Thursday, August 19, 2010

RECORDANDO A LORCA




Detrás del brutal silencio.

A Lorca.

La noche estaba turbia y sola,
acallando tres disparos
en su vientre negro.

Cayó un cuerpo a oscuras,
amortajado por lágrimas tristes:
rodó por las hierbas,
y los despeñaderos.

La luna siguió callada
en su blanca aurora,
que no así era indiferente.

Así fue como cortaron
al zorzal sus alas,
su magia de duende,
su verbo.

No se esfumó con su vida:
emergió del cadáver,
como humo esbelto,
a eternizarse
sobre los deseos
de turbas,
de furibundas hienas,
que amputaron su vuelo
con intención de matarle.

Olvidaron que no hay silencio
para el verso:
una vez que cae
del labio del bardo,
abre heridas y cura tierra
pero nunca muere.

¡Hundieron Granada!,
¡la hundieron!

Fue el grito...

El pesar se adueñó de todo
sin espacio ni tiempo
para devolvernos aquel ángel,
coqueto y travieso,
que escondió su inocencia,
en hombros enemigos,
pensando que la muerte
respetaría su niñez,
su brillo de canario dócil...

Olvidó que las bestias
son bestias
y cuando las azuzan matan:
esa es su naturaleza maldita.

Daniel Montoly
© 2001

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