Sunday, November 2, 2008


WINNÉTT DE ROKHA
(Luisa Anabalón Sánderson)
(chile, 1894-1951)





Trenzas de humo



Porque los exaltados nubarrones
descienden en la soledad del amanecer,
y los altos tejados inyectan su veneno de hastío,
y sobrepujan
a la onda exterior y superficial del día.

¿De dónde han venido aquellas mariposas
tan amarillas,
a deshojar un collar de ébano
alrededor de mi garganta,
que es un lirio entre dos abismos?

Allá los corderos mudos,
sacrificados en el marco de la mañana;
allá los volcanes libres y los pensamientos,
los caracoles rubios besando las bocas
de las campanillas jugosas.

La danza inmediata de aquel viento que huele a muerte,
encuclillándose a mis pies, ahora,
palpándome las sienes con una gasa desprendida.

La claridad en los ojos risueños
como el advenimiento de Pentescostés.

Mi corazón se precipita
a la orilla de los horizontes sin medida
deteniendo hélices,
con una puñado de ópalos en acción,
y, como si todo, absolutamente todo
ocurriera,
estoy en las fronteras del sentido habitual,
mirando cómo las piedras,
( sin que nadie las escuche pensar),
lavan su cara
con la inmovilidad del tiempo.

Pareciendo mi ser una hoja de platino.



Otoño en 1930


Sobrecogida, bajo el arco cándido
de los vientos azules,
arrojo desde mi balaustrada en avance,
(como labios que van a besar),
la mirada hacia el océano amarillo.

Todo vive ese olor mojado
de rasal llovido y de naranja;
el gato- flor de cardo de invierno-
se electriza y se hace cantar,
las moscas buscan las vigas ahumadas,
las gallinas cloquean y sacuden su ropa interior;
y mi corazón
trata de acomodar su tristeza de velos desgajados,
descalza y sin pupilas.



Fotografía en obscuro


Resuena en las amapolas del cielo
mi historia de piedra dormida,
desde el suceso inmemorial de los crepúsculos.

Prologo mares de árboles
besando el camino sin término.

Entrego a la vida mi sombra
de calle tranquila;
-balcón en la ciudad de los arabescos inusitados-.

Amo la línea que se escucha,
como el color inicial de la aurora, traduciéndose
en la palabra del hombre
o en la palabra roja del trueno.

Majadería de niño, que lanza su honda al espacio,
camina mi balbuceo discontinuo
creciendo del mar y del sol su mariposa.


El sueño de las algas


En mi abanico de coral están pintadas las rutas perdidas del mar,
en mi abanico de coral.

Los recuerdos que duermen en los cajones de caoba
peinan sus cabellos de algas submarinas con peineta de humo
grabada por un duende amarillo
que fue poniendo, en cada diente, un beso de la aurora.

Luminosa está la arena y los pies desnudos de la luna la aumentan dulcemente.

Las palabras del mar suben con la marea:
algas, peñón, gaviotas, faro, barcos, espuma y olas,
soberanas, femeninas e infinitas olas!

EL SUEÑO DE LAS ALGAS, guarda un secreto
escrito en siete perlas color de cuento azul,
cuando las mujeres entran desnudas a la seda del océano.

WINNÉTT DE ROKHA
(Luisa Anabalón Sánderson)

(Chile, 1894-1951)



Nota del blog: Las ilustraciones que acompañan los textos son del artista vasco, Álvaro Antón, pueden encontrar otros trabajos suyos en el siguiente enlace:
http://www.flickr.com/photos/albaralbardez/

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