Thursday, April 30, 2009

EL CANTO DE ASRAEL





(i)

Vuelas, del púlpito a ese espacio transparente. Mira tus labios lapiazules Asrael: Nacieron del sexo rojo. Loto mágico en los ojos de cisnes salvajes de turquesa. El despertar te vino de ultramar por la sed de tus deseos. El vórtice que coincide con la puerta de tu boca al limbo.

Navegaste, y tu perro lunar, escurridizo, te siguió con los ojos, rogándole a la muerte, se hizo piedra en tus adorables manos. Hijo de tus manos, Asrael. Sobre su cuerpo escribiste acerca de la ceniza del paraíso, mensajes en botellas, que la oscuridad hoy desempolva silenciosamente para calmar la sed de los recién nacidos.

Ahora lloras Asrael. Con el equinoccio, no habrá noches poéticas en las cortinas del invierno. No te saciaste con la desnudez de las mujeres, sino que tuviste que matarlas. Beberte su sangre, para comprender por qué la carne encierra. No sabes, ser humano entre hambrientas multitudes de dolores que te encuentran solo. . El sudario con que las putas cubren sus vergüenzas al venir la luna, el ano desgarrado de los hermafroditas, la rosa quíntuplo con que se consuelan las viudas. El polvo y tu sufrimiento atestiguan, que tú y yo somos uno, punto y línea en la jaula de la escritura, lágrimas mórficas en las mandíbulas de la concupiscencia.

Vi desprenderse las primeras plumas de tus alas. Lágrimas de alcanfor, hojas de un anunciado otoño, serpiente o eco de los espíritus. Siempre al acecho. Como el pecado, recela del indeciso. Solo yo puedo darte, darte el silencio o la muerte. Asrael, curarte esa llagas de niño torturado, cortar tu cordón umbilical para que seas un rebelde, mi espía detrás de cada litoral de formas.

Peca Asrael, bebe de la ira, entonces, serás el Avan Garden de los malvados.

Peca, Asrael, sal del encierro de tus miedos. Ensúciate hasta tomar partido por el mal...



(ii)

Una flor gangrenosa brotó junto a su tumba, dispuesta a vivir, como testigo del sexo prohibido.

Él mismo la mojaba con su sangre, y la llamaba: “la rosa carmesí de los malditos”.

Poco después, guardó su disfraz de ángel, y bebiéndose su sangre, consumió con dionisiaco aire la quietud.

El manso rumor que enciende el fuego de los altares, apuró a la voz, pero de ella nada salía.

Esta, ya no le reconoció como su flautita. El Elfo de sus fantasías amorosas.





(iii)

Con el veintiún eclipse lunar sobre el monte, me beberé tu sangre en el cráneo de tu madre Asrael, porque desoíste mi voz, con tu actitud de “bueno”.

Serás el guardián de mi tumba. Quién la cuide de los ladrones, de las hazañas de los pájaros. Vigila, Asrael, porque mi tumba, es el mundo.

Del brillo cortante de tus ojos, haré láminas para escribir sobre ellas mis historias. Sopla y sueña, pero nunca olvides.

Asrael: Cierra, ciérrate, ante todos, deja de lado que eras un dios: la flor sin macula en el jardín donde florece lo perfecto.

Abominable pasado. Tú: luz dentro de la luz. Ínsula, ceniza de rosa de los laberintos. Rasga tus uñas, con sus sonidos alcanza el éxtasis danzando en el aura obscena de la atmósfera.

Todo a tu alrededor tendrá olor a incienso, a mirra, a la señal de que, el fuego está por consumir las primeras sales.

No te preocupes cuando la serpiente muerda su cola. Tan sólo abjura Asrael. Danza, fornica como un loco. Tu copulación diluviará el círculo.

Miras mis ojos. Yo viajaré contigo a fundar iglesias femeninas en la teogonía del falo.

Te daré la visión de las piedras, la raíz dónde yo he danzado cuando te tuve en mi vientre.

Se pájaro sin tregua, Asrael, copula, que, en la luxación de la vorágine volverán a tus alas las plumas arrancadas por el viento…



(iv)

Nunca sabrás mi nombre porque soy tu dios. He vetado en ti toda inclinación por lo divino. Te quiero hombre, Asrael para que sufras lo que en ti yo he sufrido.

Por tu piel, correrán ríos de cegueras. Calles abandonadas por la alquimia del sexo. Mercaderes de Gomorra traerán ante ti, sus camellos llenos de oro, y niñas vírgenes lavaran tus pies con sándalo, te ofrendarán sus pechos: Flores de cielo con péndulos del paraíso.

Nunca te duermas como el perro se duerme con la canción del amo, escribe. Escribe todo sobre hielo, cuerpo, fuego y polvo.

Deja que en torno a ti vuelen las mariposas, nunca te apoderes de su vuelo. Observa, aprende. Yo, tu dios develaré con el amanecer la llave de la ciudad de los selyucidas. Entonces volarás, y te elevaras hasta los registros del universo con tu nuevo nombre.

Nadie osará tomar tu nombre. Tu mirada tendrá el sello de la furia y todo aquel que entre en contacto contigo se convertirá en ceniza.

En secreto mantuve tu identidad con el mar. En algún lugar al oeste verás una lámpara, esa luz, rescatara tu sombra, entonces, tu risa hechizara a los poetas.

Será el nuevo hallazgo. La fresca depuración contra el hastío. Recipiente donde lavaran sus rostros los incrédulos, los dementes, los enfermos por el mito.
¡Todos giraran en torno a ti! Serás el nuevo sol quien degollara su inocencia. Toma su sangre Asrael. Escribe en su aguafuerte las siete ciudades que te mostré en sueños. Guarda con recelo las laminas de tus plumas.

Yo, criatura de tu esfera ígnea, danzo mientras tu zumo se ramifica en mis pensamientos como el beso Iscariote, del Ofidio.

De las branquias celestes, se desprende la saliva de algún naufrago hitita, que con su caballo de rosas, cruza las nubes tras el vuelo de los pájaros, tras el secreto transparente, de la fruta antigua.

Las hormigas lamen el marfil de tus huesos. Huesos del misterio engranan al yo, que busca.

Nazco del enfoque de tu vientre sin censura, cuando los conjuros del cristal atraviesan los eclipses del subconsciente. Espero el rapto de tu lengua, sustancia que moldeara la carne solo con hacer una línea invertebrada ante la impureza de la luz.

Seré el beso menstrual. Para el cuerpo adolescente, la daga geométrica que penetra en el vacío, confiriéndole atributos a la forma sinuosa de la gravedad.

Me veras en las piedras, escucharas mis llantos. Runas sonoras con tu caracola. Cuando observes la luna obnubilarse en su órbita, lee el humo que custodia la calavera.

Sus caracteres te revelarán.




Daniel Montoly©

Jeffrey Eden©

0 Comments:

Post a Comment

Subscribe to Post Comments [Atom]

<< Home

Creative Commons License
Esta obra es publicada bajo una licencia Creative Commons.