Thursday, July 7, 2011

Cuatro manos al limón




OTRO POEMA

Hay otro mundo adentro de la noche
que ruge como pantera ansiosa.

Subrepticio, caprichoso,
un mundo que deja estrellas en los rostros;
dicen que hay más estrellas que rostros
y ya no es misterio alguno,
ese universo de estrellas tiradas en el piso,
los rostros sombríos, deambulando
sin mirar hacia abajo,
sin mirar en la hondura mutilada por el hambre,
entre harenes de ladrillos encendidos,
lamparas de cuerpos arrancados, llantos
y pisadas del acero en las pupilas de la infancia.

En fin,
hay otro mundo adentro de la noche,
y es otro poema
la noche afuera del mundo...





CAÍDO EN METÁFORA


Entre las calles dominadas por el agua
encontré alas de mariposa sosegadas por el frío;
un gato de lluvia vagabunda nos miraba
desde un alero, entre sorbos de hambre
y un sueño prohibido.

En los bolsillos noctambulos del alba,
una paloma con plumas ungidas por el espanto
volaba ciega,ciega entre meteoritos asaltantes nocturnos
(tiene el vuelo arriesgado del poema, entonces pensé).
Algo me toca los talones del sueño
y me levanta la búsqueda entre los rostros de la noche,
la serpentina mirada de la serpiente alada
cuyos ojos viven dentro de los mios,
cuyas alas son los pulmones de las fantasias reprimidas.

Entre las calles dominadas por el agua
y los cielos cazadores del sueño
soy un espejo roto caído en metáfora.



LOS ÁRBOLES DE LA MUERTE


Y también están los árboles de la muerte
que nos obserban con sus ojos nausebundos
mientras alimentan con despiadado hambre
sus crías de cuervos sin sol.

Las nubes se parecen a gasas en el rostro
que encubren la asimétrica voluntad, la ira gris
de quienes viven con las mijagas de la vida
en el ardor insólito de las mandíbulas del aire.

Allá lejos, entre un silencio de bueyes perdidos
y una luz imposible de imaginar,
Dios mordisquea sus canicas de soles inútiles
y murmura vientos de ira milenaria.

No.
No es la ira divina la incitadora de los volcanes por sublevarse,
es la negra nube de indiferentes rastros ineludibles
que bostezando tan cerca del alma... siembra con pestes
y enfermedades la eterna bondad de los humanos.



DIOS ACUSA EL GOLPE


Se les escuchó galopar en lo profundo
con las pisadas penetrantes del viento,
caballos fríos, que herían con sus coces
la vulnerable superficie de la tierra.

Nadie los vió pasar, no hubo testigo
(ni lo habrá en la memoria del futuro
incierto), de aquel galope abismal
que puso de rodillas las sombras de los árboles.

Así el sol en su carruaje se cubrió de noches

acorazadas por la ira impredecible
de los mutantes equinos, cuyos ojos de hielo
vertian diluvios de color anaranjados.

Así brotaron los atardeceres ciegos
y puñetazos de nieve la tierra lanzó
hacia la alta distancia donde, por primera y última vez,
Dios acusó el golpe.







LAS RUINAS DEL MIEDO


Una estampida de tumbas
levanta las ruinas del miedo
hasta donde llegan los ojos de la muerte.

Una luna resignada despunta, con su corona de cráneos,
saluda a los que morirán descalzos,
despedazados por los buitres del polvo
los que ofrecen reverencias al miedo y
festejan el ritual incomprendido, oscuro.

¿Cabería el destino de todos los hombres
en una hormiga aplastada por la última huella del hombre?

Un desparramo de rostros se forma con el hongo
abrazado por los hombres como un látigo
con el cual golpear el otro extremo...
donde muere la esperanza de supervivencia,
donde la noche cae como un oscuro latigazo de silencio.

De la Serie Poética "Cuatro manos al limón")

2011, Daniel Montoly (República Dominicana), y Juan Carlos Vecchi (Argentina).


Nota del autor del blog: Las excelentes fotografías que acompañan esta breve selección de textos son como siempre del artista visual y poeta español, Gonzalo. Están todos y todas invitados e invitadas a visitor su página web en el siguiente enlace: http://www.vbz.es/vbz.htm

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