“Los monjes de Egipto cavaban tumbas para verter lágrimas en ellas;
hoy cavaría yo la mía y no caerían más que colillas”
Ciorán
Partí mi corazón con un enigma.
Con la noche escondida
entre mis huellas
excavé, ebrio, en sus oscuros brazos
por una voz o un dedo
sobre los hombros
de mi angustia, más, sólo silencio
y sombra vi en el túnel.
Un rostro ahogado en hierbas
salió a mis pasos, para sellar mi boca
con sus besos de medusa.
Ya no siento miedo,
todo bajo mis pies se rige por el cadalso.
Mi corazón es una flor
a intemperie de la niebla.
® Daniel Montoly
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