LA FORMA PROFUNDA
Tomo en mis manos
La rosa.
¿Tu mano?
Qué
perfecta.
La rosa
no me perfuma:
Piensa.
MAGIA DEL CABALLO
Cuando veo un caballo hermoso,
este que se parece
a la ventana abierta de mis primeros
versos,
Sus relinchos en la montaña
vuelve a crear la tierra que no tenemos,
toma estatura
la limosna de vida que le dieron al hombre,
y le salen de súbito del cuerpo
medicina y guitarra,
y un corazón
que le pone en peligro la cordura.
Cuando veo un caballo hermoso
ya sé para qué sirve la mañana.
PUERTA
La puerta de mi casa que está abierta
va de viaje.
Cerradura.
Candado.
Llave.
Son descansos inútiles.
La puerta de mi casa que está abierta
viaja sin estaciones.
LA CEBRA
Para pintar la cebra
Picasso va a la playa a ver las olas.
Este ambiguo cuadrúpedo que a oscura
sin su disfraz de presidiario manso
se cae de un verso que me guarda llaves, como el meteoro
que se le cae del ojo a los astrónomos.
esta bestia con algo
de Van Gogh en el cuerpo y en lo puro.
Pese al seco oleaje
del retazo de mar que hay en su piel.
Y pese
sonoro amarillo
del canario en su lomo.
Y pese a que también
como todo animal tampoco ríe
--salvo el que piensa… —
Este curioso reo sin delito,
que huye de raíces ancestrales
cuando alas le pone
las mariposas en el rabo ciego,
no soporta mediocres familiares,
ni si siquiera al burro
que perdió desde Adán por mal de ojo
su escritura de cebra en pleno cuero.
Este relincho mudo
que una tarde sin crónica de mafias,
dejará sus biológicos barrotes
como quien se desnuda de relámpagos.
Limpio animal que la mañana ignora
cuando la noche desgarra en rayas
en pleno mediodía
tiembla en su piel como una bestia herida.
Para pintar la cebra
saca Picasso de su pecho sangre.
SARTRE RECHAZA EL NOBEL
Ni siquiera llegaron a sentar a la maesa
tu dignidad sin puerta ni paredes.
No osaron acercar al festín tu estatura.
Si ahora preguntamos a alguien qué has hecho,
dirá que ahora estás inevitable…,
que estás plural como una gota
del párpado en que están todos los mares.
Tú no humillaste a Nóbel, serviciar inocente,
tú pusiste en su sitio las barbas académicas,
las sacudiste al aire como casacas viejas,
le diste libertad a su polvo de armario,
le pusiste calzones
al sexo ambiguo y virgen y violado de un fallo,
al día transitorio le enderezaste vértebras,
al deporte pusiste en su lugar, en su ruidoso
minuto, al corazón que piensa le tiraste la oreja,
le bajaste su precio
y al hombre
lo pusiste de nuevo en su estatura…
Mientras tanto: por las ventanas suecas
salen dólares sucios
como hojas de tabaco masticadas por Churchill.
UN NIÑO
Un niño en vez de gritos al nacer
dijo:
--Me llamo Shakespeare.
Desde entonces no se sabe
cuáles son sus padres.
Pero a los ingleses no le interesa
que sea un hijo de puta,
la luz no tiene sexo,
la muerte no me acuesta con la gloria.
Además ¿para qué
quiere ahora esa honestidad
si cuando fue rica fue decente…?
Es que ahora que es virgen como pobre,
la fabulosa anciana
hace strip tease para que no lo duden.
LA JAULA ENJAULADA
En mi país
donde hay más héroes que habitantes,
debe hacer
muchas clases de miseria.
En un país
donde el cementerio está lleno
y la palabra esconde los difuntos.
En un país
donde el reloj se para
para que pase el odio sin problemas.
En ese país
sé que estás en tu sitio.
Pero, hermano,
no duermas la siesta
donde la muerte es una economía…
MENDIGO ENTRE LAS BALAS
Un mendigo pedía cañonazos…
Le quitaron
Su jarrito de la mano
(pero no de la boca);
le quitaron (era ciego)
su camino: su palo;
le quitaron
hasta la musiquita
que redonda rodaba en su jarrito;
sólo había una cosa como él tan desnuda:
la lengua de su perro que lamiendo la sangre
se alimentaba de la revolución.
ODA PARA OTRO IDIOMA
Hombre que hablas inglés,
tu sonrisa
viene cuando hace ratos que han llegado
tus pies.
Hombre que estás callado no callando,
dímelo, tú, no hablando:
¿Con qué metal acuñas
este brillo que hoy juega en tu sonrisa:
la que nos llega tarde, más tarde que tus uñas?
Pero aún en la espuma de tu sonrisa hay olas,
hay un pez educado que a su hora es cuchilla.
La geografía misma no quiere ser sencilla,
y parece que a ratos hasta piensa tu roca:
¡no ves que ante El Caribe, como si nos buscara,
la Florida es un diente que le crece a tu boca!
Pero no, que no es
el cocotero simple que gotea su coco
lo más duro que ves:
si la isla que tiembla en este poco
de sudor de pupila, se le rueda a los negros,
con esa gota lavan algo más que la piel...
Esto el aire lo sabe, mientras tanto
el ron escribe equis con tus pies de turista,
y la isla, la isla, me la pisa tu vista.
Se ve que por aquí,
tú vienes blanco, pero tus negocios...
como la piel de Haití.
Mas ya pisando el blanco silencio del mulato,
con sus ruidos redondos ... tu barato
volumen anatómico pasa fragante a pipa,
y así, sobando perlas para cuidar tus tripas,
llegas oliendo a superficie cuando,
el hombre es por aquí
duro por fuera, mas por dentro, blando:
es como el coco que lo parten y...
para aquel que lo pica,
le da blancas entrañas, como cuando sufriendo
se parte en dos la cara, riendo la Martinica.
Sí, esto también lo sé, sí,
cubriendo el horizonte sólo veo
tu corpulento instinto de civil jabalí.
Y también todavía mi casa es grande, pero...
siento ahora que pesan, más que ayer, tus zapatos.
A fuerza de tu sombra, se hace el sol más mulato,
Del tamaño del mapa se te ponen los pies.
Es que de pronto suelta tu sonoro amarillo
un huracán que viene del bolsillo,
huracán que a la vez
juega con las Antillas,
y como la sotana cuando pasa,
pone de rodillas
los de casa...
Ya ves,
hombre que hablas inglés.
Tu sonrisa
viene cuando hace ratos que han llegado tus manos
y tus pies...
ISLAS DE AZÚCAR AMARGA
¿Ves aquel mar salpicado de
islas? Cuando el huracán respira,
¡cómo tiemblan aquellas
pequeñitas Américas!
Islas: erizos de cañas,
de cañas tan ciegas que...
que en el filo que las hiere
ponen miel.
Llora diabético el árbol.
¡Como que el árbol también
ya sabe que endulza el filo
que habla inglés!
Hoy que la Tierra en la voz
ha crecido un poco más.
¡Alguien puso en las Antillas
tanta miel para su mal!
Juguetes de geografía
con que juega el Huracán...
Islas del Mar del Caribe:
no parece que fue Dios
quien las puso en ese Mar.
Hoy algo pasa en el aire.
Telegramas, y algo más.
(Por el aire de Manhattan
se ven las islas pasar).
Negrito que tiemblas triste,
tú desgranas el collar
de aquellas islas, tu boca
lo echa al viento en un cantar.
Un canto que cruza el agua,
un canto que cruza el mar,
y abre las puertas de carne
que no están de par en par.
Negrito remoto y blanco,
eres la tierra tal vez,
que sale a cantar su pena,
su pena por ser de miel.
Si con las manos que tienes
sembraste un millón de cañas:
¿De dónde te sale, di,
una canción tan amarga?
Mira tus islas de azúcar,
el mar les pone un anillo
para endulzar sus espumas,
pero les da cien caminos...
Cien caminos. Y tus islas
las echa al viento un cantar,
¡El mar les dio cien caminos
amargos como su sal!
Sube la tierra sus venas,
sangra el árbol, y algo más...
Islas de azúcar tan triste,
duele más tan dulce mal.
Juguetes de geografía
con que juega el Huracán...
Islas del Mar del Caribe:
no parece que fue Dios
quien la puso en ese Mar.
Negrito de las Antillas
que en el barrio nació ayer.
Llorando vino a la vida,
llorando se irá también.
Negrito remoto y blanco,
echa al viento tu cantar:
el que desgrana el collar
de aquellas islas que tienen
tanta miel para su mal.
Manuel del Cabral
Manuel del Cabral Tavarez nació en Santiago de los Caballeros el 7 de marzo de 1907. Inició estudios de derecho en la Universidad de Santo Domingo. En el año 1938 comenzó su trabajo diplomático en la Embajada Dominicana en New York (Estados Unidos). Representó al país en Colombia, Perú, Panamá, Chile, Argentina. Entró en contacto con los más importantes poetas del momento.
En su poesía puede encontrarse la temática política, amorosa, social, metafísica. La poesía negra tuvo en Manuel del Cabral, una de sus voces más significativas, junto a Nicolás Guillén, Luis Palés Matos y Aimé Cesaire.
Entre sus obras poéticas más importantes están: Trópico negro, 1942; Compadre Mon, 1943; Los huéspedes secretos, 1950; La isla ofendida, 1965; Sexo no solitario, 1970, y otras.
Escribió también novela y cuentos. Las novelas El escupido y El presidente negro y los libros de cuentos, Los relámpagos lentos y Cuentos cortos con pantalones largos.
Recibió el Premio Nacional de Literatura en 1992.
Murió en Santo Domingo (República Dominicana) el 14 de mayo de 1999.
Obra:
Pilón, cantos del terruño y otros poemas (1931), Color de agua (1932), Doce poemas negros 1935), Poemas (1936), Ocho gritos (1937), Biografía de un silencio (1941), Compadre Mon (1943), Chinchina busca el tiempo (1945), De este lado del mar (1949), Antología tierra 1930-1949 (1949), Veinte cuentos (1951), Sexo y alma (1956), Treinta parábolas (1956), Dos cantos continentales y unos temas eternos (1956), Antología clave 1930-1956 (1957), Pedrada planetaria (1958), Catorce mudos de amor (1962), Jostoria de mi voz (1964), La isla ofendida (1965), Los relámpagos lentos (1966), Los antitiempos (1967), El escupido (1970), El presidente negro (1973), Poemas de amor y sexo (1974), Obra poética completa (1976), La carabina piensa (1976), Cuentos (1976), Palabra (1977), El jefe y otros cuentos (1979), Diez poetas dominicanos: tres poetas vivos y siete desenterrados (1980), Cuentos cortos con pantalones largos (1981), Cédula del mar (1982), Antología tres (1987), La espada metafísica (1990).
Fuente: http://poesia.turisos.net/biografia/mcabral.html