VOCES DEL SIGLO XXI
Mariano Shifman
(Buenos Aires, Argentina 1969)
HISTORIA NATURAL
Lejos de la colmena,
surcando los aires de mayo
una abeja acopia néctar
acaso por última vez.
Y aun así ¿sería cierto su final?
Yo, fijo en lo que cambia, pienso en mí
y solo concibo el furor del tiempo;
ella, fluye en el dorado instante
junto al dulce ritual del polen.
Parece eterno ese sueño otoñal:
sabe ignorar lo que daña
y apenas busca, levedad de levedades,
su exacta porción de miel.
©Mariano Shifman
Como una nueva presentación del mundo”.
Atilio J. Castelpoggi.
Esta es la rara hora de reír
con la boca que no se sabe
milagro a punto
por eterna y única vez
de soñar una verdad
sin números y sin espinas,
hasta que el rocío evapore su tregua
la hora franca
la última mirada limpia de Lot.
Esa es la hora que se vislumbra tarde
siempre tarde
la llaga que ilusiona
la imposible magia
querer escapar hacia el paraíso
por un camino hiriente de sal.
©Mariano Shifman
Soy el amo de la torre: ecos y pústulas
del pasado no me alcanzan.
Insensible a palabras y a delirios,
ríos y turbas se pierden entre semejanzas.
¿Qué será de los sabores,
de las porfiadas costumbres,
de la maldad de los niños,
de lo que no es posible decir?
Aquí se está muy bien; inmolo proyectos al atardecer
con la soberbia de un menesteroso, froto mis manos
contra las piedras –mi pacífico alimento-
y me siento a esperar.
©Mariano Shifman
Desnuda, casi desnuda:
su módico capital es lo velado.
La música se detiene,
se apagan las luces.
¿Cuál es el ojo más sediento,
el desierto que implora su cordial engaño?
Con vislumbre de ave fugaz
ella elige un trago subido
y las rodillas de la oscura presa.
Como una danza que se burla de ambos
gira la rueda de la derrota:
diez minutos de piel pública,
densa colonia, parodias de afecto
y en el epílogo, a plazo vencido
un nuevo vacío
y el estruendo de otra música.
©Mariano Shifman
pero que hiciese pedazos el universo.
E. M. Cioran, “El aciago demiurgo”
Dicen que todo comienzo es un acto de fe.
Cuentan de uno, inconcebible, cósmico
-la simiente del principio y del final-
que para ser humilló a la nada.
Materia en tránsito mortal,
Espacio condenado a perderse
y un furioso arrebato de luz.
Todo eso hubo, irredenta génesis
todo esto ¡hay!
cuando y donde nada había.
Pido otra especie de fe, algo anterior,
la aporía de una palabra muda.
El retorno a la noche más oscura.
©Mariano Shifman
Lo vio el Guadalquivir, hace mil años:
las manos del rey Al Mutadid
plantando claveles en los cráneos adversarios;
los había blancos, los había encarnados
a tono con la pena, ardidos con la hiel.
Al suceder los retoños –refiere la historia-
los deudos recibían sus sentidos pétalos:
la vida, alzándose entre el polvo del desecho.
Sí, mil bosques nos apartan del jardín del amo,
del azar de sus letales laberintos.
Y sin embargo, no hay distancias insalvables:
el leve polen del tiempo nos iguala
disipándonos desde la semilla.
Así pasó Al Mutadid, hoy clavel o cardo
y brote inspirador de estas quince líneas.
©Mariano Shifman
www.mispoetascontemporaneos.blogspot.com; www.sinfoníadeletras.blogspot.com; www.poesiahispana.com, entre otras.
Más información del autor en su blog: www.poesias-de-mariano-shifman.blogspot.com
1 Comments:
Muchas gracias, Daniel, por la publicación de los poemas, y felicitaciones por la excelente elección de las ilustraciones.
Un gran abrazo.
Mariano Shifman
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