Tuesday, September 17, 2013


VOCES DEL SIGLO XXI
 Armando Maldonado
 (Tegucigalpa M. D. C. Hondura 1983)



Alguien.

Un par de lenguas se desangran en los pórticos y las muchachas
desnudan su sexo antes de dormir.

La ciudad calla mientras llueve.
La noche es un negro útero que envuelve las avenidas.

Alguien escribe.


Viejo hombre de Ur

Abraham salió de su tienda
y observo su rebaño.

El desierto era un pájaro agónico en las manos de Belial.

Yahvé caminaba lentamente
y su túnica traía un relámpago de Sangre:

“Abraham, viejo hombre de Ur,
entra en la tienda y fecunda en Sara
la guerra de mi pueblo”

Abraham entró,
se despojó de su manto,
colocó su cayado al costado del lecho. Sara dormía.
Él se quedó desnudo esperando el atardecer.

Dios quedó de mal humor.


Única posesión

A todo hombre
le llegará el día
en que su única posesión
serán las fechas.

Las almacenará por las noches,
y quedará viendo el tiempo
pasar inerte detrás de una puerta.



Herética

Búrlate de todas las flechas de Atenea,
de sus lirios muertos,
del titanio de su esplendor y su estrategia.

Rasga la túnica de Afrodita,
escupe su rosa negra,
desangra su capullo
y bebe su miel preciosa.

Roba las armas, incendia sus bustos,
ahuyenta a Poseidón con sus propias tempestades.
Arroja a la tierra la furia de un millón de Hades
y baila con las ninfas mientras Zeus
cae de rodillas ante el cuerpo profanado de Hera. 

Hurta el escudo de Ares, átalo con los hilos de su propio caos.
Acuéstalo con todos los gigantes de la tierra
y hazlo morder raíces de tinieblas por la eternidad.

Arroja a Hefestos a su fragua,
y funde su sangre en el acero de tus ejércitos.
Lapida a Hermes es su huida, córtale los pies,
libera sus aves
y arroja su cadáver a las aguas del Mar Egeo.

Corta la lengua de Apolo,
fléchalo a la orilla de los despeñaderos.
Desmiembra a Perséfone,
riega sus partes al calor de la costa
y canta himnos sobre los escombros del atardecer.

Coloca piedras sobre los hombros de los dioses.
Construye tormentas,
vomita rayos
y sáciate de vino sobre los altares.

Destruye cada muro de los pechos,
cada fuerte de las bocas,
cada muelle de las manos.
Hazlos decir oraciones
que serán tragadas
por sus propias gargantas sangrientas.


Eva Braund


Eva Braund bebe té inglés
mientras se firma la ejecución de los judíos.

Eva Braund es una mujer vestida de humo,
metal y plumas de halcón.

Se sienta todas las tardes
a ver la puesta de sol
y a sentir el aroma
que viaja como ruiseñores
desde los hornos de Auschwitz.

Juega con las orquídeas,
sacude sus cenizas
y en ellas ve al Führer desnudo.

Eva Braund no tuvo hijos,
sólo noches de encierro y bombas.

Eva Braund creyó morir de amor
en un bunker de Berlín.


La poesía


La poesía,
ese animal de sombras milenarias
corrompió mis huesos,
humeó mi sangre,
resolvió el porvenir
con una poción de humo con alaridos.

Me sedujo,
movió sus dedos de fuego,
sonrió esquirlas
y me arrulló hacia cantos de espina
y sangre dividida.

Me dijo al oído palabras de gloria y libertad,
luego escupió mi rostro.

La poesía,
esa cavidad de afiladas rocas,
ese paseo de algodón con vidrio
hizo de mis ojos huecos de sangre
donde el mundo es un enfermo mental
con una navaja de flores en los labios.


La pesadilla de los lobos

Hay lobos sangrando en mis sueños,
la piel de sus corderos nunca rechinó en sus fauces.



Un suicidio en mayo

Un suicidio es mayo siempre es fresco y colorido
como el renacimiento de las acacias.

Las mujeres lucen
bellos paraguas negros en el cementerio.

Todos se acercan al féretro
al ver la marca de la bala o de la soga
como quien va a ver a un recién nacido a su cuna.

Un suicidio en mayo es mejor que en marzo,
en marzo las orugas no se alimentan de cadáveres
y no salen de sus capullos.
En mayo hay flores
y música de abeja sobre las tumbas.

En mayo hay tambores de lluvia y relámpagos y truenos.
Nadie puede aburrirse en un cementerio en mayo.


Noche

Luego viene el olvido.
Ya todos duermen.



Eclipse

De pronto me doy cuenta que todo pájaro
tiene el poder de dejarme
ciego cuando vuela cerca del sol.




Recuerdo

Llueve.

A los siete años esperaba
el día del niño y sus regalos.
Papá entró por la puerta
cargando una caja blanca en sus brazos.

Todos lloraban, era mi hermano
que venía en esa caja sordo a cualquier canto.
Papá colocó la caja en una mesa,
me tomó en brazos y me dijo
“es tu hermanito decile algo”,
yo no pude decir nada,
me estuvieron entrenando con canciones de cuna
y canciones de ataud yo no me sabia.

Ruge el cielo.

Papá lloraba y me abrazaba,
yo me deje llevar por su abandono y retuve
a aquel pobre huérfano de hijo
que era mi viejo en ese momento.

Cae un rayo a lo lejos.

Papá metió la caja en el sepulcro.
Jamás lo vi de nuevo llorar.



Mientras tanto

La T.V. nos cuenta la ciudad
como un gorrión de madera en un bosque en llamas.

Entonces atravesamos las calles
con revólveres y navajas imaginarias,
temblando de oídos
y diciendo rezos con un sabor
a café añejo en los labios.

Todo el que cruza a nuestro lado
es un maniático que abalanza
nuestro espíritu hacia un charco de agujas;
los villanos de todos los cuentos,
son héroes mitológicos que refrescan nuestras frentes
con el tierno furor de las mentiras.

Hay una lágrima antigua en cada ojo de la ciudad,
una flema insondable
en cada garganta amanecida en el insomnio de las balaceras,
gritos amontonados en los amaneceres
y pájaros que presagian un día abominable.

Mientras tanto, en la casa de algún poderoso,
los vitrales siguen inmóviles, estupefactos.
Las trabajadoras domésticas hacen el desayuno,
revuelven los huevos,
tuestan el pan,
ablandan la mermelada
y recogen el diario de los jardines.
Todo para que en la mesa sea todo perfecto,
como una canción de verano en una isla.

 Armando Maldonado


Armando Maldonado, Tegucigalpa M. D. C. 1983, Poeta y gestor cultural. Fue fundador del Grupo Literario “Máscara Suelta” y miembro del Taller de poesía “Edilberto Cardona Bulnes” impartido por el poeta Fausto Maradiaga en la UNAH.
Fue miembro de Colectivo de Poetas Paíspoesible.
Publicado en varias Antologías dentro y fuera de Honduras.

Nota del autor del blog:  Las obras visuales que ilustran esta breve selección poética del poeta hondureño, Armando Maldonado son del artista Marcel Ducham y fueron tomadas de diversas fuentes del Internet.

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