Tuesday, October 31, 2006

DISCURSO POETICO LIRICO Y ANALOGICO



Hace unos años, el hermeneuta alemán Hans-Georg Gadamer (en Poema y diálogo) se preguntaba si el poeta tendría todavía un cometido en una civilización como la occidental cada vez más tecnificada, pragmática y doliente. Y él propone que éste tendría ese cometido en tanto en cuanto su discurso posea poder lírico discreto, aunque para el cual haya que afinar el oído, es decir, haya que saber leerlo. En otras palabras, según entiendo a Gadamer, si el poeta va a tener todavía un cometido, su discurso debe ser relevante, sin olvidar que éste es sobre todo habilidad y sensibilidad en el manejo del lenguaje, que es lo que en última instancia cuenta en el inmenso mundo de la literatura.


Pese a que Gadamer no es un poeta, tiene razón. Pero, ¿qué significa discurso poético lírico relevante? Podría significar muchas cosas entre las cuales destaco las dos siguientes. La primera, que es un discurso contextual, que se eleva solidariamente a la esfera de lo ideal en un mundo que golpea y nos golpea. Precisamente por su perfil técnico, pragmático y doliente, nuestra sociedad contemporánea lleva el ansia de liberación y humanización plena a flor de piel, mucho más hoy cuando, por el desencanto que vive en relación con los ideales modernos, se hunde en la desilusión y el vacío existencial que frecuentemente atentan contra la solidaridad, la justicia y la paz.

Y la segunda, como discurso solidario se convierte consecuentemente en una enunciación o representación expresa de todos nosotros. Como tal, tiene el privilegio de elevarse a un nivel universal, en el cual no hay un “yo” excesivamente privilegiado— con fines solamente sicológicos o estéticos—porque sabe convertirse en una voz lírica colectiva impregnada de sueños por otras realidades mejores. Si bien es cierto, la poesía no puede cambiar el tiempo ni el mundo—ni hay evidencia de que la poesía “comprometida” haya logrado o pueda lograr tal ideal alguna vez—, una cosa es cierta: ella sabe desbordar, solidaridad y pensamiento, como argumentan el célebre poeta español Antonio Machado y el latinoamericano Pablo Antonio Cuadra cuando denunciaban la poesía que no hace más que volcar el ser interior de sus creadores.

Me gustaría pensar que no hay poesía auténtica sin que desborde lirismo o sentimiento y produzca tales efectos, pero tampoco la hay sin que desborde propuesta utópica solidaria, aunque ésta sea lingüísticamente expresada de un modo diferente de un filósofo, teólogo, científico o político. Es que, como otra racionalidad legítima, en este discurso el sentimiento, las imágenes y otros artificios poético-artísticos tanto clásicos como contemporáneos siguen presente y marcándole su identidad, contra todo lo que pueda argumentar la postura literaria (semántica ilírica directa) que ha dado origen a lo que actualmente se conoce como “antipoesía” (poesía de lo cotidiano que, con un lenguaje directo, atrevido y comprometido, valientemente suele no sólo denunciar, por ejemplo, las tan arraigadas tendencias androcéntricas, sino también rechazar a la vez la poesía como género lírico en su forma y en su fondo).

Solamente con este balance analógico (pues, al igual que la analogía, guarda puntos de contacto y de diferenciación en este caso con el discurso lírico clásico y el “comprometido” a lo Sartre o E. Cardenal), el discurso poético lírico en América Latina podrá evitar ser, por un lado, un discurso excesivamente del “yo” y, por el otro, uno excesivamente pedagógico arrogante y, quizás, panfletario e iluso en todos los sentidos. Además, solamente así, podrá ser un discurso vanguardista universal representativo y visionario, que rompe en mucho con el convencional clásico en cuanto a postura, forma y lenguaje. Finalmente, más importante aún, solamente así podrá tener un sentido de misión en el aquí y ahora. El desafío es saber no sólo leerlo, sino también, aunque parezca un “objetivismo” iluso, rescatar algo de la intención original de sus artistas-creadores.




Principialidad

Estáte

en plegaria

descalza

curvando

la sombra

del árbol

que invadió

tu espacio...





Valspop

danzarás

lo eterno:

desgajado

paso

universal

en profana

pista

donde

la luz

yace(s)

sollozante...

George Reyes, poeta, ensayista y crítico literario ecuatoriano.

Friday, October 27, 2006



CANTO DE LAS PALABRAS

***

He visto las palabras
dormidas en la estación del metro,
en los bancos de los parques,
bajo los puentes de San Juan y Buenos Aires
y en las escaleras de algunas catedrales.
Las he visto acurrucadas
una noche de frío
en una esquina anónima de Sao Paulo
y en Managua.
He visto las palabras
arropadas en la tibieza de su propia caricia,
gorriones de ojos grandes
contando a la intemperie las estrellas de la noche.
Es que alguien las dejó
abandonadas.
***

He conocido la palabra homeless
en las calles de New York y de Los Ángeles.
A esas las he visto
escarbando los tachos de basura
en Londres y en Madrid,
en todas partes,
el corazón como un trombón
que acaso Dios conoce. Acaso.
Harapos de la noche que olvidaron,
que pasaron tosiendo su adiós entre la gente
y cargan un morral con las locuras
de todo lo que amaron
y una que otra esperanza
envuelta en celofán.
Son palabras que cuelgan como cintas y flores
de un paraguas roto
y pasarán la lluvia y las ventiscas
viendo caer la vida
en un improvisado cobijo de cartón.
***

La casa de las palabras fue allanada una noche.
Después, nadie supo de ellas.
Eran palabras nuevas, palabras de esperanza,
palabras que escribían libertad o justicia
por las paredes del pueblo,
palabras inocentes como pájaros;
tenían pelo largo y eran solidarias
y cargaban guitarras y poemas.
Desaparecieron en Santiago y en Montevideo,
las mataron y las enterraron sin su nombre o su número
en El Salvador y en Buenos Aires.
Violaron las palabras, les cortaron las manos,
les arrancaron hijos desde el vientre.
Nadie vio nada. Nadie.
Pero tal vez una palabra anciana lo vio todo
y a todo el mundo dijo
quiénes fueron.
Esa noche vinieron y arrestaron
la palabra indignada.
Hoy nadie sabe de ella.
***

Hay palabras sin tierra.
En los tiempos antiguos florecían silvestres
por todas partes.
Al lado de las cataratas y de los volcanes
y besaban el viento: eran las hijas y los hijos de la luna.
Crecían junto al maíz y la anaconda.
Contemplaban el paso del quetzal y el cóndor y la alondra:
la tierra era de todos.
Entonces las palabras caminaban la aurora
con la frente emplumada
y asignaban un nombre a cada cosa,
a cada lluvia, a cada fuego, al beso, a la ternura.
Las palabras poblaron las cuencas de los ríos
y pulieron la piedra y cocieron el barro.
En los tiempos antiguos las palabras eran libres como Quetzalcoatl.
Y esto fue así hasta la tarde
en que tierras y hombres y maizales
se vieron sometidos y asolados, confundidos,
diluidos por todos los confines de la noche.
Hay palabras sin tierra ni esperanza.
***

Hay palabras que son Julia de Burgos,
palabras río, fauno, palabras llanto grande,
hay palabras Vallejo cualquier jueves,
palabras Alfonsina que el mar lleva y regresa.
A esas las he visto en todas partes,
en la mirada amiga, en la tristeza,
en el bar de la esquina, en los ferrocarriles,
en el pan y en la rosa, en el abrazo.
Hay palabras que son Miguel Hernández,
palabras de cebolla y rayo y lucha
y también hay palabras minerales,
son palabras Neruda en veinte cantos.
Esas van junto al pueblo hacia el futuro,
van levantando el fuego en manos vivas:
constructoras del sueño liberado.
***

Hay palabras que cuelgan de los ojos,
esas son las más tristes.
Las he visto en los ojos de mi madre,
en un temblor de manos arrugadas,
las he visto caer con mansedumbre
desde la sombra azul de su butaca.
Esas palabras guardan el silencio
con un olor a sándalo en las tardes
por la luz amarilla de la casa
y ese adiós, ese adiós… y aquellos ojos
crepusculares, caídos como el agua.
Hay palabras que vuelan como pájaros,
como un susurro tibio, desde el alma,
¡ay!, cómo las recuerdo cayendo de sus ojos
tras la puerta de sombras y de flores
de una casa perdida en la distancia…
***

En ti nacían mágicas:
ángeles con candiles y ojos negros,
de tu piel, de tus besos, nacían las palabras
y en tu vientre, en mi boca
con sabor a hoja fresca
de tu pubis dorado caían en mis manos,
aleteando, como niños con hambre;
crecían por mis brazos como fiebre tatuada
y subían mi frente como una enredadera,
ascendían al fuego de la última hoguera
galopando en el grito la caída del sueño,
despavoridas, locas, desesperadas, libres…
En ti nacían
mágicas…
***

Canto de las palabras,
las que me habitan,
las que van decididas del corazón a la garganta,
las que se saludan en las calles, en los trenes,
las que llevan al hombro los trabajadores,
las que saltan en las mochilas de los estudiantes,
las que revolotean sobre el arado, las palabras semilla;
canto de las palabras que son como de Dios,
las que gestan al hombre del mañana
en el vientre de luz de las alondras,
las palabras de amor inevitables;
las que recuestan la soledad
en las ventanas de los hospitales,
las que desandan los días de lluvia en los cementerios;
las que bailan con los labios pintados en los burdeles
y sueñan un mañana de sábanas limpias, tibias
y noches de unicornios;
canto de las palabras que convocan,
las que van a la marcha de los hombres de paz,
de los sencillos, de los perseguidos,
de los que luchan sin descanso, día a día;
de esas palabras canto y de estas otras,
las que me miran desde las fotos viejas,
las que me hablan mudas
desde el recuerdo de los amigos que cayeron;
las que pasan anónimas en tardes de aguacero
bajo la sombra gris de los paraguas;
las que se saltan del alma, silenciosas, invencibles,
por los ojos de los niños de Etiopía;
canto de las palabras redondas
que cuelgan de los árboles,
las que se vuelven manzanas y naranjas,
de las palabras dulces como dátiles;
de las que me acompañan cada noche,
de las que irán conmigo hasta el adiós
cuando caiga el saludo
que aquí a todos dejo…


José Manuel Solá


José Manuel Solá, El autor ha publicado los poemarios Poemas (1994), Hay luz en esa casa que fue mía (1996), Los nombres en la piedra (2000) e Incandescentes pájaros del alba (2004), así como el libro de cuentos Ya vienen a buscarme (2001) y el relato Milagro bajo la estrella del oriente (2001). Es representante del Movimiento Literario aBrace en Puerto Rico.

Thursday, October 26, 2006

THE ROAD TO MENPHIS


No sabes cuánto me costó
el no tomarte en serio.
No aferrarme
a jueguitos de “sí”, de “no”
y al mismo tiempo
Nena, jugar así
esta guerra sucia.
Duele.


Como tener un revolver
a flor de sien.
Dejar esperándote
en la estación
desesperantes gritos
del viejo tren
a Memphis
emperra,
al proxeneta más vulgar.

Sentado en una banca
con la miseria
ardiéndome en la boca
y la caja de Trojans
en el bolsillo
de mi chaqueta azul navy
para marcharte así,
tan rencorosa,
para ir a darle a otro
lo que por sumisión a ti
me corresponde.

Me dejaste aquí.
Me cuesta creerlo.
Naufrago
en una barca
a ninguna parte
sin Tylenol
y, con una jodida migraña
desde que dios amanece.


Daniel Montoly©

Tuesday, October 24, 2006




Mammon


Y retorna la moneda
cara o cruz. No tintinea.
El presente la repite de otro modo:
Hay un paisaje con engaños
un falso dios
de –aquel- fervor
en los primeros hombres.

Daniel Montoly©

Friday, October 20, 2006


STAIRWAY TO H
EAVEN


“Me voy” dice la canción
que al escuchar al revés
dice: “venías”.

Me senté a llorar
para que así mis lágrimas,
pudieran secar tus párpados
cuando ya no estabas.

Daniel Montoly©

Wednesday, October 18, 2006

AL ESTE DE LA DUNA DEL NIGER
 
                               A mi hija, Ananda y a mi hermana, María.

Los ojos de Aritamazu, comenzaron a dar señales de agotamiento tras escuchar una hermosa historia que le contó su madre, de dos niños que crecieron juntos sin padres en un área remota de la jungla. Se quedó dormido profundo… profundo, tan profundo, que su cuerpo parecía no tener vida.

Esa noche, la luminosidad del cielo era mayor que dos semanas previas, cuando hubo nubosas tormentas que provenían del desierto. Aritamazu comenzó a experimentar una extraña sensación de relajamiento en su sueño, sintiéndose tan ligero como una burbuja, y sin que su pierna izquierda, reducida a un garabato por un ataque de Polio cinco años antes, le fuera un impedimento, su cuerpo podía dar pequeños saltos y quedarse suspendido por varios minutos en el aire.

Se puso un poco nervioso, pero también alegre al poder separarse de la superficie, a la que se sentía atado como por una suerte de desgracia. Sus vivaces ojitos se posaron en las estrellas que parecían pedazos de espejos traídos por los mercaderes del desierto. En un extremo alcanzó a ver la luna y recordó su fantasía, de algún día poder descubrir qué había en ella. ¿Una hermosa ciudad de plata como decían las leyendas de los mayores de su tribu, a donde vive una princesa abandonada esperando a que alguien vaya a rescatarla, y cuyas lágrimas alcanzan a distinguirse por el fulgurante brillo?

La curiosidad y el nerviosismo terminaron confundiéndolo. Volvió a saltar, y al hacerlo, su cuerpo quedó suspendido en una momentánea sensación de burbujear. Miró hacia todos lados y solo estaban él, y las estrellas que atestiguaban su osadía. Dejándose arrastrar por su deseo de aventuras, Aritamazu cerró los ojos y empezó a moverse, buscando ganar más altura. La placentera sensación de ligereza aumentaba a medida que iba elevándose más y más, hasta perder de vista su villa enclavada en la parte baja de una cadena montañosa. Contrario a lo esperado, no sentía pánico o miedo. Mantuvo siempre sus ojos cerrados con la idea de llegar hasta la luna, que permanecía fija en su mente. Sí hacia realidad su sueño nadie en la villa iba a creerlo. Pero eso a él, no lo preocupaba en absoluto, parecía estar hecho de plumas de pajarillos.

Cuando sus parpados comenzaron abrirse como una flor de rayana ante el leve rocío, la luna continuaba atrapada entre sus ojos y el deseo. Se encontró con algo desconocido. Estaba a miles de pies de la superficie y el brillo de los astros ahora era mucho más intenso. Volvió a cerrar sus ojos con la idea fija de estar en la superficie lunar en su cabeza.

De pronto, sintió como si estuviera dentro de un gran huevo transparente. Luego de un tiempo ¡sorpresa! sus pies se tropezaron con rudeza contra algo… Desbordado de entusiasmo, Aritamazu comenzó a abrir los parpados, maravillándose sus ojos con el brillo resplandeciente de la superficie. Era como estar de pies sobre un espejo gigante. E inmenso como la superficie del mar.

Aritamazu se sentó en la luna. Tomó unas rocas con su mano izquierda y las colocó en el bolsillo de su túnica que era de color azul turquesa. La luna era deslumbrante, él niño se sentía abrumado por el majestuoso esplendor del territorio frente a él.

Como era de esperarse, comenzó a buscar con sus ojos la ciudad de plata de la leyenda que contaban los mayores de su tribu, pero no vio señales de ella. Tal vez, estaba en otro lado de la luna o sus habitantes se marcharon a establecerse en otra parte, como acostumbraban hacer, en su tribu. No se cansó, y continuó buscando. Caminó por largo tiempo hasta que su cuerpo comenzó a dar señales de agotamiento. Entonces, se sentó a descansar, quedándose dormido en la parte baja de una meseta rocallosa. Permaneció así por largo tiempo, olvidándose de volver a su villa y a donde sus padres, y sus once hermanos y hermanas lo esperaban. Su madre se resignó a pensar que murió ahogado en el lago Aiunao o despedazado por los cocodrilos.

Desde aquel día, cada noche de luna menguante, se puede ver la imagen de un niño colgando en la luna, y en la parte superior algo difuso, el rostro de una niña que parece sonreír. Por eso los ancianos de la tribu, han cambiado el sentido total de la leyenda sobre una solitaria princesa abandonada en la luna, por la de un niño que sucumbió a sus encantos, y se quedó atrapado dentro de un sueño para siempre.

Daniel Montoly©

Tuesday, October 17, 2006


RESCATE DE LOS ARCHIVOS.
Entrevistas: Los poemas no dejan de venir.
Diálogo con Roberto Fernández Retamar
por Ernesto Sierra

Roberto Fernández Retamar es una de las existencias más lúcidas de la cultura latinoamericana de hoy. Poeta, ensayista, profesor universitario, editor, fundador de revistas literarias, Presidente de la Casa de las Américas, amante de la música, la pintura y el béisbol, más que al hombre de letras moderno, encarna al humanista del renacimiento, pasado por la gravedad filosófica agonista de Unamuno y Antonio Machado.

En los cincuenta aparece su poesía, junto a la de otros jóvenes poetas que forman parte de la cima de la poesía cubana actual. A los aires conversacionales y líricos de sus poemas, suma rápidamente la agudeza de su pensamiento y su temprana erudición para ofrecernos una obra ensayística que desciende, por línea directa, de Bello, Sarmiento, Martí, Rodó, Reyes, Mariátegui. Desde entonces, la obra escrita de Retamar transita por el meridiano de la mejor literatura contemporánea en lengua española. Fiel a su espíritu vanguardista, publicó en los noventa cerca de una docena de libros que recorren un amplísimo espectro genérico, en ejemplar demostración de la vitalidad de su literatura. Como se sabe, la Feria del libro de la Habana, de este año, estuvo dedicada a él y, a España como país invitado. En los días previos a la inauguración de la Feria intercambiamos unas palabras, apenas las suficientes para curiosear en la actualidad de su pensamiento.

Retamar posee, además, el don de la “labia”; dejémoslo hablar.

Terminó el siglo veinte y son mayoría los que aceptan que marcó la madurez de la llamada literatura latinoamericana ¿Qué género alcanzó mayor desarrollo, la poesía, el ensayo o la prosa de ficción?

- Ángel Rama dijo que los géneros reyes en nuestra literatura (la hispanoamericana, no sé si también la latinoamericana y caribeña, con zonas de la cual no estoy lo familiarizado que querría, como la literatura brasileña, la francocaribeña, la anglocaribeña, etc.) son la poesía y el ensayo. Ambos alcanzaron su madurez entre finales del siglo XIX y principios del XX, con el modernismo, pero en el caso del ensayo alguna vez fuera de él. Pienso, en figuras como Martí (claro), González Prada, Gutiérrez Nájera, Casal, Silva, Darío, Sanín Cano, Rodó, Herrera y Reissig, Lugones, González Martínez (se sabe en cuál de los dos géneros, o en ambos, descollaron esos escritores). En lo tocante al ensayo, añadiría a Varona, evidentemente no modernista, pero notable ensayista. De la faena de criaturas así viene, con los enriquecimientos del caso, lo hecho hasta hoy en las áreas mencionadas. Ejemplos de ello son las obras de Ortiz, Pedro Henríquez Ureña, Reyes, Gabriela, Fernández Moreno, Vallejo, Huidobro, Mariátegui, Martínez Estrada, Borges, Pellicer, Guillén, Neruda, Portuondo, M. Aguirre, Lezama, Paz, Benedetti, Diego, Cintio Viter, Cardenal, García Marruz, Rama, Adoum, Fayad, Gelman, Roque, Galeano, tantas y tantos más...hasta este 2001.
La narrativa correspondiente, aunque tenía antecedentes valiosos (baste el ejemplo de Quiroga), no alcanzó madurez en su conjunto sino décadas después del modernismo, sobre todo a raíz de la vanguardia. Lo ejemplifican las producciones de Asturias, Borges, Marechal, Carpentier, Rulfo, Arguedas, Onetti, Lezama, Cortázar, Roa Bastos, García Márquez y la cohorte bien conocida... también hasta este 2001. Ahora, una cosa es el nivel de una literatura, y otra su difusión o su acogida. Esto último, como sabemos de sobra, ocurrió, en lo que toca a la literatura hispanoamericana, a partir de la década del 60 del siglo XX, cuando la atención mundial, por razones extraliterarias (en primer lugar, la Revolución Cubana), se volvió sobre nuestra América, y encontró allí (aquí) una literatura de calidad en los géneros mentados. La narrativa se benefició en particular de aquella difusión o acogida, porque la narrativa, en particular la novela, es con frecuencia un género de masas, a diferencia de la poesía y el ensayo.

Sin embargo, son muchos los que afirman que la narrativa de ficción, especialmente la novela, se ha desarrollado más en las últimas décadas ¿Qué legado nos dejó el llamado "boom" de los sesenta? ¿Existe la literatura del "posboom"?
- No me gusta (y creo no haberlo empleado salvo para impugnarlo) el término “boom” (Viñas prefiere decir “bum”), término nada literario, referido a un pequeño grupo de buenos novelistas hispanoamericanos que se beneficiaron grandemente de aquella acogida. Con mayor razón me desagrada la expresión epigonal “posboom”. En consecuencia, no hablaré de ellos.
La poesía en lengua española es pródiga en versos, rimas y figuras estróficas
¿ El siglo que acabó trajo la muerte de esta diversidad y la tiranía del verso libre?

- No. Creo que la riqueza, la diversidad, no el empobrecimiento, prevalecen y prevalecerán.

Un escritor cuya obra admiro ha dicho que el poeta es un imitador de Dios porque, al igual que este, crea nombrando ¿Qué opinión le merece esa idea?
- No me gusta mezclar la teología en estos asuntos.

¿La poesía..., el poeta..., el escritor...? ¿Se considera un escritor de libros?

- Definir es con frecuencia matar o congelar. Seré pues cauteloso. La poesía es el sitio incandescente de la literatura, y el poeta es el que produce la poesía, o, si se quiere, le sirve de cauce. El escritor (que puede ser o no poeta) se vale de las palabras para incrementar la realidad gracias entre otras cosas a la imaginación, y a veces para hacerla inteligible. En cuanto a si me considero un escritor de libros (primera de estas preguntas que se refiere a lo que yo hago), la respuesta es no. He escrito, antes de mis treinta años, dos libros orgánicos, que eran estudios. Por lo demás, pienso que procedo como decía Nietzsche, en observación que complacía a Mariátegui: escribo piezas que luego se reúnen en libros.

Hay quien afirma que la poesía es un género de juventud. Usted ha cumplido algunos años y continúa escribiendo y publicando versos, incluso ha ganado premios importantes ¿Por qué sigue escribiendo poemas?

- La poesía aparece, a partir de la adolescencia, en cualquier edad. Martí publicó su primer libro de versos a los veintinueve años; y el segundo (y último y espléndido) a los treinta y ocho. El primer libro de poesías de Unamuno apareció a sus cuarenta y tres años. Otros poetas han publicado precozmente, pero no sus libros mejores, como Darío y Juan Ramón. Es citadísimo el caso del Rimbaud juvenil; y también merece serlo el del Goethe muy anciano. En cuanto a mí, sigo escribiendo poemas porque ellos no dejan de venir.

¿Se considera un poeta de la Generación de los 50 o un poeta conversacional?

- No importa mucho lo que uno se considere. Pero he objetado llamar a la generación a la que pertenezco “de los 50”. En España, se habla de una generación “del 98” porque ese fue un año relevante en lo histórico; y de una “del 27”, porque fue un año en que se conmemoraba el tricentenario de Góngora. Supongo que por similitud con nuestros coetáneos españoles, agrupados en la llamada “generación de los 50”, algunos han querido nombrar así la nuestra. Pero 1950 es un año vacío, y nosotros, en Cuba y en Hispanoamérica, contamos con una fecha resonante: 1959, como dijo hace tiempo José Emilio Pacheco. En todo caso, no es cosa demasiado importante. Por otra parte, poetas conversacionales los ha habido en incontables generaciones.

¿Existe la tan esperada literatura de la Revolución?

- Si a más de cuarenta y dos años de 1959 tal literatura es todavía “tan esperada”, ni la pregunta ni la conjetural respuesta podrían tener sentido.
¿Qué cree de la literatura cubana de los noventa, de los nuevos, los novísimos y la pródiga lista de adjetivos similares? ¿Hacia dónde va la literatura cubana entre el curso natural que sigue en la isla y las estrategias promocionales de las editoriales extranjeras?
- He leído y leo, en el tiempo de que dispongo, cuantos autores jóvenes puedo. Son tantos y tan variados, que no pueden englobarse en un calificativo común. Y no sé (ni creo que nadie sabe) hacia dónde va la literatura cubana. Quisiera que fuese hacia metas de alto nivel.

Son varios los escritores que como Marinello, Guillén, Carpentier, Roque Dalton, Benedetti, Rama, Cortázar, y otros entre los que se cuenta usted mismo, han ayudado a moldear de obra y palabra, la imagen del escritor comprometido ¿Cómo ve al intelectual cubano y latinoamericano del siglo que comienza en relación con la política?
- Habrá siempre los que se interesen en ella abiertamente, y los que lo hagan sin decirlo. Estos últimos suelen considerarse apolíticos. Pero raras veces lo son de veras. Por lo general, son gente de derecha que no osan decir su filiación.

¿Cómo se han llevado en Retamar el homo literarius y el homo politicus?

- Soy un escritor que tiene preocupaciones políticas, no un político que escribe literatura.

¿Por qué a los periodistas les gusta tanto preguntarle por Neruda?

- Algunos periodistas me hacen la pregunta porque suponen saber ya la respuesta. Se trata de una forma como cualquier otra de perder el tiempo. Aristóteles decía que hay preguntas que llevan en sí la categoría de la respuesta. Los periodistas avispados (entre los que se cuenta usted) no pierden en ello su tiempo. Como saben los informados, se trata de un asunto aclarado, incluso por mí mismo. Y también, de forma luminosa, por Volodia Teitelboim, la última vez que estuve en Chile.

Gerald Martin lo ha catalogado recientemente como “puente intelectual indispensable entre el siglo diecinueve latinoamericano y el siglo veintiuno” ¿Se considera usted un hombre famoso?

- Rilke dijo que la fama es el conjunto de equívocos en torno a una persona. No veo razón alguna para contradecirlo.

La Feria del libro de la Habana de este año está dedicada a usted ¿ Qué piensa hacer en esos días?

- Sobrevivir.

¿Por qué dejó de usar los tirantes?

- No he dejado del todo de hacerlo. Los alterno con los cintos (que en Cuba llamamos fajas). Me gustaría escribir una “Teoría de los tirantes”, pero probablemente no es éste el momento de hacerlo.

Tomada de: La ventana, Órgano informativo de la Casa de las Américas


Obra: Futuro incierto 1978
Álvaro Antón


NÉMESIS


No verás el otoño solo.
Al otro deshecho por la palabra
-porque alucina igual- una hoja
criptógama de tez mortecina,
noctámbula en ti, la clave del clima
nupcial, al velo, vendrá a matarte.

Ahora una puerta verde
se abrirá a tu espíritu…

Carne de poema víctima
sucesivo, interior.

Atrás de la vista
se revelará la evidencia
matizada por yo, efímero.

Tras el viaje amniótico
que lo formó, surge
un ingrato esperma,
orbe subversivo, raíz
y Némesis de un espíritu
sin alma.

Después, hoy:

Las tijeras serán como pájaros
adentrándose en la galaxia interior
del cadáver.

Daniel Montoly©

Monday, October 16, 2006



8º Encuentro Internacional Literario aBrace

Semana del 17 al 24 de marzo de 2007

TE INVITAMOS PARA LA PRESENTACIÓN DE LA OBRA EN QUE TUS TEXTOS SERÁN PUBLICADOS,

SE REALIZARÁ DURANTE ESTE EVENTO, SEGÚN PROGRAMA.
TU PARTICIPACIÓN DIRECTA ENRIQUECERÁ EL PROYECTO.


BIENVENIDOS A aBrace, Nina Reis y Roberto Bianchi

* Bienvenida en Montevideo, Uruguay

* Paseo en la ciudad de Montevideo y visita turística inicial a Punta del Este.

* Encuentro en Montevideo: centros culturales y lugares de enseñanza.

* Presentaciones de libros – Ponencias - Performances – Café literario aBrace.

* Visita turístico-cultural a Minas y Río Branco (Uruguay) y Jaguarão (Brasil)

* Cierre de actividades socio-culturales en Argentino Hotel de Piriápolis (Uruguay)

_______________________________________________

Operador oficial:

Aeromundo internacional Río Negro 1337 Of. 108 – Galería Diri

Tel/fax (598-2) 908 9945/ 46 – M.T.933: aeromundo@aeromundo.com.uy

Coordinación de servicios turísticos, Virginia Bintz: vbintz@hotmail.com

Dirección General del Encuentro: Nina Reis-Brasil / Roberto Bianchi-Uruguay

pilaredi@ig.com.br , abrace@internet.com.uy / Página web: www.abracecultura.com

A Plutón



“Tell me what thy lordly name is on the Night's Plutonian shore!"
Quoth the Raven, "Nevermore.", Edgar Allan Poe

"Sé equivocó la paloma, así como los astros,
se equivocó hasta la serpiente,
nevermore, fue el grito de tu fin plutoniano…

Eras mar, espuma, pez en el horizonte
Podía hacer el amor con tu sombra
pero la lejanía fue un vil cortejo para los sueños
y ahora no existes
la astrología también te abandonó…

Aún así, quise buscarte en el vino, el agua, el pan,
Mi hambre de ti devoró tus recuerdos
Unos en cuarto menguante visitaban casas celestes,
Desde el océano hasta los cielos
desde la leche derramada hasta en la noche de los cuervos
y es que nunca más reinarás el fin del sistema solar.

En la nación de los pájaros
muchos compraron el pasaje hacia el exilio
desde la intermitencia de los sueños astrales
las constelaciones también huyeron de ti
Y tu cuerpo fue acantilado para los muertos.

-Ana María Fuster Lavín (Poeta y cuentista puertorriqueña)

Sunday, October 15, 2006

Escritor invitado:
Alfredo Villanueva Collado
(Santurce, P.R., 1944).
DE LA SERIE “AUTOPOL(L)AROIDS”


20. JUEGOS EN EL SAN CRISTOBAL.

Un abarrotado bar gay en el viejo San Juan. Un tipo de unos cuarenta y cinco, con gabán y corbata arrugada se me acerca, se sienta, me pregunta que si soy patito, como todos los demás en la barra, un mariconcito. Le caigo bien; tiene mujer e hijos y no le gustan los patos pero le atraigo por mis diecisiete y mi cara de nene bueno. Quiere que le mame su enorme bicho puertorriqueño bien duro, su mujer no hace cosas asquerosas como esas, y las putas son un peligro. Paga por mis tragos; no soy peligroso como una puta. Me pide que se la apriete por debajo de la mesa. Se la retuerzo sin contemplaciones y se estremece de gusto. Necesita echar una meada. Debo esperarlo, no moverme de la mesa, me llevará en su enorme auto puertorriqueño a una playa cualquiera en Piñones, donde buscará un rincón apartado, se abrirá la bragueta, cerrará los ojos, afincará su morronga en mi garganta hasta soltar el chorro. Como prueba de confianza, añade mientras se levanta oscilando sin control, me dejará su billetera para que pida una última ronda.

Examino la billetera, le saco un billete de cien y otro de diez, la entrego al bartender, quien me guiña un ojo y me dice: “Siempre hace lo mismo; lo que lo excita es que pretender que le roban. Ya debe estar puñeteándose en el baño”. Le sonrío, le dejo los diez pesos, tomo un taxi, me marcho a casa.

17. TEOREMA GUATTARI

A y B están sentados en el sofá, pajeándose, mirando cómo D le chupa la polla a C. B dice; quiero tirarme a ese nene. A sonríe y dice: OK. A levanta a D del suelo de manera que se ponga en cuatro, sin parar de chupar a C. A le lame las nalgas y el culo a D. Con la boca goteando saliva, le escupe a B en la polla, la moja bien y se la pone dura. D dice ¡POR FAVOR, POR FAVOR, ahora! B se coloca y se lo empuja a D. A se les mete debajo, le lame las bolas y el pene a B mientras entra y sale, se rueda un poco más, se lo chupa a D.

C dice: quiero metérselo. B lo saca. C penetra a D, quien se queja de que le duele, pide nitrato, aspira, comienza a girar las caderas, frenético. B le dice a A: vámonos abajo. A muerde a B dulcemente debajo de las bolas mientras B se pajea, no tan fuerte, dice, no todavía, dice, pero entonces escuchan los gritos de C mientras se corre en el culo de D, los gemidos de D mientras se viene sobre la alfombra. La boca de A se entierra en el culo de B, B se dispara al aire, A se dispara en la mano, B lo agarra por el pelo, hace que lo limpie a lengüetazos, sonríe, dice: “coño, esto es mejor que cualquier cosa que haya hecho con mujeres.”

38. ANDRÉS Y EL PODER DEL SEXO

Subo las escaleras adelante, mientras me agarras el culo y dices que mi apure. Tu abuela no está en la casa, hoy haremos algo diferente, tenemos par de horas. Me besas en la boca, me desabotonas la camisa blanca, me desabrochas los pantalones kaki, mientras te desabrocho los pantalones kaki, te desabotono la camisa blanca. Frotamos nuestro cuerpos apenas adolescentes uno contra el otro. Tu miembro brilla húmedo, vas al baño, regresas con una barra de jabón. “Te lo voy a meter, no duele,” pero sí que duele, grito que me pica y arde, no debemos hacer esto. Te rindes, me tiendes sobre la alfombra, te me trepas encima, mi encapuchado y tu desencapotado haciendo música al tocarse. Te agarro las nalgas y me aguanto mientras encuentras tu ritmo, tu propósito, al cabalgarme Nunca he tenido un cuerpo encima. Tu torso resbala sobre el mío, caliente, sudado, me metes la lengua en la oreja y te vienes a gritos y maldiciones, mi propio orgasmo lubricando nuestros vientres. Algo en mí permanece frío, cerrado, mirando, observando, aprendiendo las formas en las que tu deseo me da poder sobre ti.

Cuando regresamos al colegio esa tarde, alguien me llama maricón, me da un cocotazo. Te le tiras encima, le pegas con furia, lo haces sangrar por la nariz mientras un coro de adolescentes voces masculinas te aplaude. Llega un maestro, pregunta qué coños pasa; guardas silencio, pero tus ojos marcan territorio. El maestro te agarra por la orejas, dice que es necesaria la disciplina, te arrastra a la oficina del director. Mientras nos separan, me sonríes.

De ahí en adelante, nadie hace comentarios cuando pasamos. Ya a los doce años tengo novio de quince, soy un objeto del deseo, peligroso. Puedo iniciar orgías o peleas.

108. ESE OSCURO OBJETO DEL DESEO

Una escapada al cine, cita aún más excitante por el hecho de que ambos hemos engañado a otros y a la suerte para poder pasar unas horas juntos. Sin aliento, nos encontramos en el vestíbulo del teatro, listos para la mejor película del año, de la que ya le he regalado la banda sonora. Necesito dar una meada. Al salir del baño, me doy cuenta con horror de que se me ha atascado la cremallera, no hay forma de subirla. Por suerte el abrigo me la cubre. Sonríe, me guiña el ojo, me dice que no me preocupe.

El lugar está abarrotado, pero busca asientos bien arriba, en una fila lateral con solo tres butacas. Coloca nuestros bultos en la butaca que da al pasillo, ocupo la que da contra la pared. Escoge la del medio y cubre nuestras piernas con los pesados abrigos de invierno. Muy pronto su mano se pierde hacia mi bragueta, encuentra la apertura y comienza a sobarme la verga. Se toma su tiempo, casi haciendo que me venga y retirando la mano, llevándola a la boca, pretextando una tos y regresándola mojada en saliva. Me muevo discretamente en el asiento, abriendo las piernas para darle mejor acceso, totalmente entregado a la actualización de su fantasía.

También yo lo acaricio bajo los abrigos, pero a pesar que su erección desagarra la tela de sus pantalones, y puedo sentir cómo humedece, no me permite que se lo saque. Pronto, Richard Gere comienza a cantar su número musical de presentación mientras se va quitando la ropa. Él se me pega al oído murmurando “Ahora es el mejor momento para que te vengas,” mientras me lubrica una última vez y ajusta el ritmo de la mano a la música.

Después, subrepticiamente le beso la mano, asombrado y conmovido por la intensidad de su deseo. La retira, y olfateándola, le pasa la lengua. “Tu olor, tu sabor me sacan de quicio.”



Alfredo Villanueva Collado (Santurce, P.R., 1944). B.A, MA. Universidad de Puerto Rico. Ph.D. Literatura Comparada, SUNY Binghamton, 1974. Profesor emérito de City University of NY. Su crítica literaria ha trabajado la constitución del sujeto masculino en la narrativa latinoamericana y la novela del fin de siglo decimonónico. Poemarios: Las transformaciones del vidrio (1985), Grimorio (1988), Guerrilla fantasma (1989), En el Imperio de la papa frita (1989), La voz de la mujer que llevo dentro (1990) Pato salvaje (1991) Entre la inocencia y la manzana: Antología (1996); La voz de su dueño, (1999), De antiguo amor (2003) y Pan errante (2005) Antologizado en Where Angels Tread at Dawn (Lippincott 1990); Papiros de Babel (UPR 1991); Cuentos Hispánicos de Estados Unidos (Arte Publico Press 1993); Low Rent (Grove Press, 1994); Hecho(s) en Nueva York: Cuentos (Latino Press, 1994), PoeSIDA (Ollantay: 1996), Noche Buena: Hispanic American Christmas Stories (Oxford, 2000), Literatura Puertorriqueña del Siglo XX: Antologia (UPR 2004), El verbo descerrajado (ASOLAPO, 2005), Ars homoerótica (2006). Ha publicado en revistas tales como: Pliego de murmurios, La nuez, Poesía de Venezuela, Revista actual, Exégesis, Cuadernos de poesía, Brújula/Compass, Taller al aire libre, Sinalefa, Correo latino, INTI, SIDAhora, Transimagen, Tercer milenio, y el Suplemento literario de El Día (PR). También ha publicado en revistas cibernéticas como Isla negra, Palavreiros, Desde el límite, Enkidu, Misioletras, Bestiario, Portal Agonía, Letras libres, ABRACE, LART, Contratiempo, Los búhos y las lechuzas, y Letras salvajes.
Se le puede escribir a alfavil@aol.com

Saturday, October 14, 2006


REALIDAD CUÁNTICA


Me he dormido en una línea en la que Goya
me hablaba de sus muertos
sordos, involuntarios del absolutismo.

Me he dormido despertando con el día
apuntándome las sienes. Y he muerto,
en ese mismo lienzo
que diera vida, al observarlo.

Daniel Montoly©

Thursday, October 12, 2006

El escritor turco
Orham Pamuk
PREMIO NOBEL DE LITERATURA.

El escritor turco Orham Pamuk se alzó con el codiciado Premio Nóbel de la Academia Sueca de la Lengua. Conocido por serie de novelas históricas como ME LLAMO ROJO, NIEVE, O ESTAMBUL. MEMORIA Y CIUDAD.

Su obra novelística ha sido traducida a 34 idiomas y algunas de sus novelas fueron censuradas en Turquía después de las declaraciones del escritor sobre el genocidio contra la población Armenia y kurda por parte del estado turco. El autor tuvo que enfrentar los cargos de traición y agravio en contra de la patria. Cargos que más tarde le fueron retirados bajo la presión de la comunidad internacional y los organismos de Los Derechos Humanos.

"en búsqueda del alma melancólica de su ciudad natal ha encontrado nuevos símbolos para reflejar el choque y la interconexión de las culturas". Estas palabras definen la esencia de la obra de Pamuk según el veredicto de la Academia Sueca de la Lengua.
La fotografía ha sido tomada del: www.elpais.es
Al reverso de tu voz


Si precisara
masticar
esa palabra
no la hieras
con sabor
de piedra
ni con palidez
el rumor
de sus pisadas...
Porque el vivir
cada mañana
es anclarse
en esa voz

déjale
entrar
hoy en tus sueños


a conversar
con tus deseos.




Amaneció al otro lado del tiempo



Envolverse
con tu diestra
pesada
de ternura...

Dormido
en la luz
luciérnaga
de tus pupilas
retorcerse
sin miedo
a las fauces
del vacío...
Al despertar
del sueño

hablarte al corazón
en la alborada
de alegría.



En pasos de distancia


Llegó
a una estación
de otoño
donde tu mano
------------cayó
------------en su hombro
voz
de arroyo
------------en sus sentidos...
Ellas
Reencenderán
la lumbre
en el patio
de las sombras.


George Reyes

Wednesday, October 11, 2006

GALARDÓN LÍRICO DE MAYOR DOTACIÓN EN CASTELLANO

La escritora peruana Blanca Varela gana el Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca

  • El jurado la describe como 'una poeta muy rigurosa, emparentada en cierto modo con el surrealismo'
Blanca Varela. (Foto: EFE)
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Blanca Varela. (Foto: EFE)




EFE

GRANADA.- La poetisa peruana Blanca Varela se ha convertido en la primera mujer que gana el Premio Internacional de Poesía Ciudad de Granada Federico García Lorca, dotado con 50.000 euros, y a cuya tercera edición concurrían 34 candidatos, informó el presidente del jurado, José Torres Hurtado.

Entre los que optaban al galardón figuraban además algunos de los poetas de habla hispana más relevantes del momento como Mario Benedetti, Ernesto Cardenal, José Manuel Caballero Bonald, Diana Bellesi, Francisco Brines y dos granadinos, Rafael Guillén y Antonio Carvajal.

Dotado con 50.000 euros, el Premio Internacional de Poesía Ciudad de Granada Federico García Lorca es el galardón de mayor dotación económica de entre los premios poéticos en lengua castellana.

El alcalde de Granada, presidente del jurado, explicó que "después de una amplia deliberación y sucesivas votaciones, el premio ha recaído en Blanca Varela", un fallo adoptado "por amplia mayoría".

Torres Hurtado, que trasladó la enhorabuena de todo el jurado a la poetisa "y a todo el Perú", explicó que trató de felicitar personalmente a Varela por teléfono, sin éxito, "por la hora intempestiva que es ahora en Perú", donde hay una diferencia de siete horas, a pesar de lo cual sí informó del premio a la Embajada de Perú en España y confió en poder hablar con ella finalmente mañana.

El portavoz del jurado, el poeta asturiano Ángel González, confesó que la labor del jurado "ha sido ardua" porque en la relación de candidatos "había nombres tan importantes, al menos quince de ellos de primerísima línea, que elegir uno desdeñando a los demás era verdaderamente doloroso".

Describió a Blanca Varela como "una poeta muy rigurosa, emparentada en cierto modo con el surrealismo, en parte hermética, pero de una gran riqueza expresiva y verbal".

"Un valor por descubrir" en España

Enmarcada, "si se la puede situar en alguna corriente", en la Generación de los 50, González explicó que en su "incesante" labor poética, Varela ha publicado muchos libros y "tiene un gran prestigio en su país y en Latinoamérica", aunque "en España, si bien no es desconocida, su obra no ha tenido tanta repercusión".

Precisamente, para el poeta asturiano, junto al "mérito intrínseco" de su obra, este galardón tiene también el valor de "poder descubrir" a Blanca Varela en España, donde tiene publicados tan sólo dos libros: la antología 'Como Dios en la nada' y 'Donde todo termina, abre las alas'.

Ganadora del Premio Octavio Paz de Poesía y Ensayo en el 2001, Blanca Varela (Lima, 1926) se inició en la poesía en la Universidad de San Marcos, donde ingresó en 1943 para estudiar Letras y Educación.

A partir de 1947 empezó a colaborar en la revista 'Las Moradas' que dirigía Westphalen; En 1949 llegó a París, donde entraría en contacto con la vida artística y literaria del momento de la mano de Octavio Paz, una figura determinante en su carrera literaria, que la conectaría con el círculo de intelectuales latinoamericanos y españoles radicados en Francia.

De esta etapa data su amistad con Sartre, Simone de Beauvoir, Michaux, Giacometti, Léger, Tamayo y Martínez Rivas, entre otros.

Después de su larga temporada en París, Varela vivió en Florencia y luego en Washington, ciudades donde se dedicó a hacer traducciones y eventuales trabajos periodísticos.

En 1959 publicó su primer libro 'Este puerto existe', en 1963 'Luz de día' y en 1971 'Valses y otras confesiones'; Más tarde, en 1978, realizó su primera recopilación fundamental con su escritura 'Canto villano'. Finalmente apareció su antología de 1949 a 1998 con el título 'Como Dios en la nada'.

El jurado, presidido por el alcalde, José Torres Hurtado, lo componían el poeta asturiano Ángel González —ganador de la pasada edición—, un representante de la Casa de América y otro de la Residencia de Estudiantes; Laura García Lorca, sobrina del poeta y directora de la Huerta de San Vicente; el presidente de la Fundación Generación del 27, el de la Academia de Bellas Letras de Granada y el catedrático de Literatura de la Universidad de Granada Alvaro Salvador.



Tomado del diario: www.elmundo.es




Entrevistas: Senel Paz: Soy un animal de las sombras

«Sobre el legado de los escritores de los sesenta pretendí erigir mi propio mundo»

Miguel Ángel Valdés Lizano

Algunos amigos me alertaron sobre su condición de criatura esquiva. El anonimato era su madriguera y, como experimentado depredador, aún poseía la capacidad de intuir cualquier amenaza a su mundo de silencio. Cualquier error en mi estrategia le permitiría escapar fácilmente.
Oculto entre la jungla humana que escuchaba sus palabras, logré percibir con cautela el carácter lento, pero contundente de sus gestos. Durante casi una hora, sin mostrarse agotado, habló sobre la obra de Heras León, su maestro y amigo. Recordaba con nostalgia aquella época de incomprendidos, los días en la escuela de Periodismo, la fe juvenil en el futuro. Me enfrentaba a un animal más que instintivo, calculador. Solo un disparo preciso lograría atraparlo.
Pululando en Revolución y Cultura encontré, por casualidad, algunas de sus primeras huellas en el mundo de las letras; de ahí podía sacar un buen gancho para atrapar a la bestia. Parecía olfatear mi presencia. Me acerqué lentamente después que concluyó la charla. Lo saludé frente a frente, y en el momento decisivo, el que define si se es cazador o cazado, aguanté la respiración y apreté el gatillo:
Senel, ¿usted recuerda aquella entrevista que le realizó a Soler Puig en sus inicios como periodista?
―Sí ―respondió sin poder contextualizar la interrogante, como intentando descubrir en vano algún rasgo familiar en mi rostro. ¿En realidad le resultó tan difícil como cuenta? ―inquirí, una vez más.
―Lo difícil no fue por él, sino por mí ―confesó sonriendo―. Cuando uno comienza en el periodismo resulta un reto enfrentarse a aquellas personalidades que admira; eso me pasó a mí con Soler ―agregó con una llamita pícara en la mirada.
“Entonces usted conoce lo que siento yo ahora porque me propongo entrevistarlo” ―le propiné con mis palabras su golpe de gracia. Se sabía capturado. Simplemente sonrió y, casi sin opción, decidió premiarme con sus respuestas.
¿Se define como periodista, escritor o guionista?
―Soy escritor: narrador y guionista; pero no periodista. Estudié Periodismo pero no creo que me pueda considerar como tal. Me sirvió como herramienta, un camino para buscar otros rumbos como los del séptimo arte. Me aportó mucho, pero no creo que sea bueno en este oficio, por ello, mi mayor muestra de respeto hacia esa profesión ha sido dejarla de ejercer.
¿Por qué el personaje de la abuela campesina se reitera en varias de sus obras literarias?
―Aunque yo hablo en los relatos de una abuela, en realidad son dos.
El prototipo de mi personaje resulta la fusión de mis dos abuelas. Crecer en el campo junto a dos seres como los que yo tuve resulta un privilegio. Como no había ni radio en aquellos montes era usual que la gente se sentara en torno a un buen narrador empírico bajo la luz de la chismosa. Hasta en los velorios se contaban cuentos. Las familias que no tuvieran una persona que narrara bien, estaban perdidas y hasta llevaban una vida más desgarradora.
Mi abuela paterna, casi analfabeta, era una gran cuentera de aventuras, se inspiraba en acontecimientos de su realidad a los que le otorgaba, a veces, un carácter fantástico, con un empleo asombroso de la organización dramática. Mi abuela materna poseía una gran capacidad para improvisar y sus cuentos se inspiraban también en elementos de su realidad inmediata, aunque resulta cómico que sus historias muchas veces se entrelazaran entre sí, provocando una desorientación casi total en sus receptores porque se perdía el hilo central.
¿Por qué un medio tan hostil para la cultura como puede ser el campo, resulta en ocasiones, como en su caso, enorme fuente de inspiración?
―La infancia deja huella en todo ser humano. Aunque tuve una vida dura en el campo, plagada de hambre y miseria, como la dibujan los reportajes del Granma, siempre existieron dos ingredientes hermosos en todo eso: mi familia y el paisaje geográfico donde crecí.
Nací en una zona de Fomento que parecía un mar verde, los arrieros surcaban las lomas del Escambray, hasta confundirse con las nubes allá en las alturas. Tuve abuelas maravillosas, hermanos muy traviesos. Los lazos existentes entre nosotros contrastaban con nuestro nivel de vida, incluso, nos ayudó a sobrellevar tanta miseria.
Recuerdo que cuando comencé a estudiar mis compañeros se quejaban por la beca, yo la pasaba bien porque, por lo menos, comía todos los días, y además, descubría cosas que nunca había comido. Sin embargo, la vida agreste del lomerío y luego la pueblerina que conocí al mudarme para Cabaiguán, me marcaron por siempre.
¿Por qué su reacción cuando se decidió separar a Heras León de su plaza de profesor en la Facultad de Periodismo?
―Heras fue mi profesor de técnicas periodísticas. Cuando nos informaron sobre su sanción surgió un estado de inconformidad muy grande entre todos mis compañeros que lo apreciábamos. Yo solo tenía 19 años y poseía un concepto vago sobre la política. Planteé mi inconformidad en la dirección de la facultad y a los dirigentes estudiantiles. No considero que me haya propuesto asumir una actitud contestataria, sino que actué movido por un principio de justicia que me enseñó desde niño mi familia. Casi pierdo mi carrera. Aquellos eran momentos muy complejos. Desde entonces me tildaron de “cabecita de playa”.
¿Hasta qué punto puede decirse que recibió el influjo de la narrativa cubana de los sesenta?
―Soy un escritor que me formé bajo la influencia de los narradores de la generación que me antecedió, no solo de los cubanos, sino también de muchos otros de Latinoamérica. Los admiré mucho porque trataron temas como la tierra. Aprecio, por ejemplo, la obra de Juan Rulfo, Onelio Jorge Cardoso y también a otros más contemporáneos como Reinaldo Arenas. Ellos constituyen mi punto de partida. Sobre el legado de los escritores de los sesenta pretendí erigir mi propio mundo. Sin embargo, mis narraciones nacen más por necesidad que por influencias; gracias a eso logré encaminar mi forma propia de decir, aunque reconozco con orgullo y satisfacción la herencia obtenida.
¿Cuál es su criterio sobre la novela cubana de los sesenta, unas veces tan endiosada y otras, tan marginada?
―Muchas veces se reduce la novela cubana de los sesenta a las que nacieron como simple reflejo del emergente ideal social revolucionario. En esta época también se escribieron otros textos valiosos como Tres tristes tigres, de Guillermo Cabrera Infante; Celestino antes del alba, de Arenas; Paradiso, de Lezama y El siglo de las luces, de Carpentier.
Dentro de esas otras obras que sirvieron en esencia para promover las ideas revolucionarias, pueden encontrarse joyitas como Bertillón 166 de Soler Puig, que muchas veces resulta menospreciada y, aunque posee la maldición del escritor recién estrenado, no resulta para nada esquemática, ni complaciente. Además, en sentido general, todos estos textos con frecuencia no tuvieron la máxima calidad estética, pero sí se voltearon hacia temas marginados por la literatura precedente.
Oficialmente en los últimos tiempos se ha reconocido el lamentable matiz grisáceo que imperó en la política cultural cubana de los setenta. ¿Cree usted que esta cumplió con el objetivo ideológico que la originó o, como piensan muchos, logró el efecto contrario?
―Creo que los mismos criterios de política cultural que primaron terminaron demostrando su carácter erróneo, en cuanto a la relación entre el arte y la Revolución. Debemos analizar ese período como evidencia de las tensiones propias de todo proceso radical. Sin dudas, resultó un momento gris pero, al mismo tiempo, demostró la solidez y lo genuino de las transformaciones. Nadie vino de afuera a corregirnos, fueron nuestros intelectuales y dirigentes quienes revirtieron la situación. Esta etapa hay que estudiarla con mayor profundidad y no verla simplemente como un trauma eterno, como algo frustrante.
¿Cuál es el aporte principal de los escritores de su generación a la narrativa cubana?
―Mi generación se encuentra integrada por narradores de la talla de López Sacha, Reinaldo Montero, Arturo Arango, Leonardo Padura, Abel Prieto, Mejides... Estos escritores no rompieron de forma definitiva con los que le antecedieron, más bien constituyeron un puente que buscó la continuidad, se luchó porque no faltara ningún eslabón entre los dos períodos. Mantuvimos una actitud de búsqueda en las obras de la generación anterior que habían sido víctimas de incomprensiones e intentamos rescatarlos porque sentíamos que los necesitábamos. Necesitábamos a Heras, a Jesús Díaz, a Lezama, a Virgilio, a Novás Calvo, a Infante. Por eso, no ocurrió una ruptura virulenta con la literatura anterior, como sí sucedió con la generación posterior a nosotros.
¿Desde su condición de creador cómo valora la gestión de Abel Prieto frente al Ministerio de Cultura?
―Me has hecho una pregunta que yo debía rechazar porque para mí Abel no es solo un ministro, sino también un amigo. Nos conocemos desde la universidad cuando nadie sospechaba, soy más categórico, nadie hubiera apostado que llegaría a ocupar ese cargo. Era el tipo del que cualquiera hubiera dicho: este llegará a ser cualquier cosa menos dirigente. El conocerlo desde hace tiempo me ha permitido palpar su perseverancia.
Cuando realizo una recapitulación de todos los años transcurridos, encuentro siempre su coherencia como persona, como revolucionario profundo, valiente y complejo; cualidades que siempre lo acompañaron, con mayor o menor grado de madurez. Si a eso le sumas su capacidad de diálogo, su sentido del humor criollo y sus profundos conceptos sobre la identidad nacional; te das cuenta que resulta un ministro de lujo.
Por favor, dígame su criterio acerca de lo que algunos denominan “literatura de la diáspora”.
―Considero que la categoría “literatura de la diáspora” se refiere más a los autores que a la literatura en sí. Las más importantes obras de estos escritores de la emigración nacieron en la Isla. Los principales libros de Infante, Novás Calvo, Montenegro, Labrador Ruiz, se gestaron antes que sus autores abandonaran el espacio físico de nuestra realidad insular.
Esto provoca una especie de frustración, un vacío... Lamentablemente resulta muy difícil chocar con ellos. Muchas veces las actitudes políticas asumidas por las partes no han sido positivas. Muchos creadores nunca superaron lo que escribieron en Cuba. La relación de un artista con su espacio es vital y casi siempre el vínculo directo, genuino, se quiebra con la lejanía. Las obras escritas en el exterior, que de alguna forma pudieran considerarse cubanas, se encuentran más marcadas por la nostalgia que por el espíritu de la Isla. Ellos rearman sobre la nostalgia una Cuba-otra.
Fuera de esta perspectiva traumática no ha madurado una literatura que refleje nuestra identidad real porque Suecia podrá producir muy buenos suecos; España, muy buenos españoles, pero solamente aquí pueden producirse cubanos. Muchos escritores abandonaron muy jóvenes nuestro país y su marco referencial se tornó exiguo, subjetivo. Otros, más que por valores estéticos, han trascendido por sus posiciones políticas.
¿En qué medida reconoce en su obra la influencia de Reinaldo Arenas?
―Reinaldo es un escritor muy importante para mí. Entre nosotros más que influencias existen coincidencias. Cuando se lee Celestino antes del alba y Un rey en el jardín, se encuentran convergencias en cuanto a la estructura familiar, con el ambiente agreste, en cuanto a la reconstrucción de la historia reciente... No obstante, lo que yo escribo proviene de influencias autobiográficas; no librescas. Me identifico con Reinaldo en lo relacionado con nuestra infancia, nuestras sensibilidades, los paisajes. Eso hace que los mundos literarios de ambos concuerden hasta cierto punto.
Luego cada cual siguió su rumbo. Alcanzamos nuestras definiciones estilísticas y conceptuales. Sus últimos textos no tienen nada que ver conmigo. Tampoco comparto con Reinaldo la actitud que asumió ante la vida, su sentimiento de frustración, su carácter irritado y maldito; en ese sentido somos antípodas.
En su obra El lobo, el bosque y el hombre nuevo se aprecia un tratamiento original del tiempo, elementos del metarrelato e intertextualidad. ¿Coincide usted con quienes lo consideran el primer relato post-moderno de la literatura cubana?
―Me considero un escritor primario e instintivo, aunque eso no quiere decir que no me mantenga de espaldas a las tendencias más actuales de la literatura. No reelaboro teóricamente lo que escribo, ni siquiera como profesor de Dramaturgia me gusta encasillarme en este mecanismo de pensamiento conceptual. Me salen las cosas sin necesidad de pincharlas para descubrir el misterio. El lobo… ciertamente posee una serie de características que no asumo de forma consciente ni porque esté de moda. Se encuentra en el ambiente como expresión de la naturaleza del escritor de estos tiempos, se convierte en una necesidad. Uno se inserta sin proponérselo.
¿Qué permanencia le augura a esta literatura post-moderna en la historia de las letras universales?
―No puedo hacer vaticinios tan difíciles. La post-modernidad responde a un espíritu, a un momento. Solo el tiempo podría colocarla en el lugar preciso. Considero que es una expresión auténtica en correspondencia con la cosmovisión del hombre de hoy. Responde a una sensibilidad que refleja nuestros tiempos. He leído a escritores como Kundera, Kurt Vonnegurt Jr. y, aunque te confieso que no los ubico entre mis favoritos, debo reconocer que me resultan atractivos y pueden que, en determinadas ocasiones, afloren en mis relatos, de manera inconsciente.
Algunos especialistas consideran que la cinematografía cubana de los 90, e incluso la que se ha hecho en los 2000, no trasciende de la crítica vacua, simplista y metonímica de la realidad. Usted como guionista de filmes como Lista de Espera y Las noches de Constantinopla, ¿qué opina al respecto?
―Criticar es un proceder muy complejo para encontrarle el tono, porque se somete a muchas desviaciones. Pienso que sí, que el cine por múltiples factores se ha banalizado, ha caído en la puya, en la sátira ciega, en el estereotipo de la realidad. Hemos perdido el carácter reflexivo que debe poseer la crítica. Aunque se han creado obras muy buenas en este período como Madagascar, y Suite Habana.
Resulta incuestionable afirmar que el arte se ha subordinado a la industria. Hemos tenido que apoyarnos en las co-producciones para no dejar de filmar, y casi siempre debemos hacer concesiones, mostrar la imagen que se vende.
¿Siente especial predilección por algún director específico de la historia del cine cubano?
―Yo creo que el cine vive mucho de festivales y de premios; eso daña el arte. Me opongo a toda esa publicidad. Frecuentemente como motor del consumo se promueven listas y nombres, sin ni siquiera señalar los criterios de selección. No me gusta ser excluyente, estas cosas no se comparan. Es como en la literatura: a veces tengo ganas de leer a López de Vega y otras a Balzac; no podría definir por eso cuál es mejor. Lo mismo me sucede con el cine: a veces quisiera ver un filme de Fernando Pérez; a veces a un director joven.
¿Cuán satisfecho se sintió con la adaptación de Fresa y Chocolate, realizada por Juan Carlos Tabío y Tomás Gutiérrez Alea?
―No me gusta decir que el tema de Fresa y Chocolate sea la intolerancia, sino el reconocimiento de la diversidad humana; eso te hace bueno o malo en función de la virtud. La película y el relato original van destinados a enseñar que la actitud ante el progreso debe ser la única forma de distinción entre los hombres. Pienso que ese mensaje llegó a las personas, y vive aún.
Resultaba necesario reflexionar sobre ese aspecto desde hace mucho tiempo. Vivíamos momentos peculiares para la historia cubana y, más que por obtener prestigio o fama, escribí el relato para desahogarme, para compartir mi meditación. Creo que esa es la misión de todo creador que aprecie su oficio. La adaptación en gran medida cumplió también con ese propósito desde las particularidades del lenguaje audiovisual.
¿Por qué no se le ve en nuestros medios?
―Creo que no hay por qué castigar a las personas. No me gusta el bombo y platillo. No soy de los artistas que para satisfacer el ego deben verse todos los días en la televisión. Disfruto mi intimidad, soy un animal de las sombras.
Tomado de Cubaliteraria



CAPULLO ROTO


A María Mercedes Carranza


Puede que rompieras la coraza
del capullo, cuando
aún tus alas,
no estaban dispuestas
para el vuelo.

Caíste más de una vez,
al vacío de la angustia.

Sentiste su aliento,
emerger del fondo,
al golpear tus labios.

Levantaste tu semblante
para no sentir la coraza helar tus pies,
o escupir en tus ojos,
burlas y diatribas.

Puede que hayas nacido
fuera de tiempo. Puede...

Eso
a priori
es un suicidio.
Eso,
nadie,
lo perdona.

Daniel Montoly ©

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