadenas recién pintadas
Tarzán entonces trató de hablar y fue acusado de herejía
y declarado enemigo de Su Majestad
y de los piojos de La Corona
A Jane le sucedió algo parecido y debió correr
a casa de su madre
y esconderse bajo la cama para no ser encontrada
Del grueso de los animales nunca más se supo
Cuentan las malas lenguas
como la fiera luchó en vano durante siglos
y los pocos ejemplares sobrevivientes
tuvieron que huir muy lejos y así evitar el exterminio
El resto no corrió la misma suerte
cayeron en la trampa del marfil y del colmillo traicionero
Por otro lado el negro cambió de color
y fue más claro hasta hacerse irreconocible
Otros se mantuvieron intactos
pero el destino los durmió en un sueño amargo
los sedujo en una feria de alacranes
y acabó por retorcerse en cada uno de sus labios
Al tigre se le cayeron las muelas
el agua pensó en envejecer
la víbora nadó en su propio veneno
el ciervo y la polilla sólo deseaban la muerte
Pero una noche un grito sacudió la selva
se propagó hasta confundir la tierra
hasta pelar las tripas del más crudo de los chacales
Era Tarzán quien regresaba
Tarzán desde la liana de los años
Tarzán entre las canas de una jaula, venía para quedarse
venía cuchillo en mano a liberar las ataduras
a castigar los torsos blancos
Y ellos tuvieron que retroceder
tuvieron que tragarse sus propias pisadas
tuvieron que guardar sus trofeos, sus pieles, sus fotografías
mientras el cielo contemplaba emocionado
y una canción se derramaba en la niebla
"Sonríe, niña, y oye los tambores
porque el sonido de mi llama ensangrentada
está más verde y más vivo que nunca
sonríe, niña, sonríe
porque he sembrado en el huerto de mi alma
tu voz morena que florecerá por siempre"
Perdóname, Señor: he nacido esclavo
tendrás que protegerme mientras viva
Algunos no me dejarán tranquilo
no le darán descanso a mi sombra
ni una camisa para abrigar mi soledad
Y tú tendrás que ayudarme
cuando me cierren las puertas al revelar mi origen
cuando me caigan a pedradas a la salida del trabajo
cuando me escupan la cara
y me levanten de noche para golpearme
hasta dejarme sin pulso
y me digan: “Negro, no te queremos
vuelve a la selva a cazar lagartijas
vuelve a la orilla a vender tus canoas
vuelve a la escarcha a revolcarte con los tuyos
no te queremos
Somos nosotros los elegidos en esta historia
no te queremos
somos hermosos y valientes y justos
para nosotros el oro, para ti las cadenas
para nosotros el trigo, para ti la maleza
para nosotros las palabras
para ti los sonidos, los gestos y las lágrimas
no te queremos, regresa”
Pero yo no me iré, Señor, y mostraré mis llagas
y estaré orgulloso de mis llagas
y cantaré y bailaré y moriré por los míos
y por ellos seré pasto, piedra, camino, océano
por ellos seré árbol encadenado a la tierra
por ellos me levantaré del barro hasta ser bandera
me abrazaré a la sangre de mis antepasados
ellos me seguirán con sus tambores
ellos me prestarán sus cuchillos y sus flechas
ellos rezarán por mí y por los que vienen detrás de mí
y cuando mi alma desfallezca
y mis manos desfallezcan y mis huesos desfallezcan
ellos me levantarán de nuevo para seguir luchando
y yo veré la luz a pesar de las heridas
y a pesar de los rencores florecerán los sueños
y mis pasos poco a poco visitarán los mercados
mis manos recorrerán el pelaje de las panaderías
mis ojos aprenderán a ver otros ojos
mi voz se fundirá con otras voces
mis palabras serán escuchadas y yo escucharé otras palabras
y ya no habrá ira ni llanto ya no habrá miedo ni olvido
y nuestro pueblo será uno más entre los pueblos de la tierra
nuestra raza propagará su canto como una semilla
y tú, Señor, de memoria, cantarás con nosotros
NOTA: Las ilustraciones son del artista y poeta español, VBZ. Pueden encontrar sus trabajos visuales y excelentes poemas en su página personal en el siguiente enlace: http://www.vbz.es/vbz.htm
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