Friday, October 19, 2007


EL AHIJADO DEL ÚLTIMO DON


Julia llegó a la cita como acordamos por teléfono. Al bajar del bus, un chico casi la atropella con su bicicleta. – ¿Estás bien?- Le pregunté. Movió la cabeza, aún algo aturdida por el pánico. Llevaba sombrero, gafas de sol y un pañuelo anudado al cuello como uno de esos personajes femeninos en los filmes de Fellini.

Me entregó el paquete, volvió a subir de nuevo, y la vi caminar por el corredor hasta la parte trasera del bus. Me fui a la 42, doble en una esquina donde había varios vendedores ambulantes senegaleses, diputándose a los transeúntes. Ofertaban bolsos Cristian Dior y Coco Chanel a tal precio, que sí la madame se enteraba, de seguro le daba un ataque cardíaco en la tumba.

Conocí a Julia a través de Milo, un joven ucraniano, quien trabajaba para mí. Después de ir a la cárcel, no tuve otra opción que hacer negocio con ella. Aunque nunca me agradó hacer tratos con crakeros, porque son ratas, y se comportan como tales.

Advertí que estaban esperándome. El Cadillac estaba parqueado frente a una tienda que vendía discos, comics y artículos para adultos. Moví ligeramente la cabeza. Ellos comprendieron de inmediato.

Seguí caminando hasta el restauran griego, Athens, que estaba a dos bloques. Un lugar decorado con hermosas fotografías de Grecia, y con excelente menú con muy buena comida y ambiente acogedor, administrado por un inmigrante griego casado con una colombiana. Saludé con amabilidad a la cajera y me dirigí al baño. Ellos, que me habían seguido, bajaron del automóvil. El más viejo de los dos, vestido con un traje de bajo costo de color vino entró y después de saludar caminó rumbo al baño.

Le entregué el paquete que llevaba oculto en la cintura. Metió la mano en su chaqueta y me entregó el fajo de billetes. No hubo preguntas. Abandoné el baño con naturalidad, pero sin perder de vista los movimientos del otro que esperaba recostado en el Cadillac.

Lo que pasara después me importaba un rábano. Imagino sus caras al descubrir que los engañe con a babies. ¡Shit! seguro que su jefe les majó los granos hasta hacérselos mashed potate.

No sé en otra parte, pero era 1985 y no había esquina en Babylon que escapara a las manos de John Gotti, insaciable como Nabudonosor pero buen benefactor si eras de la familia, como era en mi caso. Todos en Nueva York recordaban esa célebre foto donde aparecía un teenanger latino, abriéndole la puerta del restaurante. El FBI la usó como evidencia en su contra cuando lo enjuiciaron.

Ellos saben que soy su ahijado, pero el salvoconducto no cubre a Julia. Imagino que a éstas horas andarán peinando todos los crakeríos en su búsqueda. No son pendejos, en esta ciudad todo el mundo ve y oye, pero olvidan todo al caer el sol y ver a través del ojo de la puerta rostros pocos amigables.

Mientras me fui con veinte de los grandes, Julia, quizás perdió la vida, por una jalada, aunque no sé porque los adictos son como los gatos, gozan de siete vidas, pero eso nada tiene que ver conmigo. Son problemas de ella y su vicio. En cuanto a mí, me manejo de una manera estrictamente profesional, nada de sentimentalismo o cosas por el estilo. Es cuestión de business, esa es la forma como funciona esto.

“Is it about business nothing personal.” La dichosa frase que crecí escuchando desde mi niñez, tanto, que comencé a repertirla en automático a la menor confrontación. La repetí como quinientas veces para calmar los gritos de Julia en mi conciencia, pero su rostro rehusaba a dejarme tranquilo. No fue mi culpa, pero los carajos, la picaron en trozos para enviarme un mensaje aunque yo soy intocable. Nunca cruzarían la luz en rojo, mientras El Don viviera.

Pero sé bien, que no soy intocable contra el monstruo que soy y contra este Smith & Wesson que duerme ahora entre mis manos, listo para masturbarme con la muerte. Los hombres como yo y el Don, terminamos convertidos en leyendas. Las tumbas temen a tenernos en su listado de ilustres huéspedes, porque no saben cómo bregar con nuestros muertos y sus reclamos de justicia. Aunque al final, y después de todo, terminen refrigerándolos en el basseman.*

* Sótano


Daniel Montoly©

3 Comments:

Anonymous Anonymous said...

Estimado Daniel: Por razones o sin ellas...debo unas cuantas lecturas a tu blog.
Leí este cuento, prosa, capítulo: Actual, nada ficción, digno de un film.

Ahora por razones de tiempo y otras yerbas:THE BLUES

I ain't got nobody in this world to care for me.
Yo no tengo a nadie en este mundo que se preocupe por mí.
-John Lee Hooker-

A T.C

Desde el principio, medio y final, muy bueno.
Ahora si, me retiro.

Cariños Gabriela.

1:30 PM  
Blogger Daniel J. Montoly said...

Querida Gaby, no te preocupes, pasa cuando puedas o sientas ganas de entrar por este territorio. Este relato lo escribí como una intento de ver que hacía con una idea que me venia martillando la cabeza desde meses.

Es curioso que digas que puede ser un film porque hace mucho tiempo quise comenzar a tomar un curso sobre guión cinematográfico, pero desistí de la idea porque no tenía tiempo. Mi trabajo y el ritmo de vida americano no dan espacio para nada. Aquí no se vive la vida sino la vida te empuja a vivir.

¿Te gustó el blues? Soy un fan del blues, a tal punto que colecciono discos de viejos cultores de ese género musical. Más me compré una joyita de libro sobre sus orígenes e ilustrado por uno de los mejores artistas del comic.

Vale, un abrazo de corazón. Daniel

11:39 PM  
Anonymous Anonymous said...

Estimado Daniel: La falta de tiempo y las corridas, creo, es otro de los males mundiales, lamentablemente.
Pena lo del tiempo, para un film corto, sería genial, no es que sea experta ni nada por el estilo, solo que cuando uno lee, se va imaginando como en una especie de halo las imgánes de la lectura.

No soy fana del Blus, pero gracias a marido aprendí a eschuchar y conocer toda clase de Música, lo que no tengo es memoria, pero si bastante buen oído...acá hay bastante material de Blues, estaría genial ver ese libro son perlas de colección.

Gracias por el abrazo del corazón, en estos días poco abrazo se ven salir de ese lugar.


Que estés bien, cariños, Gabriela.

3:45 PM  

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