Oscuro y enterrado, como búho,
espera en el silencio húmedo,
aplazando la sordidez,
consume murmullo tras murmullo
cada palabra,
como si fuera el último bocado
antes de la metamorfosis.
Aplasta férreamente
las posibles disensiones,
depura lo superfluo
que se antepone al valor mismo
de las cosas, pervirtiéndolas.
Sólo queda lo indescriptible,
aquello que se da por llamar
lo inefable.
Razón de esta búsqueda, este diario
ejercicio de crear la vida
con despojos cercenados a cadáveres.
Daniel Montoly©
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