Wednesday, June 27, 2007


Efraín Huerta

(Guanajuato 1914- Ciudad de México en 1982)



Revelación


Alguien
Revelaba:
"Las tardes
En que
Me siento
Incapaz
De ser
Inteligente
Finjo
Que me
Aburro."

EUNICE

Día y noche, pero
Más noche que día,
Eunice dialoga y riñe
Con los altos mastines.
De arriba abajo,
De abajo arriba.
A una hora cierta
Triunfa green eyes Eunice.
Los hocicos se cierran.
Eunice duerme.
La noche se eterniza.
Salimos de su casa
Con un alba rabiosa
Mordiéndonos las nalgas.

ESA SANGRE

No la veo, no me baña su doloroso color,
ni la oigo correr sobre las piedras,
ni mis manos la tocan,
ni mis cabellos se oscurecen,
ni siquiera mis huesos se ponen amarillos,
ni aún mi saliva es verde, amarga y pálida.
No la he visto. No. No la he sentido
en mi propia sangre revolotear
como pájaro perdido, llorando
o nada más en busca de descanso.
Es horrible que no llueva sangre española
sobre las ciudades de América,
como sangre de toros embistiendo
o lágrimas de águilas.
Pero sí, sí la veo, sí corre
por el cielo de mi ciudad,
sí la tocan mis manos,
sí mis cabellos oscurecen de miedo,
sí mi boca es una herida espantosa
y mis huesos roja pesadumbre.
La he visto, la he tocado
con mis propios asustadizos dedos,
y todavía estoy quejándome de pena,
de noche, de nostalgia.
Yo soy testigo de esa sangre.
Puedo decir que hablé con ella
como un árbol ensangrentado
con una casa deshabitada;
puedo decir a los incrédulos
que en su corriente iban,
secos, mudos ojos y ojos de jóvenes,
ojos y ojos de niños,
manos, manos de ancianos,
y vientres prodigiosos de muchachas,
y brazos prodigiosos de muchachos,
y mucho, muchísimo dolor,
y dientes españoles,
y sangre, siempre sangre,
Yo era. Yo era simplemente
antes de ver esa sangre.
Ahora soy, estoy, completo,
desamparado, ensordecido,
demasiado muerto para poder, después,
ver con serenidad ramos de rosas
y hablar de orquídeas.
Yo soy testigo de esa sangre,
de esas palomas, de esos geranios,
de esos ojos con sal,
de aquellos mustios vientres
y sexos apagados.
Yo soy, testigo muerto, testigo de la sangre
derramada en España,
reverdecida en México
y viva en mi dolor.

ESTRELLA EN ALTO

En el taller del alma maduran los deseos,
crece, fresca y lozana, la ternura,
imitando tu sombra,
inventando tu ausencia
tan honda y sostenida.
Hoy te sueño,
amante:
estrella en alto, huella
de una violeta lenta.
Oscuramente bella la soledad germina en torno de mi cuerpo.
Hoy te sueño, amante:
jugamos a la brisa y al frío.
Tu nombre suena como tibia pureza inimitable.
Y del cielo a la tierra,
de aquella estrella en alto al dulce ruido de tu pecho,
bajan con inefable rapidez
y como espuma roja
apresurados besos,
recios besos,
crueles besos de hielo en mi memoria.
Un grito de agonía, una blasfemia
vuelve grises tus senos,
y mi sueño,
y esa noble fragancia de tu sexo.
¿Qué esperamos, hermana,
de esta reciente aurora
que nos fatiga tanto?
Mira la estrella,
es blanca, no es azul.
Mírala, y que tus ojos perduren como rosas perfectas.



Pequeño Larrouse

"Nació
En Silao.
1914.
Autor
De versos
De contenido
Social."
Embustero
Larousse.
Yo sólo
Escribo
Versos
De contenido
Sexual.


Tango


Hoy
Amanecí
Dichosamente
Herido
De
Muerte
Natural.

Che


En
La
Calle
Deben
Pasar
Cosas
Extraordinarias
Por
Ejemplo
La
REVOLUCION


ÓRDENES DE AMOR


"¡Ten piedad de nuestro amor
y cuídalo, oh vida!"

(Carlos Pellicer)

1

Amor mío, embellécete.

Perfecto, bajo el cielo, lámpara
de mil sueños, ilumíname.
amor. Orquídea de mil nubes,
desnúdate, vuelve a tu origen,
agua de mis vigilias,
lluvia mía, amor mío.
Hermoso seas por siempre
en el eterno sueño
de nuestro cielo,
amor.

2

Amor mío, ampárame.

Una piedad sin sombra
de piedad es la vida. Sombra
de mi deseo, rosa de fuego.

Voy a tu lado, amor,
como un desconocido.

Y tú me das la dicha
y tú me das el pan,
la claridad del alba
y el frutal alimento,
dulce amor.

3

Amor mío, obedéceme:
ven despacio, así, lento,
sereno y persuasivo.

Sé dueño de mi alma,
cuando en todo momento
mi alma vive en tu piel.

Vive despacio, amor,
y déjame beber,
muerto de ansia,
dolorido y ardiente,
el dulce vino, el vino
de tu joven imperio,
dueño mío.

4

Amor mío, justifícame;
lléname de razón y de dolor.

Río de nardos, lléname
con tus aguas: ardor de ola,
mátame...

Amor mío.

Ahora sí, bendíceme
con tus dedos ligeros,
con tus labios de ala,
con tus ojos de aire,
con tu cuerpo invisible,
oh tú, dulce recinto
de cristal y de espuma,
verso mío tembloroso,
amor definitivo.

5

Amor mío, encuéntrame.

Aislado estoy, sediento
de tu virgen presencia,
de tus dientes de hielo.

Hállame, dócil fiera,
bajo la breve sombra de tu pecho,
y mírame morir,
contémplame desnudo
acechando tu danza,
el vuelo de tu pie,
y vuélveme a decir
las sílabas antiguas del alba:
Amor, amor-ternura,
amor-infierno,
desesperado amor.

6

Amor, despiértame
a la hora bendita, alucinada,
en que un hombre solloza
víctima de sí mismo y ábreme
las puertas de la vida.

Yo entraré silencioso
hasta tu corazón, manzana de oro
en busca de la paz
para mi duelo. Entonces
amor mío, joven mía,
en ráfagas la dicha placentera
será nuestro universo.

Despiértame y espérame,
amoroso amor mío.





Efraín Huerta, Poeta mexicano nacido en Guanajuato en 1914.Fue periodista profesional y crítico cinematográfico. Perteneció a la llamada "Generación de Taller", agrupación marcada por la guerra española. Su poesía, unas veces revolucionaria y otras tierna, está impregnada de sentimientos extremos que fluctúan entre la protesta y el amor.De sus libros publicados vale la pena mencionar, entre otros, a «Fábula», «Géminis», «Metáfora» y «Pájaro Cascabel».Murió en la Ciudad de México en 1982.

Fuente: Internet.

Tuesday, June 26, 2007

Partir el texto en columnas 26-06-2007
Entrevista al poeta David Huerta
"Colocar una sílaba en un papel es un acto de poder"

Mario Casasús
La Jornada Morelos y El Clarín de Chile


Conversar con el poeta David Huerta (1949) es una delicia, te olvidas del caos de la Ciudad de México, mientras te habla de poesía y anécdotas; a su vez te regresa a la tierra cuando discute de política. Es un experto en ambos espectros de la vida: poesía y política. Ha publicado: El Jardín de la luz (1972); Cuadernos de noviembre (1976); Huellas del civilizado (1977); Versión (1978); Incurable (1987); Historia (1990); Los objetos están más cerca de lo que aparentan (1990); La sombra de los perros (1996); La música de lo que pasa (1997); El azul en la flama (2002); La calle blanca (2006) y El correo de los narvales (2006). Políticamente identificado a la izquierda fue columnista por 13 años en El Universal de México, antes había sido activista, el 2 de octubre de 1968 casi muere asesinado por militares, se encontraba manifestándose en la Plaza de Tlatelolco. Al intelectual y ‘proletario de la literatura’ David Huerta lo conocí en la Feria del libro de Guadalajara (2004) rendía un homenaje a Neruda, y hasta ahora se dio tiempo de compilar sus conferencias por el Centenario del Nobel chileno, el 8 de octubre de 2006 publicó bajo la coedición de Ácrono y Umbral su libro El Correo de los narvales, como también en 2006 La calle blanca salió bajo los sellos Era y Conaculta. Premio Xavier Villaurrutia 2005 por su libro Versión (reeditado por Era & Conaculta), alguna vez becario del Centro Mexicano de Escritores y de la Fundación Guggenheim y actualmente profesor de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México entre otras actividades estrictamente literarias.

MC.- ¿Qué es el azar? Te lo pregunto por tu primera antología publicada en la UNAM cuando los otros invitados no llegaron con sus textos a tiempo… ¿y en la creación? ¿Qué tanto juegas con las palabras del diccionario?

DH.- Mira hay una parte muy grande de irracionalidad en el azar, en la presencia y en la actuación del azar, en la vida de todos los días. Es azaroso que dos personas se encuentren y terminen casadas, el matrimonio de esas personas es deliberado y voluntario pero a la vez es azaroso e inexplicable, ni por las causas finales, ni por las causas científicas causa/efecto. Efectivamente, parece que hubo algo azaroso en el hecho de que varios poetas convocados a una Antología de poesía joven en 1971, nunca me he podido explicar, cómo de los 3 o 4 autores, quizás 5 no hayan entregado sus materiales a tiempo; muy pacientemente el profesor Rubén Bonifaz Nuño y el maestro Jesús Arellano en la UNAM los esperaron, pero llegó un momento en que no pudieron seguir esperando y el único que a esas alturas había entregado su material era yo. Por modosito y bien portado llevé mis poemas a tiempo para contribuir con la Antología, yo iba lleno de timidez a entregar mis poemas.


MC.- ¿Tus pininos?

DV.- Sí, tenía 19 años, era muy tímido y sentía que era una gran oportunidad para dar a conocer mis poemas, los otros convocados al no entregar sus poemas entonces Bonifaz y Arellano decidieron publicar mi libro solamente, entonces tuve que ampliar el material originalmente entregado, que era una quinta parte, hasta cubrir las 100 páginas de mi primer libro El Jardín de la luz (1972), ese libro son los restos de un naufragio, que consiste en la frustrada Antología de poesía joven que la UNAM nunca publicó. ¿Por qué no entregaron su material y me dejaron solo? Nunca podré explicarlo. Yo me considero beneficiario del azar absolutamente. Muchas veces uno busca palabras al azar en el diccionario de ocio y las encuentras, alguna vez leí una definición –si quieres cursi, pero no deja de ser bonita- de la poesía como ‘una negociación entre el diccionario y el sueño’; el diccionario representa la parte del lenguaje ordenado alfabéticamente y el seño la parte irracional, afectiva, profundamente emotiva, me parece una definición muy justa, podrá ser cursi, pero a mí me gusta.


MC.- Otra vez el azar, nadie te preguntó si querías ser hijo de Efraín Huerta ¿Pesa mucho En el nombre del padre? ¿Cómo distanciarse de él? ¿Cómo encontraste tu voz propia?


DH.- Esa es una pregunta muy buena y conforme yo voy cumpliendo años va cambiando, porque veo ahora a una cierta distancia de ya más de 30 y tantos años de mis pininos literarios; en alguna parte de mi primera adolescencia el nombre de mi papá y su obra pesaban, pero no de un modo desagradable, pesaban como una responsabilidad como un compromiso de satisfacer y cumplir. ¿Cómo siendo el hijo de un poeta tan bueno quiero hacer lo mismo que él hace? Soy incapaz de competir con él, siquiera emularlo mucho menos pensar en superarlo, pero de todas maneras lo voy a hacer y ahora ya tengo no sé cuántos libros publicados y algún camino andado. Procuré no sé si consciente o inconscientemente distinguir mi escritura de lo que había hecho mi papá, así que mis poemas no se parecen mucho a los de mi papá, o mejor dicho se parecen que casi yo solamente puedo distinguir, ya tendremos tiempo para que te diga yo ‘mira en este verso hay resonancia de Efraín’ son mensajes cifrados a mí mismo; entonces en una primera época me pesó y mucho, pero no desagradablemente, conforme fui trabajando y definiendo ciertos rasgos de lo que tu llamas una Voz propia ese peso empezó a aliviarse, se volvió una especie de escenario en el que ocurría un diálogo entre mi padre y yo. Murió en 1982, lo recuerdo con un inmenso amor, están muy presentes las lecciones que me dio, literarias y de todo tipo. Ahora creo que más bien, con la perspectiva que me dan mis 57 años de edad que su presencia en mi vida fue un papel de liberador, nunca me ató las manos ni me vendó los ojos sino que me permitió hacer lo que yo tenía que hacer para ser yo. Mi padre me dio una gran lección -que todavía no sé si es literaria- tomar todo a la trágica y al mismo tiempo ser capaz de reírme de mí mismo. No distingamos Mario, entre vida y literatura están fundidas hasta la identidad. Una cosa más, mi principal influencia y la personalidad que realmente me formó fue la de mi madre, mi primera lectora, ella me sugería cambiar frases, mucho antes que mi padre o mis amigos, era una gran interlocutora.


MC.-La constante será el azar, te escuché en CNN con Carmen Aristegui; a raíz del Premio Villaurrutia ¿te significó nuevos lectores? más allá de la plata y la ceremonia en Bellas Artes o ¿viejos recuerdos al acompañar a tu padre a la tumba de Xavier Villaurrutia?

DH.- El Premio tiene un nombre muy bonito: “Xavier Villaurrutia de escritores para escritores” entonces para mí significa una especie de refrendo, de un reconocimiento a mi ser escritor, que otros escritores me lo digan, me parece de un gran valor para mi vida y trabajo. Discernido por un jurado constituido por escritores, por una comunidad que yo respeto, por mis colegas, es un Premio extraordinario. No es una institución gubernamental, no es una empresa privada, ni una Secretaria de Estado, ni un gobierno extranjero. Es un grupo de escritores que reconoce el trabajo de otro escritor. La cuestión del prestigio hace muchos años que me interesa bien poco, pero en cambio el dinero fue bienvenido, el fondo es administrado por la Sociedad Alfonsina encabezada por Alicia Zendejas viuda de Paco Zendejas, periodista literario muy querido por nosotros, hay un asunto de transparencia muy interesante. Yo no hice nada para ganar el Premio, sino escribir lo que buenamente pude hacer a lo largo de un montón de años, una anécdota muy simpática fue cuando muchos amigos, o conocidos o gente que sabe por azares de mi existencia decían ¿qué ya no le habían dado el Premio Villaurrutia? ¿Se puede otorgar dos veces al mismo autor?

MC.- ¿Por default?

DH.- O por esa otra forma de default, piensa que yo ya soy viejo, formo parte del paisaje, entonces ya ‘estoy con mis medallitas colgadas por allá’. Me permite no tomarme las cosas con demasiada seriedad, en medio de esa fiesta me permite reírme, de mí mismo, de las costumbres literarias mexicanas, de las imágenes que se van haciendo de los escritores, al margen de su trabajo. Eso también forma el azar en los estereotipos de los escritores.


MC.- ¿Cómo te sientes frente a la crítica? ¿Cuánta importancia le brindas?

DH.- Apenas leo crítica, eso quiere decir que ando releyendo a grandes autores que no forman parte del canon crítico mexicano, por ejemplo entre los que yo considero buenos críticos literarios mexicanos leo a Alfonso Méndez Plancarte ¿Quién es este señor? Un sacerdote que se ocupó de estudiar la obra de Sor Juana Inés de la Cruz con todo por menor. Leo los ensayos de Antonio Alatorre en la Nueva revista de filología hispánica. Leo a Jorge Aguilar Mora que me parece un hombre extraordinariamente brillante de mi generación, también leí con mucho provecho los ensayos sobre José Gorostiza de Arturo Cantú (especialista en el poema Muerte sin fin). El resto no me interesa, todos son profesores muy aburridos que hacen fichas o periodistas literarios, que con todo lo que yo respeto el trabajo periodístico no satisfacen mis necesidades de consumo de crítica literaria.

MC.- Y tú ¿nunca has sido objeto de un buen crítico literario?

DH.- Sí, bueno de comentarios y reseñas por supuesto, pero procuro casi no leer esos textos.

MC.- ¿Por salud mental?

DH.- Sí, prefiero quedarme generalmente con lo que ocurre en el trance de las conversaciones, como la que estamos teniendo ahorita; Christopher Domínguez escribió un comentario que me pareció muy interesante, pero yo con Christopher hablo de muchas otras cosas, esa parte de su trabajo literario queda un poco al margen de nuestras conversaciones habituales.

MC.- Pero tu no descuidas la crítica, El Correo de los narvales es análisis de un altísimo nivel…

DH.- Te agradezco la observación, yo quise hacer un libro útil, como sabes yo soy profesor, entonces me interesa que otro profesor lo tome y pueda dar una clase, es decir porque veo tu gesto de extrañeza, es que si tú lo lees porque tienes un interés en Neruda puede resultarte útil, sé que no te voy a decir a ti nada nuevo sobre Neruda, pero no estoy pensando en ti necesariamente –no quiero sonar descortés- ni en Hernán Loyola ni en Saúl Yurkievich –Q. E. P. D.- qué pena mencionarlo ahora, él me hubiera dicho un par de cosas útiles aunque fueran duras. No estoy pensando en ustedes –los nerudianos- sino en el profesor de secundaria o preparatoria que con el libro en la mano les diga a sus estudiantes ‘miren lo bonita que es la Oda a la cebolla, fíjense como en este pasaje del Canto general Neruda habla de la naturaleza’ entonces que gracias a mi libro en alguna medida, el merito principal es de don Pablo, nos reconozcamos en los poemas de Neruda.

MC.- Ahora que mencionas el carácter pedagógico de tu último libro, háblanos del Seminario Cervantes que diriges en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México ¿Impartir clases es tu sortilegio para la erudición técnica de la poesía e historia de la literatura?

DH.- Yo he dado clases irregularmente prácticamente desde mi adolescencia, podían pasar uno o dos años sin que diera clases, pero hasta el año 2005 comencé a darlas con regularidad, entonces toda esa experiencia dispersa antes de 2005 se ha convertido en la UACM en mi trabajo principal. Yo estoy convencido de que las cosas que creo saber las puedo saber realmente si doy clases sobre ellas. Un buen maestro no es tanto el que les enseña a los demás, sino el que al momento de dar clases realmente aprende y consolida lo que ya sabía, por ejemplo estamos leyendo el libro Teoría literaria de R. Wellek y A. Warren, es un libro que yo he leído 2 o 3 veces a lo largo de mi vida como quien lee una novela, ahora lo leo sistemáticamente y tomando notas, todo lo que yo creía saber de Teoría literaria ahora si lo estoy aprendiendo, soy el primer beneficiado y el primer alumno.

MC.- Regresando a El correo de los narvales, Efraín Huerta escribió el poema Praga, mi novia. Allí se menciona a Jan Neruda ¿Por ese verso de tu padre y su amistad con ‘el otro Neruda’ te obsesionó la investigación de Enrique Robertson sobre el origen onomástico de Neftalí Reyes?

DH.- Me parece digno de una obsesión patológica, pero no me quedo solo en la acusación contigo y Neruda hay mucho de ello (risas), saber por qué Neruda se puso así, creo que Enrique Robertson aclara la mayor parte de los datos, yo me fui con Crepusculario y los ‘Pablos’ que aparecen allí. El enigma inaugural es enormemente instructivo y lleno de informaciones que ya no se usan, muy iluminadoras sobre temas de la literatura que tanto nos interesa. Neruda procede con malicia, nunca dijo categóricamente ‘yo tomé el nombre de Jan Neruda’

MC.- ¿Cómo fue la recepción de tus ponencias sobre Neruda en 2004? ¿De dónde sacaste la idea de una conferencia en verso sobre Neruda de mil endecasílabos sin rima?

DH.- Por una vez en mi vida fui previsor y en 2003 pensé: se aproxima el Centenario de Neruda, voy a prepararme, voy a escribir sobre Neruda muchas cosa que quise decir hace años. Me invitaron a dar las conferencias en Durango, DF (Bellas Artes y Casa del poeta) y finalmente en la FIL de Guadalajara abrevié El correo de los narvales, que escuchó Antonio Skármeta, me dijo ‘que le gustó mucho, que nunca había oído algo tan original’, no sé si me envolvió con su simpatía irresistible de la que hablábamos hace rato, ¿será que eso le dice a todos? (risas), pero yo me sentí muy satisfecho, tenía en la mesa de la FIL a un chileno que había escrito Neruda por Skármeta y Ardiente paciencia (Il postino). En la banca de un parque se me ocurrió un verso con endecasílabos que no estaban mal acentuados, seguí con la misma enumeración, después decidí sobre qué hablaría el poema. No quise que me distrajera del trabajo por las conferencias, decidí volver una conferencia este poema con un puntito epistolar a Neruda.

MC.- Tu último libro El correo de los narvales tiene un tiraje de 1,000 ejemplares, en broma dices: ‘para mí es un éxito editorial como Harry Potter’ ¿Cuál es tu expectativa al publicar un libro de poesía? ¿1,000 lectores? o ¿por lo menos que alguno descifre tu propuesta poética?

DH.- Pueden ser Mil y uno, como las noches árabes, mira, el gran enemigo de Neruda, Juan Ramón Jiménez hablaba de la ‘inmensa minoría’ que formamos los lectores de poesía. ¿Cuántos son exactamente? 1,000 ejemplares si llegan a agotarse no significan mil lectores, son muchos más. Los libros se roban y prestan. Pero cada vez somos menos lectores de poesía, hay serias posibilidades de que la poesía desaparezca.

MC.- Para finalizar un poco de biografía ¿puede ser?... 1968. Escribiste Un poema fechado Nueve años después ¿Qué piensas casi 40 años a posteriori de Tlatelolco? Y 1988… Santiago de Chile ¿Un poeta tiene que resignarse a la tinta y papel? ¿Por qué David Huerta estaba en las calles y barricadas del NO A PINOCHET?

DH.- El 2 de octubre de 1968 yo estaba en la Plaza de Tlatelolco, estuvieron a punto de matarme y fue un milagro salir vivo de allí. El 2 de octubre de 1988 yo estaba en Santiago de Chile manifestándome en contra de la dictadura de Pinochet, contribuyendo en medida de mis posibilidades, a que la alternativa por el NO al gobernante despótico. El 2 de octubre de 1968 yo me encontraba en medio de una trifulca pavorosa durante la matanza y el 2 de octubre de 1988 en Chile estaba en una situación parecida ¿te das cuenta?

MC.- ¿20 años no es nada?

DH.- Qué lata y hermoso, no me he movido, sigo en lo mismo, en la oposición, en la Izquierda.

MC.- ¿y la moraleja sobre si un poeta tiene que resignarse a la tinta y papel?

DH.- La tinta y el papel son una combinación peligrosa, colocar una silaba en un papel es un acto de poder. Yo lo plantearía al revés ¿habría que resignarse a los medios electrónicos de información? La civilización del papel y la tinta sigue siendo fundamental, si desaparece habremos perdido algo muy valioso, yo soy maniático tengo una pluma fuente con tinta verde… (la busca en su portafolios).

MC.- ¿al estilo Neruda?

DH.- Absolutamente, yo nunca podré escribir tan bien como don Pablo, como nunca podré escribir tan bien como mi padre, pero podré escribir con esa tinta verde en un papel y hacerlo con amor y toda la honradez que sea capaz. Sé que estoy en esa minoría y tú también Mario (risas) es por pura malicia tu pregunta.

http://www.lajornadamorelos.com/index.php?module=pagesetter&func=viewpub&tid=1&pid=26339

Tomado de: www.Rebelion.org

Monday, June 25, 2007

TRES VARIACIONES DE CÓMO AMAESTRAR EL FUEGO

I
A partir del Descontructivismo

Simplificar su razón de ser
descontruyendo
su naturaleza destructiva.
Blasfemar con agua
el poderío
conque el viento
sodomiza sus lenguas
haciendo de ellas
aves rojas.

II
A partir de la Teoría de La Fuerza Aplicada

... Doblegar su fatua ira
hasta hacer de él
caballo dócil
en cuya iridiscente piel
las estrellas
cuenten su origen
a partir de la ternura
de un relámpago.

III
A partir del credo vuduísta

Rezar a Yemayá, y a los orishas
con la caída del levante
y colocarle chispas
en un cuenco
de tortuga vieja.
Prender tres velas azules
con dos piedras blancas,
y así, con su poder
en nuestras manos
jamás volverá a ser
un ángel fiero.


Daniel Montoly© 2007

Sunday, June 24, 2007

Libro sobre la literatura puertorriqueña actual

La Editorial Pasadizo anuncia la publicación de Literatura y narrativa puertorriqueña: la escritura entre siglos del escritor puertorriqueño Mario R. Cancel. El libro es un comentario de lectura en torno a las continuidades y discontinuidades entre la escritura del 1970 y la de los últimos decenios. Este trabajo de investigación incluye además conferencias polémicas acerca de la identidad y la literatura, análisis de las obras publicadas por más de ciento veinte escritores del país a partir de 1980 y una serie de documentos sueltos, inéditos en su mayoría, sobre la escritura de hoy.

El autor es poeta, crítico y escritor. Se desempeña como Catedrático Asociado de Historia del Recinto Universitario de Mayagüez, donde también ha ofrecido talleres de narrativa. Ha dictado cursos en la escuela graduada de Creación Literaria de la Universidad del Sagrado Corazón.
Entre los libros que ha publicado se encuentran: Esos raros orígenes (1991), Las ruinas que se dicen mi casa (1992), Fronteras generacionales: rumbos postmodernos (1994), Antifiguraciones: bocetos puertorriqueños (2003), Intento dibujar una sonrisa (2005) e Historias Marginales: otros rostros de Jano (2006). El libro está disponible en La Tertulia, Universitas y Librería Mágica. Próximamente en Borders y Amazon.com.

Más información en: http://www.geocities.com/narrativa_puertorriquena/Mesa_de_juego_22.html
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Friday, June 22, 2007

(V)

Los árboles mueren pero el sueño prosigue
-Ezra Pound-

A Karmen Blaquez

... La luna tiende
un sendero de peces
encontrados.
La palabra florece,
perdida,
olvidada,
donde habitaban las hojas,
sueño de un árbol
que desaparecía en la noche.

Daniel Montoly/© 2003

Tuesday, June 19, 2007


POEMA
1
A Amaury Germán Aristy

Si algún día, el eco de mi voz quiebra su origen -en los bordes de su epicentro- quisiera que la resonancia imantara los pedazos deshechos de mi isla. Para que nunca más, alguien tenga que lanzarse al mar soñando exorcizar las malas horas.

Si algún día, la tarde apacible se convierte en una hoz o en un martillo; esculpiré un grito para los muertos sembrados en nuestras cordilleras. Secaré los ojos de sus madres, y alimentaré a sus hijos con la misma rebeldía de sus héroes.

Si algún día los muertos, alcanzasen a llorar, sabríamos el nombre de sus verdugos y dónde enterraron sus estrellas.

Daniel Montoly
© 2004

Monday, June 18, 2007



Obra: El misterio de la santísima

Álvaro Antón



LOS AMANTES DEL HOTEL CALIFORNIA


Ella dejó rodar por sus hombros los tirantes de la bata blanca que tenía puesta frente a él, dando visos de cierta timidez, porque en ningún momento apartó su mirada del piso ni siquiera cuando lo escuchó llamarla por su nombre. Él, sentado en la cama comenzó a deshacerse de su ropa, apresurado.

Apagaron la luz de una vieja lámpara colocada en una esquina del cuarto y la oscura, y perenne quietud los acogió en su intimidad.

Fue ella quien volvió a tomar la iniciativa, y tomando su mano derecha la colocó sobre sus pechos. Él estaba decidido a ir con ella al infierno de ser posible, a pesar de la incomprensión de sus familiares, que no entendían una relación de tal naturaleza.

Para ellos, sólo la locura podía explicar un comportamiento anormal y aberrante como el suyo, pero él se sentía feliz como nunca antes lo había sido en su vida.
Él alcanzó su pantalón e introdujo su mano en uno de los bolsillos delanteros, sacó una navaja y la colocó en la mano de ella. No se escucharon gritos tampoco nada que hiciera pensar en un pacto suicida. Todo el ambiente estaba en calma, en una absoluta calma capaz de sumir a cualquiera en una experiencia mística.

A la mañana siguiente dos transeúntes lo encontraron en la parte trasera del hotel, llamaron a la policía y en quince minutos el lugar era un hervidero de policías y curiosos. Un oficial lo sostuvo por un brazo para ayudarlo a introducirse en el vehículo.

El automóvil arrancó entre los gritos de la muchedumbre siempre hambrienta de malas noticias. Todavía a los lejos se podía ver cómo él se esforzaba para volver el rostro, con una angelical sonrisa de niño maldito en la boca.

Daniel Montoly©

Thursday, June 14, 2007

René Rodríguez Soriano viaja esta semana a República Dominicana
MIAMI, FL – René Rodríguez Soriano viaja esta semana a República Dominicana donde cubrirá una apretada agenda de presentaciones que
incluyen conferencias, lecturas y encuentros literarios con escritores, y estudiantes y profesores de los más importantes centros
universitarios del país.

La primera de dichas actividades tendrá lugar este jueves 14 a las 5 de la tarde en el Auditorio Rodríguez Rib de la Universidad Apec en la ciudad de Santo Domingo. En el mismo, el autor leerá textos de su más reciente libro "Sólo de vez en cuando", editado por Imago Mundi de Puerto Rico.

Para el lunes 18, el autor, ganador del Premio Nacional de Cuento de la Secretaría de Educación y de Casa de Teatro, estará en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra. Este encuentro, también con estudiantes y profesores del importante recinto educativo, tendrá lugar a las 11 de la mañana en el salón Octagonal.

El viernes 22, el autor de "Queda la música" viajará a la ciudad de San pedro de Macorís donde leerá sus textos y participará en una discusión sobre el proceso literario con estudiantes y profesores de la Universidad Central del Este. El encuentro está programado para las 5 de la tarde.

De regreso a la ciudad de Santo Domingo, el 29 de junio, invitado por el Decano de la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, Lic. Rafael Guillermo Díaz, Rodríguez Soriano dictará la conferencia "Mas de una docena de textos esenciales de la narrativa breve dominicana". La actividad tendrá lugar a las 6 de la tarde en el Paraninfo de Humanidades a las 6 de la tarde y es abierto al público.

"Hierba mala nunca muere…"

Y como era de esperarse, partiendo del refrán que a mediados de los ochenta los congregara con el propósito de promover y difundir sus trabajos, René Rodríguez Soriano se reencontrará con sus amigos y compartes con sus amigos y compartes del Colectivo de escritores …Y punto!, el sábado 30 de junio en la Biblioteca República Dominicana.

Como en los viejos tiempos, en lo que se ha titulado como "Encuentro y recital de poesía", el grupo de escritores leerá textos y dejará abierto un espacio para la discusión y la rememoración de los caminos seguidos por cada uno de los integrantes del emblemático grupo literario, que surgió en la capital dominicana a mediados de los ochenta y que, por su actitud, frente a la literatura y a la sociedad, llegó a concitar la atención de tal modo que sus recitales constituyeron más de una vez especies de manifestaciones públicas.

Además de Rodríguez Soriano, otros integrantes del grupo que han confirmado su presencia en la actividad pautada para las 5 de la tarde en el Salón de Actos de la Biblioteca República Dominicana, son Raúl Bartolomé, Juan Freddy Armando, Aquiles Julián, Generoso Ledesma, Ramón Tejada Holguín, Pedro Pablo Fernández, Tomás Castro y Denis Mota, entre otros.

El ciclo de las presentaciones de Rodríguez Soriano en suelo dominicano continuará en el mes de julio con presentaciones en Santiago de los Caballeros y otras provincias del país.

René Rodríguez Soriano es Premio Nacional de Cuento 1997 y autor de más de 10 obras en los géneros de narrativa, poesía y ensayo. El escritor reside actualmente en Miami, Florida donde, además de formar parte del Consejo Editorial de Librusa y de mediaIsla, se desempeña como editor y corresponsal viajero de importantes medios de comunicación tanto de su país natal como del mundo hispano de Estados Unidos.

Friday, June 8, 2007

Ideas sobre la literatura

El divorcio entre escritura y sensibilidad, escritura y experiencia, escritura y saber...


por Ángel Zapata
En las circunstancias actuales no hay nada que esperar de la literatura. La literatura es una mercancía como cualquier otra, sujeta al modo de producción, distribución y consumo impuesto por la industria capitalista, y dotada —desde los dispositivos de la Institución literaria— con ese “aura” de excelencia que tiene la función de un valor añadido dentro de los circuitos de intercambio.

A esta situación responde la bagatela conformista que hace furor en los últimos años (esa literatura insulsa, apática, escrita por buenos chicos, complaciente con todo y con todos: una literatura sin esperanza). Pero también desde aquí cabe abogar a partir de ahora no exactamente por una literatura del afuera, como por la escritura misma en tanto afuera de la literatura. Es decir: una escritura que la Institución literaria tenga que expulsar de sí, igual que el organismo expulsa un cuerpo extraño.

Lowry perseguía la iluminación

Proust, la rama dorada del tiempo. Dostoievsky consumió su vida en la defensa militante de una quimera absurda a la que él denominaba “el Cristo ruso”... El Grial que persiguen los escritores de hoy puede nombrarse con sólo dos palabras: fama y dinero. Su deseo es un deseo cutre, de tonadillera o de paleto; y da la medida exacta de la riqueza y la profundidad de su experiencia, como también —sobra decirlo— de su lamentable catadura moral. Hoy la nómina de los escritores está compuesta mayoritariamente —y a partes iguales— por imbéciles y por canallas, sin que haya que excluir en absoluto que estas dos notas definitorias puedan darse a la vez en un mismo sujeto.

La literatura, en sus momentos más afortunados, era un campo de expresión y de conocimiento de lo humano, así como una exploración de sus posibilidades y de sus modos de experiencia inéditos. Para que esto pueda ser así, obviamente, resulta imprescindible que haya una sociedad que lo necesite y lo reclame…

Y estaría de más recordar que el capitalismo de guerra funciona precisamente sobre el trasfondo de la represión sistemática y el “docto” desconocimiento de lo humano (consumados por el discurso de la ciencia y la invasión totalitaria de los dispositivos de la “comunicación”), como también sobre el cierre programado de cualquier horizonte de posibilidad, y el control y la monitorización crecientes de las formas de la experiencia. A fecha de hoy, pues, este panorama de pesadilla orweliana se traduce en un estado de narcosis generalizada (apuntalado sobre lo que la psiquiatría de Janet denominaba un “descenso del nivel mental”); con lo cual todo llamamiento a la responsabilidad y la transformación por parte de la conciencia artística no puede sino hundirse en ese territorio profundamente gelatinoso de la opacidad social.

Esta sociedad, en suma, no es sólo que no necesite ni reclame el núcleo excesivo —pasional, crítico y/o utópico— que cierta literatura vehiculaba en el pasado, sino que se defiende positivamente de él, a través de la represión (en todos sus modos), la asimilación (cuando le es posible), la producción y difusión masiva de falsificaciones y sucedáneos, la indiferencia y el silencio.

El divorcio entre escritura y sensibilidad, escritura y experiencia, escritura y saber ha alcanzado tal grado de acuidad, que cuando los autores de hoy intentan escapar a la rúbrica del “entretenimiento” ponen en boca de sus narradores el tipo de sutilezas filosóficas que se puede leer/escuchar en los artículos de los dominicales, los programas de radio de medianoche, los magazines de divulgación científica o los telefilmes de corte dramático.

Ahora bien: denunciar esto es perfectamente inútil, puesto que no se trata tanto de que la Institución literaria no lo sepa como de que no lo quiere saber, o —lo que es lo mismo— de que es precisamente la legitimación a gran escala de esta impostura lo que avala su status de privilegio en la trama de la dominación.

La estrategia más frecuente entre los intelectuales colaboracionistas consiste hoy en un mecanismo de defensa que Zizek, tras las huellas de Lacan, ha llamado “atenuación”.

Se explica muy sencillamente: la atenuación se basa en constatar un hecho de la realidad, y acto seguido disociar esta misma constatación de cualquier posible consecuencia en el plano de la conducta práctica. Su fórmula sería: “Sé perfectamente que esto es así… (pero me sigo comportando del mismo modo que si no lo supiera en absoluto)”.

Ni que decir tiene que no hay que apresurarse a asimilar la atenuación a las prolijas justificaciones del cobarde o al intrincado fariseísmo del trepa. La atenuación no se sitúa exactamente en el plano de la labilidad moral. Su dimensión propia es aún más profunda, pues con ella, con el acto de disociación que la funda —y en el que se evaden la culpa subjetiva y el displacer de la contradicción—, es el propio sujeto lo que resulta disociado, son en realidad áreas enteras de percepción y sensibilidad las que terminan secuestradas, devastadas, por esta forma tan contemporánea de la conciencia sierva.

Es la atenuación la que hace posible que en los últimos tiempos estemos escuchando a los escritores “de éxito” hablar contra la mercantilización de la literatura, o viendo cómo algunos escritores que se reclaman “de izquierdas” firman contratos —sin que se les mueva un músculo de la cara— con los más reputados “padrinos” del medio, o con las más voraces y destructoras multinacionales de la edición.

Por efecto de la atenuación, la necesidad de ser consecuente se olvida, se forcluye; un corte, un hiato se desliza entre mi saber, por una parte, y mi coherencia y mi responsabilidad como sujeto por otra… con lo que quedo convertido —irremisiblemente— en rehén del Amo que desea por mí, en objeto entregado al deseo del Otro. Los traidores, los lacayos, los vendidos de siempre, son figuras casi entrañables puestos al lado de esta nueva inconsecuencia abismal, de esta denegación de todo efecto vinculado a lo Simbólico, de esta anulación/extinción de sí que tiene un pie hundido en el cinismo, y el otro pie en las puertas de la psicosis.

Eso que amo apasionadamente en la literatura (es decir: lo que en la práctica institucionalizada de la escritura aún conseguía sobrevivir —contra viento y marea— de la poesía y del mito), ni tiene modo de alojarse ya en los recientes productos editoriales, ni puede articularse —de no ser como estorbo y anomalía— con las nuevas condiciones de producción y reproducción de lo social. La literatura nació con el ascenso de la burguesía y morirá con ella, ahogada en una misma espiral de agotamiento, banalidad, zafiedad, delirio narcisista, indecencia y mentira.

La poesía y el mito, en cambio, son —mucho más allá de lo que nombraría la palabra “actividades”— modos de lo humano. La práctica consolidada por la burguesía del siglo XVII bajo el nombre de “Bellas Letras”, “Literatura”, etc., era ya una acomodación de la fecundidad poética y mítica (de la relación esencial de esta misma espontaneidad con el desbordamiento y el gasto) a las condiciones de producción intensiva, reglada, sometida a control, económica y acumulativa que el capitalismo en auge empezaba a proyectar sobre el conjunto de la existencia social.

De ahí que a medio plazo comportara —bajo el nombre de “realismo”— la promoción al rango de paradigma de las formas de percepción y representación del mundo de los nuevos amos o, dicho de otra manera: una idealización de la sensibilidad que distingue a los funcionarios de abastos, los dentistas y los tenderos. Esto hace que la muerte de la literatura —a la que estamos asistiendo en los últimos años— no sea sino el advenimiento final de un origen, la realización de una latencia; y tenga mucho menos de “traición” o “fracaso” que de consumación de un proyecto, a saber: el de la transformación de la poesía y el mito en un dispositivo de producción (asistido por las “técnicas” que le son propias), el de la expropiación de lo humano en cualquiera de sus formas de surgimiento, para su conversión en beneficio.

La literatura, pues, se realiza hoy abiertamente como una instancia más del beneficio (y se dedica a apuntalar con todos los recursos a su alcance la preeminencia mítica del capital); con lo cual es este mismo cumplimiento de su proyecto histórico —el advenimiento de su verdad última—, lo que vuelve a dejar en franquía su núcleo “traumático”, excesivo, a-histórico (aquello que en la obra literaria era siempre más y otra cosa que “literatura”)… a condición de que la poesía y el mito no intenten realojarse en los salones de una casa en ruinas, a condición de que acierten a dotarse, por si mismos, de nuevos territorios y nuevas vías de realización.

Tomado de Voltairenet.org

Reproducido de: La Ventana

Thursday, June 7, 2007


Obra: Cronopios
Álvaro Antón




RELOJ



Mi tiempo/es una coincidencia ofendida.
Pierfranco Bruni


En su esfera el tiempo
atrapa las fisuras
humanas.
Del balanceo
de sus péndulos
oscila
la coincidencia
férrea
de un número.

Daniel Montoly© 2007

Tuesday, June 5, 2007

Unas breves palabras sobre EUNICE ODIO
(a solicitud del poeta Daniel Montoly).


EUNICE ODIO



Supe de Eunice Odio justamente el año en que salió publicado mi primer libro: “Las Fieras se dan golpes de pecho”. Una Hermosa y bien documentada Antología acababa de publicar la Editorial venezolana Monte Ávila Editores, junio, 1975, donde hay una recopilación de ensayos de varios escritores latinoamericanos, donde sobresale la voz de Juan Liscano, amigo y conocedor de la poesía de Eunice, así como receptor de muchas cartas y escritos de la autora; correspondencia que data desde febrero de 1965 hasta 1974 (año de su muerte), en México.
Vecinos y amigos les extrañaba que tenían más de una semana sin verla, hasta que decidieron avisas a las autoridades y al forzar la puerta la encuentran sentada en su bañera; había muerto, según las investigaciones, diez días antes.
Escucharla fue un deslumbramiento, cuando en su variada Correspondencia con el también poeta y ensayista venezolano, describe anécdotas de la vida diaria y cotidiana que ella interpretaba como signos de una realidad otra donde lo místico tenía cabida y la percepción extrasensorial, se le manifestaba aún en los instantes en que guardaba verduras y hortalizas en su refrigerador. Como lectora de ese tiempo me encontraba sumergida en su mundo irreal y fantasmagórico donde descansa la fuerza de su poesía profunda y reveladora de una cultura universal.
Nace Eunice Odio en Costa Rica en 1922 y desaparece en medio de una gran soledad en el país de los aztecas. No ha sido sino hasta hoy cuando revisando mi biblioteca, me encuentro con los ojos verdísimos de Eunice en la portada de la Antología ya descrita. De pronto recuerdo la solicitud hecha el año anterior por Daniel Montoly y reviso algunas notas, entre ellas las de Carlos Zerner, quien consideraba a Eunice Odio, como: “la mejor poeta americana de este siglo”.

La Antología, (tan bien cuidada por Liscano) nos trae ilustraciones de fotos maravillosas, donde se destaca la belleza de una mujer que fue bella en exceso, pero en la que jamás lo físico pudo opacar la belleza espiritual que nos deja en su poesía, escritos y cartas. Hay muchas anotaciones sobre el tránsito de la escritora por este lado del cosmos: Los elementos terrestres, El tránsito del Fuego, Poemas publicados en Zona Franca, revista que dirigía Juan Liscano en Venezuela. Sólo deseo dejar una muestra de su poesía, que es extensa, con muchos versos cada poema y porque se trata de un blog para lectura rápida, los incluiré, lamentablemente en fragmentos.



De Argos del día Oculto:
Argos, Argos, escucha:
He venido a saber,
a preguntar de árbol a árbol entre los dioses.

Te pregunto por el amor, porque he dormido bajo tus ojos;
pregunto por el rumor del cuerpo abierto;
pregunto tras la puerta velada de par en par;
pregunto delante de ella en presencia mía…


¿Ves la hora que se fue sin tocarme la lengua,
ni la mar,
ni el abril que vendrá
conmigo reflejada entre sus ondas,
entre sus ojos…

EN EL BOSQUE (fragmento)
Se va, se irá, siempre se ha ido,
abandonando calles invencibles,
meses deshabitados,
casas cerradas por el tiempo verde.
Se irá, se fue,
haciendo compañía
a todo aquello que contiene el aire
de fronteras difusas,
y espumas prolongadas hasta el canto;
haciendo compañía
a todo lo que vive
llevado por el espacio.
Y abandonado por los frutos del mar, del sol, del viento.
Por lo que da la Tierra
girando sobre su éxtasis;
por lo que no se dijo jamás eternamente….

Ciudad Bolivar, Venezuela, madrugada del 4 de abril, 2007
Teresa Coraspe.



Teresa Coraspe.

Monday, June 4, 2007

Cuál


¿Fue casual que la daga y el corazón se encontraran.
O no tanto?
¿Cuál de las dos manos fue más certera?
¿La tuya o la de ella?
Gaby Delgado






El dolor no es análogo
en la noche y el día.
A veces cuando llegan las sombras
- con ellas vigilias, harapos de angustia-
los huesos se dislocan sobre el lecho
en cambio, los declives de luz
-los leves gozos del ansia-
tejen piadosos rayos, solaz menor
que distorsionan
el grito ahogado, el olor de las heridas
¿qué la insania nunca actúa sola?
quizá tardaré en descifrar el anagrama
lo perverso suele ser complejo.
Y además, hay un hecho:
a veces la fatalidad ayuda a los conspicuos
Hasta hoy me debes las respuestas:
¿Fue casual que la daga y el corazón se encontraran.
O no tanto?
¿Cuál de las dos manos fue más certera?
¿La tuya o la de ella?


Rebeca Montañez
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