Friday, July 22, 2011

VOCES DEL SIGLO XXI

Marina Centeno
(Progreso, Yucatán, México)




De árboles

Hay árboles varados al camino
solemnes
taciturnos
cubiertos de quietud
y aún así
pueden hablar de campos
de invierno y de insomnio

Los árboles observan
como cae el otoño en la naranja
y el verdor del verano en la maceta
la textura del polvo
cuando llega la noche por sus cuevas


porque saben –los árboles-
que de la soledad nace el poeta



Erosión


XXIV


El viento juega a desafío
cuando vienen los nudos a cimbrar las palmeras

Se lanza en erotismo como un dios que dispone
latigando la costa con la lengua

Se vierte en escándalo
al poema que gasta el desparpajo
en ajetreo histérico de niebla
que deteriora al mundo
porque llega de lejos la tristeza

Te lo decía –amor- cuando amanece
hay un hambre de azul por los rincones

y un impulso de luz sobre la muerte





Ese

Tu nombre empieza con la sombra
que se ondula en la línea de los labios

Cuando te nombro
por lo blando de la lengua
se curva la inicial de la serpiente
que juega con la perpetuidad de la letra

Naces mío
en la sonoridad que crece con la noche
donde se yerma el tiempo

Entonces pierdo la distancia de la ese

En tu nombre me salvo y naufrago
cuando te vuelves agua
y te escurres
en mi boca





Espacios estrechos


Debemos liberar las piedras que pesan
en las cuevas que hemos fabricado
cada cual con su médula

No es mayo y un poema me habita
como mármol de palabras
al péndulo de la tristeza
en la estrechez de la casa
donde las hormigas rondan las fotografías

Entonces

comienzo a odiar las faenas del mundo
y las flores que se agitan
entre los baches de la rutina





Insomnio


Por qué mis horas tienen
el cansancio de las cosas perdidas
que apilan su memoria sobre el párpado

Escucho el traquetear de los pasos
por la anchura del aire
en esta opresión en que transita
quejumbroso de hueso y lozanía

Por qué la noche llega
a poner sus puntos suspensivos
al bullicio que ronda en la cabeza
con clamor de plegaria

La luna
se resbala desierta sobre el éter
aprisiona la lámina del ojo
jugando entre el telar de las arañas

Comienza el monólogo del tiempo
a incrustar de sierpes
las palabras…



La opresión de la lluvia

No me he puesto el hipil
la humedad de la lluvia entra por los huecos de la hamaca
mientras parpadea tu rostro a contraluz

La lluvia habita por el patio
salpica el barandal del pozo
donde cercenamos a la luna

Sobre mí siempre te hallas
hurgando en la bombilla de mis ojos
goteando bajo la opresión de la lluvia

Aún deambulo entre larga tropa de recuerdos
con los hombros desnudos expuestos a lacias tardes en el patio
¡Ah nuestro patio!
Cubierto por famélicas flores sometidas a la lluvia
en está tierra fértil a semillas
donde los sapos buscan refugio sobre los estanques del agua


El perro atisba el rabo al sonido de tu voz
persigue fantasmas que se burlan de su olfato
corre con el ladrido que se hace eco en la certeza del silencio


Estás aquí No te has ido
Eres el escarlata que se incendia a las seis
la migaja de pan sobre la mesa
la jícara a la espera de tu sed
los hilos de la hamaca donde se enreda mi cuerpo


Eres lo que escribo -Sin saber lo que escribo-


Mis pechos tienen el desamparo de la madrugada
Colgados al tendedero como braga que oscila al viento
evaporando su aroma a sexo

Asumo mi condición de claustro
Se oxida el tiempo en la ventana
le pongo aldabas a la puerta

las horas me devoran por la opresión de la lluvia



La ruta de la despedida



Nada muere más lento
que el fuego entre los hielos extrañamente ebrios de cenizas

Desde la ruptura de las voces
las golondrinas cantan despedidas sobre la ruta del polvo

Voy de viento
abrazada a las canículas
que derriten la seda
cuando es piedra el comal
e hincha la tortilla bajo el hambre y la lumbre

Reguero de silencios en manteles que vuelan
desprovistos de sal y de pimienta
siguen dando vacíos a la mesa
y orfandad a la silla
que resguarda fantasmas apáticos y tristes

Nos estamos volviendo taciturnos

Así será la ruta de la despedida

con escasos vestigios que agonizan en la mecedora
sosteniendo a Neruda entre nylon y encaje
sintiendo el cansancio de las soledades
con la rabia y la duda sahumando poemas




“me hicieron como el llanto purísimo
como las náuseas y el rencor
como el abandono y la voz de las mendigas”
Efraín Huerta




Postparto


Reclamo el estertor de los ovarios
su abandono andropáusico

su milicia de caldo al montar escenarios
por el cuarto menguante
que gotea los pasillos en tropiezo y coito


Reclamo la habitación del intestino
que alimenta lombrices maliciosas

en blasfemia y sonrisa por los bordes del útero


Reclamo el umbral del inicio

Reclamo la espesura del bosque custodiando el ombligo



Un poema de amor


Yo duermo en el sur
donde el árbol crece desprovisto
y el sol rompe la piel con su amarillo

Tú navegas el mar de los destinos
paladeas la sal de los rincones
desordenando todos mis silencios

Vacíame la noche
en el labriego ducto de mi libido
Abre las llagas
con espada de luz y de infinito

Tu cincel me desarma
y me vuelvo cabriola en el martillo
porque llegas variable a los relojes
en las ojeras que surgen de improviso
por el insomnio húmedo


Sujeta voy hacia el peligro
por la curva cerrada de tu exilio

Menstrúan lunas
se prepara el camino

un sigilo de mar se revuelca en el río

©Marina Centeno


Marina Centeno nace y radica en Progreso Yucatán México. Poemas de su autoría se encuentran en las Antologías: “Nueva Poesía y Narrativa Hispanoamericana”, “Antología Mexicana” y “Poesía Femenina” compiladas por el poeta de origen peruano Leo Zelada y Lord Byron Ediciones de Madrid, España. Su trabajo poético ha sido traducido al Catalán, Inglés , Rumano, Francés y Húngaro. Ha publicado en la Revista bilingüe multicultural “Contemporary Horizon” de la cual es colaboradora y que dirige el escritor rumano Daniel Dragomirescu. Parte de su trabajo se encuentra en la edición "CONTEMPORARY HORIZON’S ANTHOLOGY” compilado por Daniel Dragomirescu.

Poemas de su autoría se encuentran en la edición No. 24 de la Revista digital “Ágora, papeles de arte gramático” que codirigen los escritores Fulgencio Martínez y Francisco Javier Illan Vivas. Parte de su trabajo están publicados en las páginas virtuales: “Arte Poética” del Poeta de El Salvador, André Cruchaga; “Mis Poetas Contemporáneosdel Poeta Argentino Gustavo Tisocco y “Botellas en el mar”del Poeta mexicano Irving Berlín.


Blog de la poeta invitada: http://marinacentenopoemas.blogspot.com/


Nota del autor del blog:Los trabajos visuales que sirven como ilustraciones a esta antología breve de la poeta mexicana, Marina Centeno, son del famoso pintor Edvard Munch.

Monday, July 18, 2011

VOCES DEL SIGLO XXI

Leonardo Nin
(Barahona, República Dominicana 1974)



Lunático

La luna,

se arrima alocada de mis aguas oscuras,

de mis dientes de niño en placenta,
de mis manos de mujer,
de mis senos de hombre,
de mi cuerpo de papel,
de mi lluvia de sapos y ritos desnudos,
de mi sinfonía de calabozos y ataúdes.


Y amaneció…


Cortometraje


En mi reloj las horas se pudren,
segundos infinitos,
cuentan hojas de un tronco seco,
cayendo, subiendo,
enterrado mi cordura en el punto donde,
suelo y cielo,
se hacen cadáver de hombre acostado.


Al final

Mi itinerario no tendrá importancia,
las paredes frías,
abrigarán las veredas de mis tiempos pendientes.
Un punto inesperado, conjugará mi párrafo
y mi existencia,
dependerá de las semillas de tiempo,
que planté en otros.
Devolveré mi vestido de huesos planchado,
listo para ser guardado en el clóset,
donde se guardan las cosas no necesarias.
Y lo dejaré,
tendido igual que yo,
de espaldas al polvo,
que reclama lo que le pertenece.



Oda al carbón

Negra en tus ojos, Negra.
Negra oscuridad vistiendo tu cuerpo de noche negra,
negra, en el monte que cubre tu entrada negra,
negra, cuando mis manos golpean los atabales
de tu piel desnuda y disecada, Negra.

Negra la forma de quererme, Negra,
negra en el sudor de tu grajo,
negra detrás de la oreja negra,
negra la suerte, que un día, Negra,
a morar a mis brazos te trajo negra.

Negra la forma de irte, Negra
negras tus excusas y lágrimas,
negro es el vacío que tengo, Negra.
Negra mi voz, que te llama, Negra.


Tedeum

En un velorio de intelectuales ciegos,
disfrazado de vidente, subasto en féretro frío
los ideales vivos de un poeta muerto.



La casa

Que útil resulta la casa,
cuando de las costillas de sus cuartos sobrantes,
se hacen otras casas pequeñas,
y con cuatro velas y una mortaja,
baja compañera fiel a dar abrigo a quien no lo necesita,
pudriéndose junta, descomponiéndose junta,
olvidando junta,
dejando de ser casa
para transformarse en morada eterna..


Vino-sapiens

Despertar soñoliento,
girasoles de raza ladran a Miguel Ángeles de paja,
pintando sin encargo,
los suelos blancos de infiernos congelados y fríos,
piadosamente vacíos y solos,
paraísos de pecadores incrépennos e irreverentemente santos,
como carpinteros crucificados en quicio de burdel.


Canción de cuna para un verso


Mundos inventados detrás de un manto roto,
fundición de signos en papel y tinta,
agujas en cera apuñalando almas,
en mis ojos congelados en túneles de asombro.

Pare la prosa, sucumbe el ritmo,
y un verso solitario llora en lo oscuro a tientas.

Manjar de letras, boca insaciable,
y el alma satisfecha eructa dejando sus huellas
estampadas en el pulcro papel que la limpia.


Realidad torcida de ombligos enterrados
bajo puertas reflejando existencias errantes,
párrafos ardientes hilvanando nubes,
cómplices nefastos de tiempos olvidados.


Cristales quebrados, escombros de años,
Y un niño extiende sus manos soñolientas al mundo.
Reflejos turbios, identidad oscura,
y la palabra, disfrazada de madre,
amamanta su sabia, al oceánico estómago de la esencia.


Maletas sangrando las espaldas de un éxodo,
a la nada voy, pies a rastras mis pinceles grises,
líneas mudas esculpo en la voz del sol.
Transustanciación inicua sin pan ni vino,
lenguaje inaudito de plantados seres,
Esparcidos al viento por perversa hoz.

Llueve armonía, campa silencio.
Y un niño se tambalea con pasos inseguros a lo incierto.
La madre se abstiene, le suelta la mano,
Y lo ve pederse entre los fortuitos y cuadriculados senderos de un verso.



Esperando

Túnel de polillas
ventanas de madera de un calendario,
al que el tiempo,
en un injusto trueque de decadencia por nada,
se le llevó las hojas, los días y la dignidad.



Canon

Y los lienzos blancos de mis ojos,
se llevaron consigno al viento,
el mayor tesoro del que alguna vez fuera dueño,
y la nieve cayó inclemente, dejando sus huellas plateadas,
estampada en mi cabeza tan desnuda,
como aquella deshilachada noche,
en la que salí corriendo desnudo,
desterrado de un huerto.



Coito intelectual

Mujer imperfectamente cuadriculada
por las tapas duras de sus piernas de cartón,
raídas de años, inicuamente profana y difícil.

Bajo la luz de una vela, seduzco su pudor,
mientras mi dedo de buen ladrón, merodea
su vientre manchado de miles de huellas gastadas.

Y por el perfil sutil de sus líneas perfectas,
termino por abrir su timidez hojeada,
y mis ojos de vino y humo,
surcan secretos, en el laberinto de su fosa
de mil placeres y miles mundos de punto y coma.

Y le acaricio, excitándole con el roce de mis yemas,
hendiéndole, desvistiéndole, sacando de su aliento
cuando encorvo sus hojas a mi conveniencia,
los tesoros escondidos en su cuerpo de Medusa y Venus,
medio blanca y lisa, cuan astro de luz fulgurante,
lunático claroscuro imaginario.

E Ícaro sin alas, descendiendo satisfecho en la red
de sus encantos de mujer,
quien se entrega tímida a quien la compra
o la que en una noche de ocio y Merlot,
sale de los marcos del estante de cualquier biblioteca.


Credo

Veo la aurora sobre el horizonte blanco
vislumbrantes maravillas
perdidas en la sublimidad infinita
del vuelo de las golondrinas,
del canto de los gorriones,
del altear de los peces
bajo el silencio de la manta de vida del agua.

En mis ojos, un sol sin razón,
desviste sus senos amantando la selva,
y a su lado, la lluvia, con su vestido de doncella,
arrastra sus pies, bailando sobre la tierra,
al compás de los violines de alisios, casi tormenta,
como si un maestro trasnochado,
dirigiera la magia de la música
en la distancia azul de un satírico infinito.
Y mi universo interno juega al ajedrez con el cosmos,
reproduciéndolo en lo minúsculo del átomo
y las líneas en mis manos dicen que soy coincidencia,
y una abeja, coquetea con una mariposa y juntas,
llenan de belleza los campos,
y una sonrisa extraña, me da una sonrisa.

Y un perro me guiña un ojo,
y un manojo de romero perfuma mi alma gris,
y el todo baila, baila y se mueve al unísono y existe.

Pero yo, no creo, simplemente no creo...


Minotauro


Controversia anárquica del espejo imperfecto,
sombras conjugadas, rostro de monstruo herido,
sangrando palabras y muriendo verso a verbo,
bajo la guillotina mordaz de la regla y el intelecto.

Vástago vil de lo prohibido,
híbrido inicuo de los deseos lascivos de la carne,
perdido en paredes de la ignorancia y resignado a perecer,
bajo la injusta potestad de mis dioses de lodo.

Brasas ardientes estampan mis carnes,
soy declarado objeto, esclavo de los amos;
dueños de laberintos de confusión y duda.

Del concreto muerto hago mi morada,
en neblina alucinante, embisto molinos
con mis cuernos de marfil destruyendo lo etéreo,
y piedra sobre hiedra
levanto en arena mi fuerte.

Mitad animal y mitad palabra,
Mitad razón, y mitad niebla;
ropas rasgadas,
y de mi narigón dorado,
fundo alas,
cayendo al vacío
como merecido rey de los idiotas.

© Leonardo Nin














Leonardo Nin. Poeta, cuentista y compositor dominicano. Ha escrito varios libros de cuentos, entre los que figuran: Guazábaras y Sacrilegios del excomulgado, también el libro de poesía Espacio pagado. En la actualidad tiene en proceso la publicación de la novela: Mañana, cuando Dios muera, basada en el asesinato y desaparición del periodista y profesor universitario Narciso González (Narcisazo). Y Sólo sé que le llamaban Sombra, otra historia de ficción psicológica en la que se refleja y se acentúa la soledad y los monólogos internos de los personajes al momento de interactuar como medio de cuento. También el compendio de lingüística avanzada Historia antropológica y etnológica del español dominicano. Sus trabajos han sido publicados en numerosas revistas culturales y literarias y en la antología: Viajeros del Rocío, la cual incluye veinticinco de los mejores cuentistas dominicanos de la diáspora. Fue galardonado con el premio nacional de la juventud en el exterior por su dedicación a la propagación de los valores culturales dominicanos fuera de la isla.

Blog del poeta invitado: http://civilizacionletras.blogspot.com/


Nota del autor del blog: Los obras artísticas que sirven como ilustraciones de esta antología breve del poeta Loenardo Nin son del genial y desmensural artista surrealista, Salvador dalí. Las imágenes fueron reproducidas del Internet.

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Saturday, July 16, 2011

Escribir en Nueva York



Una po-ética del sujeto en la crisis de la modernidad • Ponencia de Carlos Aguasaco presentada en el Coloquio Internacional “Identidades culturales y presencia latina en los Estados Unidos”, que se ha celebrado en la Casa de las Américas los días 13 y 14 de julio

por Carlos Aguasaco

Lázaro de Tormes es uno de los primeros proto-sujetos modernos de los que tenemos noticia a través de la literatura. El tratado sexto de la obra resume, en mi opinión, la problemática de la transición entre una estructura social feudalizante y la modernidad emergente.

    Fueme tan bien en el oficio que, al cabo de cuatro años que lo usé, con poner en la ganancia buen recaudo, ahorré para vestirme muy honradamente de la ropa vieja, de la cual compré un jubón de fustán viejo, y un sayo raído de manga trenzada y puerta, y una capa que había sido frisada, y una espada de las viejas primeras de Cuéllar. Desque me vi en hábito de hombre de bien, dije a mi amo se tomase su asno, que no quería más seguir aquel oficio. (LT Tratado sexto)
Detengámonos a analizar los temas principales de este fragmento. Lázaro trabaja como “regador” (es decir vendedor) de agua durante cuatro años y ahorra su ganancia para comprar ropa, para hacerse a un “habito de hombre de bien”. Su cambio de traje es el testimonio de que la movilidad social es posible. Atrás quedan entonces los tiempos en que Lázaro sirvió como criado del ciego, el clérigo, el buldero, el escudero, el pintor de panderos y el capellán. Su nuevo traje, en especial la capa y la espada, certifica su pertenencia a otra clase social; sus últimos dos empleos serán “hombre de justicia” (es decir ayudante de alguacil) y pregonero. En la modernidad emergente de la época, vestirse como hombre de bien equivale a ser hombre de bien. Su nuevo traje y el trabajo de distribuir agua no se corresponden.

Desde entonces, Lázaro se asume como un contratista, como un sujeto libre para vender su fuerza de trabajo que sin titubear le dice a su “amo” que no quiere seguir en ese oficio y que simplemente “reniega del trato” que ha hecho con el alguacil (LT Tratado séptimo). Lázaro ahorra la ganancia de su trabajo y la invierte para procurarse otro.

Nueva York, la ciudad moderna por excelencia es también el centro de sus contradicciones. La utopía moderna del desarrollo indefinido, la promesa de la solución o satisfacción de todas las necesidades materiales entra en crisis en esta ciudad donde el consumo de bienes y servicios pareciera poder extenderse de forma ilimitada. Pero la modernidad envejece pues el desarrollo material deja daños colaterales de difícil reparación.

Un ejemplo de ellos es el famoso metro de Nueva York que con más de cien años ha pasado de ser la imagen del futuro a ser un monumento al metal y al ruido de sus rieles que literalmente ensordecen a los pasajeros. El metro se atraganta de personas que llevan en sus trajes y en sus aparatos electrónicos la promesa del futuro pero que conviven con la inflexibilidad del desarrollo moderno en el transporte público, en la vivienda centenaria con escaleras de emergencia, en los puentes sin pintar, en la basura, en los cementerios, en los parques, las avenidas y las escuelas. La inflexibilidad moderna ha hecho que la estructura de sentimiento del neoyorquino promedio haya dejado de ser la sensación de vivir en un presente-futuro constante done la vida diaria se limitaba a producir, ganar, invertir y consumir adelantos de futuro.

El capitalismo ha impuesto su lógica de mercado extendiendo el consumo de manera astronómica y desplazando la producción a la periferia del sistema. En Nueva York entonces ahora se produce muy poco y en general se especula y se consume a ultranza. Muchos tienen el traje pero no el oficio, pues especular en el mercado no es un servicio sino un robo, una extracción del trabajo ajeno sin valor agregado.

La voluntad individual, y su libre ejercicio, define al sujeto moderno. Lázaro aprende a decir yo quiero o yo no quiero. En la modernidad más pura, el éxito se atribuye a una voluntad muy fuerte y a un ejercicio intenso de ella a través de la práctica. Si alguien fracasa es porque se trata de una persona sin iniciativa, de voluntad dudosa; casi se puede decir que la ideología moderna atribuye el fracaso económico al ejercicio libre de la voluntad. Gran contradicción, nadie quiere por voluntad propia vivir en las calles neoyorquinas durante el invierno, pasar sed en el verano o simplemente buscar entre las canecas de basura el alimento que se desecha en las cadenas de comida rápida. De alguna forma, el fracaso siempre es culpa del fracasado pues el credo de la modernidad y el mercado así lo promulgan.

Entonces, en la modernidad, la escritura es una expresión de la voluntad del sujeto que, literalmente decide, elije escribir como un acto de libertad. La modernidad especializa las esferas de lo público y lo privado. Las obras literarias se difunden cada día menos por la vía del manuscrito y se impone el nuevo concepto de la “publicación” de la obra. La escritura se desplaza hacia la esfera privada pero el libro se hace objeto y producto que se comercializa y consume.

La voz narrativa de El Lazarillo es la misma de su protagonista pero su “autor”, el sujeto histórico que lo escribe, permanece anónimo. La modernidad se obsesiona con la idea del autor de la misma manera en que lo hace con el concepto de propiedad privada. El autor es entonces visto como un sujeto excepcional y su biografía se usa para hacer una exégesis de la esfera privada y una hermenéutica de su obra. La publicación de una obra literaria se convierte en un equivalente del traje de Lázaro, de su capa frisada y su espada.

Algunos heredan el traje como en el caso de Don Diego Coronel el amo de Pablos (También llamado el Buscón en la obra de Quevedo). Otros, siguiendo la metáfora de la novela picaresca, somos como Lázaro y Pablos: sujetos emergentes que reclaman movilidad en el entramado social. Luego de publicar, el autor moderno se siente como Pablos en el capítulo séptimo del primer libro que para rechazar una nueva posición de servidumbre que le ofrece su amo le responde diciendo: “Señor, ya soy otro, y otros mis pensamientos; más alto pico y más autoridad me importa tener” (Libro Primero, Capítulo VII).

Escribir en Nueva York en español y publicar es reclamar un espacio para la periferia, es levantar la voz de Lázaro y Pablos. Se trata sin duda de actos contra hegemónicos pues en principio se resisten a la homogenización de prácticas culturales. Pero el sujeto latinoamericano no es plenamente moderno y en muchas ocasiones rechaza el mercado para privilegiar el feudalismo. No nos engañemos, en Latinoamérica la contradicción moderna consiste en la incapacidad de acabar con las ideologías feudalizantes. Muchos van a Nueva York en busca de “ahorrar la ganancia” y hacerse a un traje como Lázaro. Cuando el sujeto se integra al mercado de trabajo, cuando vende su fuerza, pospone sus proyectos intelectuales y espera que el traje algún día le permita hacerse a otro oficio. Muchos nunca lo logran, Nueva York está llena de escritores “fracasados” que han sucumbido al consumo y abandonan su obra.

También están aquellos hacen de su propia vida su obra literaria y existen como rémoras del sistema que dicen rechazar pero gracias al cual malviven. Escribir en Nueva York y publicar en español exige un acto de equilibrio propio de un equilibrista en un circo. Mantener un balance, a veces muy frágil, entre la supervivencia vital y el progreso hacia una meta que se entiende como la obra literaria. Es posible también, espero que no sea mi caso, tomar la opción de hacerse payaso en el circo de la Gran Manzana y entretener a los lectores-clientes con un exotismo cómico y auto destructivo en que la obscenidad y la aberración convierten al escritor y su obra en otra curiosidad neoyorquina.

La modernidad en su versión capitalista, ya lo hemos dicho, impone el concepto de propiedad privada y lo une a la idea del libre ejercicio de la voluntad. Entonces la compra y venta de las obras literarias se entienden como actos de libertad. Cuando el autor pone su nombre en la obra literaria y la entrega para su publicación, generalmente su nombre aparece en la portada del libro o en la primera página antes que el contenido. El nombre del autor precede a su obra, el sujeto-autor moderno se interpone entre el lector y el contenido.

Me gustaría recordar ahora el episodio en que Pablos dice llamarse Don Filipe Tristán (El Buscón, Capítulo VII libro Tercero). Pablos sabe que hacerse a un nombre es fundamental para lograr la movilidad social que pretende pero es descubierto en el engaño por Don Diego Coronel quien le dice:
    ―V. Md. me perdone, que por Dios que le tenía, hasta que supe su nombre, por bien diferente de lo que es; que no he visto cosa tan parecida a un criado que yo tuve en Segovia, que se llamaba Pablillos, hijo de un barbero del mismo lugar.

    ―¡Jesús! ―decía el don Diego―. ¿Cómo parecido? El talle, la habla, los meneos, hasta en esa señal de la frente, que en V. Md. debe de ser herida y en él fue un palo que le dieron entrando a hurtar unas gallinas. ¡No he visto tal cosa! Digo, señor, que es admiración grande, y que no he visto cosa tan parecida.

    ―Dolo al diablo ―dije yo―, y ¿no ahorcaron ese ganapán?
Todos sabemos el desenlace de este episodio. Pero, permitámonos explorar las otras opciones que tenía Pablos para lograr su cometido de hacerse otro por medio de su matrimonio. Si dijera la verdad sobre su origen sería descalificado de inmediato. Si tratara de explicar a sus interlocutores que su artimaña era igual a la que ellos usaban al pretender ser señores sin haber hecho nada por sí mismos durante toda su vida, también lo habrían rechazado. Pero tarde o temprano la sociedad feudalizante entra en crisis y su incapacidad para producir obliga a los señores feudales a vender el acceso a sus rangos, la opción sin duda es hacerse un nuevo rico, un perulero de esos que regresan de las indias cargados de oro y listos para comprarse un espacio entre la estructura social que los segregó.

Quizá al irse, como dice que lo hará al final del libro, Pablos encuentre un espacio en un nuevo mundo con sus propias contradicciones y peligros pero donde sea su trabajo personal, él mismo, quien pueda granjearse un lugar en el entramado social. Quizá vuelva y se case con la prima de Don Diego o le envíe dineros para que ella viaje a las Indias y se instale como allí como su esposa. Quizá se olvide de su idea y se case con una criolla, una mestiza, una indiana o se amancebe con alguna mujer.

No será fácil el viaje del pícaro que tendrá que sobrevivir la travesía en el atlántico, llegar al nuevo mundo y allí buscarse la vida con la esperanza de llegar a ser otro siendo él mismo.

Fuente: La Ventana

Wednesday, July 13, 2011

Pondrán en circulación el poemario

Retratos (Palabras sobre lienzo) de Fernando Valerio-Holguín


El Colegio Dominicano de Artistas Plásticos y el Grupo Cultural Cacibajagua invitan al acto de puesta en circulación del libro Retratos (Palabras sobre lienzo) Fernando Valerio-Holguín, en su local de la calle El Conde #58, el lunes 25 de julio de 2011, a las 7:00 p.m.

En este evento la profesora puertorriqueña Sara María Rivas de la Universidad Georgetown hará una presentación del libro y luego el autor leerá algunos de los poemas. Al final, los invitados podrán disfrutar de un brindis y conversar con el autor y la presentadora del libro.

Según la profesora Rivas, “Fernando Valerio Holguín, enemigo de etiquetas y formalidades impuestas por la sociedad y la academia, nos entrega su más reciente producción literaria: Retratos: palabras sobre lienzo, un texto híbrido en términos temáticos y estructurales. Estos poemas retan al lector a repensar, reconceptualizar y asimilar la trágica brevedad de la vida bajo un lente sugestivo y seductor. Funciona su microcosmos como un mapa laberíntico que nos guía por “pasillos ajedrezados de manicomio” y que intuimos son los recovecos que nos llevan al alma del escritor. Heredamos de Valerio-Holguín retratos irreverentes y una visión particular del mundo que transgrede tabúes y subraya lo innombrable”.


Fernando Valerio-Holguín nació en La Vega, República Dominicana, en 1956. Realizó estudios de Licenciatura en Letras en la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Becario Fulbright, obtuvo un Doctorado en Letras Hispánicas en Tulane University en 1994. Ha sido profesor de literatura latinoamericana y de teoría literaria en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) y en el Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC); actualmente, es Profesor Titular de literatura y cultura afro-caribeñas en Colorado State University. Ha publicado, entre otros, los siguientes libros: Viajantes Insomnes (cuentos, 1982), Poética de la Frialdad (crítica, 1997), Memorias del último cielo (novela, 2002), Café Insomnia (cuentos, 2002), Autorretratos (poesía, 2002), Banalidad posmoderna (crítica, 2006), Presencia de Trujillo en la narrativa contemporánea (crítica, 2006), Las Eras del Viento (poesía, 2006), Los huéspedes del Paraíso (novela, 2008), Rituales de la Bella Pagana (poesía, 2009) y Elogio de las salamandras (cuentos, 2010).

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