Tuesday, October 13, 2009

Néstor Rojas
(El Tigre, Venezuela 1961)




Hierba


Somos ciudadanos de este mundo,
pasajeros en tránsito por la tierra.

La carne es hierba y nace para ser cortada.
El cuerpo es como flor de pradera.
Sólo el alma permanecerá por largos años,
pero descarnada




Otra vez me lleva la pasión de escribir:
la palabra se hace frágil o eterna en la punta de un alfiler,
que no recuerda su origen.
El corazón se equivoca y por eso:
asoma la torpeza que ignora la existencia de la razón.
Realmente, no sé qué camino siguen
estas líneas zigzagueantes;
sólo sé que sigo un ritmo interior,
que no me cuesta una respuesta,
aunque se arrima en el recuerdo de lo que fue.
No ignoro lo que queda ni lo que quema.
Si fuera la hora esa perdiz que huye entre los matorrales,
sentiría compasión de su destino,
porque la vida es una rueda sin centro que rueda
y le va pasando por encima a todo.




En mi ropero guardo mis camisas viejas,
mis viejos y anticuados pantalones.

Hay días en que me abandono,
en que me dejo en la orilla del mismo desamparo.
No soy un desertor de la vida.
Todos los días me levanto,
salgo a la calle y lucho.
Me enfrento a los demás animales que también sobreviven.

Pero una noche me descolgué de todos mis afanes,
exhumé al silencioso,
al que nada persigue.
Analicé uno por uno mis actos y terminé absorto,
absorbido por mis profundos pensamientos.



No quise saber nada de semillas semánticas,
ni de espacios sin verbo.
Nunca fui amigo de las puertas condenadas.
Mi alma no se quedó en las esquinas.
Tampoco en la quietud de una cama revuelta.
Abandonó su sombra un día,
huérfana de besos.
Y se fue con su mala y rancia suerte a otra parte.
Ni una sola vez llevó en alto la bandera de la victoria.
Jamás recorrió las legiones del imperio:
acampó en la tierra sin dueño,
como un paria más del mundo.






Atrás dejé la casa desolada,
el otro mundo de cosas, el suelo feroz,
poblado de miserias.
Atrás dejé la tierra taladrada,
cubierta de senderos, hormigas y bestias;
colmada de tontos y obtusos gerentes.
Heme aquí como Girondo, envuelto en el temblor.
En vano intenté tocar las palabras del amor:
perdí la joya del ser, el día, el gesto.
Olvidé la cualidad de la roca
y ahora estoy en duelo,
viudo en el mármol.
Por fortuna, nunca abandoné
las carambolas por el calambur,
los madrigales por los mamboretás,
los entreveros por los entretelones,
los invertidos por los invertebrados.
Sí dejé la sociabilidad,
pero no a causa de los sociólogos,
de los solistas, de los sodomitas, ni de los solitarios,
sino de la poesía.


De tanto buscarme no consigo la realidad de mi ser.
Sigo viviendo de mis imperfecciones.
No hay rumbo ni tiempo por delante
y todo es incierto.

No conozco el compás ni la escala,
se me perdieron las notas.
Los días que me faltan por vivir
se alejaron del centro.

Soy un espacio sin sombra
que se ha quedado al margen.





Sólo tu corazón me une a esta tierra.
No sé en qué cosa pensar.
No hay puerta, no hay ni siquiera un orificio.

¿Por dónde entrará la luz,
si es que viene?

Ninguna rosa se alza entre las piedras.
Mis pasos se pierden mientras me voy buscando.
Se borra el horizonte,
se borran los caminos,
se borran las huellas
y nada queda:
ni tu nombre ni el mío
nada.





¿Puedes penetrar en la gran bellota de luz?

El abrazo de lo bello es poético.
Y mientras dura
prohíbe toda caída en la miseria del mundo.

Después de tanto luchar y tanto aguante
no encuentro ni una sola palabra
que pueda justificarme.
No quiero entrar en la noche que presiento cerca.
Apenas sobrevivo a mi sombra.
¡Pero qué importa!
La vida es un soplo que pasa.
Una ola que sube, cae y sube
y vuelve a caer.
Es una espuma que termina latiendo en las orillas,
un ápice de esa estrella que rueda
hacia su propio centro.


Aprendizaje



Vine a llevarme la vida por delante.
Pero, lo que he vivido no ha dejado huella
Ha pasado el tiempo y nada he hecho.

Morir es lo único que me queda por hacer.



Ilusión



Nadie
puede
tener
la certeza
de que está
despierto
en la vida,
aunque tenga
los ojos
bien abiertos.
O de que sólo
sueña
que está
despierto
cuando en verdad
está muerto.

Sueño


"Sentir que la vigilia es otro sueño
Que sueña no soñar y que la muerte
Que tiene nuestra carne es esa muerte
De cada noche, que se llama sueño..."
Jorge Luis Borges. Arte poética.



La mitad de la vida transcurre en el sueño.
No obstante, como dice Pascal,
no sabemos
si la otra mitad,
en la que creemos estar despiertos,
no sea otro sueño
que vivimos en la muerte
para no despertarnos.



Tiempo


Nunca se detendrán las horas
ni acabarán los viajes,
aunque tengamos campanas
y tambores para bailar sobre el polvo del camino.

El tiempo nunca dejará de correr,
aunque enterremos los relojes.

La muerte siempre nos sorprenderá
en cualquier parte.

Morir



Morir no hiere tanto.
Nos hiere más vivir.
Emily Dickinson



La muerte no es la séptima nota de la escala musical.
No silba ni suena, aunque consuela.
Punto tras punto va marcando la vida,
liberándola de sus yugos terrestres.
Siega, corrompe, deshace,
deja sin gozo el cuerpo
que sin alma baja a la mar que nos lleva,
¿hacia adónde?

Sobrevivencia


Los hombres viven como lobos solitarios en sus cuevas.
Distantes unos de otros
navegan sobre esta tierra oscura
sin ningún rumbo.
Penosamente sobreviven propensos a riñas y pendencias.
Todos los días trabajan para sobrevivir,
y padecen por todo.
A cada instante miran angustiados las agujas lapidarias del reloj
y piensan con dolor que se les acaba el tiempo.
Sufrimos por la vida que pasa
y permanece.


Fotografía


Otra vez la rutina es esta hora de ocaso que se va.
Como si fuera una escena que volviera a repetirse
sobre el mismo escenario del aburrimiento
veo nuevamente
en el otro apartamento
a una mujer pasada en años
Se mira en el espejo de su vejez.
Mientras se peina con desgano
se ve las arrugas pronunciadas.
Piensa que los años que ha vivido han pasado en vano.
Ya está vieja y cansada como para buscarse otro amor que la ame
más allá de los predios clandestinos de su hogar.
Si lo hiciera ¿quién se atrevería a amarla
como su carne quiere y desea?

A estas alturas de su vida ya perdió hasta la esperanza.
En varias oportunidades,
después de cerciorarse de la inutilidad de sus actos
y de su vida misma,
ha pensado en el suicidio. Pero no lo ha hecho,
no por miedo a las oscuras serpientes del infierno,
sino por temor a fracasar.


Destino


¿Para qué apurarme en hacer lo que nunca he hecho
si también moriré?
¿Para qué tanta prisa por llegar
si vamos a ninguna parte?

La vida es breve,
tan breve que la vivimos sin darnos cuenta.
A cada instante
escuchamos el sonido estridente del clarín inmortal
llamándonos a todos
otra vez
a la muerte.

Nacemos y ya tenemos un pie en la tumba.
Abrimos los ojos
y la vida se va,
como el hoy que ya se fue.


Encrucijada


En alguna parte dentro de nosotros,
que yo no sé dónde es,
brota la certeza de que el sueño
dejará la máscara
y tendrá su propio rostro.

En alguna parte,
lejos de la duda que siempre nos asalta,
¿acaso nos olvidaremos de que todos los tiempos pasados
ya partieron
y jamás volverán?


Maniqueísmo


Lo bueno de vivir
es que a veces aprendemos a morir.
Aprendemos a caer
y levantarnos.

Lo malo de vivir
es que no es fácil
sobrellevar la vida sin cansarnos.

Lo bueno de morir
es que dejamos la carne envejecida,
achacosa y cansada,
lista para abonar la tierra.

Lo malo de morir
es que dejamos sin vanidad la tierra
donde a veces,
con orgullo o dolor,
o con vergüenza,
sobrevivimos a duras penas la vida.


Perfección


Todo lo que sucede es siempre un comienzo.
No hay término porque nada termina.
Nada muere porque la muerte es inseparable de la vida.
No hay muerte: lo viviente madura como árbol,
sin apurar sus savias extiende sus raíces,
alarga sus ramas para darnos su sombra,
tan fresca como el agua.

En sus frutos se hace eterno el instante de los nacimientos.
Lo que sube,
lo que sale del cuerpo cuando cae,
es la luz que uno tiene en sí mismo.

Pero el deseo de ser otra vez en la carne
nos regresa otra vez a la tierra.
El dolor viene de desear lo que no podemos alcanzar
o lo que no tenemos.


Transcurrir


La vida sigue su rumbo,
tal vez caprichosa,
no se detiene, no duda ni pregunta por su razón de ser.
Después de este verano inclemente se acercarán las lluvias.
Y volverán los ríos a cruzar la Tierra.
Resucitarán y mojarán los cimientos.
Las hojas carnosas de algunas plantas
brillarán tan verdes como iguanas bajo el sol invernal.
Lo que colgaba caerá y el agua correrá por los terrenos en declive.
La mujer hermosa y coqueta
volverá a ponerse los bellos aretes para adornar
aún más la belleza de sus delicadas orejas.
La tierra como todo lo que en ella respira volverá a renacer.
Los poros de los cuerpos sedientos
se abrirán en demanda del agua milagrosa.
Los hombres cultos se dedicarán a los estudios elevados.
Los filósofos ejecutarán la facultad del espíritu
de concebir, razonar, pensar y dudar.
Los sabios campesinos dejarán las semillas
en los campos labrados y abonados.
Yo no cerraré los ojos, no me detendré
en la periferia de los libros.
Ni pensaré en la soberana muerte,
aunque la lleve conmigo como mi sombra.
Tampoco iré al camposanto de los silenciosos.
Seguiré cantándole inútiles cantos al viento.


Ritornello


Nos alejamos para jamás volver,
aunque volvemos.

Nuestro destino
es vivir
y morir.
Una y otra vez
sobre la tierra.

Dante


He llegado a la mitad del camino de la vida.
Y otra vez me detengo para reflexionar.
Tiempo ya no tengo como lo tuve ayer.
El que me queda exige una pasión serenada.
Otra manera de andar más pausado.

Bríos ya no tengo para vivir según la ley de las pasiones.
El pasado que veo alejarse jamás lo viviré.
Y los recuerdos se disuelven con el paso de las horas.
Se vuelven sombras,
manchas borrosas
que se alejan.
De cuando en cuando
se iluminan en las profundidades del alma.


Cronos


Contra el Tiempo nos levantamos.
Contra él intentamos en vano
perpetuar nuestro nombre
más allá del Olvido.

Contra el Tiempo yo escribo este poema
como quien por vez primera se ve las manos
y descubre, entre otros hallazgos,
que mañana
morirá.


En la tierra del sol


Ya no se escucha sino el silencio de las soledades.
No hay un solo árbol entre la espesa hierba.
Aquí no hay agua que se pueda beber.
Aquí no hay más que piedras secas y polvo.

Aquí los muertos pesan más que los vivos.
Andan gimiendo por las calles desoladas.
Nos aplasta el verano que vuelve inclemente
y todo lo calcina.
Nos hundimos en la arena
bajo ese sol que se cierne de nuevo
sobre nuestras cabezas.
Húndete alma mía
para que puedas subir las resbaladizas pendientes.
Camina por los estrechos salientes,
cruza los orificios de la oscuridad.
No huyas de la desolación,
aunque guarde como salamandra
el fuego debajo de las piedras.
Hazte fuerte, cruza los desfiladeros y riscos,
cruza el doble puente de barcas
y lárgate tras ese viento que conmigo se va
de este mundo.




Néstor Rojas: Yo nací en El Tigre un 27 de febrero de año del cual ya no tengo memoria. Creo que fue en el 1961. Como periodista me desempeñé como coordinador de Redacción del periódico "Mundo Oriental". En 1993 ocupé la Dirección de Cultura de la Alcaldía del Municipio Simón Rodríguez. Fui director del Centro de Actividades Literarias CAL y coordinador de Formación Literaria del Centro de Estudios Literarios de la Universidad Nacional Experimental de Guayana y de la Dirección de Cultura de la alcaldía de Heres. He sido colaborador en diarios y revistas de su país y del exterior y autor de los libros de poesía: Transfiguraciones (Fondo Editorial Miguel Otero Silva, 1988); Sepia, (Fundación Rómulo Gallegos, 1992); Diario de El Fulmar (Monte Avila Editores, 1993); Ocre (FUNDARTE, 1994); Abur agora del Edén (CAL, 1995); Los Trabajos del Tiempo, (Fondo Editorial de la Secretaría de Cultura del estado Aragua, 1996); Hexagramas del Vértigo (Fondo Editorial Miguel Otero Silva y Fondo Editorial del Caribe, 1997) y En trance de mudanza, recién publicado por el Ministerio de la Cultura. Como viajero he recorrido Centroamérica en dos oportunidades. Viví cuatro años en Ciudad de México, donde realizé estudios de Literatura Contemporánea en la Universidad Autónoma de México (UNAM) y en Irlanda, donde durante 2 años realicé estudios sobre poesía irlandesa. Tres veces he recorrido Europa y en verdad no me quejo. En 1994 fuí representante de Venezuela en el Festival de Biarritz, Francia.

Mi trabajo creador ha merecido premios y menciones en diversos certámenes literarios, entre los cuales destacan los obtenidos, en 1985, en el Concurso de Poesía José Ramón del Valle Laveaux, de la Dirección de Cultura del estado Bolívar, Venezuela, con el poemario Friso de Máscaras; Mención en el Concurso de Poesía de la Casa de la Cultura de Maracay en 1987, con el libro Revelaciones; Mención en Concurso Nacional de Poesía Marco Aurelio Rojas de la Universidad de Carabobo, en 1989 con el libro Poemas al pie de página. Con el libro Diario de El Fulmar fue mencionado en el concurso de poesía Fundarte, en 1989. En 1992 obtuve la Primera Mención Poesía en la I Bienal Nacional de Literatura Mariano Picón Salas de Mérida, con el poemario Ocre. En el año 1993 gané el Premio de la Bienal de Poesía de Guayana con el poemario Correspondencias Formales. En 1994, mi libro Los Hexagramas del vértigo, obtuvo el premio de poesía de la Bienal del Ateneo de El Tigre, Casa de la Cultura Simón Rodríguez. En 1995 gané la Bienal Literaria mención Narrativa del Ateneo de El Tigre con el cuento Archivo apócrifo por correo electrónico. En 1996 obtuve los siguientes premios: Mención en el Concurso de la Casa de la Cultura de Maracay con el libro Los Salmos de Esbeel. Primer Premio de Poesía en la Bienal Literaria de Maracay con el libro Los Trabajos del Tiempo. Primer Premio de la Bienal de Poesía Ramón Palomares del Ateneo de Skuke con el poemario Héctor en el Jardín del Infierno. Actualmente se desempeño como profesor de Metodología de la Investigación en la Universidad Nacional de la Fuerza Armada (UNEFA).

Nota del autor del blog: La selección de poemas que figura en esta muestra corresponde a dos de los libros del poeta venezolano Néstor Rojas, a quien expreso mi infinito agradecimiento por la gentileza de permitirme publicar en este blog algunos de sus trabajos como también las obras artísticas que ilustran la selección.

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