Thursday, April 25, 2013



VOCES DEL SIGLO XXI

MAURICIO ESPINOZA
(1975, Costa Rica)



Nada más que silencio


Yo, por mi parte,
quisiera ser más de lo que soy
pero sólo soy este poeta,
que quisiera decir más de lo que dice
pero sólo tiene el poema,
que quisiera decir más de lo que dice
pero sólo tiene palabras,
que quisieran decir más de lo que dicen
pero no son más que silencio


 De Nada más que silencio (2000)



Llueve

Una tarde cualquiera
la lluvia te acosa con gritos y puñales
que se clavan en los jardines,
las aceras
y tu propia carne cansada

La ventana es negra
y negros tus ojos
y negra la negra batalla sangrienta
que despedaza los pétalos
allá tan afuera
aquí entre tus rotas venas

Caminas por la habitación a ciegas,
invocas el relámpago
y hasta la fiera pronta de esa luz que se arroja a tu rostro,
que te inventa erecto contra las paredes enlutadas
duele,
y dueles desnudo,
como si arrastraras la tripa sangrante
del ombligo aún,
como si no pudieras arrancarle el primer llanto
a tu inacabada estatua
de temblorosos huesos

Un domingo cualquiera
allá tan afuera
tan lejos
la tarde sangra en negrísimos puñales
todo eso que ya no pueden llorar
tus ojos negros




Historia de ciudades

Habito tres ciudades hermanas,
inseparables,
para siempre atadas
por una historia de perpetua soledad

Una se llama Babel
y la truncaron

La otra Tenochtitlan
y la enterraron

La tercera me crece entre las manos
y no tiene nombre

 De Ciudad sin nombre (inédito)




 pierrot


 a leandro soto

me regalaste
una máscara de oro
con una lágrima que no se borra
que no se derrama
que no se agota

nunca más he llorado
desde entonces



 Estatua

Acudo sudoroso
jadeante
a la inmovilidad de tu voz
Tienes un luna tatuada en el sueño
y una corona de espinas lamiéndote la frente






Abril nevado

A 30 grados en las montañas del trópico,
la nieve ha caído en abril.
Blancas las colinas que ayer no más fueron verdes,
tu piel vestida de sol me recuerda
el rito anual,
milagroso,
de la flor del café.
Antes de que se acabe esta efímera visión,
este fragante momento,
antes de que mayo arribe con sus vendavales
y sus aguaceros,
vámonos al campo,
amada mía,
donde yo nací.
A la noche compartiremos un café,
endulzado por el licor de nuestras ansias,
y haremos el amor bajo la luna gris,
en las montañas blancas.

            De Hijo de la lluvia (poemario en proceso)




Hoja de vida

Pensé por un momento
en poner mis diplomas y mis premios
en las paredes de la sala,
convertirla en un enorme currículum vitae
que estoy seguro deslumbraría a mis visitantes.
Pero en lugar de eso decidí cortarme la cabeza
y colgarla de la puerta,
a plena vista de todos,
con un nido de pájaros en mi cabello.
Aquí, en este rostro, podrás ver toda mi vida,
en la amargura de este sueño,
en estos labios —que a pesar de todo—
te pedirán un beso.


For Sale: Tu Muerte

Hoy pasé por una tienda con una gran pancarta al frente: “Oferta especial, tu muerte a un 70 por ciento de descuento. Pasa adelante y escoge la tuya. Te la envolvemos gratis.” Curioso, entré.

El enorme escaparate donde vendían las muertes era imponente, tengo que admitirlo, y decorado con gran gusto y sutileza. El surtido también era increíble: muertes de todos colores, formas, tamaños y circunstancias. Muertes lentas y ceremoniosas con amigos y familiares a ambos flancos de la cama, muertes repentinas y espectaculares como en película de acción, muertes sin sentido y muertes heroicas, muertes a mano de sicario y hasta muertes con recompensa para el propio sicario.

Pero noté algo extraño: nadie compraba. ¿Algo tan importante, tan elemental, tan inevitable como la muerte, a tan descarado descuento aun, y esta chusma ni se digna a entrar en la tienda? ¿Esas mismas gentuzas que todo lo compran, que cargan canastillas interminables por el mall con sus ropas de marca, sus electrodomésticos de moda, el nuevo algo que reemplazarán mañana con otro nuevo algo, esos delirantes que se atropellan como idiotas en la oscuridad de sus viernes negros?

Yo sí decidí comprar en esta tienda. Y como no soy ostentoso ni me gusta usar mi tarjeta de crédito para compras transcendentales, escogí una muerte sencilla, pequeña, sin efectos especiales. Cuando me ofrecieron envolverla—gratis, cabe recordar—les dije que no gracias. Yo quiero salir a la calle con mi muerte abierta, a plena vista de todos, accesible y lista para ese preciso momento en que la necesite.

©Mauricio Espinoza


Mauricio Espinoza (1975, Costa Rica) es poeta, ensayista, traductor y periodista. Es graduado de Ashland University (periodismo) y Ohio State University (estudios latinoamericanos), y también hizo estudios en comunicación y literatura en la Universidad de Costa Rica. Actualmente cursa el doctorado en literatura y cultura latinoamericana, en Ohio State University. Ha publicado un libro de poesía (Nada más que silencio, San José, 2000), y es co-traductor de The Fire’s Journey, traducción al inglés de El tránsito de fuego de la poeta costarricense Eunice Odio (Tavern Books, Portland, 2013). También ha publicado ensayos sobre literatura y cultura latinoamericana y latino-estadounidense en varias antologías y revistas especializadas en Estados Unidos.

 Puede leer su obra poética reciente en http://facebook.com/IluminadaOscuridad, o comunicarse con él a través de mau.espinoza@yahoo.com



Nota del autor del blog: Las obras visuales que ilustran esta  muestra de poemas de la poeta costarricense, Mauricio Espinoza, son del artista italiano, Giorgo de Chirico, y provienen de diversas fuentes del Internet.

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