Wednesday, January 3, 2007

Georges Castera: Premio Carbet del Caribe 2006


por Nancy Morejón

Nacido en Port-au-Prince, el poeta haitiano Georges Castera quien el pasado 27 de diciembre arribara a sus primeros setenta años de existencia, acaba de ser galardonado con el Premio Carbet del Caribe, en su XVII edición, celebrada en Pointe-à-Pitre, capital de la isla de la Guadalupe. El jurado, presidido desde 1990 por su fundador, el gran escritor martiniqueño Édouard Glissant, se pronunció asimismo en favor del reconocimiento de todos los valores que el conjunto de su obra ha forjado, de modo ininterrumpido, por más de cincuenta años; de igual modo, basó su veredicto, por unanimidad, en la excelencia formal de su cuaderno Le trou du souffleur (1) cuya hermosa edición está ilustrada con dibujos del propio Castera.

Editor, traductor y artista plástico, en el momento de recibir este importante premio —hombre de gran versatilidad cuyos poemas han sido musicalizado por compositores caribeños de gran relieve— ha incursionado también en el teatro y se desempeña en la actualidad como editor de Boutures, revista de arte y literatura que publica la editorial Memoria, de la capital donde radica desde 1986.

Hijo de uno de los más importantes poetas del siglo XX en su país, Castera es ampliamente conocido en los círculos literarios antillanos y continentales por la amplitud de sus temas: el amor, la amistad, la política. Su obra, iniciada desde 1956 —cuando partió de Haití por primera vez—, al igual que su persona, fue en busca de horizontes lejanos pues, ya desde entonces intuía el enclaustramiento y la opresión que marcara la trágica historia del pueblo haitiano.

Su voz siempre fue un faro irradiando luz a todas las literaturas de la región. Vida y obra se volvieron las dos caras de una misma moneda. Francia, España y luego Estados Unidos fueron los rincones del mundo que perfilaron su experiencia vital, su expresión y esa vocación de humanismo cosmopolita que lo ha convertido en un favorito de las más jóvenes generaciones de poetas haitianos. Treinta años luego de su retorno, hacen de Castera un autor en quien convergen los dones de la inspiración, el rigor formal y la entrega a las más nobles faenas patrióticas de su tiempo; un autor que regresó con los bolsillos repletos de escritos y poemas.

Sin embargo, como afirma el crítico Lyonel Trouillot, su poesía “no tolera la nostalgia” (2); no la enarbola como emblema ni como una única credencial de vida. La experiencia, vital o filosófica, del exilio no conforma el centro de sus preocupaciones. Por el contrario, arraigado en el amor a las tradiciones de su país natal y convencido de la necesidad de forjar una patria tan vasta como la humanidad que la viera erigirse como la primera nación independiente americana, Castera no sólo ha creado un cuerpo literario en lengua francesa sino en créole la lengua vernácula por excelencia de la sociedad en que nació.

Tanto en una lengua como en otra, este poeta denuncia toda manifestación de injusticia social, todo acto depredador, toda exclusión programada o espontánea. No por azar, en una entrevista concedida al diario France Antilles de Pointe-à-Pitre, Guadalupe, el Premio Carbet del Caribe afirma que ya no hay represión en su país y, de inmediato, resalta con sencillez el arte poética de su cuaderno premiado:

“Mis poemas carecen tal vez de mensaje. Quise componer un cuaderno en donde el sexo, el cuerpo estuviera en un primer plano. Es importante porque creo que el cuerpo siempre ha sido hostigado, satanizado por las religiones monoteístas. Coloqué al cuerpo como prioridad. Vivo en Haití donde la idea de dios es omnipresente. Incluso en la religión vodú, hay referencias a Dios, como un Padre. El monoteísmo, para mí, se parece a una especie de dictadura”. (3) (Mi traducción)

Los lectores latinoamericanos esperan con entusiasmo la versión española de este poemario tan significativo para la historia presente de una literatura y un país que son pura leyenda en nuestro hemisferio y en todo el planeta.

La Habana, 28 de diciembre, 2006
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Notas

(1) Le trou du souffleur. (El soplo del mago) Préface de Jean Durosier Desrivières. Dessins de Georges Castera. Paris, ed. Caractères, 2006

(2) Lyonel Trouillot: “L’exception Castera: Concrétion et Modernité” prólogo a la antología de Georges Castera: L’encre est ma demeure. (La tinta es mi morada) Selección de L. Trouillot. Arlès (Francia), ed. Actes Sud, 2006, p. 7

(3) France Antilles (Guadalupe), 18 de diciembre, 2006, p. 4
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Poemas de Georges Castera (de El soplo del mago, 2006)

LIMINAR

Me arrastra el énfasis
de la sal blanca y de la página
blanca
con frecuencia el mar me da los buenos días
sólo le respondo en alta
mar

ÉTICA

A cada pregunta que le haces a la vida
la buena respuesta es nuestro amor

TELEGRAMA

Árbol del pan
busca panaderías
fugaces STOP

se ruega dirigirse preferiblemente
en horas de fermentación STOP

chinche de los bosques
parodia sangre fresca STOP
busca una perfumería
allá donde el agua ha lanzado a sus muertos
STOP

en Haití STOP
es un fin de semana
como cualquier otro STOP

(Traducción de Nancy Morejón)


Tomado de La Ventana

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