Monday, June 15, 2009

CON LA REMOCIÓN DE LAS COSAS


Para Ángel González


Al morir un poeta, las nubes se preñan
con lloriqueos oficiales;
las ramas de los árboles
visten laudos blancos
para su investidura
de Honor y Causa póstuma.

Sus coetáneos se lanzan al ruedo
a morder el polvo,
como kamikazes
arrancándose las túnicas
ante el fenecido, y su viuda;
pero quien de verdad
repara en la pérdida
es la palabra.
Porque pierde a un padre,
hermano,
madre,
hermana o tío.
Ese alguien ante quien
nunca temió desnudarle
sus sentidos.
El insomne escudero
de sus largas noches
de parrandas.

Cuando muere un poeta,
hay una falsa alarma,
porque sólo los poetas
demuestran la resurrección
de los muertos,
con la remoción
de las piedras de sus espaldas.


©Daniel Montoly

2 Comments:

Blogger Mariajo said...

Gran verdad, Dany, cuando muere un gran poeta, quien más pierde es la palabra.
Saludos desde mi tierra astur.
Yose

2:13 PM  
Blogger Daniel J. Montoly said...

Hola Yose! Perdona que esta respuesta sea bastante tarde, pero llevaba un tiempo sin poder entrar al blog.

Gracias por visitarme y por compartir mi poema en tu blog, un gran honor, con tus amistades.

Cierto, las palabras son quienes en verdad echan de menos la presencia del poeta.

Abrazos.

Dany

10:26 AM  

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