LA BÚSQUEDA DEL LENGUAJE DE LA REALIDAD TRANSPARENTE.
(Homenaje)
CANCIÓN DEL SEGUIMIENTO
No soy el viento ni la vela
sino el timón que vela.
No soy el agua ni el timón
sino el que canta esta canción.
No soy la voz ni la garganta
sino lo que se canta.
No sé quién soy ni lo que digo
pero voy y te sigo.
No aceptamos lo dado, de ahí la fantasía.
Sol de mis ojos: eternidad aparte, pero mía.
Pero se da el presente aunque no estés presente.
Luz a veces a cántaros, pan de cada día.
Se dan tus pensamientos, tuyos como los pájaros.
Se da tu soledad, tuya como tu sombra,
negra luz fulminante: bofetada del día.
Subir los remos y dejarse
llevar con los ojos cerrados.
Abrir los ojos y encontrarse
vivo: se repitió el milagro.
Anda, levántate y olvida
esta ribera misteriosa
donde has desembarcado.
Hora extraña. No es
el fin del mundo
sino el atardecer.
La realidad,
torre de pisa
da la hora
a punto de caer.
Se necesita piel muy gruesa
para andar como un rinoceronte
mientras jirafas melancólicas
pasan con un collar de perlas.
O marfil de hipopótamo
para cepillarse enormemente los dientes
mientras las garzas por las piedras,
con fuerte olor a río,
vienen cuidando los tacones.
Vaya promiscuidad,
audacísimo gallináceo,
la de escoltar a tus hermanas desnudas
con red y tubos en el pelo.
Otra cosa, otra cosa buscamos.
No se deja domesticar.
Nos provoca y se esconde.
Libertad: libertad.
GACELA
Cobijando tu alegría
bajo la sorpresa de la lluvia,
en el refugio precario,
feliz a la vuelta del sol;
en la tierra como en el cielo
de tus ojos inteligentes,
animal prodigioso,
quiero ser real para siempre.
CUERVO
Tienes razón: para qué.
se oye una lengua muerta: paraké.
Un portazo en la noche: paraqués.
Ráfagas agoreras: volar de paraqués.
Hay diferencias de temperatura
y sopla un leve para qué.
Parapeto asesino: para qué.
Cerrojo del silencio: para qué.
Graznidos carniceros: para-ra-qué, pa-ra-qué.
Un revólver vacía todos sus paraqués.
Humea una taza de café.
RAFAGAS
La muerte lleva el mundo a su molino.
Aspas de sol entre los nubarrones
hacían el campo insólito,
presagiaban el fin del mundo.
Giraban margaritas
de ráfagas de risa
en la oscuridad de tu garganta.
Tus dientes imperfectos
desnudaban sus pétalos
como diste a la lluvia tus pechos.
Giró la falda pesadísima
como una fronda que exprimiste,
como un árbol pesado de memoria
después de la lluvia.
Olía a cabello tu cabello.
Estabas empapada. Te reías
mientras yo deseaba tus huesos
blancos, como una carcajada
sobre el incierto fin del mundo.
ELOGIO DE LO MISMO
¡Que gusto da lo mismo!
descubrir lo mismo.
Repasar lo mismo.
¡Qué sabroso es lo mismo!
Perderse en lo mismo.
Encontrarse en lo mismo.
¡Oh, mismo inabarcable!
Danos siempre lo mismo.
1
Me contaron que estabas enamorada de otro
y entonces me fui a mi cuarto
y escribí ese artículo contra el gobierno
por el que estoy preso.
2
Me dijiste que amabas a Licinio
y escribí ese epigrama contra Cesar
por el que voy camino del destierro.
3
Me dijiste que ya no me querías.
Intenté suicidarme gritando ¡muera el PRI!
Y recibí una ráfaga de invitaciones.
GABRIEL ZAID
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