VOCES DEL SIGLO XXI
Juan Carlos Céspedes Acosta
(Cartagena de Indias, Colombia)
Memoria
Escribe, poeta, que llegan
los invasores
con sus manos de hierro no
dejarán
piedra
ni memoria
Escribe en las cosas más
inverosímiles
deja claves
en el aire
en el agua
donde no puedan borrar
ni escupir tu rostro
Escribe que vienen los
bárbaros
tumbarán las puertas
quemarán los libros
asesinarán familias
pero tu nombre estará
cifrado
en las cosas que pisan
Cuando duerman los esbirros
la palabra te rescatará de
las ruinas
y volverás en otras pupilas
de nuevo a la vida
Escribe,
poeta, escribe, escribe, escribe…
A los poetas
Roba tu fuego
no te calientes en hoguera ajena
ni quieras lo que te ofrecen
Que no cacen tu alimento
manos diferentes a las tuyas
niégate a beber el agua recogida
por otra boca
Ve y trae el fuego que te pertenece
leña tus uñas y aun los ojos
porque algo has de entregar
por tu poesía.
El primer
estravagario
A Pablo
Neruda
A la casa del poeta la vigilan las ametralladoras
vidrios rotos, gavetas reventadas
libros quemados
testimonian el
despojo
¿Qué buscaban?
¿Nombres para fusilar?
¿listas y claves para encarcelar?
¿fotografías para torturar?
Si todo estaba en su poesía
la que creían con el fuego destruir
Las tropas vigilaban al poeta
al poeta cansado en su ataúd
al peligro de sus ojos cerrados
al ejército de sus manos cruzadas
a la arenga de su boca clausurada
Ahí va el funeral del estravagario
en medio del acero enemigo
el mejor honor para un valiente
¡Cómo tiemblan los cobardes
cuando la poesía los enfrenta!
Si
me quedo en silencio
Si me quedo en silencio
puedo escuchar el rumor de sus piernas
Cuando camina
trae un idioma que me habla
de sábanas desgarradas
Si se sienta frente a mí y las une muy
fuerte
me dicen tener un bello secreto que
contar
A veces las cruza y su voz adquiere
una sensualidad deslizante
y habla de una tarde de junio
en que aprendió la lectura de mis
labios.
Mi
versión de “Rhapsody in blue”
me gusta tu viernes
suave y abundante en bienvenidas
lleno de hiedras que trepan por mis
pies
y me salen ramas por la boca
me gusta tu viernes
con sabor a lenta prisa
de espasmos agazapados
tras los pájaros que picotean
mis carnes reposadas
tienes el viernes como me gusta
de color de mandarina resignada
uva penetrada por el diente
ropas atizadas por los labios
mi reloj de sangre de medianoche
marca el compás de tus ondulaciones
me sabe tu viernes
y me cabe justo en las manos
abres tu paraguas sin lluvia
así no entra nadie
así nada te sobra.
Luna
visitando una ventana
Hay algo inocente
en la luna
Pasa la historia
pasa el hombre
y ella sigue iluminando
los caminos
Esta noche mientras brilla
sigue el hombre
sigue la historia
y dentro de mucho tiempo
alguien más sucumbirá
a su delirio.
El pretil
Sentados en la
infancia
Veíamos pasar las
hembras
Y éramos hombres
lanzando palabras
Espiadas en las
esquinas
Quedábamos
deslumbrados
Ante el poder de
las caderas
En ese juego de
nalgas descomunales
Que nos decían
cosas deliciosas
Sólo intuidas
Tanta redondez por
las ramas de las calles
Nos saturaban los
ojos
Y hacían de las
manos
Caricias perdidas
en nuestros cuerpos
Mirábamos cabellos
largos hasta los sueños
Haciéndonos
burbujas por los oídos
Y se reían de tan
pequeños
Unas devolvían
sonrisas de bocas pintadas
/como
caramelos
Otras nos mandaban
al estudio
El tío aguafiestas
a mi madre:
Allá está tu hijo
enamorando jevas
Y ella
preguntándome por los limones
Cuando yo sólo
traía azúcar en los labios
Y una papeleta de
café que nadie había pedido.
El tatuaje
El tatuaje no te
salva
Porque no eres el
tigre
Que amenaza desde
tu pecho
Ni la cobra que se
yergue desde tu brazo
Eres pura carne
que se abre
Hueso que se parte
Ínfulas de
valiente
Ante la pavura del
disparo.
El sexo de los leprosos
Nadie puede con
tanta soledad
Ninguno puede
vivir a esa distancia asimilada
Donde sólo entra
la mano compasiva
La caricia un
imposible agazapado en la memoria
No recordar dónde
se fueron quedando las esquirlas
En qué tierra se
sembraron estériles las migas de los
/dedos
Aprender de golpe
el asco en el lenguaje de los ojos
No saber dónde va
a quedar la próxima huella
Ir muriendo y ser
testigo principal de ello
Anclarse en un
pasado para ordeñar de los recuerdos
Un poco de leche
de lo vivido
Para cicatrizar la
doble herida de la vida y de la
/muerte
No existe la
simpleza olvidada del beso
Ni la mínima forma
de amar recostado al pecho
Todo se va en
soledades de piedra y hierro
Y el inventario de
la carne siempre en quiebra
Condena al cuarto
apestado sólo sufrido por los muertos.
Juan Carlos Céspedes Acosta (Siddartha) Poeta
y escritor de Cartagena de Indias,
Colombia. Abogado de profesión. Periodista
freelance. Presidente de la Corporación Cultural Cartagena de Indias. Director
de la Revista
La UrraKa Internacional. Miembro del
PEN Colombia. Coordinador del
Taller Literario La Urraka. Creador del Festival de Poesía
Erótica de Cartagena de Indias. Ex presidente del Parlamento Nacional de
Escritores de Colombia. Miembro de la Asociación de Escritores de la Costa.
Sitios del autor en la web:
Nota del autor del blog: Las obras visuales que ilustran esta muestra de poemas son del artista, Jean Helion y provienen de diversas fuentes del Internet.
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