UNA MUESTRA POÉTICA DE José Alejandro Peña
DILACIÓN
En un ojo de caballo se quemaban mis nervios.
En un latir de estatua iba la noche sola
el mar se había dormido en su nido de algas
y tú poesía flauta ebria de mis furias nacientes
remolino y muralla
cielo y sombra por la voz manando
torrente dilatado
fija proclama de abandono y rechazo
¿dónde
en qué silueta de árbol se esfumaron
la verdad
el misterio
la alegría...
las aves que se juntan para morir un poco
bajo la luz del polvo de tus huellas?
Del libro: Iniciación Final
(Santo Domingo,1984)
LA MAGIA DEL EGO
Busco y no encuentro a quien decir "me ahogo",
me tienta mi persona a estar callado, lúcido
corchete del olvido.
Igual a cuanto surge y cuanto pasa, mi aureola
de granizo.
Yo soy la sucesión de lo que viene detrás
conmigo al hombro
y soy esa ilusión de mí que bordo a las
camisas fugitivas.
La muerte tiende sus redes áureas
sobre el lago inconcluso del espejo.
¿Hay un espejo en el lugar vacío
de los presentimientos que añoramos?
He dado lo que hallé
muy tarde en mi persona
al otro de los otros que componen
mi yo, tan diminuto.
Estoy cansado, pero insisto...
El hombre no se hace conciente
de su propio yo
hasta disolverlo en ese otro de los otros,
tan menudo.
Del libro:El soñado desquite
[Santo Domingo, 1986)
PULE TUS AIRES, LLAMARADA
¿Qué cosa son los árboles sin trino?
Cabezas que se tienden sobre sus narices
como los acordeones y la causa inicial
de todas las causas inconclusas.
Se inclina el mediodía con su coraza
correlativamente blanda
y se vuelve aire toda firmeza alucinante
y hasta los cabellos blancos tienen grietas
en la planta del pie.
Llueve sobre la matita de fuego
de los pañuelos eficaces
y yo, sin saber nada, me retiro tan sólo
a pensar lejos...
...y es real de tan inversa esta osadía
y es irreal de tan real esta inversión
de la cosa encontrada y ya perdida...
imagino otra vez esto mismo
que ahora nombro sin saber
que lo nombro
cuando no tengo una voz o un eco
para nombrar el silencio
pesan lo mismo un ancla y el vacío
el labio es bruma para el ojo
No, señor Genio:
mi palabra reclama todo el cielo.
La luz más aguzada esconde un grito.
Oye y pondera la quietud desesperada
y luego a la deriva de los montes
pule tus aires, llamarada.
Del libro: Pasar de Sombra
[Santo Domingo, 1989]
LA SEÑORITA DE PORCELANA
Ella ha venido a ver los pájaros
que duermen bajo la nieve en Ohio.
Y a ver, como en un sueño, todos mis sueños
desatados entre sus dedos rubios.
Ha visto o soñado la fría y sucia pared
en la que orino y vomito
cuando ya no hay pared por la falta de vino.
El vino me hace ver, palpar la vida y transcenderla.
Por más que se niega a despertar cuando beso sus senos,
sé cómo siente la nada tras sus ojos cerrados.
La sed me ahoga y es un río su pecho,
un tictac de pez que se adhiere a las cosas.
Ciego y temeroso como un muro que cae
pongo mi mano allí donde se quiebra la noche.
Del libro: Estoy frente a ti, Niña Terrible
(Santo Domingo, 1994)
PASAR
Pasar la aguja ardiente por el ojo abierto,
limpiar la sucia sangre con la hoja,
hacer la pausa de los gritos dibujados,
hacer que nuevamente el mundo plano
de los otros gane su lógica fluvial
casi perenne
su pedal de tres alas
para el canto desesperado
y así quitar la noche sin dejar el día,
hablar de la muerte sin respirar.
Sentir la angustia de los otros
como algo demasiado sutil
(falsamente sutil como la mía),
por la persistente torcedura del cuello
y la rabia de estar solo
en este juego de verse pasar.
Pasar muy de puntillas
a través de los muros
y a través de los cuerpos
que son aire, flema o lava.
El ojo es un invento de la aguja.
Cortar el hilo de los pasos,
el hilo de la voz,
todos los hilos del cuerpo.
Ser una piedra y aullar.
Ser el hilo de mi propia baba
y cortarlo.
Ser un camino,
y poder pasar sobre mí.
Del libroBlasfemias de la flauta
(New York, 1999)
Fragmento
VII
Emana de la soledad un canto más sublime
que los soles de Viena.
Así se aferra el musgo a la madera vieja
para prolongar su cansancio
procreando la unidad de su fuerza
en lo invisible de su contagio.
Nuevo es todo lo que viene rompiéndose
por dentro como los huracanes de cuyas fibras
están hechas las cosas que circulan
desde mí, desde mi uniforme ansiedad
tocando el suelo.
Mañana, el paraíso
(Indiana, Estados Unidos, 2001)
José Alejandro Peña
Derechos Reservados
Pueden continuar leyendo otros poemas del autor en:
http://www.joalpe.net/poemas6.htm
Reside en los Estados Unidos desde hace más de una década. Allí funda y dirige la revista e impresora de libros El Salvaje Refinado ( www.esrefinado.net ).
Ha traducido poemas de Wallace Stevens, Mark Strand, Ezra Pound, Vasko Popa, entre muchos otros.
Bajo el sello de su propia casa editora, ha publicado un volumen de sus "Obras Poéticas", en el cual reúne ocho de sus libros publicados entre 1984 al 2004: Iniciación Final, El Soñado Desquiete, Pasar de Sombra, Estoy Frente a ti, Niña Terrible, Blasfemias de la Flauta, Mañana, el paraíso, El fantasma de Broadway Street y otros poemas, y La vigilia de todas las islas.
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