Me encuentro contigo, Centauro,
buscando sacar de mí
el animal que llevo oculto.
Tan de mí son tus deseos,
que a veces confundo mi cuerpo
con tus voraces apetitos
al observar tal exuberancia
desplazarse ante mis ojos.
Quisiera arrancarme la piel
que me transforma en bestia.
Pero no es la piel, es mi instinto
el que me guía hacia el ocaso.
Me encuentro contigo, Centauro
rogando no conocerme, odiando
ese otro yo que tanto amo.
©Daniel Montoly
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