VOCES SIGLO XXI
EDGAR RAMÍREZ MELLA
(San Sebastián, Puerto Rico,1954)
EL
TERROR DE LA PALABRA
I
El terror de la palabra,
el abismo,
vértigo del sonido
desterrando el silencio o la nada.
Las palabras
que no quieren ser dichas,
hartas del texto ambiguo:
Distorsión de la ciudad,
caricatura del cadáver,
del cáncer triunfante y exquisito,
del odio común y necesario viajando por las venas.
Burla patética de la mueca,
risa del largo y sordo grito de calaveras, innumerables,
como las arenas o la sal de la tierra.
La caída,
el escape hacia la piedra,
precipitación en la inacción entumecida,
la impotencia de los alcoholes:
¡Clausurar todas las ventanas!
¡Tapiar las puertas!
De la casa ahora casi desierta.
II
yo era un tonto y lo que he visto
me ha hecho dos tontos
Rafael
Alberti
Las palabras silenciadas
mientras los cuerpos se deslizan
por lascivias espléndidas, rudas e involuntarias,
espiar esa pústula gloriosa que nace
y con el paso del ruido en los minuteros del sueño
crece maloliente precisamente en el alma,
laberinto donde ayer las emociones
se convertían en gramática,
úlcera viva que la carne no exhibe,
humillación de los chancros,
más soberbia que las llagas abiertas por la peste,
más sublime que el crimen
-las palabras no dichas-,
promover la maledicencia, el rencor,
alimentar al miedo,
ser verdaderamente el lobo
sin discrimen de todos
y hacerse uno mismo tres tontos.
III
El horror de la palabra,
venganza del silencio sinuoso
detrás del cielo en las noches sin luna,
al acecho desde la otra orilla del río,
castración del aliento creciente
aturdido
que espera anhelante entre las piernas
y hundirse feliz en la almohada mugrienta:
Aspirar de cuando en vez el polvo,
revuelto por los ventiladores del cuarto,
lleno de caca seca y telarañas
como si fuese el polen de diez primaveras,
la vergüenza de la propia vida,
vista en la miradas de los ojos más recónditos,
la indolencia y la nausea de todos los siglos,
la traición la mentira la miseria,
muda oscuridad donde se agitan los pueblos.
Edgar
E. Ramírez Mella, Marginalia, edi. taorojo,
Puerto Rico, 2010
FUMANDO LA NADA
(de un sueño)
Los viajeros del tiempo y del
sueño,
argonautas de ciudades de
uranio,
en sus cámaras y cápsulas de
puros metales alienígenas,
nos invitan auspiciosos
-desollándose vivos,
prendidos de
eslingas,
escarpias y ganchos
adiamantados y asépticos-
a sacarnos la piel como una
vestimenta de hule:
Móvil,
mudable,
-en carneviva, exhibiendo sus
venas violetas y epitelios rosados-
Una monda sanguinolenta que
eriza la razón
y mantiene erectos los pelos
de la nuca.
Declino la invitación lleno de
un mágico espanto,
observo y espero:
Fumando pequeños pedazos de
nada,
pesada,
plomiza,
por boquillas de carbunclo y
mangas translúcidas,
vivas substancias vacías,
volátiles,
densa antimateria que se cuela
hacia el alma.
De súbito llegan milicias
seráficas
en una batida con trampas de
láser y espadas flamígeras,
huimos entonces perseguidos
por el aliento
y la sombra, infusos de
espanto,
por los corredores de las
ciudades de angustia
que pintara de Chirico,
solísimos claustros.
Despertar…
-Frío sudor de escalpelos-
con un sabor en la lengua y
los labios
a terribles e inusitados
narcóticos:
El corazón golpeando las
sienes con pedernales y rayos.
Edgar
E. Ramírez Mella, Marginalia, edi.
taorojo, Puerto Rico, 2010
COMO
EL BUEN ALFARERO
Como el buen alfarero estimo al rojo barro,
azogue donde escucho: Las dormidas palabras,
los suspiros, la risa, los sollozos.
Desde el barro elemental,
lleno de piedras y de pajas,
a las más preciosa arcilla acudo afectuoso.
Develar y ya no hacer,
y allí donde todo se asemeja
y se hace forma, dando vida soplo:
Como un pequeño Dios
huyendo de su Todo.
Edgar
E. Ramírez Mella, Marginalia, edi.
taorojo, Puerto Rico, 2010
LA
MARIPOSA GENITAL
La mariposa genital de los deseos
navega hacia el sueño de las islas,
en la balsa de piedra hiende la corriente
sin advertir los ángeles, faro en la atalaya.
Con el éter salitroso en las arterias y la vista,
-y la impronta del león y del castillo en la epidermis-
toca la bajura justo cuando el alba grita casi menstruo.
Vetusto animal con vísceras de polen
y motores ebrios de máquina emotiva,
ardiente, al llamado sigiloso de serpientes,
con grandes aleares frente al fuego
y los cuencos llenos de néctar
de caña de azúcar, dátil y maíz.
Bajo una catarata de hongos vivos:
El lunar arcoíris con brumas de nitrógeno y metano;
(Cassini, la sonda, se desliza
igual,
solemne, silenciosa, entre los
anillos de Saturno).
Por los jardines del agua
sueña un sueño
tan arcaico como el vientre
que la arrope un día
en esa pleamar de lenguas,
gusarapos y mil constelaciones.
Edgar
E. Ramírez Mella, Marginalia, edi.
taorojo, Puerto Rico, 2010
OTRA DE VIAJES
Porque el viaje es hacia todas partes
adentro de nuestro propio corazón.
Estupores
pedruscos de estas llagas,
el resplandor del viento de un tórrido diciembre,
colmillos de la jauría de sus fiebres
en articulo mortis, y el rigor
que ruge en el horizonte feral
de extremidades, hoy, irreconciliables
con ese clamor de féretros,
autores del dolor:
Largas procesiones del amor eterno,
por estos sueños, con grifos y esfinges fantasmagóricos,
lánguidos, globales, posmodernos...
Dentro de aquella copa
como una aceituna, a medias flota lo que quedó del corazón:
Sin más viaje que la vergüenza del espejo.
Edgar
E. Ramírez Mella, Marginalia, edi.
taorojo, Puerto Rico, 2010
HAY
UNA CANCIÓN
Hay una canción subversiva
en los urinarios,
-nadie parece escucharla-
todos pretenden no vivir
la verdadera vida,
echarle tierra al vivo
desenterrar lo muerto:
Espantapájaros seca saliva hueso,
naturaleza escondida
por las tuberías de ciudades
de miedo.
Hormiguero de instintos
desnudos,
anterior a todas las señales
de tránsito,
anterior a los códigos
divinos,
a todos los idiomas humanos,
a los virus y a todos los
catarros.
Hay una revolución tramándose
en los baños,
en todos los armarios de los
hospedajes,
en todas las sábanas revueltas
de los hospitales:
Un cántico omitido en todas
las iglesias
que desprecian al hombre.
Por los canalones de desagüe
baja una revuelta,
una reyerta entre la bestia y
el ángel,
una guerra subrepticia y
prohibida,
olvidada en los paraninfos de
las universidades,
expurgada de los libros de las
bibliotecas,
-expresada en todas las
miradas de los ojos del hombre,
en todo su gesto inocente de
animal-
una guerra del instinto con
todas las palabras.
Hay una canción subversiva,
en todas las casas
desvencijadas y agrias,
una canción que murmuramos
tocándonos,
cuando atamos el terror,
-compartiendo el silencio-
a una esquina de la cama
mugrienta:
Anulando el frío desolado
de todos los espejos
astillados y falsos.
Edgar
E. Ramírez Mella, Marginalia, edi.
taorojo, Puerto Rico, 2010
COLOFÒN
Las torturas
Las hogueras
Las cámaras de gas
Las interminables guerras
La hambruna, la opresión y la
miseria.
Son los regalos
Que vuestra delirante y
democrática religión
Acostumbra dar
A mi pobre humanidad
agonizante.
¿Cuando amanecerá la oscuridad
Que el alma me anochece?
Edgar
E. Ramírez Mella, Marginalia, edi.
taorojo, Puerto Rico, 2010
SÉ QUE DEBO SER
SANTO
Sé que debo ser santo
Francisco Matos Paoli
Sé, que debo ser santo,
porque cuando camino sobre la hierba,
cruje y arde.
Los silenciosos gusanos de la tierra
contra esa noche verde,
se retuercen, dolor entre las losas,
suero que gotea de las venas.
La estrella escondida entre los ojos,
traspasa la persiana,
parpadea en el cuarto obscuro,
témpano en llamas.
Ciego el aurículo, no cesa
de sangrar:
Cósmica herida,
dulce fuego.
El polvo de los cuerpos, que han amado,
vuela y se esparce.
El aliento sobrevive
arrugando la superficie del mar.
Edgar E. Ramírez Mella, Estación De Lirio, edi, Isla Negra, Puerto Rico-Santo Domingo, 2006.
CANCIÓN DE LA
AUSENCIA
Esa
mujer se parecía a la palabra nunca
Juan Gelman
Tu ausencia es el dolor
que la vida me arroja,
-la maldición equívoca que pasma,
el juego de las horas caprichoso-
ebrio caballo pateando al corazón,
que sólo late, solo ya, desangrándose,
en la cercanía de tus pasos,
bajo la cruel luz que sale por tus ojos.
Me escondo del cosmos, en una esquina
donde nadie me halle,
a musitar tu nombre
con el cual invento otros lenguajes.
Te llamo desde aquí, acuclillado
en esta oscuridad que sólo tu disipas.
Te llamo en todos los sentidos,
mas tú no acudes a curar estas heridas,
que la ciudad me inflige desquiciada.
Tu ausencia es el reloj
donde mido la miseria
de mi cuerpo en el mundo.
¡Ah! Si pudieras entender el infinito desorden,
que tu ausencia provoca.
Y ya que no estás, no te maldigo,
pero entiendo
que has comenzado a marcharte.
Edgar Ramírez Mella, Estación De Lirio, edi, Isla Negra, Puerto Rico-Santo Domingo,
2006.
YESTERDAY’S
GONE
Como la neblina de ciertos
salones
Con ciegas y roncas sirenas de
cruceros fantasmas.
El pasado inasible
Rumor persistente de espumas
alzadas,
Rostros y risas de ayer
difuminadas
En el frío humentín de
estaciones borrosas
Donde ya no te hayas.
Sólo el rubor del ocaso
Y el eco insondable de raras
palabras enterradas,
De polvorientos dialectos
olvidados ya
Junto al hollín de la memoria.
Los pulmones hoy como alas
cansadas
En el zigzag de los vientos
contrarios.
Escucho certero un dolor
latiendo en el pecho,
Mientras discurre la vida
pasada
En los invertidos y acelerados
relojes del tedio, sus cigarrillos
Y su desesperada calma,
-El corazón palpita aún en el
Castillo de la Calavera-
Al acecho estoy, de los
improbables amores
De excitantes mañanas,
caminando ciudades de humo
Y en guardia por los posibles
horrores,
Al doblar cualquier esquina,
Que ciertos aún nos amenazan;
Haciendo Denunciantes Grafitis
Contra La Nada.
Edgar Ramírez Mella,
julio 2012. De: Bitácora de Niebla
(inédito)
Edgar E. Ramírez Mella,
San Sebastián, Puerto Rico,1954. Estudió Literatura Comparada en la Universidad
De Puerto Rico, recintos de Mayagüez y de Río Piedras respectivamente; es pintor
y poeta. Aparece Ramírez Mella en varias antologías poéticas, como: Poesía
de Puerto Rico (Cinco Décadas 1950-2000), colección Poesía del Mundo, fundación editorial el perro y la
rana, Caracas, Venezuela 2009; Poesía En El Tiempo, editada por el
colectivo Identidad, Mayagüez, Puerto Rico, 2006; Canto A Un Prisionero, compilada por
Elías Letelier, de la editorial Poetas Antiimperialistas de América, Canadá,
2005; La Morada de la Palabra, (homenaje a Luce y Mercedes López- Baralt) editorial
Universidad de Puerto Rico, 2002; en El Límite Volcado, Isla Negra
editores, Puerto Rico, 2000, ó Pulso De Poesía, Antología de Poesía Premiada [1981-90], ICPR, Mayagüez, Puerto
Rico, 1990.
Tiene
tres poemarios publicados: Estación
De Lirio, y Máquina Emotiva por Isla Negra Editores, Republica
Dominicana-Puerto Rico (2006); y Marginalia,
por edi. Taorojo, Puerto Rico 2010. Están en imprenta Púrpura, con edi. la
secta de los perros y la trilogía Jardín en Ascuas con Colección
Maravilla.
Nota del autor del blog: Las obras visuales que ilustran esta muestra son la otra faceta del poeta, Edgar E. Ramírez Mella como artista visual.
2 Comments:
Buena poesía, amigo.
Gracias por compartírnosla.
Abrazo
Saludos José. ¿cómo estás? Gracias por entrar a leer la poesía del puertoriqueño, Edgar Ramírez Mella. Abrazos con cariño y afecto.
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