Monday, November 30, 2009

El poeta mexicano José Emilio Pacheco obtiene
El Premio Cervantes.

El poeta mexicano José Emilio Pacheco obtuvo el Premio Cervantes de las letras correspondiente el 2009 en reconocimiento a la larga trayectoria de su obra poética como también ensayística.

La obra del baldo mexicano ha sido reconocida en múltiples ocasiones como reconocimiento a su ardua labor dentro de las letras hispanoamericanas con premios como El Premio Nacional de Poesía, Premio Xavier Villaurrutia, Premio Octavio Paz en el año 2003, Premio Federico García Lorca 2005, Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 2009 entre otros reconocimientos.

Sunday, November 29, 2009

Reseña: De clavo y canela, la poética de María Gabriela Abeal


La tradición poética en Argentina se ha caracterizado siempre por dos cuestiones fundamentales, primero la presencia de una voz femenina determinante dentro de su discurso, y segundo por ir a la vanguardia en cuanto a la innovación en el manejo que del lenguaje castellano han hecho los poetas.

Basta con repasar la historia de la literatura latinoamericana para percibir el tremendo aporte hecho por estos en cuanto a llevar la poesía a niveles universales. Quién no conoce la historia del El Gaucho Martín Fierro de José Hernández o el poema El Golem del inmortal Jorge Luís Borges.

Dos poemas universales y comunes a cualquier latitud lingüística del planeta, que adquieren consideración de casi experiencias místicas o visiones de cómo ver el cosmos y al ser humano entendido como un fenómeno sociológico.

Por otro lado, la presencia de la voz de la mujer en el discurso poético, ha sido más sobresaliente en Argentina, que en ningún otro país de habla española. Voces como Alfonsina Storni, Silvina Ocampo, Olga Orozco, Alejandra Pirzanik, Verónica Viola Fischer, Laura Wittner, Paula Brudny y muchas otras más.

Voces que ponen de manifiesto la riqueza innovativa como poética de una tradición que se mantiene en permanente búsqueda por trascender los limites del lenguaje como también el marco del género como identidad discursiva.

La voz de la poeta María Gabriela Abeal se sitúa dentro de esa corriente de autoras, que gustan de asumir el riesgo de escribir desde una perspectiva lírica los percances del yo recurrente que mira al futuro, buscando compartir “un disco con los mantras para el cuerpo.” Sus versos no dejan a nadie indiferente, porque recurren y apelan a un desborde imaginativo, que atrae al lector a sumergirse en una experiencia mística a través del uso de imágenes y metáforas no convencionales.

“Te regalo golondrinas en el pelo,
que se llevan en sus viajes tus pesares,”

Los poemas que conforman este nuevo libro de María Gabriela Abeal nos llegan en un momento importante de la historia, cuando el mundo parece desmoronarse por “los tiras y aprietas” propios de una cultura excesiva en su culto al individualismo, que concibe al entorno como su dominio a someter y a explotar.

Sus versos nos regalan la belleza humana de la ternura, poniendo en nuestras manos esa idea de desprendernos del egoísmo, porque todos los poemas que conforman este poemario, comienzan por esa voz que habla de dar y no de recibir. Parece que nuestra poeta busca despertarnos, sacudirnos de ese sueño fatal que nos identifica con las cosas ante que con los sentimientos.

“De villancico y candela” es un mapa poético- visual para descubrir a una poeta que se nos entrega en cada verso sin miedo a que la vean regalar al lector: “el desayuno de los senos,
las tostadas con manteca de mis manos…”



Daniel Montoly

Delaware, Ohio, 2009


De villancico y candela

Te regalo cucharadas de sabores,
mermeladas para decorar tu casa,
unos cuadros donde vivan muchos duendes,
noches buenas cada vez que el sol se vaya.
Te regalo una alfombra con poderes,
tres chequeras sin límite de abrazos,
una alcoba con ventanas a la vida,
una huerta donde nazcan los orgasmos.
Te regalo las semillas de las flores,
tierra fértil para cada paso,
un aljibe donde bebas tus anhelos,
toboganes que se lleven la nostalgia.
Te regalo un espejo que te enseñe
a mostrar el alma al semejante,
diccionarios de palabras que no duelan,
amuletos de perdón para actos malos.
Te regalo un árbol navideño
donde cuelgues tu fortuna y la compartas,
una mesa sin límites de asientos
para repartir el amor en rebanadas.

María Gabriela Abeal

De Gabriela y menta

Te regalo caminar sobre la arena,
que los cuerpos se confundan en abrazos,
los besos de almíbar que me broten,
los verbos de ciruelas y naranjas.
Te regalo un frasquito de suspiros,
una olla con verduras de esperanza,
los cubiertos en el césped de la mesa,
los platos en mi ombligo y en tus labios.
Te regalo mi castillo de ilusiones,
los juguetes que atesoro hace años,
las palabras que construyen las paredes,
silencios donde las miradas hablan.
Te regalo el infinito de las fuerzas,
mis creencias para transformar el mundo,
un hechizo que se lleve las tristezas,
una fuente de deseos en tu cama.

María Gabriela Abeal


De inocencia arrabalera

Te regalo las llamadas sin motivo,
los días abatidos de mis huesos,
cuando el nudo me silencia la garganta
y el espíritu está en contra de la guerra.
Te regalo la inocencia de mi carne,
la nodriza, también la arrabalera,
con el ruego que me acunes en tus brazos
y en el aire se disipe la tormenta.
Te regalo los minutos que no tengo,
los segundos que ignoras y te pienso,
las palabras sin sentido de las horas,
los verbos que me urgen en la lengua.


María Gabriela Abeal


De jazmín y sortilegio

Te regalo el destello de los sueños,
cada vez que las nubes los opaquen,
una risa que se escuche hasta en el cielo
y un manto de rocío que nos embriague.
Te regalo el convertirme en pequeña
para ir guardadita entre tus manos,
unas flores que germinen en mi cuello
y tu boca lentamente las arranque.
Te regalo la llave de mi cuerpo,
que me habites sin pensar en el mañana,
que se cumplan los deseos en mi lecho
esos locos que te invaden las entrañas.


María Gabriela Abeal

Thursday, November 19, 2009


Bessie Smith

Childhood memories are always a drag
if you are black…
Nikki Giovanni


... la figura lejana que confunde tus pálidos ojos
soy yo, sólo que entusiasta
aunque sin comprender qué
me seduce de ti
quizás la notoriedad de tu boca
o tu corazón melancólico
que congela sonrisas dentro del aura
de una botella vacía.
Y cuando veo que cruzas
frente a mi tienda
me ahogo por la multiplicidad de palabras
que caen como la lluvia serpentina
desde los tejados de esta noche.
No sé, creo que es temprano
aún para profetizar
de cuál lado soplara el viento,
lo sé, pero estas emociones
que me empujan a orbitar en tu sombra
junto al aturdimiento confuso
martillea, ahondan
haciendo esta noche larga,
larga aún más cuando te escucho

Daniel Montoly©


NOTA: Las ilustraciones son del artista y poeta español, VBZ. Pueden encontrar sus trabajos visuales y excelentes poemas en su página personal en el siguiente enlace:

http://www.vbz.es/vbz.htm

Tuesday, November 17, 2009

Intelectuales pobres e intelectuales ricos


Por René Avilés Fabila


Vivimos bajo una manía: pedirle a todo mundo que se reduzca los sueldos, que recorten el presupuesto. Muchos alardean la disminución de sus salarios. El populismo y la crisis han desatado una necesidad de sacar dinero de cualquier parte para equilibrar al país. La verdad es que los sueldos elevados siguen dándose entre la alta burocracia, los partidos políticos reciben cantidades notables de dinero y las instituciones imaginariamente ciudadanas cobran como si fueran la ONU. El despilfarro prosigue inalterable.

La educación y la cultura han padecido fuertes recortes. Es grave porque la primera es urgente para salir del atraso en que vivimos y la segunda porque México es un país de artistas notables. No todos los intelectuales son pobres, algunos reciben grandes cantidades de dinero del Estado, además, como un excelente añadido, no hay premio que dejen de recibir. Llega a ser aburrido que unos cuantos concentren en sus manos todos los reconocimientos, doctorados, viajes al exterior, premios y becas. A este respecto circula en Internet un interesante artículo, que además está en un blog firmado por L. Morel y Alba Z. En este trabajo documentado señalan el actual monto que cada becario a perpetuidad ha recibido en estos atribulados tiempos. Transcribo el párrafo. “Según la consulta que hicimos al Conaculta por medio del Instituto Federal de Acceso a la Información, el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes entrega desde el 1 de septiembre de 1993 parte de su presupuesto a escritores como Carlos Fuentes, Gabriel García Márquez, Elena Poniatowska, Carlos Monsiváis, José Emilio Pacheco y Sergio Pitol. El monto inicial era de 8,676.20 pesos mensuales para cada uno; para julio de 1999 ya era de 13,560 pesos y dos meses después subió a 15,870; en noviembre de 2000 aumentó a 22,740; en enero de 2007 a 30,342, para quedar hasta octubre de 2009 en 32,816 pesos.”

A cambio, indican, una larga serie de escritores, músicos, artistas plásticos, cineastas, bailarines, cantantes, etcétera, pasan parte de su vida solicitando la beca de creadores, la que conceden por tres años y jamás la reciben por las veleidades de jurados que forman parte de un grupo de privilegiados, de apariencia crítica y que han sido festejados por el PRI, el PRD y el PAN. Son, pues, los beneficiados por el sistema y para quienes la crisis es algo ajeno. Estamos hablando de hombres y mujeres que llevan a sus arcas carretadas de dineros, mientras que otros apenas sobreviven apoyándose en clases, conferencias, talleres y algunas ventas de sus libros. Digamos que existe una suerte de lucha de clases, de contradicción principal, entre quienes todo lo tienen en el campo de la cultura y aquellos que prácticamente piden limosna. Conaculta deberá ser replanteado completamente y darle una seria política cultural para evitar que los mismos de siempre sigan siendo los mismos de siempre: los que publican sin ningún problemas, reciben toda clase de reconocimientos y den la apariencia, vistas las cosas desde fuera, que en México no hay más de seis escritores de talla. Hay algo que añadir, esta manía oficial le permite a los medios de comunicación machacar sobre estos autores, una y otra vez, como si no hubiera otros dignos de análisis.

La cultura mexicana ha sido manejada por los gustos del titular de Conaculta en turno, por sus simpatías y antipatías personales. Recuerdo el gran esfuerzo que un grupo de escritores hicimos para que Ricardo Garibay y Elena Garro lograran tener la beca asignada a los eméritos. Asimismo es fácil recordar la manera en que creado el Fonca por Carlos Salinas de Gortari y Octavio Paz, la rebatinga por las becas a perpetuidad. Se las repartieron como antes se habían colocado en una colección literaria que en tiempos de Miguel de la Madrid arrancó con cien títulos definitivos, consagratorios. Lo absurdo era que se repetían los nombres de Benítez, Fuentes, Monsiváis, Pacheco y Poniatowska. Hubo una segunda serie para equilibrar las cosas.

Sabemos cómo se conceden las becas y llegan los privilegios a un puñado, lo que nadie entiende es la razón de que, en época de crisis, la educación pública y la cultura reciban severos cortes y los privilegios de unos cuantos sigan intocados. Lo llamativo es que ellos mismos insistan en que debe haber mayor apoyo a la cultura. ¿Para su mejoría o para que el reparto del dinero sea distribuido de manera equitativa que apoye a los jóvenes y no siempre a los afamados, muy ricos y que no necesitan el apoyo público? Los autores del artículo, concluyen que “de 1993 a la fecha, tan sólo estas seis personas han recibido del erario nacional una suma aproximada de unos 26 millones de pesos” y preguntan “¿Acaso necesitan ese dinero? ¿No es suficiente con lo que han acumulado?”, luego de multitud de premios, reconocimientos, ventas de libros y otros ingresos. Me sumo a la pregunta.

Carlos Fuentes dijo en Chile que los intelectuales “Ya no dan voz a la sociedad”. Tiene razón.


Publicado originalmente en La Crónica

Monday, November 16, 2009

Muere en Buenos Aires el poeta
Leónidas Lamborghini.


Considerado una de las voces principales de la poesía argentina, Leónidas Lamborghini falleció a sus 82 años. Con gran pesar se lo despedió en la sala Augusto Raúl Cortazar de la Bibliotecta Nacional (Agüero 2502) y hoy sábado a las 16:00 horas ( sábado 14) fue al cementerio de la Chacarita.

El escritor argentino Leónidas Lamborghini nació el 10 de enero de 1927 en Villa del Parque, uno de los tantos barrios que forman parte de la ciudad de Buenos Aires.
Tras abandonar los estudios que había comenzado en 1946 en la Facultad de Agronomía y luego de ganarse la vida en la industria textil (sector en el cual desempeñó tareas de tejedor y encargado de telares), este militante peronista comenzó a mediados de los años 50 a desarrollarse dentro del ámbito periodístico y poético (terreno donde también supo brillar su hermano Osvaldo). En ese contexto Lamborghini no sólo sumó experiencia como redactor del diario “Crítica”, sino que también debutó como escritor a través de “El saboteador arrepentido”, obra a la cual, con el transcurso de los años, se le sumarían títulos como “Al público”, “Las patas en las fuentes”, “La Estatua de la Libertad”, “Coplas del Che”, “La canción de Buenos Aires”, “El solicitante descolocado”, “Odiseo confinado”, “Un amor como pocos”, “Perón en Caracas” y “El jardín de los poetas”, entre otras publicaciones de su autoría que lo consolidaron como escritor. Debido a su militancia en el movimiento peronista se exilió en México con su familia entre 1977 y 1990. Su poesía y toda su obra tienen amplio reconocimiento en nuestro país y el exterior desde los años 70.

Fragmentos de El solicitante descolocado

El saboteador arrepentido


Oh Máquina de los Recuerdos
y esta música traqueteante
renace, que aún vive, que aún persiste
de los batanes.

Gran Cuarto de los zurcidos
bajo el tribunal de las telas en crudo
en otoño nací.
¿Mi destino estaba sellado?
cuando la más vieja de las zurcidoras
—toca en mis sienes con su resplandeciente
aguja especializada—
dijo
—Dirigirá esta fábrica
toda la producción
pasando por sus manos.

Entonces me erguí
mitad empleado - mitad obrero
sólo como un monstruo sabría hacerlo
y trozos aún del cascarón textil
lo alcancé bien y comprendiendo que
aquello era
sentencia
angustia fabril
y dolor de conflictos en la mano de obra

Huyendo por debajo de las mesas
revisadoras
describo inverosímiles curvas
económicas
avisé apresurado en las paredes


En este enlace pueden leer una entrevista hecha al maestro Leónidas Lamborghini y pueden escucharlo leer algunos de sus poemas. http://www.revistalamasmedula.com.ar/tapa.html


Tomado de Isla Negra

Sunday, November 15, 2009

El Caribe en su literatura



Por Manuel García Verdecia



(Oct. 30) Según Harold Bloom, las influencias literarias proceden de una mala lectura. O sea, el lector cree que lee algo y consecuentemente trata de guiarse, revisando o rehaciendo lo leído. Tal vez de aquí que Cristóbal Colón, estudiando los libros de viajes que le precedían, entre ellos el de Marco Polo, tuvo la idea de viajar al Asia por mar, rodeando la tierra (convencido de su redondez) por el oeste, para salvar los impedimentos que implicaban el Oriente Medio y África. De modo que al chocar de repente con tierras que no aparecían ni en sus sueños, las llamó Indias y a sus habitantes, indios. Pero el desatino no quedó ahí. Luego a toda esta área se le nombró Caribe por una de las etnias que la ocupaban. Como se pensaba que cometían antropofagia, pronto el nombre en metátesis derivó en apelativo para los que realizan tal práctica, caníbal. Se hizo generalización de algo excepcional. Shakespeare, trocándolo, lo utilizaría en su literatura para apelar al buen salvaje, Caliban. Posteriormente Roberto Fernández Retamar lo blandiría para recolocarlo como el nativo que se rebela y trata de establecer su distinción.

Es en este espacio de islas y mar, en paso de cruce hacia los continentes, donde se han conocido algunos de los procesos históricos más asombrosos de la historia humana. El afán de descubrimiento de nueva y fructíferas extensiones, desatada por la aventura de Colón, la consecuente guerra de rapiña entre las potencias europeas por arrebatarse unas a otras las tierras encontradas, la práctica aniquilación de las etnias oriundas, la sustitución de los pobladores originarios con esclavos traídos del continente africano, las relaciones de dependencia con las respectivas metrópolis, el surgimiento de una oligarquía territorial con ambiciones específicas y el subsiguiente afán de independencia, fueron básicamente los jalones del devenir de esta zona.

Los matices estuvieron dados por las peculiaridades del tipo de control colonial que impuso cada metrópolis en particular, más férrea en el caso de España, más mediatizada en los casos de Francia e Inglaterra. Los criollos de descendencia española pronto se sintieron pertenecientes a estas tierras. Los otros casi siempre se sintieron básicamente ingleses o franceses de ultramar.

Dos aspectos esenciales me parece que configuran la cultura del Caribe. Uno es geográfico, la impronta del mar, no solo como elemento natural que configura un paisaje sino también como espacio de relación, apertura por donde se comunican las islas con el resto del mundo. El mar implica navegación, tránsito, intercambio de tecnología, saberes, cultura. Lo abierto del mar propicia la apertura de las criaturas que habitan junto a él, lo cual es ganancioso para incorporar logros y conquistas, si bien puede también traer ciertos males de recalo. El mar facilitó no solo la traída de esclavos, sino también el arribo de desplazados y aventureros que trataban de probar fortuna en estas playas.

Este sería un segundo elemento que daría conformación a los procesos socioculturales del Caribe, la hibridación étnica. Llegaron, debido a la economía de plantación, millones de seres de los más diversos confines de África. Cada quien traía sus signos culturales (lengua, religión, tradiciones, etc.) A veces se habla de lo africano como si fuera todo un solo bloque y no es así. Había un mosaico de pueblos que aquí entraron en contacto. Estos se sumaron a un sustrato de cultura aborigen que quedó en muchos casos (véase la incorporación del tabaco, por ejemplo, y de plantas endémicas de esta región a los ritos de origen africano). Luego con la llegada de trabajadores contratados se fue ampliando el espectro de pueblos que sumaron sus peculiaridades a estas tierras. Vinieron chinos, árabes, indios, entre otros, en sucesivas oleadas que no ha parado desde fines del siglo XVIII. Este abigarramiento de cruces sanguíneos y culturales produjo un tipo peculiar de ser.

Entonces, en un ámbito tan peculiar, no es fortuito que la literatura tuviera un margen y un papel definidor. Si bien la dicotomía colonizador-colonizado implantó una visión que hizo pensar que eran las manifestaciones culturales aquí secundarias y derivadas de las que se desarrollaban en los centros de poder, la afirmación de las personas en estas tierras, el gradual surgimiento de un concepto de identidad, hizo que también evolucionara un pensamiento y una forma de expresión particular. Por largo tiempo se trató de hacer creer que en estas tierras no había una cultura ni una literatura auténticas. Fueron los procesos de liberación y la gradual conquista de la independencia lo que lograron que se reconociera la dimensión distintiva de las culturas del Caribe.

No fue carambola que Alejo Carpentier, decepcionado de la experiencia expresiva del surrealismo en Francia (donde se buscaba romper la fatiga de una larga tradición fosilizada con hachazos de una imaginación fabricada), en un viaje por el Guadalupe y Haití, descubriera los elementos que conformarían su peculiar teoría de lo real-maravilloso. Precisamente este año celebramos el 60 aniversario de la aparición de El reino de este mundo, en cuyo prólogo avanza el novelista sus tesis básicas. Pueblo donde la fe era una práctica cotidiana, donde el ideal de las potencias celestes que lo asistían lo ayudaron a conseguir la independencia, superando a las tropas napoleónicas y creando una estructura cuasi imperial de ex-esclavos nunca antes vista en estas tierras.

Fue a fines del XIX (si bien Cuba ya tuvo en ese siglo una espléndida literatura por especificidades de su desarrollo) que el Caribe empezó a dar señas de una literatura autóctona. La literatura por supuesto estuvo limitada por las capacidades editoriales y por el nivel de alfabetización de los pueblos. Hacia la primera mitad del siglo XX hubo un despertar de publicaciones periódicas que sumaban empeños y finanzas para lanzar a los escritores de estas latitudes. Muchos autores de países dominados por Inglaterra, Francia, debían salir a estudiar en las metrópolis, donde iniciaban sus carreras literarias. Al repasar obras y autores que se originaron en estas tierras se puede constatar el vigor y la originalidad que ha caracterizado esta literatura.

Fue a fines del XIX (si bien Cuba ya tuvo en ese siglo una espléndida literatura por especificidades de su desarrollo) que el Caribe empezó a dar señas de una literatura autóctona. La literatura por supuesto estuvo limitada por las capacidades editoriales y por el nivel de alfabetización de los pueblos. Hacia la primera mitad del siglo XX hubo un despertar de publicaciones periódicas que sumaban empeños y finanzas para lanzar a los escritores de estas latitudes. Muchos autores de países dominados por Inglaterra, Francia, debían salir a estudiar en las metrópolis, donde iniciaban sus carreras literarias. Al repasar obras y autores que se originaron en estas tierras se puede constatar el vigor y la originalidad que ha caracterizado esta literatura.

Haití, tierra de mitos, de intensa vida y violentas contradicciones, ha producido autores de singular valía. Entre estos Jean Price Mars, con Así habló el tío. Jacques Roumain que escribió una espléndida novela de visión poética del campo haitiano, Gobernadores del rocío. Jacques Stephen Alexis, con su desbordada epopeya El compadre general Sol, novela total de amor, lucha y mito René Depestre, esmerado poeta, ensayista y novelista con obras representativas como El palo ensebado y Hadriana en todos mis sueños (Premio Renaudot, 1988).

Jamaica ha sido tierra no solo de música sino de buena literatura. Destacan Thomas Macdermot quien bajo el seudónimo de Tom Redcam obtuviera amplia repercusión con su pintoresca novela El bebé de Becka Buckra. Tal vez fue Claude McKay quien pusiera los ojos del mundo occidental en las letras de su país. Su vida en Nueva York y su participación en el Renacimiento de Haarlem le dieron renombre. Escribió poemas, con sus Baladas de Constab, en 1912. Pero fueron básicamente sus novelas la que lo lanzaron al reconocimiento. Su novela emblemática Banana Bottom (1933) constituye un amplio fresco de la vida y cultura jamaiquinas. Autor sumamente hábil y de consistente fuerza narrativa es Roger Mais. Su obra fundamental The Hills were Joyful Together (publicada en Cuba como Las montañas jubilosas, 1953) y Brother Man (Hermano hombre, 1954), penetra sagazmente en las vicisitudes de la vida en una ciudad colonial.

Las letras de Republica Dominicana parecen tener un apellido como columna basal: Henríquez Ureña. Primero destaca Salomé Henríquez, poetisa que conformara una plataforma lírica en su ámbito. Pedro, acucioso investigador y ensayista, a quien se le deben, entre otros, un inicial desbroce en Seis ensayos en busca de nuestra expresión, 1928, así como una sintética pero puntual Historia de la cultura en América Hispánica, 1947. Por último su hermano menor, Max, además de múltiples trabajos críticos, se ocupó del ensayo político con Los Estados Unidos y la República Dominicana, 1919, y de la literatura con El retorno de los galeones, 1930; Las influencias francesas sobre la poesía hispanoamericana, 1937; además de una Breve historia del modernismo, 1954. Destacan también, Manuel de Jesús Galván, 1834-1910, quien con su Enriquillo, se propuso dignificar al aborigen insular, así como Juan Bosh, cuentista de excelencia, además de ensayista político. En los últimos tiempos ha tenido una amplia difusión la labor de Marcio Veloz Maggiolo, quien con su Mosca soldado, 2004, donde pasado precolombino y presente se combinan y complementan, obtuvo ya un puesto decisivo.

En Puerto Rico, la voz de un gran humanista y patriota sirvió de fundamento. Eugenio María Hostos, con sus ensayos políticos, sociológicos y pedagógicos, aportó una plataforma cívica inigualable para su país y el entorno antillano. Con su vida y su obra, Julia de Burgos constituyó todo un desafío a las convenciones de una época. Toda la libertad posible para el ser femenino podría ser el tema de sus Poemas en veinte surcos, 1938, y Canción de la verdad sencilla, 1939. Por su parte, Luis Rafael Sánchez se apoya en la cultura popular, sobre todo musical, para desde ahí lanzar una sonda que explora todo el ámbito del ser y el sentir del puertorriqueño común. Sus dos piezas fundamentales, La guaracha del macho Camacho, 1976, y La importancia de llamarse Daniel Santos, 1988, muestran su habilidad narrativa y su sagaz percepción de su entorno.

Otro novelista que ha tomado de las técnicas de la televisión y otras formas publicísticas para conformar la trama de su historia y brindar una disección compleja de su realidad es Pedro Juan Soto con Un oscuro pueblo sonriente, 1982. La narradora Ana Lidia Vega ha proporcionado una fuerza y modernidad inusitadas a la cuentística puertorriqueña. Las piezas de Encancaranublado y otros cuentos de naufragio, 1982, así como de Cuentos calientes, 1992, son buen ejemplo de su escritura reveladora e inquieta.

Martinica ha dado un gran poeta, Aimé Césaire, uno de los creadores de la teoría de la negritud y el regreso a África. Esto asoma básicamente en su libro capital Regreso al país natal (1939), que en Cuba contó con traducción de Lydia Cabrera. Césaire ha sido un poeta de extraordinario aliento, quien ha logrado construir desde un lenguaje rico y polisémico un penetrante fresco de la complejidad caribeña.

De Dominica es una autora que ha tenido un amplio reconocimiento Jean Rhys. La autora de el El vasto mar de los sargazos, donde recrea la vida de Antoinette Coswey, un personaje sacado de la novela de Charlotte Bronte, Ademas en otras obras trata el tema de la mujer en estos países, así en Después de dejar al señor Mackenzie (1930), Buenos días, medianoche (1939).

Barbados ha generado dos excelentes autores. George Lamming ha sido muy reconocido, sobre todo por su intensa y notablemente articulada novela In the Castle of My Skin (En el castillo de mi piel) que trata de la juventud en estas islas coloniales. También su novela Partes de mi ser, que recrea la historia de del mar Caribe a partir de la navegación ficticia del buque Reconnaissance, por estos mares en el siglo XVII. Igualmente notable ha sido el poeta Edward Kamau Brathwhite. Este ha hecho un sostenido trabajo de investigación del lenguaje y la música de estas islas, los cuales ha trasmutado en formas versales muy peculiares, para dar una imagen que, tanto por la forma, como por su contenido, expresan la singularidad caribeña.

Guyana ha conocido a un narrador originalísimo, Wilson Harris. En su obra más deslumbrante, Palace of the Peacock (El palacio del pavo real, 1960) hurga y funde elementos de la mitología africana y de los indígenas americanos, en el proceso de colonización de los conquistadores holandeses. La novela destaca por su estructura y su elaborado lenguaje, así como por la conjunción de realidad e imaginación.

Santa Lucía proporcionó al Caribe otro Premio Nobel en 1992. Derek Walcott, quizás el escritor caribeño más conocido internacionalmente, sustentado esto no solo por su calidad literaria sino por vivir y trabajar en los Estados Unidos, lo que le ha representado una amplia posibilidad de difusión. La obra poética de Walcott, con un lenguaje que recuerda a veces a Whitman, pero con la rica textura múltiple que ofrece el ambiente del Caribe, habla del mar, de las relaciones entre el aquí y el allá, de la fundación mítica de las islas, del mundo musical que mece estas islas. Sobresalen sus poemarios En una noche verde (1962), Otra vida (1973), El reino de la manzana estrellada (1979) y, principalmente, Omeros (1990), largo poemario a manera de epopeya antillana. Ha escrito también piezas para el teatro, como Sueño en la isla del mono (1970).

En Trinidad sobresalió inicialmente C. L. R. James, autor de la novela Minty Alley (1936) así como del ensayo histórico The Black Jacobins (Los jacobinos negros, 1938). Luego Earl Lovelace, en sus piezas novelísticas ha abordado otros aspectos como la ineficiente educación, y la mala vida en los poblados, principalmente en sus novelas The Schoolmaster (El maestro, 1968), The Dragon can’t Dance (El dragón no sabe bailar, 1979) o Salt (Sal, 1996), la cual lo hizo acreedor del Commonwealth Writers’ Prize. La peculiar influencia de descendientes de inmigrantes indios, ha sido el mundo fabular de V. S. Naipaul. Conocido por novelas como El curandero místico, 1957, Miguel Street, 1959, y Una casa para el señor Biswas (1961), su calidad literaria lo haría merecedor del Premio Nobel en 2001.

Maryse Condé de Guadalupe ha sido un nombre muy señalado estos años., principalmente por su reflejo del mundo de la mujer. Sobresale su novela Ségou, de 1984, que le granjeara varios galardones en Francia.

Este somero pase de lista (donde no incluyo significativas voces cubanas, por ser tal vez las más conocidas para quienes leen esta página) puede servir para reconocer la varia y esencial vida literaria que se ha ido fomentando en el Caribe. A pesar de su abigarramiento étnico, folclórico y lingüístico, el Caribe presenta ciertos elementos que le confieren unidad. Además del ámbito geográfico, el anhelo vital, sensualista de su gente, muy visible en su pintura y su música (no es casual que le llamaran en algún momento “islas sonantes” a estas tierras), la imbricación de historia y mito que conforman un tejido inextricable en muchas ocasiones y esa suerte de bifurcación entre estar y partir de la condición marinera en sus pueblos, creo que le confieren una singularidad riquísima y muy dinámica. Es esa vida múltiple, insatisfecha pero creciente, la que se muestra en su literatura.



manuel.odiseo@gmail.com

Tomado de http://www.radioangulo.cu

Thursday, November 12, 2009




Canción del Muerto

A Néstor Pelongher

Cuando escuches esta canción resbalar
como cuerpo prohibido
que se nos da de antojo,
te dirás que la nefasta muerte
no dispone de colmillos,
que es sólo un desánimo
sin fines de lucro,
algo así como un apagón
que deja tu aura oscura.
Y vas de huella en paso
buscando un sentido mayor
que el tuyo, pero no ves
otro rostro en la ventana
más que el viejo anuncio que dice:
“el fin se acerca, y pronto!”
Y te ahogas de pánico
sobre qué pasará si nadie
se entera que estás muerto,
que ya no pagarás la renta,
la tele, el teléfono y ¿quién
va a repararle las cañerías
cuando se les atoren?
Mas qué importa, que piensen
que seas un irresponsable,
si, dije un irresponsable,
que jamás dijo no a las estrellas,
que compraste sus alegatos
sin pedirle un descuento,
te embaucaron como a un niño
de siete. Ahora no sabes
qué hacer frente a la radio
tampoco sabes si comprarte
un reembolso de vida.
Te distes cuenta por qué nadie
miró ayer cuando cambiaste de acera
a la velocidad de un toro azul,
no lo hicieron porque temían
cogerte por tus cuernitos tiernos
como a un búfalo acuático.
Cuando escuches esta canción
asegúrate que no haya cerca licor
o papel porque se enterarán
los vecinos que eres un marica
que escribe poemas que nadie lee.
Si esa indigna escupe en tus labios,
por favor, sé cauto, no la beses,
no la cantes si ella orina en tus huellas.


Daniel Montoly ©


NOTA: Las ilustraciones son del artista y poeta español, VBZ. Pueden encontrar sus trabajos visuales y excelentes poemas en su página personal en el siguiente enlace:

http://www.vbz.es/vbz.htm

Monday, November 9, 2009

Antonio Miranda y la poética lucidez


Por Manuel García Verdecia


(Oct. 02) Antonio Miranda es un hombre amoroso, franco, ameno, de vivaz mirada atenta. Lo conocí en Medellín, durante el Festival Internacional de Poesía en 2008 (algo extraordinario de vivir). El encuentro fue fácil porque es persona pronta a los afectos que se abre a la conversación inteligente con desprejuiciada espontaneidad. Su curiosidad por todas las cosas (elemento distintivo de un genuino poeta), su amor por nuestra isla y su gente así como su temperamento constantemente poético hicieron que todo fluyera grata, memorablemente. Hasta hoy mantenemos una impoluta amistad.

La poesía a Antonio está signada por una penetrante e insistente inquietud, no solo de romper estructuras, de jugar con las palabras para acceder a inéditos significados, sino también de rasgar lo evidente y buscar en su trasfondo materias sutiles. Hombre que anda al son de tu tiempo, lo cala y lo muestra en su más exacta verdad. A él lo caracteriza una percepción sagaz, una mirada sumamente lúcida, un deslumbrante sentido común. ¿Es posible hacer poesía desde la lucidez? ¿No se ha dicho siempre que los poetas tienen algo de locura, de intuición sobrenatural, de avivado subconsciente? Todas estas son suposiciones y mitos. No es que esos elementos no conformen determinadas poéticas y las asistan para alcanzar sus mejores luces. Pero la lucidez es también un conducto de poesía. Es el instrumento por el cual el poeta puede orientarse mejor en la realidad y descubrir aquello que es esencial, auténtico y trascendente. O sea los valores que la poesía canta y preserva. No es fortuito que un crítico de los quilates de George Steiner distinga la poesía de los filósofos, aquellos que enrumbaban su pensamiento mediante obras de una belleza y una sensibilidad infrecuentes, como Platón, Séneca, Nietszche, Heidegger, etc.

Autor con una consistente y aguda faena que se muestra en los más de cuarenta títulos publicados, es un hombre asaltado por las mil preguntas de su tiempo. Precisamente esta vasta producción revela una ávida inquietud intelectual y una dinámica expresiva insaciable. En el prólogo a su libro El despertar de las aguas explica por qué trabaja en varias obras a la vez: “No me considero disperso. Mejor extensivo en el sentido de que al crear un texto siento la necesidad de extenderme en otros textos paralelos que, por asociación de ideas, se van imponiendo.” Esta avidez se observa también por la amplitud no solo formal sino también temática de su poesía.

En cuanto a lo compositivo, lo mismo emplea rimas, formas versales tradicionales, como estructuras de la poesía más informal, la poesía del lenguaje, la deconstructiva, la mínimal, con juegos formales y eufónicos. Su temática, si bien parece dominada por la obsesión por el transcurso del tiempo (¿qué poeta escapa a esto?), otros asuntos varios y multitudinarios lo acosan, como el amor, la niñez, la familia, los seres entrañables. Así ese libro Del azul más distante, que resume las vidas de una familia, los Texeira, con sus múltiples afanes, circunstancias y devenires, en una jornada que nos recuerda la Spoon River Anthology, de Edgar Lee Masters.

Antonio sabe que el poema es más que las palabras que lo forman: “Aprendí que las palabras bellas no forman necesariamente bellos poemas y que algunos buenos poemas pueden construirse con palabras feas que reflejan universos poéticos.” Así el poeta acude a los más diversos discursos lingüísticos, a tono con el propósito de sus textos.

Su preocupación por la situación actual, de violentación de la naturaleza y de lo esencial humano, mediante el mal manejo de la técnica subsumido a la ambición y la estupidez de los hombres, se visibiliza en un largo texto “Yo No Quiero Nacer” de su libro El despertar de las aguas. Veamos unos fragmentos:

1. No, no quiero nacer, no quiero arriesgarme:
seré el número 1387328349362217
en el mundo, como un excéntrico
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
condenado a muerte, al salir del útero.

3. Noyonoquieronacer
quevivanotrospormí
elprivilegiodemorir
indistintamentecentelleando
como un estertor. ¡Noyno!

4. Nacerían conmigo facinerosos, eruditos,
hambrientos y santos;
morirían conmigo inocente, cínicos,
creyentes y alienados,
en un ciclo intermitente.

5. Billones de entes totalmente diferentes
de la matriz, en mutaciones constantes,
imprecisas,
reunidos pero sin conexión,
anulándose, destruyéndose.

7. Ya comemos melocotones europeos
abonados con el ADN
de sus muertos menos ilustres
--extraña forma de interrelación.

9. En los complejos multidimensionales
de casualidades no lineales
en tirabuzones –¿gustarán del raciocinio complejo? –
Nacer es siempre un permanente riesgo
de desastres.
Nacer es la certeza de catástrofes ecológicas.
Nacer es anticipación de violencia y dolor

13. Quiero mantener el cordón umbilical
unido al tejido materno, a la tela, a la red
sin salir nunca a la luz ni al mercado
a la paradoja del devenir (in)flexible.

14. ¿Qué propósito? ¿Qué sentido?
Yo no siento, yo presiento,
en el fluido del flujo en que vivo,
los desvíos, los desvaríos irreversibles.

20. ¡No, no quiero nacer!!!
Enfrentar las asociaciones extemporáneas
(referencias cruzadas, hiperlinks fortuitos)
en la red semiótica del interpretador
--atónito delante de la terrible Esfinge
que simula y se presenta como oráculo.

En contraste con esta visión apocalíptica de un mundo sin control que se desmorona y al cual el sujeto teme acceder, está el prístino mundo de la inocencia. Es el momento de la niñez que se descubre los pequeños goces y misterios de la existencia. Así en su excelente texto que da título al libro “El despertar de las aguas”. Veamos un fragmento:

I
Aguas estancadas desde tiempos inmemoriales,
aguas de lluvias empozadas, en las márgenes
del río, aguas diluvianas que se evaporan
y regresan tibias, rehechas, minerales.

Apacibles. Aguas podridas, represadas,
como instintos domados, corriendo por
las vegas, los breñales, las cañadas.
Aguas turbias bajo un cielo de abismo,
Gotas de agua que indican aguas lúcidas.
Naturaleza fértil, indiferente
a los clamores y valores humanos.

En corrientes repentinas en líquidos
pasajes de espanto y estupor.
¡Éramos tan chicos ante todas aquellas
aguas y los árboles tan grandes! Todo
tan lejano allí tan cerca e incierto.

Había peces escurridizos, promiscuos
y pájaros que cruzaban las alturas.
Aguas hechas de sudores disueltos,
de los pueblos sembrados en la tierra
sin perdón ni sosiego. Condenados.

Seres alegres, saltantes, locuaces, festivos,
como domesticadas alimañas de ribera.
Esperanzados. Sencillos. Primitivos.

La poesía de este intelectual brasileño, vital y lúcida, nos incita a mirar, a pensar y a no conformarnos con el estado de cosas. Después de leer sus textos, uno desea hacer de la vida un sitio más lúcidamente humano.

Antonio Lisboa Caravalho de Miranda, nombre con dejos de descubridor portugués de rancia prosapia, nació en Maranhao, Brasil en 1947. Es doctor en ciencias de la comunicación y dirige en la actualidad la Biblioteca Nacional de Brasilia. Mantiene una importante página de poesía (www.antoniodemiranda.com.br ), muy solicitada y documentada. Es poeta que cuando no escribe poemas, habla de ellos o los vive intensamente.


manuel.odiseo@gmail.com

Sunday, November 8, 2009


CONVOCATORIA


MUSI, revista que fusiona imagen y texto, busca obras de artistas visuales y escritores que deseen presentar su trabajo en formato impreso e internacionalmente, en sus dos siguientes números.

MUSI es una publicación que se distribuye en Canadá, en Estados Unidos y en el resto del continente a través del talento que la crea.

Los temas de las obras y textos son libres. En cuanto al texto se busca que no sean muy extensos y que no sufran de un exceso de racionalidad; en cuanto a la imagen, que demuestren el estilo, trayecto y originalidad del creador. Se convoca también a poetas visuales y fotógrafos.

Para las obras y textos escogidos no habrá remuneración económica, solo el placer de quedar expuestos en las páginas de MUSI, sumado a la posibilidad de que su trabajo sea conocido en otras latitudes. Se le hará llegar a los autores una copia de la revista.

PLAZOS de ENTREGA: el 15 de NOVIEMBRE Y el 15 de DICIEMBRE, para el segundo y tercer número respectivamente.

Las obras y textos se recibirán hasta el 15 de noviembre del 2009 para el segundo número y hasta el 15 de diciembre del 2009 para el tercer número, en formato digital, a la siguiente dirección electrónica: convocatoria@ musi.cl

Para cualquier duda o consulta se puede comunicar con: info@musi.cl



ALGO MAS DE INFORMACIÓN:

MUSI es una revista internacional de arte visual y literatura donde queremos imprimir cada numero con nuevos estilos y formas. La esencia de la revista es mostrar en un formato de calidad e impreso a artistas y escritores dentro del contexto de sus pares en distintas partes del mundo. Nuestro primer número fue impreso en Toronto, Canadá y es distribuido en librerías de Toronto, Montreal y Nueva York. También a través de redes informales en Venezuela, Cuba, Colombia y Chile. En ese número presentamos el trabajo visual de artistas canadienses, junto con el trabajo de escritores latinoamericanos de distintas partes del continente (Chile, NY, Argentina, Cuba, Colombia, Puerto Rico, México). MUSI abre posibilidades a artistas y escritores gracias al trabajo de exposición que fomenta. Artistas publicados en MUSI han sido invitados a mostrar sus obras en galerías de arte, y escritores han sido invitados a eventos como el próximo Festival Internacional de Poesía de La Habana. Al final de la revista siempre se da información biográfica y de contacto de cada uno de los colaboradores.



A QUIÉNES:

Artistas y escritores que quieran mostrar su trabajo en un medio internacional y junto a pares de distintas partes del mundo. Este trabajo de convocatoria es a su vez una investigación que no sólo crea redes, sino que también utiliza redes ya existentes, como modo de exponer a sus más destacados. Desde Colombia y Cuba, también hemos hecho convocatorias especiales. La revista incluye a su vez textos en otros idiomas como francés e inglés. Fomentando el contacto entre idiomas y culturas, se expande también nuestras concepciones de ellas. El impacto y proyección cultural de MUSI es a función de la calidad de su contenido, en su distribución y difusión. El impacto cultural de la revista no solo queda en quien la tiene en sus manos y ojos; también para todos aquellos que logran que sea posible.



El CONSEJO EDITORIAL es:

Abraham Parra (Editor Chile)
Marinela Piedrahita (Editora Colombia)
Gina Beltrán (Editora Canadá)
Christian Austin (Editor Senior, de Argentina)
Imayaccil Batista (Redacción, de Cuba)
Rafael Grillo (Editor Cuba)
Yainel Beltran (Asesor, Santa Clara Cuba)



Asesores especiales para el siguiente número:

Ramon Díaz Eterovic (Escritor)
Juan Pablo Langlois (Artista Visual)
Eugenio Téllez (Artista Visual).



Sitio web (en construcción): www.musi.cl
Información, dudas, diálogo: info@musi.cl
Envío de trabajos en formato digital: convocatoria@ musi.cl

Friday, November 6, 2009

CONVOCATORIA
DE LA REVISTA COLOBIANA, GAVIA.



Monday, November 2, 2009


VOCES DEL SIGLO XXI

CARLOS BARBARITO

(Pergamino, Argentina 1955)





Desde Siempre, Doble: Torbellino...


(A Federico Klemm, en memoria)



Desde siempre, doble: torbellino,
movimiento espiral, helicoide,
dinámica del espacio; peregrino,
partida y regreso al origen,
al centro.
¿Por qué entonces,
esta tarde o noche,
un palo quemado,
alas negras y una red,
hija de lo oscuro y hermana del sueño,
negro que se vuelve verde,
manos que emergen de la tierra?

(26 de noviembre, 2003)




Cármides (ii)


En silencio, con los ojos abiertos,
se sumerge. Sin testigos.
Lejos de los barcos pintados,
de los remos, del Pez
y los peces. Ahora
todo es tiempo, muerde los muros,
los hijos, arroja ceniza
sobre las ciudades.
En el fondo apenas una chispa.
Apenas algunas hojas secas,
un fruto que nadie come
en el aire se pudre.


Joven, deja gotas de sí…


Joven, deja gotas de sí
en cada nudo del viento; el brazo
a través del aire, ¿del otro lado?
Joven, dije, y sin respuesta,
una hoja de cuaderno, sudario;
¿a cuánto de la mandrágora
y a cuánto del útero?
Se alimenta de imagen,
de médula sin encarnar,
de candado, de testigo falso
y juez que lo atiende
desde un estrado de estearina.
No quiere actas, coordenadas,
octógonos, alejandrinos,
precisamente eso, y no otra cosa, le dan.


En vez de menguar, crece…


En vez de menguar, crece.
Qué anida en él. Qué lo nutre y sostiene.
Pienso en un espejo partido,
en un fármaco que no cura,
en una luz que sólo alumbra y no asiste.
Ante él, toda criatura inmóvil,
el ahogo del nadador, el bocado de la sal,
cuanto se zambulle y no reaparece;
hubo un pasado de cuartos secretos,
allí, amante y amada, lejos
uno del otro, pero ambos arqueados y convulsos.
Qué de eso se estira hasta encontrarnos.
Y dónde nos encuentra, cómo,
por qué vía, a través de qué éter, qué silicio.


Jamás vi su rostro, pero lo adivino…


Jamás vi su rostro, pero lo adivino
mientras el agua de la mañana empapa mis ropas
y atravieso vías muertas y vacíos depósitos
hacia la casa. Por eso
que nunca vieron mis ojos humanos
y sin embargo desde siempre conozco,
encuentro firmeza en lo volátil
y alimento donde otros encuentran ayuno.
Así, de lo que va a quemarme
es todavía la víspera, de la vida,
aunque breve, aún es el apogeo;
aún respira en el útero
la que para el mundo yace lejos y perdida.







Hacia el timón...


Hacia el timón
más allá de la bruma, el espacio
donde caben el hombre y su sombra
por fin lleno y saciado de si
y de mundo. O, quizás, hacia
una espuma fugaz
en la superficie,
una olla de carbones encendidos
ante la peste que acecha.
O, tal vez, hacia un leño encendido
antes de que caiga al mar,
el último aceite en la lámpara,
el amor previo a la usura,
el canto de los grillos
en vísperas del Diluvio.


Habrá olvido en la tarde...


Habrá olvido en la tarde
de las redes olvidadas
y los botes quietos.
Un olvido tejido con lana de animal
hallado a la deriva y ciego.
A esa hora se tumbará
el poema, para siempre inconcluso;
no quedará trabajo
que culmine en ventura
ni ventura que impregne
al amor, despojado de si y en fuga.
Este día en el que respiramos
precede a esa tarde, lo anuncia
el reflejo de cada rostro
en el agua turbia
que casi todos suponen
el espejo más perfecto.



En el instante del te quiero...


En el instante del te quiero,
el borde afilado del papel,
una mínima pero dolorosa
herida en el dedo.
En lo que debiera ser luz espesa,
el fin de toda soledad,
una sangre escasa que confunde y distrae.
¿Qué anhelo cabe en el agua fría?
¿Qué deseo se concentra
en un trozo de algodón, en una toalla?
¿Qué sagrada o profana intensidad
promete el alcohol?



Pound Revisited


Ve libro mío en la mudez nacido,
y abraza a quien se apiadó de solteros y casados,
de la pequeña Aurelia y de las vendedoras de tienda,
y que ahora es una sombra,
una presencia fantasmal que cruza los jardines de Kensington,
los senderos de los sucios, vigorosos herederos de la Tierra.

Abraza a quien un día entregó su vasto corazón a la lluvia
y se quedó para siempre en las aguas del zafiro,
dile que yo también me he unido al vuelo de las golondrinas
y traigo en mi sangre la luz de los abedules y el oro rojo de los arces,
para que cuando llegue la más terrible de las horas
y en mí todo sea cernido y disuelto,
ante los ojos de mis ojos permanezca intacta la Belleza.




Me da miedo despertar


A Raúl Gustavo Aguirre



Me da miedo despertar,
abrir los ojos, sentir que en mí permanecen,
implacables,
los dolores y los recuerdos.
Metáforas, filosofías, pitagóricas ecuaciones
y no poder ni siquiera resolver el alba.

Y no hablemos de mundo. Yo no tengo mundo,
apenas un hueco donde sólo cabe mi esqueleto.
Yo no quiero acabar crucificado al calendario,
atado al mismo invierno, a la misma lámpara.

Qué soledad la de este cuarto,
me da muertes de periódico, y quema
hasta las cenizas el niño que llevo adentro.
Qué desgracia la de este siglo,
la de este cotidiano desayuno de sombra y sangre
del que no quiero probar ni una gota.

Adónde ir, cómo saber entre tanta máquina,
entre tanta música confusa.
A qué viento obedecer, en qué espejo mirarme.
Dolores y recuerdos, tengo miedo.
Puentes y caminos, pájaros idos, caigo, caigo.


He visto...


He visto las máscaras de Ensor y los retratos de Van Eyck
He visto las treinta y nueve tesis que perdieron a Jan Huss
He visto el rostro de Alejandra, amado rostro desaparecido
He visto la Luna de Luciano y la Luna de Wells
He visto el costado abierto de Cristo y la lanza del soldado
He visto el seno desnudo de la Virgen de Fouquet y el fuego que devoró a Santa Juana
He visto el nombre de Byron grabado en la piedra blanca de Westminster Abbey
He visto la rosa de Rilke y la rosa verdadera de Borges
He visto el pan amargo del prisionero y la mano ensangrentada del verdugo
al acabar su tarea
He visto a Romeo y Julieta amarse con el mismo movimiento de las olas en el mar
He visto a María amamantar a Bernardo, en Saint-Vorlés
He visto el río de Heráclito y los tréboles de Amiens
He visto muchas cosas y no he visto nada
Afuera cae la lluvia y sopla el viento
Sobre París brillarán las estrellas
Tengo miedo
No puedo acostumbrarme a vivir con mis fantasmas




Lo supe por tus manos, una noche con sol…


Lo supe por tus manos, una noche con sol:
la raíz del ciclón, del escondido temor de la turba,
del luminoso deseo del pez que nada río abajo;
comprendí, entendí por fin, no
fueron en vano el sudor, el desnudo,
ni en vano fueron el cimiento de la casa,
la ventana hacia los acantilados,
la unión del alcohol y el azufre,
el paso de las horas en papeles y tapices.
Verde y bermejo, preciso
entre el fluir del agua, a salvo
en un amplio golfo,
prolongado sueño que no desmaya,
aceite que en la lámpara no se consume.
Hubo un piano a orillas del mar,
una luz rasante sobre la superficie
que advertía del tenso amén sumergido.
Magia esparcida, dorada
vibración que un niño lee,
con los ojos cerrados, al borde del camino.

Lo supe, ¿por qué lo olvidé?


Nabokov


Veo a los que van a llevarlo, agrisado
y ciego, bajo un cielo cuyo peso se duplica
y curva las ramas. Son los mismos
que van a llevarme también a mí,
en una mañana de escarcha,
de mí quedará una manzana en un plato,
que se pudrirá sin ser pelada ni comida.
¿Y él, qué es lo que deja?
¿Un temblor silente, un alerce abstracto?
¿Una mariposa inventada,
huellas de bicicletas sobre la arena,
un nido abandonado, un muro nocturno, un pisapapeles?
Desnudo bajo su traje blanco,
ya no verá nacer una nueva palabra
entre moon y moonbeam;
lo cargan en una carretilla de jardinero,
se lo llevan cuesta abajo,
por un sendero, tumbado sobre hojas secas
y tallos quebrados, más allá de fulgores de nácar,
de erratas, sarcasmos y nogales.



DE OTRA CIENCIA, APENAS EN LOS BORDES
conocida, de un hervor
en aguas de malaria. Llega,
¿o siempre estuvo aquí,
antiguo, acaso ínsito, en cada cosa?
El temor arde, entre escombros,
cerca de la orilla. Del choque
de la sombra y la luz
queda apenas una superficie sucia
en la que cosa alguna se refleja.
En conjuro, cavan pozos,
hacen gestos en la oscuridad,
lamen la herrumbre.
Pero, todos, vistos desde lejos,
desde arriba, exiguas figuras
a las que ninguna sanidad acude
y en ningún fruto, finalmente, se transfiguran.



CERCA DE UN POSTE DE TELÉFONO,
en el barro que dejó la lluvia,
el cadáver de un gato.
Lo veo y pienso en el tiempo,
en el deseo que el amor no consume,
en eso seco que se aferra a una idea
de fertilidad, de descendencia.
Me alejo. Detrás los insectos avanzan,
van a limpiar otra vez el mundo
de lo ahora innecesario y superfluo.



Virginia Woolf, South Hampton Road


Dónde buscar lo que imanta
a hombre y mujer sino en la gota
de agua de lluvia que resbala por el vidrio;
dónde encontrar el arriba y el abajo,
la sanidad o la locura, si cada cosa parece ser máscara:
los pájaros del jardín que hablan griego,
la puerta que se abre para que surja el tigre,
una flor que cae,
el frío seco y el cielo gris,
un perro que se convierte en hombre,
el espíritu orgulloso y burgués,
las mariposas nocturnas
que se posan sobre flores plateadas, en pleno día.
¿Y la muerte? En el vientre,
de pronto, un dolor de parto pero imposible,
cualquier rostro entre los rostros
se revela desnudo y se vuelve atroz;
cómo narrar esa falta de luz,
ese abismo todo gravedad
del que nada ni nadie escapa
y en cuyo centro arden, desfigurados,
espesor, prosa, relámpago.


Un perro piensa luego de leer un verso de Anne Sexton



¿Al final del asunto siempre es la muerte?
Anne, tiene que haber otra conclusión
para este interminable husmear por basurales,
por caminos cubiertos de hojas secas. ¿No la hay?
Tal vez tengas razón. Cada noche
debo yo aullar como lobo
aunque aquí no los haya
y yo jamás haya visto un lobo.
Se hará, entonces, la hora
y deberé enfilar el ladrido para nadie,
en lo oscuro. Ninguno
me oirá, no habrá ni la luz de un fósforo.
Entretanto, dormiré y despertaré,
como todos, y, como todos,
cada mediodía, morderé el hueso antes de tragarlo.
¿Hubo alguna vez un Oído,
una Claridad? ¿Y el paraíso
prometido a los cuadrúpedos,
los grandes árboles
dispuestos a ser eternamente orinados?
Al final, me pregunto,
¿ una rápida visión sin mucho detalle
del fondo y luego, casi de inmediato, nada?
Si es así, qué nos mate la perrera
un instante antes, ahora mismo.


¿Y por qué no entregar el poema..?


¿Y por qué no entregar el poema
a la más olvidada de las criaturas,
a ésa, que vive poco y apenas vuela,
procrea sobre hojas anchas y olorosas?
¿Por qué no ofrecerlo
a las bestias de paso torpe,
las que migran en enormes manadas,
mueren de a montones
y el hielo las sepulta?
¿Por qué no darlo apenas escrito,
con urgencia, sin corregir,
a esos que en el aire,
en bandadas se congregan
y unos con otros se aparean?


Tal vez toda la luz del mundo...


Tal vez toda la luz del mundo
sea sólo el reflejo de un sol entre nubes
contra el cristal oscuro de un cuarto vacío;
quizás el que, en busca de agua,
cava tras la orden del rabdomante
no guarda dentro de sí
más esperanza que aquella que se quita
y pliega su vestido sobre una silla,
y espera cada día la llegada del desconocido
en una casa plantada en el desierto.
¿Y la constante mudanza
de la piel y las plantas,
la hora en que a tientas la beso y la penetro,
el tosco florero vacío
ante la colmada vastedad de la muerte,
el vuelo de la polilla de cuarto en cuarto?
Ahora que la hija del sueño se consume
y un único pájaro canta
desde el borde de una larga rama inclinada,
quema la lágrima y el río
no se convierte en mar ni lo que hablo
en idioma exacto y puro.


Si de otra materia fuéramos. Pero no...


A María García Pérez


Si de otra materia fuéramos. Pero no,
un esmalte al que la menor vibración hace mella;
bajo la fina capa, lengua, sexo y garganta.
Un cincel raspa hacia el primer sueño
la última sílaba, hasta el instante preciso
en que, desnudos y urgidos,
dejamos de ser ángeles, animales.
De otra medida, otro espesor.
En el hielo, en el fuego, en el aire y el suelo.
En riqueza y despojo, hoy y en la víspera.
En lo que abre la llave y en lo que la llave cierra.
Otro dolor y otro goce. Más allá
de las marcas de las azadas,
las huellas de los zapatos,
donde cada acto concluye en beso, en lastimadura.



Carlos Barbarito, nació en Pergamino, Argentina, el 6 de febrero de 1955. Su obra literaria comprende quince libros de poesía y dos de crítica de artes plásticas. Premios y distinciones: • Premio Fundación Alejandro González Gattone. • Premio Fondo Nacional de las Artes. • Premio Dodero de la Fundación Argentina para la Poesía. • Premio Bienal de Crítica de Arte Jorge Feinsilber. • Premio César Tiempo. • Premio Raúl Gustavo Aguirre de SADE. • Mención de Honor Leopoldo Marechal, • Mención de Honor Carlos Alberto Débole. • Gran Premio Libertad. • Premio Francisco López Merino. • Premio Hespérides. • Premio Iparragirre Saria • Mención Plural de México. • Mención honorífica Concurso de Literatura de la Ciudad de Buenos Aires. Figura en: Breve diccionario de autores argentinos desde 1940 .Inventario Relacional de la Poesía en Lengua Española 1951-2000, de Juan Ruiz de Torres y José Javier Márquez Sánchez . • ABC de las artes visuales en la Argentina • Diccionario de autores argentinos .Sus textos sobre arte y literatura y su obra poética están traducidos, en parte, al inglés,al francés, al portugués, al catalán y al holandés.


NOTA: Las ilustraciones son del artista y poeta español, VBZ. Pueden encontrar sus trabajos visuales y excelentes poemas en su página personal en el siguiente enlace:

http://www.vbz.es/vbz.htm

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