Obra: Pensadores
Álvaro Antón
Si nacieras llamándote Luis Pérez
despertarías a las seis de la mañana
preguntando qué día es y poniendo las noticias radiales,
bostezarías
embutiendo rápidamente la mañana
(nada de recuerdos sobre la noche anterior)
arrojarías las sábanas
pasarías al baño, al aseo diario
meticuloso
del hombre de negocios que se afeita para evitar
comentarios
nada exótico
huevos y pan al desayuno
te alejarías dando un beso leve a tu mujer
(ruido permanente zumbando en tus oídos)
ajustarías las gafas para hacerte el distraído
ante el empuje del sol y del humo impaciente del asfalto.
Nada de amantes (siempre estás muy ocupado)
ni de preocupaciones sobre países lejanos
tal vez te asombrarías del motín en el Altar de la Patria,
de protestas y gritos rompiendo la ruta cotidiana
y naturalmente darías la vuelta para evitar
complicaciones.
Sereno
inalterable
Luis Pérez
te sentirías asombrado de que aún existan hombres
que se emborrachan por una mujer
que se esconden de la policía por una bomba puesta
la noche anterior
te asombrarías del tipo largo que pasa diariamente
por la oficina vendiendo cuartillas llenas de
palabras incomprensibles...
“este mundo está perdido” pensarías
cuando de regreso, observas la muchacha que se tira
en brazos de un desconocido y desaparece en el parque.
Serías así
y entonces no le hablarías a los peces
no te aturdirías bajo la alegría
ni gritarías con voz templada por el nacimiento
de la espiga.
No estaría yo a tu lado para ver la muerte de las olas
y el comienzo de la palabra
para viajar sobre la tristeza al centro de los árboles.
No estaría mi pelo naciendo sobre tu frente
para terminar las lágrimas.
Todo esto te sucedería si decidieras ahogarte bajo
las horas y mezclarte a lo cotidiano
al sudor
la indiferencia
al equilibrio exacto
si decidieras meter los sueños en tu bolsillo
y nacer de nuevo para llamarte Luis Pérez.
Soledad Álvarez
Esta lengua de siglos
cambiante como el agua
¿ qué es?
¿ Una historia,
una flor,
una máscara?
Esta lengua de cieno que antes me amarraba
con la palabra cruz,
con la palabra oro,
con la palabra muerte,
¿ qué es?
¿ Mi historia,
mi lucha,
mi silencio?
Esta lengua que borró mis primeros fonemas
dejándome desnuda,
aterrada,
que me tiró en el pozo de la primera muerte
sin sonidos para espantar el miedo,
sin palabras para entender las cosas,
para guardarlas…
Esta lengua vieja que mastiqué despacio
y me tomó la vida,
y otra vida,
y otra vida,
hasta que fue ablandando
de piedra a ritmo,
de tierra en agua,
de hierro a fruta,
de blanco en mambo.
Esta lengua de cielo y de murmullos
que volví a fabricar comiéndome las eses,
soñando las imágenes que amo,
masticando insignias y blasones a ritmo de tambora,
con los negros suplantando los indios
sementando las blancas
y nosotros
marrones,
haciendo la bachata desde siglos,
bailando con merengue, rumba y plena,
saboreando el sancocho,
remeneando las nalgas,
a golpe de palma y sol,
de sangre.
Esta lengua impuesta que ahora me define.
Esta lengua libre como un pendón de fuego.
Esta lengua que se desprende de mi boca,
golpe,
agua que late,
bote que rema,
patria penetrada que penetra…
Esta lengua de isla
de palma y hambre
del odio y del amor,
de la esperanza…
Esta lengua esencial
erguida en su esqueleto,
carnada de amapolas,
nueva como yo
en medio de mi patria bullanguera
vestida de esmeraldas.
Esta lengua de trópico, de tierra y continente…
Esta lengua en jirones que nombra lo que hace,
que reinventa la vida
que reescribe la historia marcando lo que quiere,
gritando como llama.
Esta lengua bandera que une y que separa
¿qué es?
Una historia.
Una flor.
Un arma.
Jeannette Miller
Por ahí debe andar
la mujer que soy yo
La mujer que me tiene escondida
el silencio
Por ahí debe ser
La mujer de mí misma
en la que no he vivido
Por ahí debe verme de mirarse
La que me nació al nacer
la simple
la forma verdadera del retorno
Por ahí debe andar
donde el cuerpo no sabe aún
que existo
AURORA ARIAS
Le amo altísima tristísima
desaforada.
Con el dulzor espantado
de lo que quiero y no puedo
destruir.
Con la extrañeza de lo que no pudre.
Lo presiento como al campo magnético, como al
instinto de la isla de los pájaros grises.
Viene de un accidente
de un relámpago
que en sueños insinúa
sus filos.
Le amo con golpes de cinceles, con inmoladuras,
en pórtcos aguados, en las trastiendas de los barrios.
Con tesón y fatigados tendones. En las montañas, los
cacaotales y la espiral Ravel.
Con camisas de fuerza y sacros templos dedicados al
fuego súbito.
No le entiendo. Le amo.
No lo deseo. Le amo.
No le incrimino. Le amo.
No lo recuerdo. Lo padezco.
No lo quiero ni cerca, ni lejos, ni dentro, ni fuera.
Volcador, tatuado en ramas secas. Eventual como el
océano desordenado
por levíticas nubes.
¿Qué es que no puedo pensarlo
ni imaginarlo, ni retenerlo?
Sin físico, con ira, con mortalidad,
con azar y presión en mis arterias.
Angela Hernandez
Si no fuera
mujer
enjaulada en mis caminos invertidos
y en todas estas
primaveras donde florezco,
si no calmara el dolor con la
sonrisa
ni tuviera la esperanza de parir el sol.
Si no
envistiera de recuerdos mis locuras
y si no respondiera con
lluvia
la precisión de tu roce;
si no fuera mujer cada vez que
me miras
encontrándome segura ante tus fortalezas,
si no fuera
este cuerpo sensible
y estas ganas sinceras.
Si no
fuera mujer y amante, como soy,
y si no me perdonara cada vez que
naufrago
-entendiendo el naufragio como mi modo dee vida-
si no
volviera atrás a ofrecerte mi beso
y no callara el orgullo como
acostumbro.
Si no fuera mujer inundada de
deseos,
cenizas y añoranzas invisibles,
y quizás me costara
menos
ilusionarme ante un cuerpo,
unos labios, un amor, una
cama;
y pudiera existir sin historias
sin promesas
intangibles
sin amores, sin quimeras.
Si no fuera este
cuerpo
con pétalos en el pecho
caderas silenciosas
y
cuevas explorables.
Si no me importaran las prisiones,
las
matanzas, el hambre,
el dolor, las injusticias
y si no pudiera
entender las derrotas
como me entiendo insurrecta.
Si
no fuera mujer,
definitivamente no sabría ser otra
cosa.
Deidamia Rebeca Galán Cruz.
Cuando no existan las ruinas
no seremos cenizas,
tampoco archipiélagos.
No habrá caballitos de mar
aleteando en la arena.
Quedarán los deseos perennes
de sentarnos frente al Mar de Galilea.
Nuestro espíritu buscará ansioso los laberintos
por donde Safo delineaba sus versos.
Cuando no existan las ruinas
volveremos a ser piedras.
Trasladaremos las palabras
más allá del minutero. Volveremos a ser
ninfas, dioses o sirenas,
y se nos atragantarán las emociones
que nunca expandimos en el rugir del viento.
Buscaremos exóticos objetos
que nos traigan los recuerdos de haber sido
entes de constelaciones ya idas.
Cuando no existan las ruinas
desaparecerán los corredores.
Ya nunca más veremos
el solsticio de invierno. La primavera será difusa y,
posiblemente, en otros espacios otros
colores poseerán el arco iris.
No habrá más gráficos para dibujar
los besos que enlazaron perfiles isotópicos
en nuestras pieles.
Cuando no existan las ruinas
habremos abandonado los siglos.
Nuestros pasos transitarán
por la Atlántida o más allá de la guarida
que forjaron aquellos sueños.
Habremos sido duendes o danzarines,
quizás hadas que no forjaron cuentos.
Cuando no existan las ruinas
sobornaremos la aurora.
En un manantial resurgirá el río escondido
y antes de desaparecer en la arena
un nido de rocas habrá refugiado su ruido.
Mas que nada seremos nosotros mismos,
los que nunca dejaremos de ser huellas.
TATY HERNÁNDEZ
Un silencio de habitación temporal se cuela por el alba
Escucho tu nombre susurrar en este rincón del ayer
Y recuerdo el lenguaje térmico reflejado en tu mirada
Que anida infinidades de palabras sosas e insípidas
De forma introspectiva, tu voz olvidó lo sublime
para pasar a ser cruda
Desnudando el oriente y occidente de tu faz,
Haciendo genealogía de los emblemas tántricos
forjadores de tu personalidad.
Lo autómata del espacio
convirtió tu idealismo en ascetismo anquilosante,
El contraste pernicioso de tu habla
perturba los sentidos,
Género abstracto regido por un estado tedioso
Llevando tu jerarquía de lo absurdo a lo insensato
Tus palabras, un cúmulo de falacias engendradas
por una mente taciturna
Concurrente a lo vano de un ego intransigente,
Envolviéndote en una ridícula figura de perfección human
Apócrifas huellas de animal vestido
procurando un amor esenciado y místico,
redondeado a lo absoluto e indeleble.
Y todavía continúa la devoción a una línea delineada,
En búsqueda del éxtasis caducado de tu código hedonista
Que hace adherencia entre un corazón herido
Y los sulfatos sacarosos de tu existir.
Preñando la mente de ideas
y arribar como el viento exfoliante,
tras el olor del crepúsculo
Ser el azul del negro mar,
luciérnaga desterrada que ilumina
el coeficiente asonante de tu subsistencia,
Anhelando una ataraxia trascendental
Para luego perderte en un tumulto de toscas y grises nubes.
Todo fue tan efímero
que no percibí tu aroma extinguiéndose
en lo anacrónico y contaminado del
“breve espacio en que no estas”
¿Cómo extraer tus pesadillas del corazón?
Si a pesar del tiempo tus raíces socavan
lo más intrínseco del alma,
Haciendo crecer la beatitud a lo abnegado
Concomitante al deseo,
porque perdura tu recuerdo,
porque no se absuelve con el tiempo,
porque fuiste sol preconcebido,
sustrato de brazas arrebatadas del insípido infierno.
tempestad del triángulo plano. recobrado espacio en los vértices del cielo. la luz dormida entre mis manos. rostro sonante. gacela de lluvia que muerde la brisa.
[escucho tibia agua en grandes espaldas]. la noche es para despertar. para oír grandes árboles hacia el cielo besándose furiosamente en equilibrio.
Ylonka Nacidit Perdomo
Hasta cuando seré prisionero de tu adiós,
ya no consigo olvidar.
Desde que diste la vuelta
el sol se ocultó y la oscuridad me bañó de tristeza,
desde que pisaste fuera de la casa
el llanto ahogó mi garganta.
Me tranque en mí, no podía salir,
se nubló mi poesía
y se murió el corazón
y aún no consigo olvidar.
Más de mil mal contados años
han cubierto mi cabellera,
se volvió blanca,
nuestras imágenes están tan pegadas
que hasta las nubes
se enrojecen al verlas,
la letras de las canciones
bailan en mis labios y mi pecho late.
Me nace la angustia de saberme solo,
de perderlo todo,
sólo con tu palabra amarga del adiós
y más aún así no consigo olvidar.
Se me pierde la vida,
se me marcha la valentía,
me condenas conscientemente
a este abismo de mentiras,
a un sufrimiento sin medidas
acompañados de recuerdos pasados de nuestras vidas....
Y más aún así queriendo y sin poder...
no consigo olvidarte mujer.
Leidy Abreu Díaz
Llora el viento.
Empieza el llanto.
Se rompen copas.
Se muestran almas rotas.
Comienza el llanto.
La madrugada se calla.
Llora el agua.
Llora el viento.
Cosas lejanas lloran.
Es inútil callarla.
Noche nevada.
Eterno canto de llanto.
Llora corazón malherido.
Por cinco flechas blancas.
Llora mañana sin tarde.
Con alma de girasoles.
¡OH, pueblo perdido!
Violeta girando.
Calvario muy claro.
Los gallos cantando.
Pájaros volando,
sobre el monte pelado.
Los gallos cantando.
El arroyo mojado.
Entorno de llanto.
Hombres enmascarados.
Centenarios de velas.
El pueblo enlutado.
Un día sereno.
Una batalla empezando.
Calles ensangrentadas.
Los gallos cantando.
Banderas arriba,
con sangre y dolor.
No importa si el pueblo,
sufre o no.
Democracia y poder.
Población atormentada.
Mujeres y niños,
con el alma destrozada.
Los gallos siguen cantando.
El pueblo sigue enlutado.
¡OH, población perdida!
En manos del enmascarado.
Miles de gentes enlutadas.
Presente en el día gris.
El canto del gallo candente.
Bajo el cielo anaranjado.
Leonor Bonilla de Fernández
Adiós, Barahona pueblo querido.
Me voy, pero un día regresare,
a dormirme, en tus playas
siempre queridas,
y a soñar, con mi amor
de primera vez...
Me voy, cuando lejos
de ti me encuentre, tus paisajes, tus montañas recordaré...
Y el brillar, de tu luna sobre la arena,
Barahona, pueblo mío, nunca lo olvidaré...
Me voy, pero un día
volveré a verte...
Cuando muera, desde mi tumba
te recordaré...
Siempre te recordaré...
Mireya Cuello
III
Un instante de pensamiento me espera
subleva el abismo de mis sombras
encarece mis ruidos
hace vodka mi soledad
en medio de la noche enmohecida del eco submarino de mi voz
existe un bombillo que enciende cuando desapareces del espacio
y pasas al plano inmortal del recuerdo
exhalo sobre mis dedos el aire que trago pensativa
Que sería de las almas sin el mar?
Acaso olvidare la bombilla que golpea mis ojos esta noche,
las lagrimas de plástico, las carabelas marchitas en mi pecho?
Si con el pestañar borrara el dolor o llenara los vacíos de mi alma
Grabaría mis propios reflejos
Donde estas? Cuando te encuentre te veré?
Te veré en el abismo de mi sombra?
IV
Que valor, persigue mi alma?
¿Cuanto tiempo, mi vida?
Vientos livianos, a veces fríos... a veces perdidos
¿Cuanto de poeta?
¿Cuanto de payaso?
Los días , las horas
El universo que nace en colores
Las nubes, las albas soñadas
Todo cuanto voy ganando
Y sé que algún día dejaré de tener
Sin ti , ya no me dice nada
Nada persigue las mañanas
Los amaneceres diferentes
Nada , con tinta de olvido
Se escribe en un deseo sereno
Se perfila en la arena
Estatuas planas , corazones de Marzo
Balcones de rojo intenso
De labios ambrosía
Miel de ángeles...sombras , nudos , redes negras
Porque de la gloria al fracaso solo una rima que sepa a tus labios
Una brisa que extienda tu olor, solo un secreto
Una noche apagada, que defienda el amor
Un jazmín apartado, una hora, una cita
Una pasión germinada
Un sello de tiempo, de rezos sobre el altar de tus brazos
Y así comenzando a volar paloma blanca de altos caminos libres
Mis manos velas de tu mar
Navega mapas rosas
Bitácoras limpios de letra
De tu piel al cosmos sagrado
Solo un paso, una huella, un solo destino
Sin ti, Ni la muerte algo consigue
Sin ti, la vida, es un suspiro sin causa, un tiempo perdido
Una lluvia monótona de segundos, un amargo camino sin fin ni principio
¿Que valor , persigue mi alma?
¿Cuántos laureles cada poema?
Patricia Minalla
Volver a un inicio,
A hacer reverberar versos en el papel,
A escribir para encontrarme,
A naufragar en los absurdos azules de las líneas delgadas de tu voz.
Volver a partir,
A reencontrar salidas para iniciar un camino,
A retorcerme en tu alma solo un poco,
A alimentarme sedienta de tus palabras, de los escasos retazos de amor que te sobren,
Volver a mí, a ti, a todo.
Volver, para partir,
Para confrontar tú recuerdo con lo desteñido de los inviernos pasados,
Volver para cazar esperanzas moribundas en paredes mohosas y vacías,
Volver a buscar lo irremplazable.
Volver, porque regresar es una forma de irse,
Volver y no ser,
Volver para escapar,
Volver para cerrar, para abrir,
Volver para morir.
Karen Olivo Santana
En la cúspide del cielo
Nuestras almas bailan una danza cósmica
Celebrando el encuentro esperado
Y se funden en el abrazo invisible del espíritu.
Mirelle Palmansa
Voy a derramar todo lo que soy.
Y no usando mis venas
o mi boca.
Sino mis ojos.
Entonces,
me estrellaré en el piso
olvidando que estoy ciega.
Que nadie puede verme,
como si todos me vieran.
Desangrándome.
Y no de rojo carmesí.
Sino de sueños.
De esos que se me van
cuando me encuero.
Que nacen mientras duermo.
Me derramare sobre los necios que caminan.
Me chupare los dedos
recordando que adoro la succión,
mi boca tibia de dientes y el alcohol.
Entonces,
nadie preguntara mi nombre.
Y una voz muda
reconocerá mi pelo.
Me sacaré los ojos
para comérmelos.
Y llorar de nuevo.
Al final,
cuando no quede más que hacer.
Escupiré las líneas de las manos
que no encuentro.
Y un remolino viudo
me llevara lejos de aquí.
Michelle Ricardo Rodriguez
3 Comments:
Y siempre comienzo igual, perece que me resisto a quitarme la costumbre.
Agarro la lapicera y el primer papel a mano cerca de la computadora y digo: Bueno voy a ir leyendo poema por poema y pondré los títulos de los que más me gustan junto a su autor/a en este caso.
Pero parece que mi mente se niega a decir no pueden gustarme todas volvé y lee de nuevo: Si nacieras llamándote Luís Pérez, que bueno, que bueno.
Mi lengua: Contundente y fuerte.
LA MUJER QUE SOY YO: Examen interior.
Ariako en la furia: Ritmo y fuerza.
SI NO FUERA MUJER: Excelente.
CUANDO NO EXISTAN LAS RUINAS: Encantador, místico y musical.
INSTANTE GRIS: Es un recorrido en la gama de los grises y negros del alma, nostálgico.
LLUEVE SOBRE EL MAR LA NOCHE: Como diría yo: formato moderno, palabra justa y fuerte.
VUELVE MUJER: Al leer este poema, te digo lo que te iba a decir al final, me hubiera gustado que al final de cada poeta pusieras fecha de nacimiento, año, pues según como se escribe uno se adentro a la época y lo puede interpretar de otra forma.
GRITO DE UNA NACION: Este por ahí, no es la estructura que más me gusta, pero es poema con historia y eso tiene su peso.
ADIOS A BARAHONA: Añoranza con memoria.
FRAGMENTOS DE ESENCIA DE TI: Como dice el título, fragmentos con esencia y melancolía.
Por hoy termino aquí no se cuántos me faltan…pero me seguiré deleitando otro día.
Fíjate lo de las fechas.
Como siempre mi opinión de lector.
Cariños Gabriela.
Hola Gaby!!
Mi intención era hacer una muestra más amplia con otras poetas cuyos textos no figuran en el Internet, pero que son muy relevantes dentro de lo que es la literatura dominicana actual como Olga Lobetty Gómez, poeta y ensayista de mi provincia, Montecristi.
En un futuro no muy lejano pienso preparar un número más extenso recogiendo el trabajo también de las que residen en el exterior como Claribel Díaz, Mirian Ventura, Marianela Medrano entre otras. La poesía dominicana es una de más diversa y vanguardista, pero lamentablemente muy desconocida en exterior, salvo la excepción de don Manuel del Cabral, don Pedro Mir, Aida Cartagena Portolatín, Alexis Gómez Rosa, Rene Rodríguez Soriano, José Alejandro Peña entre otros.
Algunos de mis paisanos me recriminan que yo no promociono los autores de mi país, pero la razón es muy sencilla; muchas de las obras que se publican en la isla no se consiguen en el exterior.
Bueno, mi querida amiga, me siento más que alegre que la selección te haya gustado. Recuerdo que tengo un trabajo de Jerónimo que pienso publicar junto a una selección de poemas de don Manuel del Cabral.
Estoy trabajando en eso. Un beso. Daniel
Hola Karen!
Paisana me alegra que hayas venido por estos lares a encontrarte con tu poema. Pienso en el futuro elaborar una selección poética con autoras dominicanas partiendo desde la época republicana, Salomé Ureña de Henríquez hasta las contemporáneas. De esa manera puedo acercar otros lectores a sus obras.
Espero que se repita la visita.
Un fuerte abrazo paisana mía. Daniel
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