JENNIE ESCOBAR MONTES
Thursday, March 14, 2013
VOCES DEL SIGLO XXI
JENNIE ESCOBAR MONTES
(Tomé, Chile)
Es
aconsejable
no dejar
sueltos
a los
mastines de las palabras,
hay que
dejar que divaguen
en la
niebla del silencio.
Es
preferible
ahogar la
frase
a golpe
de puño
en su
propia vinagreta,
cuando pesa
en la boca
como ladrillos
huecos,
para
evitar
que
formen sus murallas
de
ausencia.
Hay que
tener cuidado
de no
apuntar
con el
arma de la voz
cuando
esta cargada;
puede
matar a quemarropa
los
mejores momentos.
Tocados
por la varita de la orfandad.
Unos
ojos deshabitados
y
llorosos,
observan
el recorrido
de las
piedras transitorias
de cada
día.
Sus
manos pequeñas
cargan témpanos
de indiferencia
que les
ensucia las mejillas
y les
lava la tristeza.
Revuelven
sentimientos
y resentimientos
en el
estofado del hambre.
El futuro
es un ser
que huye
entre
una multitud desierta.
Nada
que decir.
¿Que puedo
decir
con la
lengua de mis zapatos?
si ya
caducó la luna láctea.
Aquí nunca
cambia nada
aunque nada
es igual
en la
misma versión,
tan
sofisticada como el calambre
de un
farol.
Cada día
encierro
con llave al día
y dejo
afuera la noche
como un
gato clandestino.
Sin titulo.
Una sirena
emerge
alterando
al sol
con sus
pezones
desde el
cascarón del inconsciente
y acelera
el pulso de los cometas.
El sauce
de los ojos
cargado
de misiles
estalla
en sollozos de lápida.
La tarde
arruga su
mirada
y graba
el calor
sobre
la sonrisa ausente.
¿Qué pájaro
eclesiástico
tropieza
en mi ventana abierta
y monda
imágenes paganas?
Solo el
bullicio
Revela las
caries
De su
alma.
La voz
ahogada dentro de la voz.
¿Por
qué se te empaña la voz
con la
niebla de los muertos?
¿por
qué anulas el grifo
que gesta
tus noches
como perlas
de ónix
durmiendo
en tu regazo?.
Un silencio
exacto
revuelve
los desmayos
de las
sombras equivocadas
por donde
tú vas,
reviviendo
amaneceres
condenados
a muerte,
acuñando
palabras
tan rojas
como el vino
para embriagar
viejos abismos
girando
en la
copa rota
de tu
conciencia.
El sexo
de las voces.
La caricia
dice quiero
y la
piel recorre
las dimensiones
desconocidas
de las
manos,
dibujando
un eco
de arbusto entumecido
sobre el
cuerpo desnudo
del espejo.
El viento
invoca
los contornos
de sus llamas
y llega
hasta el sexo de las voces
quemando
la vegetación
de los poros.
Tu boca
deja huellas
en mi sombra,
la vida
solo es un gesto
apenas un
gemido
del tiempo.
El ladrido
de la lluvia.
El arte
de vivir
con los
bolsillos
cargados
de agua
para bautizar
viejos árboles
sin sombra
de culpa.
Los lirios
acicalan
sus pétalos
caninos
en el
ladrido
de la lluvia.
La infancia
de las gaviotas
provoca
un síndrome
de tsunami
en los
muelles
de la
fonética vegetal.
En los
poros
de un
retrato
transpiran
rostros exorcizados
por las
ánimas del tiempo.
Las aberturas
del día.
Ese palpitar
De las
ventanas
Se alimenta
de distancia.
Esos gritos
cuadriculados
De las
moscas
Detrás de
las puertas
Me encierran
en su red,
Un torbellino
de soberbia
Va dando
cátedra de oveja
A los
faroles nerviosos
De la
tranquilidad.
No detenerse
es la ley
Del más
débil,
Seguir pedaleando
entre las nubes
En la
bicicleta del mundo,
No mirar
de reojo
Las piedras
de los ojos,
Es necesario
palpar
Detrás del
sueño
Para no
ser obra de las píldoras.
Un sendero
de hilillo
Dibuja su
trayecto animal,
Yo sigo
persiguiendo mi sombra;
Es la única prueba
De que
existo.
Jennie
Escobar Montes, nacida en la ciudad de Tomé en la
república de Chile y
establecida en Buenos aires desde 1975. Sus poemas son publicados en el
blog de Gustavo Tisocco “Mis poetas
contemporáneos” e integra el blog de poesía
8pm (ocho poetas de Moreno).
Nota del autor del blog: Los trabajos visuales que ilustran esta muestra de poemas corresponden al artista ucraniano, Kazimir Malevic y provienen de diversas fuentes del Internet.
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