Prólogo.
-Sangre… tu vida depende de que sigas escondido-
(Edgar Allan Poe)
Horripilante aquel campo de Esparta
en cuyos labios
escuché rugir la noche
y el largo rodar del día
sobre las piedras de sus cerros
ensangrentados.
y arriba, con la brisa súbita
se alzaban las halcones
amaestrados,
abajo, las sudorosas caballerías
alrededor de la oscuridad
se daban a la gloria,
mirándose, levemente, a los ojos
caían huérfanos de madres,
saboreando el prólogo de la historia.
Daniel Montoly ©2005
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