Tuesday, July 29, 2008



Obra: Crucifixión rosada
Álvaro Antón


VOCES DEL SIGLO XXI


TRES POEMAS DE LA POETA VICTORIA GUERRERO



CRÓNICA DE TOMÁS ANTES DE VER
A CRISTO CRUCIFICADO


Diremos de Cristo que fue un semihombre
y que comió pan y pescado
Diremos de Cristo lo que no dijimos de Caín

No diremos que fue labrador
y que dio muerte a su hermano

No que fue hijo de Adán y Eva
ni que anduvo errante y vagabundo

Que no fue el Génesis que le dio vida
sino Mateo Marcos Lucas Juan y María

Que no era intocable
sino que está muerto y con muchos clavos

Que no lo quiero en una cruz de lejitos
sino cerca tan cerca
que pueda sentir sus llagas
y que me diga si existe la justicia terrena
( que no me importa la divina)

Y si no es así

Diremos que no desciende de Caín
y que ése fue su error


A UN MUCHACHO CORONADO DE ESTRELLAS

Enfermo, aterrado por esta flor turbulenta
Pero viene hacia mí
El melancólico muchacho coronado de estrellas
y me traspasa con su calor infinito
y devora sombra de otro tiempo

A sus espaldas se pierde el universo

Entonces quisiera ser yo también una estrella
y así poder reflejarme alguna vez
en un agua clara


ANIMAL NOCTURNO

Es cierto, tal vez no te ame

Tras mi silencio
hay una tímida mariposa

Se destruye dentro de mí
cuando te ausentas

Victoria Guerrero
(Lima, Perú 1971)

Sunday, July 27, 2008


Álvaro Antón


MOVIMIENTO NOCTURNO

Cuando estoy dormido
la ciudad encoge uñas,
hasta el cielo cruje.
Tanto
es el estremecimiento
que acontece
que hasta en sueños veo que la ciudad
no se ha movido de su lugar.

Sólo cuando me despierto
encuentro mi cuerpo de cabeza,
mi cama en la cocina,
mi casa en un monte.
Sólo entonces sé que la ciudad se mueve,
que todo se mueve en la ciudad

hasta yo mismo
con cama y casa,
y todo.

ANSIA


Está por anunciarse,
está por surgir,
está por preguntarse,
está por llegar.

Todos saben que va a suceder.
Nadie sabe cómo ni cuándo.

Está derrumbando las puertas,
está pateando estas palabras,
está en la mano y en el lápiz.

Está dentro de esta página y tiene el rostro de nadie.

Va arrancar a los amantes de la cama.


SAMAR

Sarga de una vena,
Oceanía,
o caña inclinada a la crueldad.

Liquida vena o isla feroz,
no te encuentro en mi hombro,
no estás en el sartal de nervios,
no te veo, Samar,
semejie de mi sexualidad.

Sentido inexplorado,
voy a volcarme en este vaso,
a extenderme como serpigo
para encumbrarte.
Tus llanos son escudos,
llagas y cicatriz a la mitad de mi cuerpo.

Isla o tábano,
embarcado
me despierto para preguntar:
¿en dónde estás?
¿qué música te deletrea?
Cuando llegué al vientre de mi amada,
creí verte debajo de las amapolas,
del destino de los insectos.
Con leve movimiento
de planeta,
de pan,
chupé los pezones y eran un colibrí.
Sólo el humo de tu pie carbonizado
aulló.

Samar,
creí encontrarte en ese instante.
Pero recobré los ojos y no estabas.

En el tintero, la silla, la ventana.
No creo que sólo seas un punto,
un nombre en el mapa,
un lugar de Oceanía,
un pájaro de África.
Te he buscado en las cantinas,
en los restaurantes donde mi apoyo es un número,
perdida vesícula que naufraga.
¿Acaso eres la magia de un viejo chamela,
en una choza entre el copal y el agua regada,
entre la luna negra y los coyotes?
¿Entre cebollas y alacranes
cuando un indio borracho se desploma
y los perros ladran como monedas arrojadas en cántaros?
No,
te he visto y sufro de tus ácidos.
caña inclinada hacia islas feroces,
tus llanos con escudos en mis botones.
Eje de mi impulso,
¿en dónde estás?
Versículos inflamados en las paredes,
tus camisas se derriten,
se alargan como un salmo.

Alzo las manos. Toco las nubes que pasan,
me congratulo de vivir y de vivir desfallezco.
Caigo de bruces cuan larga es mi esperanza.
Me levanto de un brinco,
salto con un pie, canto,
y me pregunto:

¿Samar?
¡Samar, crin, espada, algodón, parto, jacal!
¡Con qué palabra designarte!
¡Con qué pecho estrecharte mudo!


Isla invitada a los cementerios.

No te encuentro en mi perfil asediado.

¿Quién me jala entre tanto terreno?

¿Quién duerme en mi sangre de elefante?

Agosto ha puesto una rodilla en mi pecho.

¿Quién sabe?



CONCENTRACIÓN DE LA CÓLERA


Odio y amo. ¿po qué lo hago?, pregunto acaso.
No sé. Pero siento que es hecho, y me torturo
.

Catulo



A José Revueltas



Hoy me calzo de cólera.

Hoy me visto de viento.

Como bajo luna luz de bengala
que alumbra mi presencia desconcertada
con el grito colgado de los dientes,
atravesado por una bayoneta.
Trastabilleo
hasta chocar con un carro
donde bajan hombres armados
que comeniezan a golpearme.
Bosques enteros son derribados en mi cerebro.
Me descrubro la cara para saber más.
Hoy conozco en carne propia a mi país.
Por eso estoy con esta hacha incrustada en el cráneo,
oliendo y tocando la fatiga que ha hundido el pico
en uno de mis costados.
¿ Qué año es?
El polvo ha entrado en mi garganta a cubetazos.

Para reconocerme tengo que pararme frente a un espejo,
preguntarle a mis amigos si me han visto pasar.
Pero ellos no me responden.
Tampoco pueden hablar.
Sus heridas, igual que las mías,
se abren con un mínimo esfuerzo:
cuando desnucan a un colibrí con los dedos,
cuando desnudan a una muchacha.
No pueden responderme desde la cárcel,
porque el carcelero
les ha roto las costillas a culatazos.

Un tren no me deja respirar.
Otro no me deja dormir,
desgarra mi piel,
entra por el túnel de mi boca,
se descarrila en mi corazón;
rompe las celdillas de mis pulmones,
atraviesa mi carne,
cae al vacío,
cae a mis pies
que están clavados en la tierra.
Me apeo del tren en el lado norte de la ciudad.
Todavia con olor a campesino,
con el morral al hombro,
voy descubriendo la ciudad,
la ciudad va desnudándose.
Un culatazo me derriba.
Esto es México.
No escribo con palabras.
Las palabra no sirven para nada.
Sólo sirve el odio,
una mano sobre un libro,
una pintura que nombra lo indecible,
una mujer con un libro entre las piernas.

Delante de una copa
sorbo la poesía
recién descubierta
como una estatua de ira.

¿Cuánto ojos
son mis ojos,
cuántas bocas
tienen mi rostro,
cuántas,
qué inumerables
piernas me sostienen?

¿Con qué hoz corta la espiga,
los cabellos de estas palabras,
hasta dejar el papel limpio,
vacío,
cayendo,
sin caer.
En una cámara oscura,
en el espacio sideral?

Hoy viajo en el testuz del aire,
como un pez alado.
Toros despliegan arcoiris y lluvias.
Se embiten uno a otros, mugiendo, enrojeciendo nubes.
Parecen muchachos golpeándose, dándose de lanzazos.
Hoy conozco otra ciudad, que me hace palidecer.
Es como una barra de plata o de hielo
porque se deshace en mis pelos.
Ahora estoy tras las rejas de una prisión,
comiendo una asquerosa comida,
con la colcha llena de chinches.
¿Todavía vamos a besarnos, muchacha?
¿Dónde, amor
voy a acariciarte,
si han quemado tu cama,
clausurado tu cuarto,
derruido el edificio?
No pases la lengua por mi pecho, porque me hieres.
No alcanzo tu cuello.
No puedo moverme.
Siento tu respiración, tus ansias.
Pero tú también estás muerta.
Te me deshaces de tanta fatiga,
al contacto de mi mueca.
Nos arrastramos tratando de alcanzarnos,
pero cuando llegamos al sitio donde nos esperábamos,
ya no hay sitio,
ni cuerpos,
ni amor.
Levanto un brazo, y nada.
Levantas una pierna, y te alejas cojeando.
Nos han engañado.
Ho han envilecido, castrados, ensuciado.
Manco estoy, lejano, ido.
No habito aquí,
sino en otra galaxia,
viajando en la copa de algún planeta.
¿Quién dispara esa ametralladora?
¿Quién conduce ese tanque de guerra?
Corro a cuatro pies,
me trepo a un árbol dando alaridos,
hundo la cabeza en el agua.
Tengo frío, humo, primavera.
Huelo a piedras, a perro, a pintura.
Es mejor cortarse los dedos de las manos
y empuñar un arma con la boca,
los ojos o las orejas.
Es mejor correr sin piernas.
¿De dónde diablos he llegado?
Vallejo, Vallejo,
aún te dan duro con un palo,
la cárcel se ha hundido
junto con tus costillas
no sé a dónde.
El hambre no ha podido martarte.
ni siquiera el suero,
las jeringas,
las sondas,
las transfusiones
podrán revivirte,
hacerte andar como ellos quieren.
Vallejo,
sin embargo,
sin nada,
muerto y olvidado,
tú eres la cólera, la rebelión.

Enterrado estoy, mordiéndome los puños.

Asito a mi funeral en una caja de pino.

¿Escuchas?

Es un tren que silba en la madrugada.

El tren que puede ser caballo, o un cometa, o una hormiga.

¿Qué estoy diciendo?

Escribo sobre mi cadáver,
que dócilmente me sirve de mesa.
mi cadáver llorándome.


Óscar Oliva
Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, 1938



Óscar Oliva, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, 1938. Fue miembro del grupo de poetas “ La Espiga Amotinada”. Ha ganado varios premios nacionales, entre ellos, el de Poesía Aguascalientes 1971 y el Premio Chiapas de Literatura 1992. su obra poética está recopilada en el volumen Trabajo Ilegal, editado por Ediciones Papeles Privados en 1994.

Nota: La fotografía que acompaña esta selección poética fue tomada de:

http://www.conecultachiapas.gob.mx/

Thursday, July 24, 2008



OBRA: TIEMPOS MUERTOS
AUTOR: ÁLVARO ANTÓN




VOCES DEL SIGLO XXI



DOS POEMAS DEL POETA ARGENTINO, SANTIAGO VEGA



Y LO SACARON DE LUNA PARK EN AMBULANCIA


Pero no precisamente del Luna,
sino de la placita que está a la vuelta,
hasta que después de un lumínico,
intenso cotejar, avergonzados,
corrieron a darse cuenta que os
vieron en pleno acto amoroso.
Y finalmente los cercaron,
los robaron y al Junior le cortaron
la cabeza.
Les rogaba que por algún Dios
no lo mataran
y esto pasó...
La pandilla castradora le pone velas
a Lorena Bobbit.
Detrás de la grúa del puerto
iluminadas en un atardecer rosado
iban lentamente
inclinados ascua y ganchos
al son un suave y blanco movimiento...


PAPÁ PUÑO DE DINAMITA


Todos los paraguayos odian a papá.
Porque ese hombre es un demonio.
Porque cuando suena la cumbia nadie
baila como él.
Porque papá se cogió la más linda
de Samber Club,
cuando todos los paraguayos bailaban
cachaca mexicana.
Ahora la luna apenas entra por los
reservados, una mesita con un vaso
de Gancia a medio terminar...
Papá ha muerto a manos de la colectividad
paraguaya.
Y de nada le sirvieron sus puños
de dinamita, su fama de secuestrador
de colectiveros...
Y las paraguayas que papá se cogió
en el Samber Club, la que se hacía trincar
con todo aquel que no fuera paraguayo,
baila en el escenario.
La luna, afuera, ilumina la Estación
Constitución.


Santiago Vega
(Quilmes, Argentina, 1973)


http://www.flickr.com/photos/albaralbardez/

Tuesday, July 22, 2008

Ya está en el Internet el número 15
de la revista de curiosidad cultural Destiempos.



Con interesantes textos en los renglones de poesía, reseñas, ensayos entre otros temas del mundo cultural.




Revista destiempos n15
Dossier Tradiciones y culturas populares




www.destiempos.com

Monday, July 21, 2008



Fuente: Revista Esperando a Godot


Autor de la foto: Fotovigía: Genris García

LA DUARTE CON PARÍS


Al poeta, Juan Sánchez Lamouth

I

A deshoras, los perros irritados, lanzan
ladridos en contra de las nubes,
o la sombra, que por cualquiera de sus movimientos,
se refleje en el asfalto.
Los vendedores de "pasteles en hojas"
retuercen sus ojos, auspiciosos,
al doblar la esquina
de la teniente "Amado García Guerrero"
con "Duarte."
Alguien, pintó en las paredes
del almacén de Nadar, el turco:
"Esta es tierra de filibusteros y corsarios."
Pero las "chicas" esconden, como alquimistas,
sus patentes de corzo, entre los senos.
El fondo de la escena, huele a orines,
a chicharrón, y a frutas frescas.
Una joven se aproxima, a prisa.
Me observa de arriba, a abajo,
y después de chequear mis zapatos,
dice lacónica: "¡Qué larga noche!
...vamos a echarle un polvo
a esa estrella."

II

Este motel, es un invernadero de chinches.
Manchas de vértigo húmedo
decoran las paredes.
Como óleos abstractos
de Jackson Pollock.
La chica grita.
Se escucha lánguida
su voz, al extenuarse en la indiferencia
del corredor. De la oscuridad
brota un fantasma,
trae llaves entre sus dedos,
demanda pagar la habitación
por adelantado.
Saco dos billetes de 10 dólares,
y los coloco sobre la mesa.
Él sonríe. Dice,
que eso no alcanza
para vestir, y rezar al muerto.

III

Miro por la ventana. Dos bárbaros
en una motocicleta Yamaha,
se detienen frente a la escalera.
Las colillas se apagan,
y las sombras, abandonan el lugar aprisa,
tras escuchar el odioso escándalo
del cinlindraje. Le ruego a la muerte
meter su mano por mí, (aunque honestamente,
no creo que Dios vaya a hacerlo.
Rehúsa el sexo fortuito, -eso entiendo-
por sucio y pecaminoso,
según el dogma católico.)
El nerviosismo me ahoga. Despiertan
sentimientos encontrados: ¿Por qué
me dejé arrastrar, en aguas enrarecidas,
por este río sucio? Vuelvo el rostro.
La joven, abriga su desnudez,
con pedazos de historia húmeda,
arrancada del collage
en su inusitado oficio.

IV

Un señor se desplaza en una vieja bicicleta taiwanesa
a prima oscuridad. Después del apagón,
una joven grita angustiada,
las ociosas manos
de un raffle caribeño
al desembarcar, en sus hombros.
Los buhoneros, a su lado,
indiferentes, recogen los restos del día.
Forman pirámides de vegetales mustios
con que engañar, a sus estómagos.
Al otro lado de la acera,
un grupo de palomos, se meten alas etéreas,
por los sucios hoyos de las narices,
escondidos dentro de pegajosos frascos.
Son las 7:00 PM. El semáforo, en luz verde,
cambia su testimonio, después de morir el sol.
Joseph, "el haitiano", remata funditas de agua
y yaniqueques flácidos, como mantarayas.
Despojos del holocausto, de las moscas, y el polvo.

V

Debajo del elevado, existe otro universo invisible,
con centauros y sirenas, cantando su desnudez,
en las sucias aceras,
y equilibristas, que intentan
darle un "coup d' etat" al hambre,
con fundas de papel, entre los dientes.
Los conchos públicos, son pantomimas
itinerantes del circo. Los carteristas
lo nombran "Agosto",
con noviembre, leyéndole tarot cartesiano
a los bolsillos de transeúntes desquiciados.
Un buhonero, se aprovecha de la noche.
Cuelga condones psicodélicos
en los bordes de las nubes.
Las chicas, mueven sus lenguas bífidas,
y sus musicales caderas caribeñas,
atraen a otras lenguas, ansiosas de morir,
como moscas, en la dialéctica de sus azúcares.

©Daniel Montoly

Saturday, July 19, 2008

BLUE COLLAR JOB

Desde, de la muerte apoderarse
de tu lengua, comprendí todo
Charles, porque
el ecléctico oficio de cartero
te hizo naufrago
de los bares,
y ahora, hasta te imagino
con la mochila azul y blanco
repartiendo cartas
en una zona de jubilados,
que espera,
por sus míseros cheques
de Social Security
para pagar la renta
y las facturas médicas
y el perro, ese jodido
perro negro
que tira con saña
de tu pantalón
hasta tatuarte rosas rojas
en las piernas.
Entiendo la angustia corrosiva
de este tipo de empleo:
Noche a noche
le lavo el culo
a ingratos señoritos.
Charles: Me rajo
la madrastra y la mitad
del padrastro
para pagar las deudas,
tan sólo para eso,
y de vez en cuando
un polvo gratis
con una gorda,
porque no alcanzo
para una flaca joven
y atractiva.
Esa es la vida Charles:
Vivimos atormentados
por los recibos,
alérgicos
a los finales de mes,
por verlos
como los tiburones
nadando sobre la mesa.


©Daniel Montoly

Wednesday, July 16, 2008

EL TESTIGO

A los miles de desaparecidos y asesinados.

Se escuchaban sus exacerbados gritos,
queriendo derribar las puertas,
sus ojos amordazados
por el miedo
obviaban mirar de frente.

Ansiaban exiliarse en el paraíso,
encontrar un lugar, que llamar
"Patria", "hogar, tierra"
sin tener que pagar el cuello
por la osadía de quererla. Pero ángeles
entre el bien y mal
la luz no media.

Hasta allí fueron sus verdugos,
en caballos de azufre,
dejando sus huellas infames
por doquier. Un cadáver siendo
devorado por los buitres,
un ojo aún indemne
narrándome las barbaries,
y un infante, un niño,
en cuyos llantos pude ver
los senos mutilados de su madre.

Y todas las aguas no bastaron
para limpiar del cielo
aquel recuerdo. No bastó
la lluvia condensada en los oráculos.
Ángeles, sus bocas abiertas,
sus vientres destazados
donde penetraba el sol
como una daga, iluminándolos.

Ángeles las puertas del infinito
permanecieron en pies,
incólumes, y tras ellas,
las sombras de sus ojos oceánicos,
negando verlos.

Todos fueron aniquilados,
y sus cenizas fueron a los pájaros,
su martirio a ser leyenda,
pero yo, ángeles, viejo y sordo
escucho bajo la tierra
la voz sangrante y subterránea
ascender por las montañas,
volverse árboles, piedras
del nuevo templo.

Pero ustedes, ángeles, ustedes
cómplices bastardos,
están excomulgados
" In perpetuam" porque en el templo
sólo vivirán mis muertos.

® Daniel Montoly

Monday, July 14, 2008



Chumacero, el poeta obrero


Alí Chumacero en sus noventa años: “No soy un intelectual, yo trabajo como un albañil, viendo papeles y anotando. No acarreo ladrillos, pero tomo la pluma para hacer trabajo menor. Nunca dejaré de ser un obrero del libro”

por Diego Cevallos

MÉXICO, 10 jul (IPS) - A sus 90 años y con apenas tres libros publicados, el poeta mexicano Alí Chumacero es toda una institución en la literatura local. Gracias a seis décadas de trabajar como tipógrafo y editor, muchos de sus colegas, ya fallecidos, escalaron a la fama y los aún vivos engrosan un batallón de fieles amistades. Chumacero es desde junio y lo será hasta el fin de año centro de numerosos homenajes en México por su cumpleaños.

"No le deseo la inmortalidad porque sería castigarlo, pero sí que cumpla su promesa de morir a los 500 años apuñalado por un marido celoso", escribió a propósito del cumpleaños del mexicano el miércoles, su amigo el poeta argentino Juan Gelman, ganador el año pasado del Premio Cervantes.

Dueño de una escasa pero reconocida poesía, Chumacero ha trabajado por más de 60 años detrás de un escritorio en el estatal Fondo de Cultura Económica como corrector, tipógrafo y editor. Además, ha sido un incansable compilador de obras de varios escritores ya fallecidos. El poeta, que goza de cabal salud, se reivindica como un "obrero del libro".

"No soy un intelectual, yo trabajo como un albañil, viendo papeles y anotando. No acarreo ladrillos, pero tomo la pluma para hacer trabajo menor. Nunca dejaré de ser un obrero del libro", declaró en uno de sus homenajes.

Pero Chumacero es además un poeta y de los mejores, y "un hombre reconocido por solidario, promotor de otros, tolerante y dueño de un humor de carcajada inevitable", dijo a IPS el profesor de literatura Santiago Barrientos.

La obra de este poeta es corta, pero suficiente para ubicarlo como una "institución de las letras mexicanas", señaló.

Según el escritor Carlos Montemayor, la obra de Chumacero debe ser considerada clásica, "porque sus raíces se remontan a los preclaros orígenes de Quevedo, a la serenidad, elegancia y nitidez de la mejor poesía del Siglo de Oro, y porque su presencia es ya fundamental en las letras mexicanas".

Es una "poesía en cuya cadencia ninguna voz, ningún verso, ninguna frase destruye el ritmo interior y perfecto con que se integra el poema", expresó Montemayor en uno de los homenajes al longevo poeta.

"El otoño, la rosa y las violetas/ nacen de ti, movidos por un viento/ cuyo origen viniera de otros labios/ aún entre los míos", escribió Chumacero en su poema "Amor entre ruinas".

"Más retiro mi rostro de tus ojos/ porque ya no podré pensar una palabra/ que no habite tu nombre,/ y porque surges hasta del silencio/ como enemiga que desdeña el arma/ y de improviso nace entre las sombras,/ cuando sin ti yo no sería/ sino un olvido abandonado/ entre las ruinas de mi pensamiento", reza su poema "Entre mis manos".

Chumacero, que es autor de los poemarios Páramo de sueños (1940), Imágenes desterradas (1948) y Palabras en reposo (1956), declaró hace poco que no se arrepiente de haber escrito poco. "Prefiero escribir un verso que perdure y no 40 libros de los cuales no se acuerde nadie", expresó.

Como editor y tipógrafo trabajó con obras de compatriotas suyos como Octavio Paz (1914-1998), ganador en 1990 del Premio Nobel de Literatura, del también laureado Carlos Fuentes y el reconocido poeta José Gorostiza (1901-1973). Como poeta ganó importantes premios literarios locales, el Xavier Villaurrutia (1984), Alfonso Reyes (1986) y el Nacional de Ciencias y Artes (1987).

El escritor y promotor cultural Emmanuel Carballo, dijo que Chumacero "ha sido mi maestro y el hombre que me enseñó a escribir". "Él corregía mis artículos. Lo único ileso era: 'por Emmanuel Carballo'. Todo lo demás lo había corregido, puesto en español y vuelto inteligente".
Chumacero se precia de tener docenas de amigos hechos al fragor de la literatura. Sus fiestas de cumpleaños, realizadas puntualmente cada 9 de julio, asisten muchos de ellos y lo transforman en un acontecimiento cultural siempre reseñado en la prensa local.

"No me gusta ni la seriedad ni la fama. La fama sólo hace que se desvele uno y se canse. Por eso uno después está durmiéndose en la calle, en el taxi o en la oficina. Mejor ser rico que famoso", declaró en tono de broma al diario Reforma.

Chumacero casi nunca habla de política ni le gusta dar opiniones sobre el panorama artístico. Por eso, dice él, ha logrado tener tantos y tan buenos amigos.

"Aunque sea un hombre de izquierda, no tengo derecho a inventarme pretextos. Prefiero hacerle un poema a una mirada o a la caída de una flor", expresó.

Para el profesor Barrientos, Chumacero tiene fama de ser paciente y directo con sus amigos. "Eso se ve en su poesía, es un hombre transparente, limpio, sin agendas o intereses ocultos como sucede con muchos otros escritores", opinó.
"Cesa tu voz y muere/ sobre tus labios mi alegría./ No habrá palabra que en tu piel levante/ ni un incierto sabor de brisa oscurecida/ como el recuerdo que en mis ojos deja/ el paso de tu aliento,/ porque vives inmersa en tu silencio,/ impenetrable a mis sentidos/ y si mis manos en tu piel se posan/ inclinas la cabeza,/ navegas en un tiempo que escucha tu latido,/ y entre sus aguas, inundándote/ bajo la tersa forma de su espejo", reza el poema "A una estatua".

En "Diálogo con un retrato", escribe: Surges amarga, pensativa,/ profunda tal un mar amurallado;/ reposas como imagen hecha hielo/ en el cristal que te aprisiona/ y te adivino en duelo,/ sostenida bajo un mortal cansancio/ o bajo un sueño en sombra, congelada".

Sobre la inevitable muerte, declaró hace poco que se trata de "un accidente pequeño porque es rápido. Ya ejecutada, es largo, parece que no tiene vuelta".

"Lo importante es la vida y por lo que hay que luchar es por no ser feliz. Son felices los tontos. Una persona no tiene por qué ser feliz, tiene que luchar, ver el mundo. La felicidad es la muerte. Hay que estar siempre contra la felicidad. Cada día se presentan dificultades, hay que enfrentarlas y buscar la manera de que alguien las resuelva", señaló longevo poeta.

Artículo reproducido de LA VENTANA


Saturday, July 12, 2008


PREDESTINACIÓN DE UN IMPERIO

Las belicosas marionetas, se abalanzan
al centro de la parodia.
Con su pecho en alto
marchan con la frente elevada
mirando al águila,
desde un estandarte de acero.
Las madres adoctrinan
a sus vástagos con leche química.
Los perros, cantan himnos
militares en honor a los caídos,
y el circo está abarrotado
con un público, deseoso
por patear culos extranjeros.
Se escucha el zigzaguear
de los cazabombarderos F-16
trazando calaveras en las nubes,
de un cielo, que pronostica
truenos y relámpagos.
Los veteranos en sus uniformes
besan a la vejez, o la muerte
de sus compañeros de contiendas.
La patria de Whitman, Poe y Pound
exhala vientos frescos,
y en la profundidad del hoyo,
larvas y sepultureros
invocan a Jesús y a hérones muertos.


©Daniel Montoly


Thursday, July 10, 2008





RECITAL POÉTICO – MUSICAL
de temas intimistas

Roberto Bianchi


con la participación de la cantante Mariana Moraes


PLANTA ALTA del Mercado de los artesanos
PLAZA CAGANCHA - MONTEVIDEO
Miércoles 9 de julio de 2008 – 21 hs.
(CICLO aBrace, Para que andes con los libros)



ENTRADA LIBRE
Movimiento Cultural aBrace -
rvea la página actualizada: www.abracecultura.com

Participe del 9º Premio aBrace
Catálogo de aBrace editora

aBrace editora: Vázquez 1580, Of. 004 Montevideo-URUGUAY - Tel/fax (5982) 4087593EMAIL: abrace@internet.com.uy,

Monday, July 7, 2008

ERÓTICA DEL PAGANISMO

"Nada agrada más a la naturaleza, que los crímenes
con que pretendemos ultrajarla"

--Sade--


No soy lo que tú piensa
cuando piensas en mí.
No soy tu ángel
tampoco soy tu sombra.
Yo, soy tu dios
porque otro no existe
entre tus piernas.

Daniel Montoly © 2005

Sunday, July 6, 2008

Canción animal

Me encuentro contigo, Centauro,
buscando sacar de mí
el animal que llevo oculto.
Tan de mí son tus deseos,
que a veces confundo mi cuerpo
con tus voraces apetitos
al observar tal exuberancia
desplazarse ante mis ojos.
Quisiera arrancarme la piel
que me transforma en bestia.
Pero no es la piel, es mi instinto
el que me guía hacia el ocaso.
Me encuentro contigo, Centauro
rogando no conocerme, odiando
ese otro yo que tanto amo.

©Daniel Montoly

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