Wednesday, May 22, 2013

VOCES DEL SIGLO XXI: JOSÉ GERARDO NERES


 VOCES DEL SIGLO XXI

JOSÉ GERARDO NERES
(São Paulo, Brasil, 1966)


NARCISO DE RADOVAN IVSIC





I




la noche inunda a narciso
con olor de peces
sueño en los párpados de la floresta del gallo húmedo
y viento verde

la noche camina vestida de dedos soñolientos
escalofríos en las hojas
el rápido nacimiento de las piedras

el aullido nocturno con eco de camaleones
donde narciso bucea más allá de los peces

piedra en la piedra en la noche húmeda en la piedra
enjambre donde la oscuridad se separa y se aleja

narciso avanza
mueve el cubrecama
escucha el miedo de los escogidos
entierra el viento
y un árbol adormecido


II




el silencio se insinúa
dentro de la lengua del reloj
de un niño de otro tiempo
el corte en la visita de las sombras
río orilla de otro río
margen de sí mismo
un espejo se desagua en el mar

embarcada en el fuego en forma de secreto
toca los hombros de narciso

un rosario asegura un cuerpo de voces antiguas
una serpiente ciega corre dentro de sus venas
una estrella se hace piedra

narciso dentro del árbol del olvido
sus pies son las raíces del árbol
sumergido en el sueño de otro


en el tiempo hueso funeral





[1] Traducción, re-creación al castellano: Leo Lobos (Chile), exclusiva para:  Luvina - Revista Literaria de la Universidad De Guadalajara, México (a ser editado en la edición de verano, 2009, conforme comunicado recibido de la directora Sra. Silvia Eugenia Castillero).


UNA PIEDRA EN EL VIENTRE DEL RÍO




I


una piedra en el vientre del río
se desdobla en sombra húmeda
el cuerpo río de historias
el hambre en la escritura del vientre primario
el caos abre la tierra
& semeja siete días

un esqueleto vacío
habita el verbo
su nombre bebe el río
& el agua sin margen se agota
¿son esos sus labios de furia?
¿esos sus huesos en la sombra que gira el sol?

dios
oye la caída

de sus pesadillas
entran en las almas & arrancan los ojos & los labios

el peso del barro después del diluvio
la palabra se extiende cuando digo agua
el secreto & su lengua extraña revelan la nada
mi cuerpo pesa
digo agua para beber sin tregua su lágrima
la poesía & sus árboles de sueños no cicatrizan

oigo la caída




[1] Traducción: Adolfo Ruiseñor (México). Será publicado en la Antología MÁSCARAS DE ORFEO - POESÍA BRASILEÑA Y DOMINICANA, organización y apresentación: Floriano Martins | Basilio Belliard, (en preparación: a ser lanzada en 2009 durante La Feria del Libro de Santo Domingo, República Dominicana, siendo Brasil el país homenajeado). Poema original en portugués, parte del libro: “Outros silêncios”.




EN LA PIEL DEL SOL


                      pintura de enero
                      en pelaje de serpiente

                      otro ropaje
                      en el cementerio andaluz

el espíritu de la noche
                      desnuda la violeta de su cuerpo
                      en los huecos de la luna oculta

en la guitarra
                      duerme un ángel medio-niño
                      siente el dolor de la poesía
                      cosechada en el abismo de los siglos

                      lloro de invierno

                      los ojos de otra niña
                      amamantan
                      un sol de cobre




[1] Traducción del autor, revisada por Marcela Collins. Poema original en portugués, parte del libro: “Outros silêncios”.


DORSO DE LUNA

                     en el ala del ángel caído
                     barca
                               de sombras
                     desierto
                               de mil lenguas

retazos de estrellas
y
sonido de hojas
                     rasgadas
                     en tres partes

la roca virgen
                     sangra
                     el río callado

                     canto de luces
                                          abisales

                     polvo de rosas
                                          azuladas

                     gozo
                     al colorear
                     el viento negro




[1] Traducción del autor, revisada por Marcela Collins. Poema original en portugués, parte del libro: “Outros silêncios”.


OTROS SILENCIOS


I

el sol
balancea
la red
sin miedo
de despertar
el puño             de la serpiente

el viento tiembla
en el agua

– la muerte camina en sus ojos –

bucea               &
resucita            tempestades
acuerdo en medio
de sus tentáculos
(ellos todavía arrastran estrellas)
siento arder los espejos
dibujo  el         silencio
con los colores
de sus entrañas




[1] Traducción: Antonio Alfeca (España). Publicado en la Alforja revista de poesía, primavera 2006, nº 36, México. Poema original en portugués, parte del libro: “Outros silêncios.




EN LA VIDRIERA


                 seis ojos
puñal                   cocodrilo           mariposa
con una cuchara
el segundo se divertía
mezclaba lágrimas con espejos

la tercera
traía la fe para los niños
-pero por una moneda
vendía milagros-

el primero
era el portero del infierno
hacía puertas en el pecho de las estrellas
pedazos de pieles brillaban

su lengua-perro
penetraba el escorpión-asfalto

tres hombres descienden del alfabeto
Henrique           Emílio                  Lorenzo

en la vidriera
la herida-mundo
besa una gota de nube
& el girasol devora la última virgen  

en el tejado los tres hombres
beben un seno ahogado
& el corazón de Lorca 




[1] Traducción: Antonio Alfeca (España). Publicado en la antología bilingüe; portugués y español; “Antología de Poetas Brasileños” de la Huerga & Fierro Editores (España), editada en 2007. Poema original en portugués, parte del libro: “Outros silêncios”.


LAS GARRAS DE UN RELÁMPAGO



el abrazo
el acero
el barco
reposan en la jaula de un poeta
el llanto de gotas blancas
roza los pies
intenta tocar    el papel
separa los segundos

el sonido de la turbulencia
letras azules  en los ojos de un niño

rezuma el barullo

abre la urna
pesca un enigma
muerde el instante & sus flores mudas
aprieta los gritos
cambia la máscara
&  reposa
el ala negra en la piedra

el naufragio de los puñales ocultos

el ruido de la aguja en el calendario
corta la noche & manipula     la muerte
con una cerradura
amarra el sol en el galope de los pájaros
la ceguera del silencio
cose las almas
las manos del viento
los ojos de las casas en las curvas de los huesos




[1] Traducción: Antonio Alfeca (España). Publicado en la antología bilingüe; portugués y español; “Antología de Poetas Brasileños” de la Huerga & Fierro Editores (España), editada en 2007. Poema original en portugués, parte del libro: “Outros silêncios”.

 
LA TRAVESÍA DE LOS ESPEJOS


corre en el borde del abismo
en la sombra del sol
bucea en dirección a un puñal
es perforada
el perfume salvaje rezuma por las manos
(una de cada color)
ellas abren un poco más el corazón
la sombra entra
y doce pájaros salen del pecho

una melodía en el desierto
bebe el líquido rojo de las palabras
la voz se mueve poco a poço
en el pecho
en la sombra en el puñal
los cuatro vientos alimentan la melodia
atraviesan los espejos

dos lenguas buscan su dorso
descienden por sus piernas
tocan el abismo y vuelven
en las llamas
el cuerpo canta
aguas sin márgenes
el vientre rechina
se entierra en el tiempo
ondas de piel

jardín azteca con sus dientes afilados
el grito en la dulzura de las pesadillas
el ritmo de las ventanas          de todas las ventanas
sumergidas en el reloj
dos lenguas
mirando la una a la otra 
la sangre de la danza de la noche
y su suave barco
en los párpados
la verdad de los dioses
y           los doce pájaros en el vientre 

el desierto camina
joplin se despereza en el calendario

la tempestad llega
mis ojos danzan
summertime   time    time




[1] Traducción: Antonio Alfeca (España). Poema original en portugués, parte del libro: “Outros silêncios”.

LA MUERTE LLEVABA VENDAS EN LOS OJOS 



I


La muerte llevaba vendas en los ojos. Grandiosa voz domadora de los desiertos – mi corazón — combatía a los ángeles. Era el niño en su caballo blanco. Atravesaba los espejos; andaba descalzo sobre las tumbas de las almas perturbadas; bebía la sangre de las sombras en un cáliz tomado de la voz de un cuervo, del lecho profundo de un dios olvidado. La muerte tenía los ojos de ese dios, hacía de él su casa. Corría por las venas como humareda y cruzaba la ciudad y sus torres de sangre; vendedora de milagros.

El deber en los callejones y callejas, un ángel traza una jeringa. En aquella prisión de vidrio ellos viajan con otros dioses. Descubren el útero del tiempo. Encuentran el poeta que vive en el abismo.

II

María no consigue más evocar el rostro de su madre. Cuando alguien pregunta, da siempre la misma respuesta: ¡Mi madre es la calle!

María, doce años. Carga una muñeca, regalo de Navidad. Pero la miseria no le da tregua; el hambre tiene rostro antiguo dentro de María. La virginidad tiene su valor. El sudor de aquel hombre le corre por el cuerpo. El sol es un puñal. Rehace su rostro. Corta el alma. El lloro, el grito, y ningún ángel para escuchar. Ninguna lágrima. 

¡Hoy ella almorzó!

José usa la muñeca para limpiarla. La sienta a su lado. Llora.

—¿Qué fue? ¿Por qué está llorando? Guardé un poco de comida para usted.

III

Un minuto. La encrucijada. Árbol de ramas retorcidas y frutos sueltos. A los pies pedazos de pan, un espejo, una vasija con agua, una madeja de lana, una victrola. Una pequeña con un mazo de naipes en las manos. Ella cubre el espejo con pequeños pedazos de pan. Toma una carta y la escudilla.  Mira para los dos objetos. Zambulle la carta. Comienza a moverse de un lado a otro. Gira, gira. Retira la sombra dentro de la sombra, arrastra el silencio para dentro de la  vasija. Eleva las manos, las juega para lo alto. El agua cae en la madeja de lana. Cada milímetro de la madeja conduce a otro laberinto. Con un rosario de carnes la pequeña coge niños sin sombras.

IV

Está surgiendo un silencio nuevo cada día, y siempre surge ese abismo que ronda las sombras blancas del papel. El disparo de un ángel sádico quebró mis alas. —Madre; hoy no escuché su bendición; siento una risotada cortar el aire.

En el lecho profundo de un dios olvidado la muerte llevaba vendas en los ojos.



[1] Traducción: Adolfo Ruiseñor, (México). Inédito en libro, pero publicado en internet, y suplementos culturales.


EL ECO DE LOS ÁRBOLES




El tiempo y los lugares - presencia de un solo poema recitado por varias voces.
Somos el mismo poema en las ruinas de un mundo imaginario.
La respiración de las sombras y su nacimiento.
Somos una gota de sol y sus raíces aéreas.

El gran arco de una plaza desierta en plena celebración de la alegría humana.
El origen del abismo esta en la misma mirada que atraviesa esa plaza.
La alegría humana pide una limosna, un milagro, un sentido para la muerte - de una
vida ya sabemos sin sentido.
Seis de la tarde, y cruzamos un nuevo siglo.

Somos esa distancia, la promesa y el futuro.
Lenguaje de la inconsecuencia, alegoría que nunca llega al fin.
La poesía nos reprueba y nos da el sentido de libertad.
¿Cuál es la ventaja de llegar a Itaca si a camino ella misma se disuelve?
Somos un intento para descifrar símbolos, símbolos más allá de los símbolos, la gran
cobra que devoraremos para fecundar nubes de hermosura terrestre.
El agua de la lluvia que no llega.
El ganado en la sequía interminable.
La imagen del movimiento doble.
La malla de palabras que alguien intenta traducir.
Vengan a beber en el pecho de las musas despreciadas.
Vengan en las alas del cometa los suspiros de los huérfanos.
Mirar al espacio en busca de algo que nunca caerá.
El guardián del cuervo con sus ojos en llamas.
Padre de divina imagen, escucha al rebaño en el cielo creado con osamentas y que se disfraza en el fuego ardiente del laberinto.
Tigre. Tigre. La maldición completa el espejo que clama por Blake.
Condenados a la espera del golpe angelical que nos colocará nuevamente en el hospicio.

Somos el espectáculo de la repetición simbólica.
Ahora déme la mano, vamos a atravesar el desierto y coger algunas flores en la sala del almuerzo.
Poe buscando en sus ojos el acto original de la creación del mundo.
El tiempo presente y el tiempo pasado en dirección a la puerta.
Otras voces.
Profeta no.
Eliot. Lázaro. La voz retorna. Lázaro en el otro borde del abismo. Seis horas.
Los mundos se contraen alrededor de las imágenes.
Las sombras retornan.
El secreto es un escorpión de ojos tímidos.
Palabra dentro de la palabra. El polvo dentro del polvo.
El silencio se desdobla en un resto de vida.
Palabra sin habla.
El frío y sus ojos de lámina.
No puedo beber el tiempo, él es siempre tiempo.
El esfuerzo más allá de los huesos.
La poesía no se importa. Son seis horas. Otros intentos.
Recoja sus zapatos, está llegando una tempestad y no tenemos tiempo.
Una carcajada de serpiente cuando nuestros pies descalzos alcanzan la lluvia.

Somos esa ola peregrina que perfora el poema, ondulación de guitarras en el
golpe líquido de Lorca.
Somos su compañía con pedazos de espejos y tambores de heridas abiertas.
La desnudez de la niebla que devora toda luz.
Los números del monasterio de sangre.
Escondrijo en la noche de su asesinato. La traición.
Muro para dividir el mundo, en medio de una noche que no salva.
Somos aprendices dentro de la marmita que Baudelaire se rehúsa a cerrar.
El nombre vacío de su amigo de libertad, su igual, él mismo.
Volvamos al mundo de los nombres propios, donde un jardín no es nada más que
un jardín.
No recibe niños ni cuervos ni flores.
Somos ese jardín.
La lengua de los dioses en Whitman.
El entendimiento de los dos amantes.
Tome mi mano.
Libertad, Whitman.
No soy de aquí; veo, escucho, toco, y no soy de aquí.
Temo un encuentro con la ceguera.
Ser parte de esa noche, del vacío de los nombres, y del amor universal.
En la escritura abolimos lo que cubre la página y la no página.
Leí en Paz: el poeta no es el que nombra las cosas, pero si es el que disuelve sus nombres.
El mundo pierde sus nombres, pero continúa siendo un nombre.
Mis parpados golpean las repeticiones en los desfiladeros de la creación.
El sistema de espejos donde la lectura de la metáfora es la suplica del poeta, que se inscribe en otra palabra, otra carne - el eco y la respuesta - la revelación no es una casa, es un follaje en llamas.
La salida es la entrada, y la entrada es el pecado que engulle la manzana y la serpiente.
La sombra de un poema recitado por varias voces.
Repetí la lectura:
La poesía no quiere saber lo que hay al fin del camino.
La poesía busca, se contempla, se funde y se anula en las cristalizaciones del lenguaje.
Soy la ropa de arbustos donde un poeta se intenta equilibrar.
La vida despojada del reloj, los punteros disuelven al poeta en su figura negra y única.
La sombra en busca del poema.
Danza de símbolos en la eterna búsqueda del hombre que un día podrá ser.

Cuerpo dividido, dispersándose en la medida que leo lo que escribo.
Yo no existo aquí. El poema mal sabe de mí.




[1] Traducción, re-creación al castellano: Leo Lobos (Chile).
© JOSÉ GERALDO NERES
JOSÉ GERALDO NERES (São Paulo, Brasil, 1966). Es poeta y gestor cultural. Publicó: Outros silêncios, Premio Beca de La Fundación Biblioteca Nacional em 2007, y Premio Programa de Apoyo a la Cultura de la Secretaría de Estado de la Cultura de São Paulo en 2008 (Escrituras Editora, 2009) y Pássaros de papel (Dulcinéia Catadora, 2007).
2 Publicado en la edición numero 15 (invierno, 2011) de la Revista LA PALABRA Y EL HOMBRE, de la Universidad Veracruzana, México.
3 Traducción al castellano: LEO LOBOS (Santiago de Chile, 1966) es poeta, ensayista, traductor y artista visual.


Nota del autor del blog: Las obras visuales que ilustran esta  muestra de poemas del poeta brasileño,José Gerardo Neres , son del artista francés, Odilon Redon, y provienen de diversas fuentes del Internet.



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