Friday, September 20, 2013

VOCES DEL SIGLO XXI 
AMALIA MERCEDES ABARIA
( Argentina)


EL MUSGO Y LA CALMA

Solo, en la penumbra,
el sobreviviente del mar
tiende su planicie verde
sobre la larga pétrea
y descansa.

Cómodo en el muro
instala sus vegetaciones
de orden
y constancia
y como el antiguo reptil
que lo horadaba,
ama la húmeda
colonia de la sombra.

En espera silente,
busca en el cielo
al ángel de la lluvia
y su médula seca, entonces,
bebe el diminuto manantial
pasivamente.

Es bueno sentir
su presencia
compañía de la calma
y el silencio.

Pisadas ausentes
lastiman a veces,
ese pequeño gran mundo
esparcido

o un caballo roza
también la frágil, fina capa
de verde, verde musgo
¿Hay lágrimas?


Todos hemos pisado,
alguna vez
el tendido musgo,
nuestra calma.


NECESIDAD DEL SILENCIO


LA MANSEDUMBRE de ayer,
mira en la intemperie
un espacio ajeno
que también fue mío
(y no te escucho).

No son susurros
ni restos de un  orden  humano
llegando o caminando
o dando voces,
no,
son agujas, hienas
chillidos girando sin paciencia
motores
despertando a mordeduras.

Las sirenas, son aullidos,
penas?

Avanzan
con su cuchillo  negro
y no hay sobrevivientes.

Como agujas, sí,
en esta atmósfera triste
de papel quemado
y estos ganchos,
estos ganchos
sobre la serenidad,
(y no te escucho).

Así fue temprano
en la mañana
y se aproximan ahora
nuevos arpones:
llegarán a tiempo
de cerrar todas las capas,
los oídos, las cerraduras
los niveles todos,
casi, de la serenidad.



ALMA DE DESIERTO
                                      A una piedra de Córdoba

Ah, silenciosa
y circunspecta,
gris, con alma de desierto.

En mi extrañeza humana
cae tu firme soledad
hacia el instante de luz,
como de plata.

Y veo  allí secretos
de pájaros antiguos
y el silencio de hombres
rompiendo minerales,
buscando tu belleza
de cuarzo, tu fragmento
de estrella.

Resplandeciente
 y oscura,
sigilosa,
raíz de la montaña.

Sólo los puros amarán
tu abatido magma
disuelto,
el cristal apagado.

Rigurosa piel, quebrada y viva


A UN PERRO MUERTO AL COSTADO DE UNA RUTA

                                                         A Alejandro Drewes


Sobre un costado y dócil
lomo, seco de aliento
esfumado en pastos
y lombrices
cede hacia el surco
su sedimento gris.

¡Oh, vida! pulso olvidado,
del cielo cae una brisa
sobre tu quietud lenta
y tus ojos miran
los ojos de la muerte.

Pero mi corazón me
lleva hacia ti
y no quiero ver
el semblante ocre
de alguien sin cruz.

Caminaría
en esta tristeza
buscando en las estrellas
una túnica, una pequeña nube
para tus ojos de pena.

Dejen que duerma,
tranquilo,
entre los cardos y los pastos,
tranquilo, el pequeño
hermano.



LA ESPERA

                                                          (A un príncipe gálata herido por una flecha)


No sabe cuándo el instante oscuro
penetró en su cuerpo,
materia de un desierto vano.

No sabe si su rostro
de húmeda sombra
devela el invisible
golpeteo de la muerte.

Pero la sangre abre su cauce
como una despedida
          de animal herido.

Lejos, estaría ella
bajo el árbol de siempre
buscando en el cielo
su estrella o el pájaro ritual.

Si tuviera su mano,
sólo la mano,
sentiría la estrella
          por última vez.

Alza la cabeza y
¡Cuántos  sufrientes!

La Cruz aún no había llegado.

Quizás ella lo vista
Con pequeñas flores blancas.

Por eso no teme y espera, espera.

(Inspirado en la escultura “Gálata Capitolino” que se
Encuentra en Los museos Romanos)


( de “El musgo y la calma”, Botella al Mar
BsAs., 2013)


EL HORIZONTE


Allí, en ese abismo de la pampa
o del mar o del desierto,
en ese abismo donde los ojos caen
y no hay nadie, nadie


En la hendidura del cielo
donde  vuelas  hacia esa línea dura
mientras  el sol avanza y  ya no puedes ver


Quieres lanzar tu corazón hacia la luz
sacarlo de tu cuerpo
y hacer como los pájaros
que huyen a la orilla del mundo
y no regresan.

Qué, quién
más allá de la frontera infinita…


 Es el hechizo de esa línea
que te mantiene así,
puedes irte pero te quedas
puedes desaparecer
pero permaneces mirando ese final
lejos…


Cuántas veces
en la frontera inmóvil
vuelan capas de ángeles
y los caballos levantan sus cabezas
y en el cielo corren, corren………….


Allí también  vieron su sombra negra
aquéllos, antes de la batalla
con el recuerdo de esos días felices,
                                                                casi olvidados

con una tierra, árboles, hogar,
                                                                casi perdidos.


Horizonte, horizonte.…

dueño de nuestros pensamientos, nuestras derrotas

nuestros sueños


Quizás alguien vislumbre desde ese punto,
nuestra frágil plataforma de hombre que mira


Y decimos   entonces
 que sólo existe esa línea pura,
perfecta, silenciosa.                                                                               
                                                                    


(De el musgo y la calma)


LA FINITUD


Es un muro que nos espera
o la sombra de ese horizonte
que aún lejanamente vislumbramos.

Se encuentra entre la luz y las cenizas
entre el alba y la noche
entre la vida y la muerte.

Queremos olvidarla,
hacerla desaparecer
taparla con una túnica verde
con árboles a los costados.

Pero está,
muda y remota,
invencible,
como una bella roca,
esperando,
 en el final del camino.
                                                            
(“Caminos”, Botella al Mar, 2009)


AL  AGUARIBAY


Con tu caudal de copa espesa,
con tus bordes de delicadas plumas pendulares,
con tu enorme curva de copa que cae,
llegas al perfecto mundo de la espera.

Como un manto de pequeñas cascadas, las breves hojas,
penden su silencio de árbol cóncavo,
como la sombra,
la sombra que abajo se derrama
y nutre la fina alfombra del suelo seco.

Si el pájaro busca su refugio
o si la lluvia late su honda transparencia
en las pequeñas ramas,
apenas la inmóvil forma se desplaza,
desgajándose apenas.

Sólo el viento hamaca definitivamente
su multitud infinita
y parece, entonces,
un muelle solo y perdido.

                                      La Cumbre, 2003


(De “Caminos”, Botella al Mar, 2009)



PALABRAS
           

No quiero las palabras para hablar.
No quiero las palabras solamente para nombrar,
la estéril forma, no.

Quiero el esqueleto virgen , la fibra última,
la primitiva huella de lo humano,
quiero la roca donde se impregne
la sustancia pura, el molde, la matriz del espejo
quiero el aliento.

Por eso cada palabra es para mí
un amante puro, sangre que cae,
lágrimas, fuentes infinitas.

Antiguamente humanas.

(De Caminos)

AMALIA MERCEDES ABARIA


AMALIA MERCEDES ABARIAEscribe poesía. Socióloga.Ha publicado tres libros de poemas:"Del lado de la vida" (1984-) y "Caminos"-2009-(Botella al mar)."El musgo y la calma", Botella al Mar, 2013.Incursiona en la pintura.

Nota del autr del blog: Las obras visuales que ilustran esta muestra de poemas de la poeta argentina, Amalia Mercedes Abaria son del artista mexicano, Diego Rivera y provienen de diversas fuentes del Internet.

2 Comments:

Blogger Amalia Mercedes Abaria said...

Estimado Daniel! Muchísimas gracias por la publicación de mis poemas en este espacio tan valioso de difusión y promoción de la Poesía. Un abrazo!
Amalia M. Abaria

4:45 PM  
Blogger Daniel J. Montoly said...

Saludos Amalia Mercedes le expreso mi agradecimiento por aceptar la invitación a colaborar con este modesto proyecto dedicado a la difusió y promoción de la poesía hispanoamericana, trabajo que hemos venido desarrollando por varios años. Espero que este intercambio nos permite continuar acercando caminos poéticos y de solidaridad. Mis saludos desde este lado del mundo.
Daniel

4:08 PM  

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